martes, 23 de diciembre de 2008

Felices fiestas

Pues eso, que aunque suene a tópico, típico y utópico, llega el momento de desear a todo el mundo felices fiestas. Salud, dinero y amor a raudales, que se solucionen nuestros problemas y que el año que entra sea venturoso.

Había pensado soltar un rollo pseudofilosófico acerca de la hipocresía con que nos tomamos esos buenos deseos e intenciones, de una forma tan puntual como prontamente olvidada, pero año tras año veo perplejo como sucumbo al espíritu navideño y entre turrón y turrón olvido afrentas y me replanteo metas y objetivos vitales con la mejor de las intenciones, se me reblandece el alma y creo que soy algo mejor persona. Así que de corazón os deseo a todos los que por aquí pasáis, unas muy felices fiestas en compañía de los que os quieren.

Este año quería dedicaros algo especial después de que Lander me pisara mi primera idea con esta entrada suya, (es ley de vida, Lander es más rápido que yo), y creo que lo he encontrado. Relajaos, apagad el móvil y cerrad los ojos:

God Rest Ye Merry, Gentlemen es un antiguo villancico británico, quizá el más popular de los que por la Pérfida Albión se cantan en estas fechas, y que en la voz de Loreena McKennitt se convierte en algo sublime.

lunes, 22 de diciembre de 2008

V Carrera de Navidad de Cercedilla.

ana y carlos corriendo sobre nieveFoto gentileza de Ana, (a mi lado), y hecha por Fara. Mi excelente compañía de ayer.

A las ocho de la mañana el termómetro de la Plaza del Descubrimiento, en Avila, marcaba cinco grados bajo cero. El mismo termómetro a las tres de la tarde arrojaba diecisiete grados positivos. Veintidós grados y siete horas después, llego de nuevo a casa tras mi primera, (espero que de muchas), participaciones en una magnífica carrera: La Carrera de Navidad de Cercedilla, que este año celebraba su quinta edición.

Doce compañeros del Club de Atletismo Ecosport llegamos a Cercedilla sobre las nueve de la mañana. El día era soleado y brillante. Precioso. Durante el viaja la temperatura ya había subido bastante, y auguraba un día perfecto para correr por un circuito, en mi opinión también perfecto, que aunaba una pizca de asfalto, caminos embarrados, pedregales, robledales, pinares, dehesas en las que apaciblemente pastaba ganado, praderas, algún tramo deslizante por el hielo y nieve, un par de cruces de frescos arroyos... La organización decidió a última hora recortar unos quinientos metros que resultaban peligrosos por el hielo, (¡madre mía cómo estarían visto lo que dejaron!), por lo que la distancia aproximada fue de algo más de once kilómetros.Todo ello en un perfil, según sus organizadores, más duro que el de un cross pero menos que una carrera de montaña al uso. Ideal tanto para debutantes como para expertos en esto del triscar por el monte y que sólo quieran disfrutar. ¿Y la organización?. Pues también perfecta, y no soy generoso, es que realmente TODO ha estado perfectamente controlado, señalizado, amenizado... La recogida de dorsales y chips prácticamente instantánea, el recorrido marcado cada pocos metros, y con muchos voluntarios avisando de las placas de hielo, cruces..., un avituallamiento de agua y fruta a media carrera, ánimos constantes, carreras de chupetines por el pueblo... Una organización modélica.

En lo personal lo tenía muy claro: era día de disfrutar y no sufrir lo más mínimo, y a eso ayudó que al saludar a Mayayo y Dallas esta dijera que también corría pero que tenía sus dudas sobre si podría acabar. Y como a mí me hace falta poca excusa para ir, (aún más), lento, enseguida me ofrecía a acompañarla a su ritmo. En la salida se nos une una encantadora amiga suya, Fara, así que con tan espléndida compañía, un recorrido ideal, buena temperatura y un sol radiante nada podía salir mal.

La carrera este año discurría durante un par de kilómetros por asfalto, ganando altura sin salir del pueblo, pero al poco se interna en caminos que después de los recientes temporales tienen aún nieve y algo de hielo.

Ana es la que marca el ritmo. Trotamos suavemente y a veces, cuando las cosas se ponen difíciles, andamos unos metros. Yo voy muy tranquilo, lo que me da la oportunidad de gozar de paisajes de postal y de disfrutar cada paso. Lo variado del recorrido hace que pasemos de una cuesta abajo con placas de hielo a tener que cruzar un riachuelo. El estrecho puente está petado de corredores que pasan de uno en uno, pero yo aprovecho para darles un lavado a mis Asics Trabuco cruzando por el agua. Tendría ocasión de hacerlo un par de veces más. Más tarde viene una cuesta arriba importante. Si antes hemos cruzado un joven robledal, ahora el bosque es un denso pinar entre cuyas raíces se entrecruzan varios senderos apenas insinuados y donde más que correr, trepamos. Después de aquella loma el bosque se abre y cae una pradera, aún nevada, blanca y refulgente al sol, donde los más atrevidos se dejan caer sin control aún a riesgo de algún resbalón o de pisar algún hueco oculto por la nieve. Mientras, el ganado mira con sus vacuos ojos, sorprendidos por esos seres ruidosos torpes y desmañados que rompen su apacible rutina. Hay caminos, senderos, barro, charcos en los que te hundes hasta el tobillo... Todo un cúmulo de imágenes y sensaciones diferentes a cada paso que hicieron que maldijera la hora en que no me llevé la cámara de fotos... Sólo al final hay una tremenda cuesta de unos trescientos metros en la seguro que pocos pudieron correr y donde la organización puso sus tradicionales carteles de ánimo.

La carrera se me hace muy corta, casi sin darnos cuenta llegamos de nuevo al pueblo, y a pesar de entrar en las últimas posiciones todavía hay mucha gente animando en meta. Recogida de bolsa del corredor y avituallamiento vario, más que suficientes ambos, (aunque no llegamos a los polvorones y el vinito dulce, gracias a los buitres varios que por allí sobrevolaron antes que nosotros). Me despido de mis encantadoras acompañantes, que han corrido como unas campeonas, y de Mayayo y Wild, que andan ya ilusionados con la excitante temporada que les espera. Cañitas varias con los compis de club para terminar y lo dicho: un día redondo que cumplió con creces las expectativas.

martes, 9 de diciembre de 2008

No le damos suficiente importancia

OLYMPUS DIGITAL CAMERA Extracto de una de mis respuestas en el foro de ElAtleta.com el día cuatro de diciembre:

"Esta tarde sólo 8K. He estrenado zapas y el terreno estaba pestoso, blandurrio y lleno de barro. No me apeteció correr más. "

Respuesta de Pedro, (Jordan en el foro. El Gebre al que se refiere obviamente soy yo):

"Gebre,solo 8 kms? Y con barro,lo que comentaba con Loco y Equis un dia,no damos valor a lo que hacemos,solo 8 kilometros,y se queda tan pancho..."

Y el jodío me hizo pensar...

Tiene razón Pedro. Este lunes salí a correr con mi hermana. Ella lleva años de sedentarismo aunque el año pasado, en un arranque frustrado de echarse ambos a trotar, tanto mi cuñado como ella corrieron la carrera Cuesta del Tirón, en San Agustín del Guadalix. Aquelló quedó en mera anécdota hasta hace unos meses, en que está procurando tener más continuidad y me comenta ilusionada sus progresos. Su problema es que apenas puede salir dos o tres días por semana, por lo que le he aconsejado simplemente que trote y disfrute, en contra de la opinión de "ese amigo que todos tenemos" que le calentó la cabeza con series y demás. Total, que nos pusimos a pisar barro a ese trotecillo suave del que empieza, y que bastante tiene con desplazarse tan sólo ligeramente más rápido que andando. Hicimos unos cuarenta minutos a seis cuarenta por kilómetro, un ritmo tan lento que ni siquiera yo toco, pero que para ella constituyó un entrenamiento en toda regla pues al final sus pulsaciones ya eran altas, y al acabar volví a recordar la afirmación de Pedro que seguía rondando en mi cabeza.

A veces, (los que somos afortunados, que nadie se me enfade, que habrá quien no tenga la suerte de identificarse con esta entrada y bien que lo siento), nos acostumbramos tanto a lo habitual que nos resulta meternos para el cuerpo una buena dosis de kilómetros, que olvidamos a toda esa gente para los que ya el mero hecho de ponerse unas zapatillas supone todo un paso adelante. Quizá nos olvidemos incluso a nosotros mismos en nuestros comienzos.

Leí en una ocasión que la felicidad, los sentimientos positivos, el bienestar suelen ser más efímeros que aquellas sensaciones que nos hacen desgraciados debido a que nuestra mente tiende a acomodarse a lo bueno y a no tolerar lo malo, en una especie de mecanismo de autosuperación que nos hace siempre mejorar y buscar objetivos más ambiciosos de los ya conseguidos. Quizá esto sea deseable, pues en el camino hacia la consecución de esos objetivos evidentemente nos esforzaremos por mejorar, pero creo que también deberíamos hacer un esfuerzo por mirar atrás, al lugar desde el que partimos, con la perspectiva de la experiencia pasada y el esfuerzo realizado a fin de valorar mejor el lugar en el que estamos. No creo que eso nos distraiga de nuestras metas ni nos impida seguir mirando hacia adelante, hacia la mejora, pero sí creo que nos hará más felices el no olvidarnos de lo que nos costó llegar allí.

A veces tiene que venir una persona sensata como Pedro, o el pulsómetro de tu hermana echando humo mientras tú no has roto a sudar, a recordarte que la mayor parte de la gente NO PUEDE correr ocho kilómetros, y lo que tú haces realmente es importante y tiene su mérito por más que si nos empeñamos en mirar para arriba al final todos encontramos quien nos haga sombra.

Ocho kilómetros o los seis que hice con mi hermana..., o quizá simplemente un paseo por el parque dentro de unos años... No importan tanto el ritmo o la distancia como el hecho de PODER HACERLOS, de tener la salud, la energía y las ganas de seguir disfrutando de mover nuestros pies siquiera un poco más rápido de lo normal. La mayoría de los que por aquí pululamos somos afortunados, quizá para muchos que nos ven desde fuera incluso admirables. No lo olvidemos y disfrutemos de ello.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Mi primera carrera de orientación

san_sebastián_maria (11-08) 014 Pues sí. Uno de los secretillos que he tenido durante este tiempo ha sido mi debut en carreras de orientación. Como podéis ver en la foto, me encuentro mapa en mano, comprobando situación y recorrido, y con el resto del equipo esperando mis precisas instrucciones para llegar al punto de control establecido.

El pasado sábado, antes de que mis amiguetes llegaran a San Sebastián y fuéramos todos a recoger los dorsales para el maratón, me acerqué con mi familia al Museo Kutxaespacio, en el Parque de Miramón, al sur de la ciudad. Una zona boscosa, recorrida por el camino asfaltado que véis, en la que se encuentra el Parque Tecnológico Miramón que acoge el museo y varios edificios de reciente factura. El Museo sigue la tendencia del "prohibido no tocar", al estilo de los Cosmocaixa de Alcobendas o Barcelona, la Casa de las Ciencias de A Coruña o el Museo de las Ciencias de Valencia. Son instituciones tremendamente didácticas, en las que los pequeños, (y no tan pequeños), pueden experimentar, ver, oir, tocar la ciencia..., aprendiendo mientras juegan porqué los faquires no se clavan cual pinchos morunos en sus camas de clavos, (mi hijo lo probó tumbándose en la cama casi antes de que la monitora acabara de pedir un voluntario), o cómo un susurro casi inaudible a un par de pasos puede sin embargo oírse a decenas de metros.

Pero a lo que iba. Después de visitar el museo decidimos ir andando por el bosque hacia Anoeta, distante aproximadamente un par de kilómetros del lugar donde estábamos. La foto recoge el momento en que, después de recorrer esos dos kilómetros sin que Anoeta diera muestras de aparecer, me decidera a consultar el plano, comprobando que pese a las dudas de mi esposa e hija, y como no podía ser menos siendo yo el guía de la expedición, estábamos en la dirección correcta..., error del que me sacó un amable donostiarra un par de minutos después, mientras me indicaba con una sonrisa entre divertida y socarrona que la dirección correcta era la contraria, para solaz, burla y regocijo de mi familia, que ya tuvieron excusa para reírse se su esposo-padre durante el resto de la tarde.

Este hecho, sumado a que en la Media Maratón de Montaña Solidaria por dos veces Zerolito me indicara que tomaba un camino incorrecto, hace que "lo" de correr el MAM en junio pueda significar darle nuevo contenido a la palabra aventura... ¡Zerolito, te necesito!

viernes, 5 de diciembre de 2008

Podría ser una de mis "canciones de una vida"

La primera vez que escuche Viva la Vida, de Coldplay, fue en esta entrada del blog de Yoku e inmediatamente me cautivo su música, con ese toque ligeramente "épico", como de marcha militar. La letra, una vez la traduje, demostró estar a la altura. ¿Habla de la conquista de Jerusalén por los Cruzados?, ¿del destierro de Napoleón en Elba?, ¿del derrocamiento de Luis XVI?. Los fans no se ponen de acuerdo y sinceramente tampoco creo que tenga tanta importancia saber en qué pensaban Chris Martin y compañía cuando la compusieron. Lo cierto es que es una letra trabajada, sonora, contundente y con clase. Llega hondo y en mi opinión es lo suficientemente ambigua, (quizá porque Coldplay sólo pensara en hacer una buena letra y nada más), para poder aplicarla a todo aquel que sufrió el doloroso ciclo de llegar al poder y ejercerlo sin oposición, tiránicamente, para caer al cabo, cual Lucifer, en el infierno de su pérdida, con los enemigos creados por el camino buscando venganza. Filosófica, poética...

Quizá por eso no deje de ser una curiosidad el que un grupo prácticamente desconocido, Creaky Boards denunciara al grupo inglés por plagio de su canción The Songs I didn't Write, en lo que más pareció una campaña de publicidad encubierta. Aquí el vídeo "promocional" con el que denunciaron el hecho:

Más creíble, (o al menos no tan interesada), parece la denuncia de Joe Satriani, uno de los mejores, si no el mejor guitarrista rock de la historia. Según él Viva la Vida incorpora partes de su tema If I could Fly, afirmación que vosotros mismos podéis valorar en este otro vídeo en el que ambos temas suenan por separado y luego juntos:

En cualquier caso, lo cierto es que Coldplay publicó una canción sobresaliente. En mi opinión mucho mejor que aquellas a las que según sus autores plagió:

martes, 2 de diciembre de 2008

1/3 de maratón

OLYMPUS DIGITAL CAMERA Me gustan los finales felices. No me gustan los dramas románticos en los que dos maduros encuentran el amor de sus vidas después del fracaso de sus anteriores matrimonios, para descubrir a continuación que a uno de ellos sólo le quedan unos meses de vida. No me gustan las películas "basadas en hechos reales" de los sábados en Antena 3. No me gusta sufrir en la ficción ni hacerlo por afición. La vida ya es demasiado dura como para permitírnoslo, aunque allá cada cual con como quiera pasar su tiempo libre. A mí me gusta disfrutar de él, y prefiero una de humor absurdo al estilo Leslie Nielsen que un peliculón como Titanic; y a Jackie Chan dando mamporros que a Merryl Streep soltando lagrimones.

Por eso me atrevería a calificar el fin de semana laaargo, (pues tempranito en la mañana del viernes ya estábamos mi familia y yo en el hotel en San Sebastián), como "de cine". Del cine que a mí me gusta, del que acaba bien, del que te hace reir o sonreir, (que no es lo mismo, prefiero lo segundo), a cada instante en una contínua sucesión de momentos, felices a veces, hilarantes otros.

Como mi familia y yo fuimos la avanzadilla de ese nutrido grupete de paquetillos que nos presentábamos en Donosti, tuvimos tiempo de disfrutar de algo que valoramos muchísimo por lo escaso de las veces que nos lo podemos permitir debido al trabajo de mi esposa: tiempo juntos. Juntos paseamos por la orilla del Cantábrico, de la playa de Zurriola al Peine de los Vientos. Juntos disfrutamos del olor a sal y del rumor del mar, embravecido por el viento, y juntos volvimos a recorrer las acogedoras calles del centro de una ciudad maravillosa como San Sebastián.

El sábado tarde llegaron mis paquetillos. Una marabunta de gente y chiquillos que parecían comprados a granel de tantos que eran. Pude conocer a José Luis, un cartagenero recientemente venido a corredor que debutó a lo grande, como merecía la plaza en la que lidió, y a su mujer, Lolo. Un placer pareja. Mientras las santas, (nunca mejor dicho), se quedaban cuidando de la tropa, los chicos nos fuimos a recoger dorsales. La feria, psche..., flojita, aunque el ambiente ya lo poníamos nosotros. Lo mejor fue conocer a David, un bloguero de lo más simpático con el que me hubiera gustado charlar un rato más, y reencontrarme con Alberto, un zaragozano de tres quince en maratón que tuvo a bien compartir con un servidor buena parte de los 102 kilómetros de las 24 Horas de Torrejón, y con el que me fundí en un espontáneo y agradecido abrazo nada más verle. Cenita en un italiano, veinticuatro comensales entre corredores, sufridas esposas y chiquillería varia y a acostar, quizá algo tarde para ser la víspera de la carrera, aunque a servidor, como no la iba a hacer entera, eso no le importó y no se privó de regar convenientemente la pizza, ensaladas y postres varios que degustó.

La mañana amaneció húmeda aunque sin lluvia, y algo ventosa. Fresca, justo al límite de lo adecuado para correr. Yo había quedado con Lander, Angela, (debutante en la distancia), y Carlos Darth en que este les llevaría a seis minutos justos hasta el kilómetro veintiocho, justo al lado del hotel, donde él se retiraría y me los entregaría en perfecto estado de revista para que yo les hiciera los catorce últimos kilómetros. Y así fue: a la hora justa, con precisión relojera, y con la sensación de que ambos iban muy bien, tomé el relevo. De ahí a meta intenté marcar el mismo ritmo, atento a las fuerzas de Lander, porque Angela, como todos sabíamos, se nos marchó en el treinta y seis con Piedad, una amiga suya que se nos unió en el treinta y dos y nos la "robó". Estupendo debut de Angela, que acabó su primer maratón, (ella dice que el último, pero nadie la cree), feliz y con buenísimas sensaciones y un minuto antes que nosotros, y estupendo maratón de Lander, que no flaqueó, apretó los dientes cuando las cosas se pusieron feas, y como no podía ser menos me esprintó en meta para demostrarme quien manda en las distancias cortas. Al final rebajó su marca del pasado Mapoma en casi media hora.

El resto cumplió con sus objetivos: Micra se marcó unas muy meritorias dos horas cincuenta minutos, sólo tres minutos más de su ambicioso objetivo, pero que no deja de ser un marcón para una persona que lleva relativamente poco tiempo corriendo, con un pasado reciente de sobrepeso, que se pasa el día sentado al taxi, entrenando a deshoras y sacrificando el poco tiempo libre que le queda a su afición. Admirable. Angel, el marido de Angela bajó de las tres horas treinta que tenía como objetivo. José Luis sólo hizo unos minutillos más, otro espléndido debut para otro corredor reciente que nos tiene asombrados con su fuerza de voluntad y su progresión. Y mención aparte para Pedro Jordan. Hace unos días le pedía a Angel que a su vez este le suplicara para que le ayudara a hacer tres horas treinta porque no se veía corriendo a esos ritmos toda la carrera. Hasta tuvo que pedir prestada la vaselina. Subió y bajó por la carrera haciendo de aguador sin preocuparse en exceso por el crono. No se retiró en el veintinueve porque no vió a su esposa, así que decició seguir..., e hizo marca personal por varios minutos. Ya te lo dije amigo: la falta de presión.

En lo personal, aún a pesar de la inactividad total de las dos últimas semanas, los catorce kilómetros a seis minutos no me costaron ningún esfuerzo. Una lástima porque podría haber corrido otro maratón "sin despeinarme" y haberlo disfrutado a tope, además en los dos últimos el gemelo me avisó de que no quería bromas.

Y después, a comer, (más aún, porque la Virgen Santa lo que puede devorar un ser humano como yo...). A comentar la carrera, a picar a Micra por su "petada", (¡petar a dos cincuenta, madre mía, cuantos quisiéramos!), a alargar la sobremesa, a reir, a hacernos fotos, a tomarnos un wiki en el hotel mientras Pedro Jordan llenaba servilletas y servilletas con los datos de su fore mientras Lander intentaba recordar infructuosamente su contraseña para entrar en el foro y poder contar lo bien que había ido todo... Y los niños reían, y jugaban... Todos nos fuimos a dormir satisfechos.

Ayer el día amaneció lluvioso, por lo que decidimos adelantar la vuelta. Como uno es paquete para todo se perdió nada más salir del hotel, pero con un par de llamadas y el GPS de Angel conseguimos reencontrarnos. Nieve durante el viaje, nada más salir de San Sebastián. Comida ya cerca de Burgos. Más nieve, que no dejó de caer mientras nos demorábamos en la sobremesa más de lo que a algunos, no acostumbrados al blanco manto, les parecía aconsejable y entre bromas íbamos pensando a quien de nosotros comernos primero, caso de ser necesario. Pelea de bolas de los peques en la puerta, para que no faltara de nada, y despedida final, que allí se separaban nuestros caminos. Recién llegada la noche SMSs de todos comunicando las llegadas a puerto sin novedad, Halcón Milenario incluído.

Pasada de página de un fin de semana cuajado de bonitos recuerdos, de imágenes de las que quedan en la retina y hacen que la vida sea un poco más amable. Mientras se puedan vivir momentos así, que les den a las pelis de Antena 3...

jueves, 27 de noviembre de 2008

A San Sebastián...

maraton_san_sebastian (25-11-07) 076 Pues eso, en unas pocas horas me voy con la family a San Sebastián. Aquí debería decir lo de: "a correr su maratón", pero no va a ser así. Al final mi bagaje de entrenamiento después de la Carrera de Canillejas, de infausto recuerdo por mucho tiempo, es de un rodaje de ¡dos kilómetros! este martes, (no pude más debido al dolor del gemelo, fruto eso sí, más de la sesión de fisio del  lunes que de la lesión), y a cinco kilómetros ayer, con una ligera molestia al acabar. Al final haré diez kilómetros, esa es mi intención. La misma distancia y al mismo ritmo que dadas las circunstancias posiblemente hiciera de quedarme en Avila y pensando ya en el Maratón de Sevilla. Al menos podré ser testigo de cómo Lander destroza su marca del pasado Mapoma entrando con él en Anoeta.

Parafraseando la famosa cita: "El maratón ha muerto, viva el maratón"

martes, 25 de noviembre de 2008

De contracturas, culos pelaos y tal.

Romper2

Pues esta es la previsión calentita y recién horneada que nos ofrece la Agencia esta del Clima y Tal para disfrutar de San Sebastián los próximos días, domingo, día del Maratón, incluído. Vale que estas previsiones pierden fiabilidad hechas con excesiva antelación, pero uno, que ya ha lidiado en esa plaza en tres ocasiones, sabe que Donosti es de por sí ventosa y húmeda, y de ambos elementos ha podido gozar en abundancia sin tan malos presagios previos tal que a día de hoy, a cinco días vista. O sea, que o San Emil, (Zátopek), interfiere, o fijo que nos mojaremos y correremos pasmados de frío, (algunos menos, que para eso somos recios hombretones esteparios), mientras luchamos por avanzar contra la ventisca. Suerte que como diría el ínclito, (no, esta vez no me refiero a Aznar, sino a Luis Aragonés), uno tiene el "culo pelao" de sufrir tanta víspera maratonil y a pesar de sus modestas marcas es perro viejo y ya se ha enfrentado con todo y no le asustan estas cosas.

Lo peor, precisamente por dárselas de perro viejo, de tener el culo pelao y tal, es que el domingo mi birriosa MMP me salió cara. Ya comenté que entre los kilómetros seis y siete empecé a sentir molestias en el gemelo derecho, molestias que, en el fragor de la batalla contra el crono, (pelín cursi ha quedado esto), subestimé. Total, que si al hecho de que mi anarco-plan sólo tiene una regla que sigo a rajatabla: hacer pocos kilómetros y mal hechos, le sumo que llevo ocho días parado, pues como que se me quitan las ganas de correr y mejor me meto al calorcito de la mesa camilla, con sus faldillas, su brasero encendido y un buen chocolate con churros calentito sobre ella.

Pero como hablaba ayer con Lander, resulta que uno aparte de anárquico en sus entrenos es pelín descerebrado y enseguida se le viene a la mente lo de la épica del maratón y tal, de tal manera que para rematar el error de haber corrido un diez mil a tope dos semanas antes, (y mira que Yoku me lo advirtió), se irá contracturado a Donosti. Un mínimo de sensatez me hace pensar en correr sólo la segunda media, donde supongo que Lander agradecería más mi compañía, (no por lo que esta pueda ayudar, sino porque Lander es así de buena persona y tendría a bien soportarme esos kilómetros), pero en cualquier caso todo queda supeditado a un par de rodajes-test que tengo pendientes, el primero en un rato, para confirmar si las molestias han desaparecido totalmente o si aún queda alguna traicionera fibra inflamada, oculta al escrutinio de mi sistema nervioso y a los dedos del fisio.

Tampoco me importa en exceso lo que ocurra el domingo. Si puedo correr, bien. Uno más para la buchaca. Que sólo hago la mitad. Bien también. Así no interfiero lo más mínimo con la preparación del Maratón de Sevilla, que este sí, lo tengo como objetivo. Y además, a Zátopek pongo de testigo, que de cara a él, no haré tonterías.

martes, 18 de noviembre de 2008

Gráfica Carrera de Canillejas

Romper1 Una imagen vale más que mil palabras. Aquí tenéis la gráfica de pulso, altitud, (donde vosotros mismos podréis juzgar si el circuito es tan favorable como lo presentan o no), y el ritmo de la carrera del domingo, plasmada en los laps que pude marcar, ya que los puntos kilométricos estaban demasiado bajos, (digo yo si no se podrían poner a un metro y medio de altura...) Pulsad en ella para verla ampliada.

Mi pulso máximo, según prueba de esfuerzo de hace un año, es de ciento noventa y cuatro pulsaciones por minuto. El domingo llegué a ciento noventa y tres...

domingo, 16 de noviembre de 2008

XXIX Carrera Popular de Canillejas

cartelpq_2008 Bueno, pues estoy casi recién llegado de Coslada, (rectifico, tanto Anónimo como Yoku con sus comentarios me han sacado de mi error, la carrera no discurre por Coslada), de correr por tercera vez esta carrera a la que había prometido no volver. Para ahorrar tiempo al impaciente anticipo un resumen rápido: objetivo de MMP cumplido con cuarenta y ocho minutos trece segundos netos, (cuarenta y nueve minutos cincuenta y nueve segundos oficiales). Aquí los resultados, (el último de la página).

O sea, que vuelvo para Avila muy satisfecho, pero con matices.

En cuanto a mis resquemores con la organización, tengo que reconocer que esta ha mejorado algunos aspectos, pero sigue teniendo un "tufillo" a negocio que no me gusta.

Con más detalle, ahí va la crónica.

Con tiempo de sobra teníamos el coche aparcado en las inmediaciones del Estadio de la Peineta, al lado de meta pero algo alejados de la salida, por lo que aprovechamos para calentar hasta ella. "Mal asunto", le comento a mi primo Jesús: las pulsaciones son algo altas aunque no preocupantes. Es posible que esté incubando algo, ya que mi hijo ha estado enfermo la semana pasada y estos sean los primeros síntomas. Por contra el día es estupendo para correr: hemos salido de Avila con dos grados bajo cero, pero la mañana madrileña es luminosa y despejada, y promete buena temperatura, como así fue.

Para compensar las malas sensaciones, por una vez hago un calentamiento en condiciones, dedicándole el tiempo necesario y con todos sus ingredientes: un rodaje suave, unos progresivos, unos pocos estiramientos... Quizá demasiado largo, porque cuando entramos en la zona vallada no hay manera de colocarnos ya en nuestro sitio. Tocará adelantar mucha gente...

Por suerte uno de los principales problemas de esta carrera, tal como yo la recordaba: la estrechez que había en la salida y los empujones por colocarse en un buen sitio, han sido en parte mitigados con una salida mucho más ancha, la eliminación de algunas curvas cerradas y estrechas en el primer kilómetro y una alfombrilla en la salida para que cada cual pueda tomar sus tiempos netos. Aún así el primer kilómetro es complicado.

Al ser una carrera homologada hoy había decidido no llevar el GPS y correr por sensaciones, marcando los laps manualmente. Dato negativo para la organización: muchos pasan desapercibidos, con lo fácil que sería ponerlos un metro por encima del asfalto. Entre el slalom de la salida, los cruces para esquivar gente aún peor colocada que yo mismo y subir y bajar aceras, pronto en mi Polar aparecen las ciento ochenta pulsaciones que he decidido mantener como mínimas durante toda la carrera. En un principio el objetivo es estar entre ciento ochenta y ciento ochenta y cinco. Al final la media sería de ciento ochenta y dos con picos de ciento noventa y dos y salvo un pequeño respiro que me tuve que tomar en el kilómetro siete, durante toda la carrera fueron muy estables. Esto significa que hice la carrera a tope, y sólo la motivación extra de haberla sentido como objetivo importante podría haber conseguido que arañara algún segundo. Es por esto por lo que tengo un regusto amargo: aunque el objetivo era bajar mi MMP, no pensé que me iba a costar tanto, por lo que me traigo puesta una pequeña cura de humildad.

Después de la rápida bajada del principio, ahora subimos por el kilómetro tres. Aquí se puede correr con soltura, aunque durante toda la carrera habrá imbéciles que se crucen sin mirar con el riesgo de caída que ello supone. Ocurre como en ciclismo: hay gente que no sabe, (o se la suda), correr en grupo y constituyen un peligro. Después de sufrir a un par de ellos decido que no puedo correr el riesgo de un tropezón y saco la mano a pasear, impidiendo literalmente a alguno de ellos el que se me acerque.

Hemos acabado la subida, ahora bajamos de nuevo, nos cruzamos con las gacelas que encabezan la carrera, ¡que manera de correr chico!, giramos y volvemos a subir, bajamos hasta el kilómetro cinco, giramos y subimos de nuevo, para volver a bajar, y a subir hasta el siete, y bajar de nuevo, esta vez hasta meta... Porque esta el LA GRAN MENTIRA DE ESTA CARRERA, que te promete rebajar tu marca en un minuto, vendiéndote que la meta está cuarenta y ocho metros más baja que la salida, pero te ofrece en sus primeros siete kilómetros un recorrido rompepiernas, sin un solo metro llano, que te impide coger un ritmo constante. Cierto que los últimos tres kilómetros son cuesta abajo, pero ¿y todos esos segundos que te has dejado antes?.

En el avituallamiento del kilómetro cinco tengo una pequeña anécdota: justo cuando voy a coger una botella de agua un corredor me adelanta y literalmente me la arrebata de las manos de la voluntaria, (no vi mala fe en ello, simplemente iba más rápido y saco la mano antes), pero al ser sólo un diez mil prefiero no parar y acabar sin beber. Unos metros más adelante un chica me toca en el brazo y me ofrece su botella: "te he visto que tenías intención de coger una botella y no has podido". Era una chica a la que recordaba haber adelantado algo antes, y que se descolgó nada más darme el agua, por lo que tuvo que sprintar para ofrecérmela. Muchísimas gracias amiga.

Encaro todavía con fuerzas la cuesta, (otra más), del kilómetro cinco. En todo momento voy pendiente de no pasarme de pulsaciones, para ello acorto algo el paso, procurando mantener una cadencia no muy baja. Creo que hago lo correcto, fuerzo, no a tope, cuesta abajo y regulo hacia arriba, manteniendo en todo momento la misma sensación de esfuerzo. En la rotonda del kilómetro seis después de otra cuesta abajo el gemelo derecho empieza a molestar. Ya lo hizo hace unos meses en forma de contractura que tuve que tratar con el fisio, y parece que se ha reproducido. El dolor aumenta rápidamente y me hace temer que me obligue a parar, aunque por suerte no fue así y se mantuvo el resto de la carrera en unos límites tolerables, sin que tuviera la sensación de estar arriesgando una lesión.

A pesar de las precauciones, la apuesta que he hecho es fuerte, y cuando llego a la cuesta del kilómetro siete el alma se me viene abajo: es mucho más larga de lo que la recordaba: de frente veo una hilera interminable de corredores marcando el camino a seguir. Recuerdo la afirmación de mi amigo Malagueta: "si sales vivo del kilómetro siete de esta carrera harás buena marca", pero hablar de llegar vivo arriba se me antoja exagerado. A lo más, llegaré aún con algún pequeño signo vital... Cuando corono y giro hacia la derecha veo que las pulsaciones están disparadas, tengo que recuperar algo de resuello y durante quinientos metros "me dejo caer". Como es de esperar las pulsaciones apenas se recuperan, pero la sensación de ahogo disminuye y mi respiración se hace más regular. Volvemos al tajo.

Kilómetro ocho, sigo con buena media. Hasta aquí, he ido sólo con unos pocos segundos de adelanto sobre mi mi anterior MMP, basta entonces con mantener el ritmo, y lo veo posible, pero si quiero darle un buen mordisco a esa marca es aquí donde hay que apretar. A partir de este momento intento aumentar paulatinamente el ritmo, buscando ese esquivo, y difícil de conseguir, equilibrio entre la distancia hasta meta y la utilización optimizada de las escasas fuerzas restantes. Modestamente creo que soy bueno en eso. Pocas veces mido mal y suelo tener la cabeza fría para analizar la situación, valorar mis fuerzas reales y saber qué decidir en cada momento con ellas. En el kilómetro nueve voy al límite, ya no hay cambios de ritmo posible salvo ese par de segundillos que siempre se pueden arañar a la vista del arco de meta y que se consiguen más por las ganas de acabar de una vez que por las fuerzas que a uno le quedan. Ahora es tiempo de mantener el paso y esperar no haberse equivocado. Veo un arco: "no es ese, Carlos", veo otro: "tampoco". "¡Aquel, el del fondo: ¿no ves el reloj?!". Con el escaso riego que aún me llega al cerebro atino a tocar un botón de mi pulsómetro: el del lap, en lugar de el stop, por lo que el crono sigue corriendo. Unos segundos después me doy cuenta del error y lo paro. A la espera de los resultados oficiales habrá que calcular la marca a ojo.

diploma_canillejas_2008

Tiempo de sobra nos da la organización para ello: más de veinte minutos parados, de pie derecho para recoger una bolsa espartana, con una camiseta de algodón, un trofeo de los que tenemos cientos y una coca-cola sin cafeína, de esas que no se venden y se regalan a las organizaciones de las carreras. Otro detalle indigno de la organización el hacernos sentir como borregos tanto tiempo. Suerte que ayer la temperatura fue agradable.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Credenciales para Canillejas

Romper1 Pues este domingo corro en Canillejas, a mayor gloria de don José Cano, impulsor y artífice de una de las más masificadas, y en mi opinión, caras carreras del calendario en cuanto a la relación calidad-precio que ofrece, si bien admito que cada uno es libre de ir donde le plazca y pagar el pastón que crea conveniente, y de hecho esta será la tercera vez que me "retrate" con Don José. Pero hoy no es momento de hacer sangre. Mis críticas, de haberlas, serán después de correr, pues para esta edición se han anunciado importantes mejoras en una organización que en años anteriores a mí me ha parecido indigna para el tamaño del evento y la recaudación obtenida. Y si este año esa organización ha mejorado, pues a envainársela y a reconocerlo. Nada me haría más feliz.

El tema de hoy es que a las buenas sensaciones del pasado domingo en la Media Maratón de Alcorcón se suma el "peaso" de entreno de ayer, cuya imagen podéis ver encabezando la entrada.

Describo. Un total de casi trece kilómetros así repartidos: más o menos tres de calentamiento suave. Sin solución de continuidad, unas rectas para estimular las fibras rápidas, (esto referido a mi musculatura tiene guasa), y de nuevo sin solución de continuidad, cuatro arreones de dos mil metros con un "descanso" entre ellos de doscientos metros al trote. Total, por no aburrir al personal, aparte de calentamientos y rectas me han salido ocho kilómetros más o menos a cuatro minutos cincuenta segundos, sin forzar en exceso y viendo como entre arreón y arreón, en esos escasos doscientos metros de trote que me llevaban casi minuto y medio, las pulsaciones bajaban a un ritmo más que aceptable.

Según volcaba los datos a mi ordenador recordaba un comentario de Yoku no hace mucho: "Carlos, es la hora de darle una buena lijada a esa marca en diez mil". Y a la vista de las sensaciones del pasado domingo, de las gráficas de pulso y los ritmos de ayer y de la sensación de "comodidad" en que me moví en unos y otros, la idea se fue abriendo paso en mi mente. Total, si servidor tiene acreditados cuarenta y nueve minutos cinco segundos, le valdría mantener durante diez kilómetros el ritmo de esos arreones, cosa que veo posible, para rebajar su marca en más de medio minuto. Teniendo en cuenta que el Maratón de San Sebastián no es un objetivo "per se", que simplemente vamos a acabarlo, y que el ritmo de seis minutos por kilómetro al que he quedado en salir en él con Lander creo modestamente que es bastante cómodo, a falta de quince días no creo que me perjudicara en exceso forzar más de lo inicialmente previsto este domingo.

Así que si nada se tuerce, el lunes tendré que modificar la parte izquierda de mi blog para hacerle sitio a una nueva MMP... O tendré que comerme el marrón de dar la cara para que me sacudais por fanfarrón, que todo es posible.

Solución: el lunes.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Media Maratón de Alcorcón

09112008490Para escribir, salvo que seas exigente, y no es el caso, se necesita realmente poco: una mínima dosis de inspiración, algo que contar y ganas de hacerlo. De lo primero nunca he estado sobrado. De lo segundo sí, pero últimamente tengo muy poco de lo tercero.

Y bien que lo siento, porque por el camino se me han quedado entradas jugosas, como ese rodaje de casi dos horas del pasado lunes a las seis de la mañana, con dos grados bajo cero y después de no dormir en dos días. O el segundo entrenamiento en pista de mi vida, el pasado jueves, con resultados tan distintos del primero. Quizá lo cuente un día de estos aunque se pierda la frescura de la inmediatez, o no. Dependerá de las ganas que tenga, que como digo, son escasas.

Pero hoy sí estoy casi obligado a escribir: ayer corrí en la mejor compañía posible y con mejores sensaciones de lo que intuía, la Media Maratón de Alcorcón, y aunque nada salió como estaba previsto, acabé muy contento. ¿Qué era lo previsto?, pues yo había hablado con Lander sobre cómo tomarnos este media. El pretendía hacer simplemente una tirada larga de cara al inminente Maratón de San Sebastián, incluso haciendo un calentamiento de unos cuantos kilómetros suaves para completar el total de los veinticinco prescritos por su míster, y empleando en la media propiamente dicha unas dos horas. Con esas intenciones me presento en Alcorcón, donde habíamos quedado una buena cantidad de paquetes del foro de ElAtleta.com. El día amanece fresco pero claro, lo que auguraba una excelente temperatura durante la carrera, como así fue. El dorsal me lo había recogido previamente Pedro, (Jordan en el foro), y la entrega de chips fue casi instantánea. Poco a poco llegamos todos, (Lander le pone algo de suspense al asunto), y entre risas y bromas se nos pasa el tiempo de hacer esos kilómetros "extra" que él pretendía. "Bueno, los hacemos al final", suelta alguien irónicamente... Total, que el calentamiento se reduce a un par de vueltas lentas a la pista, unos breves estiramientos y la simpática foto, (pirateada sin permiso a Jordan), en primera línea de salida que veis arriba: donde generalmente domina el color amarillo de los corredores del Menorca y el oscuro de los keniatas henos allí a casi todos los paquetillos en pose de comernos la carera, y de paso haciendo literalmente esperar a los buenos, pues apenas quedaban un par de minutos para la salida, el tiempo justo de volver a nuestro sitio real, el que nos hemos ganado duramente con nuestro esfuerzo en no mejorar: el fondo sur de la carrera. Esta está bien organizada, lo que tiene mérito pues es puramente urbana, con infinidad de cruces a vigilar, pero salvo un pequeño incidente con una conductora que decidió hacer caso omiso a un voluntario, no hubo, que yo sepa, ningún incidente.

El recorrido no es especialmente bonito, y en parte discurre por un polígo industrial. No hay demasiada gente, pero la que se acerca a ver la carrera es animosa, lo que se agradece mucho. Como decía, la idea es hacer sobre las dos horas. Los dos o tres primeros kilómetros más o menos salen a ese ritmo, pero pronto la cabeza del pelotón se acelera. Angela, (Angie en el foro), está muy fuerte de cara a Donosti y estira el grupo aumentando paulatinamente el ritmo sin que nadie se atreva a frenarla, antes al contrario, tal es su poder, que con un ligero giro de cabeza y un "vamos", nos pone a todos en fila sin atrevernos a chistar. Total, que lenta, pero inexorablemente el ritmo va subiendo casi kilómetro a kilómetro, lo que hace que el grupete pierda alguna unidad. Sólo entre el quince y el dieciséis, en el que hay una pequeña cuesta, baja un tanto..., para subir luego aún más...

En lo personal me sentí muy bien. Mucho mejor de lo que pensaba. Mi habitual anarcoplan había dejado paso en las últimas semanas a un rodar cuando, cómo y al ritmo que se pudiera. Ni fraccionados, ni tiradas largas, ni controlados... Sólo un par de días había hecho unos arreones con el fin de eliminar en parte la sensación de pesadez que tengo, mezcla de subir montañitas, como diría mi amigo Lander, y de no trabajar más que a ritmos lentos. Y no obstante, ahí estoy, rodando fácil, a cinco y poco, con las pulsaciones relativamente controladas y buenas sensaciones musculares. Aunque soy consciente de que vamos más rápido de lo previsto, al encontrarme bien apenas miro el Polar, y cuando lo hago sólo presto atención a las pulsaciones y me despreocupo del ritmo, por lo que hasta el kilómetro diecinueve no me percato de que estoy en tiempos de hacer una "buena marca". De hecho, estoy seguro que de haber salido ayer a disputar y no haber perdido ese par de minutos en los primeros kilómetros tranquilos y habiendo forzado un pelín en los últimos habría conseguido MMP con una cierta facilidad. Así que al entrar en meta entero, sin apenas haber sufrido, en una hora, cincuenta y dos minutos, veinticinco segundos, segunda mejor marca en media de mi vida, me hace sentir una tremendamente bien. Cierto que el día era propicio para correr, el circuito rápido, (aunque no ideal), y que el ir acompañado hace que los kilómetros pasen a veces sin darse cuenta, pero aún así mi moral ayer subió como la espuma de las cervecitas que nos tomamos después.

La organización, como ya he dicho, muy buena, nos obsequió en meta con una completa y útil bolsa del corredor que incluía agua, una bandeja de fruta, calcetines técnicos, camiseta, bollos, bolsa de hombreras... Además de las consabidas revistas y propaganda. También había avituallamiento líquido más que suficiente, puestos de fisioterapia... Al acabar en una pista de atletismo puedes relajarte tranquilamente en el campo interior de hierba, lo que es muy agradable. El único pero que le pongo a la organización es la falta de alfombrilla en la salida, aunque como esta era ancha y apenas éramos seiscientos corredores tampoco hubo mucho descuadre entre los tiempos netos y oficiales.

Después de comentar la carrera, de la que todos salimos muy satisfechos, y estirar tranquilamente, pues el día no se prestaba a prisas, y las que teníamos ya las habíamos dejado en el asfalto, nos relajamos en la terraza de la cafetería del propio polideportivo, al solecito, con una temperatura de lo más agradable y un tentempié a base de cerveza fresquita, choricitos fritos, alitas de pollo, calamares fritos, patatas bravas...

¿Se puede pedir más?

Sólo me queda agradeceros, una vez más, y no será suficiente, a tod@s los que compartís esos momentos conmigo el estar ahí, a veces incluso fuera de las carreras, donde más se agradece, y el ser como sois. Ayer fuistéis Pedro, (gracias por el dorsal paquetillo), Jorge, (gracias por aguantarnos a nuestro ritmo), Javi, (que no es tan fiero como quiere aparentar, cacho pan diría incluso), Carlos Srv, (gracias por las indicaciones y la llamada), Lander y Lola, (¡qué os voy a decir a vosotros!), Jesús, (mi compi de correrías montañeras, de cuya mano haré el Mam al año que viene), Carlos Darth, (al que dejamos tirado y aún así nos aprecia), y los Angeles, (Angel y Angela), un encantador matrimonio de corredores a los que debo una visita. Se os quiere.

domingo, 26 de octubre de 2008

Adiós viejo amigo.

OLYMPUS DIGITAL CAMERA La grafiosis es una enfermedad que afecta al Olmo Común o Ulmus Minor. Procedente de Asia, llegó a Europa en el Siglo XX y ha mermado, hasta casi hacer desaparecer, la población de Olmos europeos, menos resistentes a la enfermedad que los asiáticos.

En Avila, siendo yo adolescente, hubo una epidemia y muchos de los enormes negrillos, (como se denomina por aquí a los olmos), tuvieron que ser talados. Aún recuerdo como algunos de los más imponentes, centenarios ellos, fueron tratados casi como personas, incluso administrándoles medicamentos mediante goteo. Este año, debido quizá a lo lluvioso de las últimas primaveras, la grafiosis ha vuelto a atacar los escasos ejemplares que quedaban, entre ellos el olmo de la Plaza de San Vicente, catalogado por la Junta de Castilla y León como árbol singular y a día de hoy totalmente deshauciado.

El de la foto, tomada en la mañana de ayer, es el que se encuentra en la Plaza de la Santa, como podéis ver también afectado y de difícil supervivencia. La enfermedad de este negrillo me duele especialmente, ya que yo viví muchos años en esa plaza, cuando prácticamente no pasaban coches por ella porque no los había, cuando apenas llegaban turistas a la ciudad y tan sólo los feligreses se acercaban al Convento de la Santa que veis a le derecha del negrillo. Yo vivía en la pequeña casa que hay detrás, entre el propio convento y el Palacio de Justicia, a la izquierda. Actualmente el edificio está ocupado por la Delegación Provincial del INE, después de una reforma total que tan sólo respetó la fachada que se adivina a la derecha del árbol. Otro día hablaré de mis recuerdos en aquel recoleto patio, con su pilón y su pozo. De los rozones en mis rodillas cada vez que dolorosamente caía encima del codón con que estaba pavimentado, pero hoy quiero despedirme del negrillo, cuyas ya amarillentas y otoñales hojas quizá sea la última vez que vea caer.

El fue testigo de mis juegos de infancia, en compañía de mi hermana o de los escasos niños que había en el barrio. Recuerdo los circuitos de chapas a su sombra, abiertos con las manos en la tierra suelta que acababa llenando nuestra cabeza y bolsillos para enfado de mi madre. Otros días eran las partidas de peón, o de rescate, o de pico, zorro, zaina...

Durante mucho tiempo, al cambiar mis padres el pedazo alquilado de aquella vetusta morada por un piso en la zona sur de la ciudad, el negrillo y yo perdimos relación. Hasta que quiso la providencia que de nuevo hace dieciséis años volviéramos a encontrarnos a diario y me dí cuenta de cuanto le había echado de menos. Mi trabajo se encuentra a escasos veinte metros de la plaza, y desde entonces he tenido múltiples ocasiones de recordar aquellos añorados tiempos de inocencia e infantil felicidad. En este tiempo he sido testigo de sus ritmos, aparentemente inmutables, que le llevaban del florecimiento de sus delicados brotes primaverales a la explosión de verdor de principios del verano: un verde oscuro e intenso, fresco, seguido en otoño de un virado a ocres y marrones. A veces se coronaba de blanca nieve en invierno. Una y otra vez. Un ciclo falsamente eterno que parecía fuera a sobrevivirme a mí, mero testigo del milagro anual de su resurrección.

Pero ahora se muere. Los políticos hablan, planean, se reúnen, valoran posibles acciones..., pero entre tanto "mi árbol" se muere. Ya lo hizo su hermano de la Plaza de San Vicente, y las pocas hojas verdes que aún ahora lo coronan quizás sean las últimas. Quizá esta vez el frío invierno le dará su acostumbrada apariencia de muerte, solo que ahora será real, y al llegar la primavera sentiré que dentro de mí algo ha muerto con él. Mudo testigo de tantos años de mi vida. Te echaré de menos leal amigo.

sábado, 25 de octubre de 2008

Las patas de ganso de las patas de un ganso.

Llevo un tiempo con unas pequeñas molestias que no me impiden la práctica de la carrera aunque tampoco acaban de desaparecer. Fundamentalmente las noto, (en ambas rodillas, aunque algo más en la izquierda), al levantarme después de estar bastante tiempo sentado o al intentar agacharme y doblar a fondo la rodilla, y se concretan en una falsa sensación de hinchazón que parece impedir el movimiento, acompañada de un ligero dolor en la parte interna de la rodilla, justo por debajo de la articulación. Apenas molestan al correr, aunque el día después de un entrenamiento están algo más "rabiosas" y desde que aparecieron no han ido a más. Mi fisioterapeuta me recomendó hielo, antiinflamatorios, estiramiento de la zona isquiotibial y reposo. Según él son debidas al Síndrome de la Pata de Ganso, oído lo cual lo primero es ir a Google a buscar más información al respecto:

Casi de inmediato encuentro el magnífico Blog de Paco Gilo, médico madrileño autor también del hilo Temas Médico Deportivos en el foro de ElAtleta.com, donde entra con el nick de Garabitas y en el que publica infinidad de artículos médicos de lo más variopinto en relación con esto del correr. En el blog analiza los mil y un achaques que nos acosan al corredor. Allí, etiquetadas por zonas, podéis encontrar una completa panoplia de desgracias atléticas con su correspondiente descripción, síntomas y tratamiento. En concreto, sobre mi particular dolencia, tiene esta magnífica entrada, (de donde he extraído también el dibujo ilustrativo), cuya atenta lectura ratifica en mi opinión el diagnóstico del fisio aportando muchísima información sobre causas y remedios.

Ambos enlaces, Temas Médico Deportivos, y el Blog de Paco Gilo, los tenéis en el lateral del blog y son de recomendable, yo diría que de obligada, visita para todos los que nos dedicamos a gastar suela.

jueves, 23 de octubre de 2008

Una de cambio...

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Para centrarnos, os recomiendo que leáis detenidamente este artículo de la Wikipedia, sobre Cambio Climático, en en el que se analizan las distintas causas que influyen en su aparición y desarrollo. Muchas de ellas son naturales y en gran medida inevitables, pero en los últimos años el "efecto antropogénico" ha cobrado una importancia hasta ahora desconocida, manifestándose principalmente en el aumento del denominado efecto invernadero, producido fundamentalmente por la emisión de gases a la atmósfera debida a la actividad humana, (deforestación, uso de combustibles fósiles...), que "atrapan" el calor solar evitando en parte su dispersión al espacio y aumentando la temperatura. Es como si le pusiéramos una manta al planeta.

El fenómeno del efecto invernadero ha sido estudiado por el Grupo Intergubernamental de Expertos Sobre el Cambio Climático, conocido también por sus siglas en inglés, IPCC, (Intergovernmental Panel on Climate Change), organismo multinacional auspiciado por la ONU y formado por casi tres mil científicos de todo el mundo que ha presentado hasta la fecha cuatro Informes de Evaluación que sirvieron entre otras cosas como base para los acuerdos del archiconocido Protocolo de Kioto. En su último Informe se señala "una tendencia creciente en los eventos extremos observados en los pasados cincuenta años y considera probable que las altas temperaturas, olas de calor y fuertes precipitaciones continuarán siendo más frecuentes en el futuro, por lo cual, en los años posteriores puede ser desastroso para la humanidad" (Entrecomillado copiado directamente de Wikipedia).

No estoy hablando de las catastrofistas predicciones de algunas organizaciones ecologistas, tan reprobables y alejadas del análisis científico como las posturas de los que aún hoy niegan la evidencia. Repito que estoy hablando de informes de un organismo internacional, multinacional, e independiente formado por miles de científicos, por lo que se podría decir que existe un cierto consenso entre gente con dos dedos de frente de que el fenómeno, (empíricamente demostrado), se debe en parte a la actividad humana, admitiendo no obstante que hay multitud de parámetros poco estudiados cuya influencia está aún por dilucidar.

¿Todos de acuerdo entonces?. Pues no.

En estas viene El Inclito, a decirnos que estamos todos equivocados. Aquí tenéis el discurso completo que pronunció en la presentación del libro "Planeta Azul, (no verde)", del presidente checo, Václac Klaus. Son siete páginas de nada y no tiene desperdicio. En él, (aunque dando alguna de cal), no sólo equipara el movimiento ecologista con el comunismo aniquilador de libertad y vidas, tildándolo poco menos que de una moderna Inquisición con poder de mandar a la hoguera a quien no comulgue con sus ideas, sino que afirma que: "No sé si hay un cambio climático en el que es -o no- determinante la acción del hombre", (sic), y lo que es peor: "un problema que quizá, o quizá no, tendrán nuestros tataranietos", (más sic).

Ahí Aznar, ahí le has dao: ¿qué nos importa a nosotros si a los nietos de tus nietos Alejandro, Rodrigo y Pelayo les llega una tierra desértica, con catástrofes naturales más frecuentes y devastadores que las actuales, con hambrunas de dimensiones bíblicas?. Si total, nosotros no vamos a estar aquí, ¿verdad?, si eso llegara a ocurrir, que se jodan los que vengan detrás. ¡Qué cojones tienes!.

Hasta la portavoz de Medio Ambiente del PP en el Congreso, María Teresa de Lara, se desmarca de tales declaraciones. Pobrecilla, le quedan dos telediarios en el puesto...

domingo, 19 de octubre de 2008

El debut, (¡leches, que ya era hora!)

Romper1Póngase un recorrido duro pero no especialmente técnico en un paraje de fábula, una carrera bien organizada teniendo en cuenta que es gratuita, (lo que evita el derecho a exigir nada que no sea lo estrictamente necesario: un circuito bien marcado, agua y una mínima atención al corredor). Vaya uno con la mejor compañía posible para estos menesteres y aderécese todo con un toque de niebla para darle ambiente y una pizca de frío, viento y algo de agua. Déjese todo madurar durante dos horas y media y tendrá un perfecto debut en carreras de montaña.

Y es que sí, por fin, después de un par de fallidos amagos, de una puñetera vez, (y aunque no haya sido en el Cross de La Pedriza, como tan repetidamente me recordaron mis amigos Carlos y Jesús que sí lo hicieron allí), un servidor ha corrido una carrera de montaña... Y no ha sido para tanto...

Después del premeditado punto y aparte con la evidente intención de crear una cierta expectación y dejar a la imaginación del lector determinar si soy un prepotente engreído, un superhombre que no se arredra ante las cuestas, el frío, el viento y la niebla, o un paquete que lleva a la montaña su filosofía slow en esto del correr, me explico: el objetivo de hoy no era sino disfrutar de ese debut, de ir cogiendo experiencia y curtirme en los pisos irregulares y faltos de nivel, y de hacerlo en compañía, que además de buena ha sido abundante. No entraba en mis planes sufrir más de lo estrictamente necesario para acceder a ese punto masoca que todo corredor tiene dentro y poder llamar a la salida de ayer "carrera" con propiedad.

La Media Maratón Solidaria de Montaña de Madrid, organizada por el SEMED, es una carrera familiar, organizada con pocos medios, y como suele ser habitual en estos casos, con mucha ilusión. Tiene tintes benéficos ya que aunque es gratuita, para obtener la camiseta conmemorativa se pide un donativo que creo que pocos han negado. El recorrido, cambiado a última hora respecto del que publiqué en mi anterior entrada, discurre casi en su totalidad por caminos en buen estado, aunque también hay una preciosa subida por un sendero apenas insinuado entre los pinos y algún trozo con algo de piedra suelta. Técnicamente es fácil.

A las nueve en punto estamos mi amigo Juanjo y yo en el Puerto de Somosierra, y pronto nos encontramos con Darth Vader, Zerolito, Pardillete, Srv... Al recoger el dorsal encontramos a Yoku y poco después aparece Angel. Estamos al completo.

La salida ya es cuesta arriba y te lleva directamente por una de las rampas más empinadas del recorrido hacia un precioso y frondoso pinar tapizado de helechos y salpicado en algunos tramos por laderas pobladas de vegetación puramente alpina, jarales y piornales. Si mis conocimientos botánicos no me fallan, vi también algún roble y alerces. Escondidas entre las hojas y ramas del suelo pude divisar varias setas, que para eso estamos en la época. Reconocí alguna Amanita Muscaria, con su atrayente y brillante color rojo salpicado de perlas blancas.

El día estuvo muy nublado. Lástima, porque las vistas según ascendíamos deben ser espectaculares. Por contra esa niebla entre los pinos dejó en mi retina imágenes dignas de un cuento de hadas. Una de las más hermosas, según subíamos, la de un par de caballos en lo más espeso del pinar, parcialmente ocultos por los helechos y jirones de niebla que se desplazaban empujados por el viento, que relinchaban al paso de los corredores.


Después de un par de unos primeros kilómetros bastante duros viene un tramo de falso, (falsísimo), llano, en el que trotamos cómodamente, ¡qué duro se haría a la vuelta!. Las cuestas han puesto a cada uno en su sitio y hace tiempo que no vemos a Pardillete, Juanjo ni Angel. El resto vamos juntos, reagrupándonos de cuando en cuando, incluso parando y charlando como marujas. Reconozco a Cocoloco, que me da que se pierde pocas, y que hace unos metros con nosotros. Un placer saludarte.

En el primer avituallamiento hay varias personas aguantando estoicamente las inclemencias del tiempo. Nunca se les reconoce a los voluntarios suficientemente su labor. Nosotros corremos porque nos gusta, y allá nosotros y lo que estemos dispuestos a sufrir, pero esta gente está "perdiendo" una mañana de domingo, soportando la lluvia que cae intermitentemente, y pasando frío por darnos un poco de agua, un trozo de chocolate, y sobre todo, una palabra de ánimo. Y cuando acabe la carrera, y nosotros estemos comentándola y atiborrándonos de tapitas, ellos estarán limpiando la porquería que hayamos dejado tirada en el camino, recogiendo la impedimenta, y seguramente, preparando con ilusión la siguiente edición. Mi agradecimiento.

La carrera sigue alternando alguna cuesta y falso llano hasta llegar bruscamente a un camino cortado. Un miembro de la Benemérita gira un brazo indicándonos hacia nuestra derecha, ¿por ahí?, (preguntamos incrédulos). Sí, por ahí... Y por ahí entramos, literalmente, en el monte, atravesando el húmedo pinar. Es allí donde nos cruzamos con los primeros, que bajan como si la vida les fuera en ello, y no es fácil, pues el suelo está cubierto de hojarasca y ramas, y está húmedo, propicio para un resbalón. El clima, según cogemos altura, va empeorando, y al salir del pinar el viento sopla con una cierta fuerza, la niebla se hace aún más espesa y la fina lluvia no cesa. El terreno cambia y ahora es pedregoso y poco marcado. Algunos de los corredores que bajan nos avisan de que estamos llegando al final, donde daremos media vuelta a desandar lo subido. Es gracioso ver las caras de los que bajan, con su expresión mezcla de tensión, concentración y disfrute por el descenso. Poco después del kilómetro diez, en medio de la nada, porque la vista allí se limita a unas pocas decenas de metros, hay un nuevo avituallamiento donde paramos unos minutos, nos hacemos una foto... y poco más, porque la cosa no está para entretenerse, de hecho hay quien cree ver algo de aguanieve... He hecho toda la subida en pantalón corto, (sin problema), camiseta de manga larga y un chubasquero atado a la cintura. El descenso amenaza con dejarnos helados, así que me pongo el chubasquero para evitar el viento. También he subido un portabidones con dos bolsillitos para llaves, barrita energética... Probando material.

Darth Vader y su rodilla, maltrecha desde el Cross de La Pedriza, van a bajar a su ritmo. Srv se queda con ambos, así que Zerolito, Yoku y yo nos lanzamos (ejem), a tumba abierta. Es una verdadera gozada. Como ya he dicho, el terreno no es excesivamente técnico, pero hay traicioneras piedras sueltas y las que no lo, están húmedas, así como la hojarasca... Esa parte del descenso por los senderos, pedregales y el bosque me resulta divertidísimo..., y duro. La gráfica de pulsaciones muestra que estas apenas son más bajas que subiendo, lo que se notará más tarde al no poder disfrutar de esa recuperación que sí tienes en las bajadas por asfalto.

Llegamos de nuevo al camino, que de donde venimos se nos antoja casi una autopista, habiendo soltado una buena cantidad de adrenalina en el descenso. Ahora toca simplemente llegar a meta, y no es fácil. Los kilómetros que antes nos parecían un falso llano se han convertido en unos tremendos cuestones, y se hace dolorosamente patente la falta de recuperación en las bajadas en la que erróneamente confiábamos. En algún pequeño tramo, que en circunstancias normales no sería más que un repecho sin importancia, ahora nos vemos forzados a andar unos metros. Las bajadas en esta última parte tienen buen agarre, incluso alguna es de cemento, pero son vertiginosas por la pendiente. Los cuádriceps, las rodillas, la espalda y las plantas de los pies sufren mucho y uno no sabe si es mejor retener e intentar ir más despacio o "dejarse caer" a lo que la Ley de la Gravedad pida, (que en mi caso, debido a mi peso, es mucho), peligrosa opción esta última en caso de resbalón cuando incluso un paquete como yo llega a ponerse ¡a 3'30''!. Pero hoy el día está de cara, y sin contratiempos todos llegamos a meta sin percances y totalmente satisfechos.

Allí la organización nos tiene preparadas unas mesas con toda clase de bebidas y comida a discrección donde el que quiso se puso hasta las trancas. Con gusto cumplimos el trámite de hacer un donativo de diez euros, no obligatorio, a cambio de una camiseta de algodón de la que perfectamente podríamos haber prescindido, pero la SEMED se lo merece a cambio de su trabajo e ilusión. Aprendan carreras como la José Cano, Mapoma y similares...

En resumen, muy buena experiencia, un día perfecto en buena compañía, un buen debut en montaña y una carrera que seguro repetiré.

viernes, 17 de octubre de 2008

Dos reflexiones y un perfil

PerfilMaraton2008-definitivo

Reflexión primera: si hace frío, abrígate antes de salir a correr. No se te ocurra pasarte de listo yendo en manga corta cuando has visto que la temperatura ha caído en un par de horas cuatro grados, y las nubes, oscuras y cargadas de agua, presagian tormenta y que esa temperatura bajará aún más. Si no lo haces, Murphy sí que hará su trabajo y en cuanto hayas dado exactamente los suficientes pasos como para hacer que dé lo mismo volverte atrás que seguir, descargará sobre tí un amago de diluvio que te dejará empapado y aterido. ¡Ah!, y por supuesto, en cuanto estés lo suficientemente mojado, comenzará a soplar el viento. Un viento que curiosamente habrá rolado de un componente sur, amable y aún cálido, al amenazador y frío norte.

Reflexión segunda: si estás con la boca llena y henchido, (todavía nada más que de aire), con tus pretensiones de correr el MAM, si estás haciendo cuestas, sales a la montaña a "hacer pierna" y acostumbrarte a las bajadas, si vas a debutar, (de una puñetera vez), este fin de semana en una carrera de montaña y te has gastado una pasta en unas zapatillas ad hoc, ¡no seas membrillo y úsalas, ganso, que para eso las has comprado!, o Murphy seguirá haciendo de las suyas y además de empapado y aterido acabarás por los suelos después de un resbalón.

La imagen es el perfil del que espero de una vez sea mi debut montañero: la III Media Maratón de Montaña Solidaria de Madrid, a la que iré debidamente abrigado y calzado. Prometo...

viernes, 10 de octubre de 2008

Canciones de una vida. Y 7... La Policía

Mi hija, de, (casi), quince años tiene que hacer un trabajo para la asignatura de música sobre dos grupos musicales que le gusten especialmente. Después de que ayer charláramos unos minutos sobre cuales serían los idóneos, (estoy orgulloso de que mi hija considere que mi opinión musical puede tener alguna importancia para la mocedad actual), ha querido la casualidad que hoy, mientras comíamos, haya sonado en la radio Every Breath You Take, uno de los mayores éxitos de The Police. Inmediatamente pensé que si yo hubiera tenido que hacer ese trabajo a su edad, posiblemente The Police hubiera sido uno de los grupos elegidos.

Catorce años tenía un servidor cuando literalmente explotó, con un fulgor tan brillante como desgraciadamente efímero, el grupo The Police irrumpiendo con fuerza en el panorama musical mundial y ocupando parcialmente el enorme vacío dejado por la disolución de The Beatles, ocurrida unos años antes. Música directa y sin complicaciones. Letras sencillas, estribillos y melodías pegadizos, todo ello, también hay que decirlo, no exento de calidad.

En muy poco tiempo todos los jovenzuelos de aquella época, recién inaugurada nuestra adolescencia y recién llegada la democracia en este país, sin saber muy bien en qué consistía esta última ni a donde nos llevaría la primera, íbamos por los Disco Bares, (ya no hay), o los Pubs tarareando el De do do do, de da da da, el So Lonely o el Don't Stand so Close to Me mientras nos preguntábamos quien era esa tal Roxanne y qué había hecho para merecer una canción, (pobrecita ella), imitando la aflautada voz de Sting en ese inglés entre barriobajero y macarra del que ni siquiera sabe lo que está diciendo.

Os dejo con la que en mi opinión es la mejor canción del grupo: Every Breath You Take:

miércoles, 8 de octubre de 2008

Circuito "de las tetas"

Romper1 Igual el título de esta entrada me proporciona alguna visita extra, que hay mucho golfo por ahí, pero realmente hace relación a un parque de Vallecas, en Madrid, al que en el mundillo atlético se le denomina así por la forma de las colinas que en él hay. Al menos eso me cuentan mis amigos madrileños, pues servidor no lo conoce. Total, que al ver la gráfica de altura de mi rodaje de ayer me vino el nombre a la mente y bauticé con él un circuito al que daré bastantes vueltas de aquí al MAM. Pinchad en la imagen si queréis verla con más detalle.

Para los que sois de Avila es el clásico recorrido desde el puente Sancti Spiritu hasta el Santuario de Sonsoles yendo por el atajo, y una vez arriba, cruzando la carretera y bajando por el sendero que corre paralelo a la misma hasta el Monasterio del Císter, (jejeje..., ahí os he pillado a muchos que no sabíais que allí había un sendero, ¿eh?).

El recorrido tiene casi tres kilómetros "llanos" de camino en buen estado que sirven de calentamiento, pero luego la cosa se pone dura. Un kilómetro con una gran pendiente y piso transitable, aunque algo erosionado por la lluvia, hasta coronar. Luego se cruza la carretera en busca de un pequeño sendero, estrecho y casi totalmente oculto ahora por la vegetación, con alguna piedra traicioneramente escondida entre la hierba que me dió un pequeño disgusto en forma de torcedura y un par de pequeños saltos. Muy campero. En primavera huele a tomillo y cantueso. Media vuelta por el mismo recorrido: se sube el sendero convertidos ahora los pequeños saltos en escalones, apartando al paso la vegetación herbácea que literalmente entra en los ojos, y después de cruzar de nuevo la carretera se baja por el camino donde hasta un paquete como yo se pone a menos de cuatro minutos por kilómetro... Como añadido, que ayer salí sobre las tres y media de la tarde, y me cayó un aguacero de los de época. ¡Ahhh...!, delicioso otoño, la mejor época para el runner... El fresquito, la lluvia, los paisajes bucólicos...

¿Qué tiene de especial este recorrido?. Pues que la salida la tengo a cien metros de casa, no necesito coger el coche y no pillo asfalto en ningún momento. Es durillo físicamente, (aunque la dureza siempre es relativa), por lo que me viene al pelo para "hacer pierna", pero no es excesivamente técnico, minimizando el riesgo de una caída o torcedura, cosa a tener en cuenta por los que salimos solos a correr, (esto suena a risa después de que ayer casi me diera de bruces con el suelo después de, precisamente, una torcedura que aún hoy duele, pero en fin...).

Aunque el circuito "básico" de ayer tiene diez kilómetros casi justos, con pequeñas variantes, y sin perder sus virtudes puedo alargarlo o recortarlo sin perder su carácter "montañero" añadiendo llanos o internándome aún más en la Sierra de la Paramera en busca de más cuestas.

Total, que uno sigue con sus particulares obsesiones y buscando la manera de llevarlas a cabo. Ya os hablaré de otro circuito al que ando dándole vueltas... Veréis qué risa.

domingo, 5 de octubre de 2008

Decepción

Fotografía obtenida en Photo Net, galería de Sarah Smith.

Sábado noche. Preparo mi ropa. La elijo cuidadosamente previendo cualquier contingencia. No, no me voy de discoteca cual Travolta en Fiebre del Sábado Noche. Mañana debuto en carreras de montaña, (o por montaña, que aunque parezca lo mismo, no lo es, cuestiones de conflicto de competencias entre las federaciones de altetismo y montaña). Lo haré en el Cross de la Pedriza, participación con las que os llevo dando la matraca un tiempo. Tengo preparada ropa por si hace frío, por si no, guantes para protegerme las manos en caso de caída, calcetines adecuados, ropa de cambio para tomarme una cañita a gusto con mis amigos. Vaselina, pulsómetro... Incluso imperdibles para el dorsal en el caso de que la organización haya pasado por alto ese detalle. Todo queda perfectamente organizado para no tener que perder tiempo por la mañana. Son las once y cuarto y me voy a dormir. A las seis y media sonará el despertador y comenzará esta primera etapa del camino que nos llevará con suerte al MAM en junio.

Pero el sueño no llega. Ultimamente tengo muchas cosas en la cabeza que me roban tiempo, fuerzas..., y sueño. Pronto cae la medianoche e intuyo que hoy tardaré en dormir. Hoy es uno de esos días en que mi mente queda en standby, a la espera de que algún escondido y para mí desconocido resorte pulse definitivamente el interruptor que me desconecte de la realidad. Con el tiempo mi cuerpo se ha acostumbrado algo a esta situación, y con unas pocas horas suele responder bien. Pero hoy no. Hoy nada pulsará ese interruptor y la vigilia se convierte en una sucesión de números verdosos que se van deslizando lenta pero inexorablemente sin solución de continuidad. Soy testigo del paso de las primeras horas de la madrugada, de las que componen lo más profundo de la noche, y el sueño no llega. Hasta las cuatro de la madrugada no me preocupo en exceso. Me apañaré con un par de horas, pero a las cinco y media tomo una decisión. Me levanto de la cama, enciendo mi móvil y envío a mis amigos un SMS para que no me esperen. Recuerdo mi primera participación en los 100K/50K de Vallecas, en noviembre de 2007. Ese día, conduciendo de vuelta, a menos de media hora de casa, me vi obligado a parar el coche y descabezar un sueño por miedo a quedarme dormido al volante. Ese día sí había conseguido dormir unas horas, pero hoy el riesgo era excesivo.

Durante toda la mañana soy dolorosamente consciente del paso del tiempo: a las ocho y media mi hijo se despierta, (tiene asimilado el horario de colegio y no hay manera de hacerle dormir más en fin de semana). A esa hora mis amigos estarán tomando un café, (luego me enteré que faltaron los prometidos churros). A las nueve y media, hora en que me levanto, ellos estarán a punto de tomar la salida, y durante toda la mañana, en la que mi cuerpo se arrastra penosamente por el mundo, con unas ojeras que parecen salidas de la mejor película de vampiros, ellos estarán haciendo lo mismo entre los riscos y pedregales de La Pedriza. A veces me culpo por no estar con ellos, pero al poco, el zumbido de mis oídos, el picor de mis ojos y la sensación de calambre que recorre mis músculos me recuerda que he tomado la decisión más correcta: posiblemente hubiera podido acabar la carrera con ellos, pero en la familia ya hubo quien se durmió al volante, y le costó la vida.

A la hora en que presumo en que Zerolito, Darth y Manta habrán llegado a meta les llamo por teléfono... Ninguno me contesta. "Mamonazos, pienso, están de risas en el bar, hichándose a cervecitas fresquitas y tapas". Más tarde me llegan sus llamadas y me cuentan la realidad: la carrera ha sido muy dura, mucho más de lo que nos imaginábamos y han terminado al límite del cierre de control. No era la carrera para debutar. Me describen apasionadamente el recorrido, y a la frustración de no haber podido estar con ellos se une la de no poder describir en primera persona esa épica que adivino en su tono. Siento mucho no haberme podido desollar las manos, roperme las mallas, sentir esos cuádriceps a punto de estallar... No haberme caído en esas bajadas, no haber oído sus maldiciones y el juramento, (que seguro se quedará en agua de borrajas), de que esta era la primera y última carrera de montaña que iban a hacer. Siento que me he perdido una dura pero gratificante experiencia, que sí, seguro se repetirá, pero eso no evita que ayer echara de menos estar con ellos y que hoy me sienta entre decepcionado y frustrado.

Vamos a ver si en la III Media Maratón de Montaña Solidaria de Madrid tengo más suerte.

jueves, 2 de octubre de 2008

Canciones de una vida. Y 6... Radio Futura.

Después de poner voluntariamente en riesgo el poco prestigio que pudieran tener mis gustos musicales entre los lectores de este blog al confesar la semana pasada mi admiración por Don Camilo, y de que tan sólo Yoku se atreviera con una sinceridad que agradezco a llamarme friki a la cara, (no como ese lector tan habitual de los blogs amigos como excelente crítico de ellos que en una íntima conversación a los pies del Templo de Debod me confesó que sí, que a él también le gustaba Camilo Sesto, y que predigo que este domingo in the morning tendrá problemas con los amagostos y sus churros en el desayuno y un grave riesgo de "accidente" posterior en la montaña, totalmente fortuito por supuesto, y que esperé que se manifestara a mi favor al traer aquí a Camilín).

Decía, que me nublo. Que aunque no tenía pensado que se pasaran por aquí tan pronto, por intentar recuperar algo del aprecio que Yoku pudiera haberme tenido, le traigo a los mejores, (en dura pugna con El Ultimo de la Fila y Héroes del Silencio): Radio Futura.

Radio Futura dominó sin discusión el panorama musical de este país en la década de los 80 con una música fácilmente audible, un directo sencillo pero de calidad y sobre todo, en mi opinión, con unas letras con una musicalidad pocas veces lograda. Me ha resultado difícil escoger una canción para publicarla. Dudé entre la desgarrada Annabel Lee, A Cara o Cruz, La Negra Flor, Escuela de Calor, Semilla Negra...

Al final me decidí por la que yo creo que es la mejor letra del grupo: El Canto del Gallo. Disfrutadla.

martes, 30 de septiembre de 2008

Cargando el calendario

Perfil del XVII Cross de la Pedriza del próximo domingo, obtenido en la web oficial de la prueba.

Si mirais el lateral del blog veréis que he actualizado los objetivos previstos de aquí al Maratón de Sevilla y que comienzan con este cross. Son ya más o menos definitivos toda vez que el sábado tuvimos la reunión oficial del club y por alguna extraña razón se decidió volver a Canillejas el dieciséis de noviembre y un grupete de compañeros dejamos caer que también estábamos interesados en ir a San Silvestre de Cercedilla, a mediados de diciembre. El Maratón de San Sebastián del treinta de noviembre ya estaba decidido hace tiempo y un nuevo encuentro con la montaña será con toda probabilidad la III Media Maratón Solidaria de Montaña de Madrid, el diecinueve de octubre.

Total, que tendré dos citas relativamente importantes con la montaña en octubre, (Pedriza y Media Maratón Solidaria), que además de aportarme experiencia en ese terreno me servirán como "tiradas largas cualificadas" de cara a San Sebastián. A primeros de noviembre está por decidir si haré alguna media maratón en asfalto como test de cara al maratón. Correré en Canillejas intentando comprobar si es verdad que bajo un minuto mi marca y que han mejorado los enormes fallos de organización que bajo mi punto de vista tiene esta carrera, y cerraré el mes con el maratón que ya he decidido no correr a tope. En diciembre Cercedilla será el caramelito que abrirá las puertas al breve descanso de final de año, porque Sevilla quedará entonces cerca... Allí, si todo se da bien, intentaré hacer tres horas cincuenta minutos. Por planes, que no quede...