martes, 31 de diciembre de 2013

Streak Running V 2.0 ¡NPR!

Streak Running 30-12-13 2_82

Con la corta salida de ayer, treinta de diciembre, con cuya gráfica encabezo esta entrada, supero la cantidad de ochenta y una salidas consecutivas conseguidas el pasado diecinueve de septiembre de dos mil doce en mi primera tirada de Streak Running, de cuyo comienzo di cuenta en esta entrada y a la que una de la interminable lista de lesiones que he sufrido en los últimos años puso fin. Ayer cerré la ochenta y dos de la V 2.0 que empecé el diez de octubre, día de nacimiento de mi nieta, no tanto por la ñoñería de celebrar tal efeméride (que también, admito) como porque algún día tenía que ser el primero. ¿Motivos de volver?, los mismos que la otra vez: por un lado el Streak Running te motiva a salir en días en que te quedarías tan a gustito en casa, te crea un hábito y una disciplina, y por otro te ayuda a controlar las salidas y a hacerlas lo suficientemente suaves como para no comprometer el entrenamiento del día siguiente.

Al hilo de lo que acabas de decir, ¿hablas de entrenamiento, Carlos, cuando aún no has superado la media hora excepto un día en una corta salida montañera que tenía alguna trampa en forma de pequeña cuestecilla que subiste andando?

Jodido Pepito Grillo qué daño ha hecho a la estabilidad emocional de los que tenemos pelín de autocrítica conciencia… En cualquier caso, y aunque cada vez me resulta más lejano (por no decir absurdo) eso de tener objetivos de ningún tipo distintos de simplemente disfrutar, va, venga, vamos a por los cien…

jueves, 12 de diciembre de 2013

La enésima ¿y definitiva? vuelta.

niebla_soto 06-12-13_0004

La mañana es fría y húmeda mientras estabilizo y nivelo el trípode de mi cámara. Apenas treinta minutos antes una mirada turbia y legañosa al despertador siembra un punto de desconcierto en mi cabeza, ya que a la hora que marca debía haber más luz entrando por las rendijas de la persiana… ¡niebla, Carlos! Sólo puede ser niebla… En apenas diez minutos, sin desayunar, y arrastrando aún los zarcillos de ensoñaciones que no acaban de disiparse salgo camino de El Soto, el pequeño bosquecillo de fresnos apenas a un kilómetro de casa donde tantos kilómetros he recorrido a lo largo de mi vida. La mañana es fría y húmeda, y eso despeja y aclara mi mente. No es tan pronto como me hubiera gustado y preveo que la niebla durará poco, así que tengo que trabajar rápido. Y este encuadre ya lo tenía pensado antes aún de dejar la moto en el aparcamiento… La mañana es fría y húmeda, heladora. El suelo, el tronco de los árboles, sus ramas… todo está cubierto de una crujiente escarcha. Trabajo rápido. En un par de minutos tengo el trípode montado y asegurado. Uno más y tengo el encuadre. Un par de disparos de prueba y tengo composición y exposición correctos, esta es la buena… Decido cerrar algo el encuadre, acercándome al viejo fresno, cuando oigo pasos detrás de mí, bendita y crujiente escarcha. Son pasos de corredor… La imagen surge inmediatamente, pero tengo una sola oportunidad de sincronizar los dos segundos de retardo con los que estoy trabajando para evitar cualquier trepidación con la previsible posición del corredor cuando se abra el obturador. Durante un instante cierro los ojos, con el dedo en el disparador… ¡ahora! Sólo queda esperar que el momento haya sido el adecuado y que mi inesperado ayudante no lleve ropa con colores estridentes, y hasta en eso tengo suerte y el corredor, con su discreto atuendo está exactamente donde lo imaginé. Rápida revisión en la pantalla de la cámara, ¡buena foto, Carlos!. Me identifico totalmente con ella. Me transmite una agradable sensación de frío y pequeñez frente al paisaje, pero sobre todo de mi amada y tantas veces buscada soledad. No podía ser menos para el autor de un blog que depende de una cuenta de Google llamada corredorsolitario@gmail.com. Le agradezco íntimamente al anónimo atleta la ayuda prestada y me prometo que esa misma tarde seré yo el que pase debajo de esa misma rama… porque de nuevo he empezado a correr. A día de hoy sesenta y cuatro días seguidos, ciertamente con muy escaso kilometraje, ciertamente con todos los miedos del mundo, porque se me acaban las oportunidades y otro parón de tantísimo tiempo como este último sería casi definitivo, con todas las precauciones que he sido capaz de tomar, con todas las medidas a mi alcance para que esta vez sí, sea la definitiva… y con otra filosofía que ya desgranaré. Es un humilde y pequeño regalo a mi nietecita, nacida el diez de octubre, día en que le dediqué apenas un par de kilómetros. Sólo dos kilómetros, pero dos kilómetros más que el día anterior. Desde entonces no he parado. Estoy de vuelta.

martes, 15 de octubre de 2013

Mamá, a veces veo espectros…

Con ese título presenté la siguiente foto, a la postre ganadora, al Concurso Fotográfico de la II Edición de la Carrera Avila Solidaria celebrada el pasado 14 de septiembre. El que fuera un concurso modesto no le restó un ápice a la ilusión que me hizo ganarlo.

 

SONY DSC

Pulsad en la imagen para acceder a mi galería Flickr, ver el mapa de situación o los datos Exif de la foto; ver o descargar más tamaños…

Y como concesión a mi ego subo también la foto difundida por la organización sobre la entrega de premios y la reseña publicada por el Diario de Avila.

 

conc_avila_solid

 

 

expo_carrera_solidaria_diarioavila 001

sábado, 12 de octubre de 2013

Madrid-Segovia por el Camino de Santiago.

Los pasados veintiuno y veintidós de septiembre se corrió la IV Edición de la “Madrid-Segovia” por el Camino de Santiago, una carrera de ultrafondo en la que a través de ciento dos kilómetros entre ambas ciudades, cruzando por medio la Sierra de Guadarrama, los participantes buscan sus propios límites sólo para encontrar que éstos suelen estar siempre un poco más lejos. Al no poder participar como me gustaría, al otro lado de la cámara, cosa a la que quisiera poner remedio al año que viene, llevo ya un par de ediciones plantándome en Cercedilla, kilómetro sesenta y cuatro de la prueba y punto clave donde las fuerzas comienzan a ir ya justas y el terreno comienza a trepar en busca del Puerto de la Fuenfría, a hacer fotos a los sufridos corredores, entre los que siempre hay un buen puñado de amigos. Este año intenté centrarme algo más en buscar ese detalle que intentara reflejar lo más íntimo de un evento de este tipo. No pude dedicarle el tiempo que hubiera querido: un amigo llegó en muy mal estado y al final tuvo que ser evacuado a Madrid en ambulancia con lo que afortunadamente sólo quedó en un buen susto gracias al gran Paco Gilo pero que pudo desembocar en tragedia. Aún así algo salió…

 

¡¡¡64K!!!

El cartel que te recuerda lo mucho que llevas… y lo que aún te queda.

 

 

Bola del Mundo desde Cercedilla

El maravilloso entorno de Cercedilla. Al fondo, a la izquierda, Bola del Mundo.

 

 

Voluntario

Los voluntarios, imprescindibles, velando por la seguridad y la atención a los corredores. Raudos…

 

 

Mejorando la Aerodinámica...

…tanto que a veces incluso mejoran artesanalmente la aerodinámica del casco.

 

 

Espiquer

El Espiquer. Un crack: http://espiquer.com/

 

 

A la Espera del Corredor

Los sufridos acompañantes. Todo un día vagando por la sierra dando un aplauso, un beso de ánimo…

 

 

Mamá no llega...

No todos pueden aguantar despiertos la espera del familiar.

 

 

¡Papá ha llegado!

Pero cuando éste llega corren a darle un abrazo.

 

 

Alas para Volar

Alas en el corazón. Hacen falta para sonreír así después de más de sesenta kilómetros.

 

 

Concentración

Aunque hay quien no pierde nunca la concentración.

 

 

Ampolla

Problemas leves.

 

 

Desfallecimiento

¿Problemas más serios?

 

 

Mirada

Unos minutos de agradable relax.

Masajeando

Un buen masaje…

Relajando

Y un poco de relax de verdad…

 

Repostaje

Recuperando fuerzas.

 

 

Fruta fresca

Recuperando fluidos.

 

 

Cítricos

Y más fluidos.

 

 

Electrolitos

Y más, más fluidos…

 

 

Chip Número 1

Compañeras infatigables del día.

 

 

Abandonadas

Aunque a veces nos olvidemos unos minutos de ellas.

 

 

Calambres

Toca salir de nuevo… si se puede.

Five Fingers

¡Claro que se puede!

 

 

Vuelta al Camino

A pesar de las caidas…

 

 

Suero

O quizá haya que dejarlo por hoy y esperar al año que viene.

 

Aquí tenéis el resto las que he publicado, aunque advierto que la mayoría son las típicas fotos de recuerdo de corredor individual. Pertenecen a este álbum Picasa que por otro lado se ha publicado en la web oficial de la carrera con las fotos en tamaño grande en este enlace:

 

sábado, 29 de junio de 2013

Camino, etapa 0/8. El preámbulo.

camino_santiago 16-06-13_0128

No podía suponer las experiencias que iba a atesorar en esos pocos días a caballo entre Navarra y La Rioja. Pocos, demasiado pocos para como los acabé disfrutando. Esperaba soledad, introspección, relax, paz… después de estos azarosos últimos años que he vivido. Y sí, lo he encontrado, pero también he llorado de risa, me he divertido, he coleccionado docenas de anécdotas, he sufrido por algún incidente de algún compañero, he conocido gente, mucha gente, no sólo españoles: ingleses, neozelandeses, mejicanos, norteamericanos, franceses, surafricanos, italianos, suizos… Incluso un tipo tirando a arisco como yo, se ha traído un buen puñado de direcciones de correo y teléfonos de buena gente con la que he compartido esos demasiado pocos días. Y alguno de los dueños de esos correos y teléfonos se ha quedado a cambio con un trocito de corazón.

Alberto, mi cuñado, compañero ya de unas cuantas salidas montañeras, y uno de los tipos más sociables que conozco es en buena parte responsable de estos estupendos días en su calidad de ideólogo de la excursión, así que junto con otros dos buenos tipos como José y Dani, compañeros suyos de trabajo a los que conocía también de alguna otra escapadita, el pasado día 14 de junio nos presentamos con las mochilas llenas a partes iguales de calcetines, calzoncillos limpios, ilusión y buen rollo en la Estación de Atocha para coger un tren a Pamplona.

La expedición completa en la Estación de Atocha.

En Pamplona. La foto nos la hizo un amante del camino al que le pedimos que nos retratara por casualidad.

Una vez en la capital navarra tuvimos tiempo de comer y dar una pequeña vuelta por la ciudad, que volveríamos a pisar en un par de días con más calma, ya que ahora debíamos coger el autobús que nos llevara a Roncesvalles.

¿Es éste el andén José?

¿Es éste el autobús a Roncesvalles, José?

Pues sí, parece que sí, pero…

¿En Pamplona no hacía sol y calor, José?

El albergue de Roncesvalles, además de estar enclavado en un paraje privilegiado,  tiene unas magníficas instalaciones, con cama individual (cosa que no vimos en el resto de los que utilizamos), mucho espacio, pequeño armario privado con llave... Aquí debo confesar que me sorprendió algo que desconocía: todas las zonas de los albergues, al menos en los que nosotros hemos pernoctado, son comunes, es decir, que se comparten por hombres y mujeres, incluso duchas y baños. Es algo que asumes con naturalidad una vez que ves que el resto también lo hace.

Unas cuantas fotos del albergue.

En Roncesvalles tuvimos algo de tiempo para visitar su Colegiata de Santa María (la primera de las muchas hermosas Iglesias vistas en los siguientes días) y las Capilla de Santiago y la Capilla de Sancti Spiritus, éstas sólo por fuera.

Capilla de Santiago.

Imagen de la Colegiata de Santa María. Me impresionó el peregrino que rezaba. Cada cual tiene sus motivos para hacer El Camino, sus agradecimientos o fantasmas, sus alegrías a compartir o cosas que olvidar. El se mantuvo en todo momento en ese gesto robado, quizá impúdicamente, por mí. Fueran cuales fueran sus motivos debían ser poderosos.

Vale, somos poco originales: todo peregrino que pase por Roncesvalles a buen seguro tiene una foto parecida, pero al final de nuestro pequeño periplo tenía claro que algún día recorreré El Camino completo del tirón. Más pronto que tarde. Prometo.

Una vez vuelva de vacaciones quería escribir varias entradas, quizá una por etapa, más que como guía útil, como reflejo de mis experiencias y reflexiones de ese día. De momento aquí dejo el álbum completo con parte de las fotos que he hecho. No seáis muy crueles. La mayoría están tomadas sobre la marcha, sin tiempo para pensar ni casi para configurar la cámara…

 

lunes, 20 de mayo de 2013

Laguna Caña del Gallo.

 

 

Hacía mucho (demasiado) que no me regalaba una excursión en solitario a la montaña. Pedro, un compañero de trabajo, me habló de una espectacular floración que tenía lugar por estas fechas en la Laguna Caña del Gallo (también denominada en según qué sitios Cañada del Gallo o Cantalgallo), en las cercanías de Hoyos del Espino, y de la cual me enseñó un par de fotos del día trece de este mes en el que se podía ver la superficie de la laguna totalmente cuajada de flores blancas. Además el paraje tiene el aliciente de poder disfrutar de unas de las mejores vistas del macizo central de Gredos.

Como vale más una imagen que mil palabras subo aquí las fotos en cuestión, publicadas en la web Eltiempo.es por una usuaria identificada como Pilar a la que he informado previamente del uso aquí de sus fotos:

Edito: Pilar, la autora de las fotos, en su amable comentario en esta entrada me matiza que la laguna pertenece a Hoyos del Collado, un pequeño y tranquilo pueblo cercano a Hoyos del Espino, con buenos ejemplos de arquitectura popular y que me he comprometido a visitar más pronto que tarde. Muchas gracias Pilar por las fotos, el comentario y la aclaración.

 

 

Como no era cuestión de salir del trabajo en ese momento decidí posponer la visita hasta ayer domingo… Pero el tiempo este año es caprichoso, y de las verdes praderas y el cielo límpido de las fotos de Pilar, ni rastro. De hecho nada más aparcar el coche estuve tentado de abortar la ruta: había nevado abundantemente por la noche y de hecho seguía haciéndolo. Teniendo en cuenta que me faltaban por subir más de cien metros de desnivel suponía en buena lógica que la cosa estaría peor más arriba. Ello unido a que desconocía totalmente el terreno, a que iba cargado con un equipo fotográfico que no sólo pesaba unos cinco kilos, sino que vale más de… (cariño, si lees esto ya sabes que no es tanto, que es sólo por darle picante a la entrada) y que no me apetecía que se mojara, y que desoyendo los más elementales consejos de seguridad en montaña, iba solo, evidentemente me empujó a seguir… (Mmm… Ese dulce cosquilleo que se siente cuando uno sabe que roza lo imprudente…)

Debido a que la intencionalidad de la salida era tanto o más fotográfica que montañera decidí subir el coche lo más posible desde Hoyos del Espino, para lo cual debemos atravesar el pueblo en dirección Barco de Avila, y en la salida tomar una estrecha carretera (más bien un camino asfaltado) identificable por un indicador hacia el Santuario de Nuestra Señora del Espino y por una cruz de piedra. Esa carretera zigzaguea en dirección noroeste durante unos kilómetros, ganando altura rápidamente. El coche le dejé prácticamente al final de la misma, donde se convierte en camino de tierra. De ahí a la laguna subiremos ininterrumpidamente aunque de forma muy suave.

La ruta es prácticamente recta, aunque en cualquier caso la vista de los “cuarenta pinos”, un pequeño bosquecillo de tal especie arbórea visible durante casi todo el recorrido podría ayudar a orientarnos en caso de duda.

 

En este punto ya llevaba un buen trecho recorrido, pero no me atreví antes a sacar la cámara de su bolsa… Al fondo los “cuarenta pinos”

El recorrido no es técnicamente difícil. Después de unos cientos de metros el camino desaparece, y al menos ayer domingo, con la nieve, no vi sendero alguno. El terreno vira a pradera y piornal, cruzado por varios arroyos que seguramente algo más adelante se sequen y en los que tuve que tener mucha precaución de no resbalar o torcerme un tobillo debido a estar parcialmente ocultos por la nieve recién caída y que por suerte había cesado.

 

 

Los piornos deberían estar ya en flor, pero así lo tienen difícil…

Había que aprovechar los momentos en que el sol se asomaba entre las nubes…

Ejemplar de fauna exótica, poco adaptada al medio, y que por su sufrida expresión diríase que a duras penas  sostiene casi tres kilos de equipo fotográfico al final de su brazo.

La subida se me hizo lenta a partes iguales por no llevar raquetas y hundirme por tanto en la nieva a cada paso, las paradas para hacer alguna foto y la precaución de pisar con sumo cuidado en un terreno irregular. De ahí que me llevara más tiempo de lo que sería habitual llegar a la laguna.

 

Vi poco cielo, cierto, pero el que asomaba de cuando en cuando tenía un azul espectacular… Cerca de acceso a la laguna, después de aproximadamente hora y media de ruta.

Hummm… ¿Y las flores?

Insisto, ¿y las flores?

¿Tú sabes qué ha pasado con las flores?

Mi primera decepción fue comprobar que la floración, bien había terminado, bien se había agostado debido al bajón de temperatura de los pasados días. Para colmo, las espectaculares vistas estaban ocultas por negros nubarrones de los que la previsión meteorológica afirmaba que a media tarde caería una buena cantidad de agua ¿quizá nieve a estas alturas?. Vagabundeé un buen rato tomando instantáneas de los alrededores de la laguna a la espera de algún claro que al menos me permitiera fotografiarla con las montañas al fondo, pero al no tener suerte decidí volverme.

 

 

 

Perdonadme el autobombo, pero me encanta la sensación de profundidad de esta foto. Y ese azul…

 

Ya de bajada paré unos minutos en los “cuarenta pinos”, y me entretuve con unos amigos que andaban por allí.

 

 

 

 

 

Ya casi en el pueblo, y recuperada casi toda la altura, buena parte de la nieve caída se había derretido, dando paso a un paisaje, ya por fin, casi primaveral.

 

 

En ningún momento me encontré con nadie. En ningún momento oí otra cosa que no fuera mi respiración o el susurro del viento acariciando los piornos, el cantarín murmullo de los arroyos. En definitiva, una salida que aunque no cumpliera con el objetivo previsto en principio, resultó de lo más sabrosona y gratificante. De nuevo solo. De nuevo contra el espejo inclemente de la montaña y del reflejo de ti mismo que esta devuelve, fiel y desapasionado. Real. De nuevo eso sirvió para que en cada paso quedara una pequeña parte de los fantasmas que todos llevamos dentro.

Enlace a la ruta en Wikiloc.

El resto de las fotos en este album Picasa del que os dejo una presentación:

 

 

¡¡¡IMPORTANTE!!!

Las descripciones de rutas de montaña que hago en este blog son tan sólo expresión de mis impresiones y sensaciones de ese día concreto, y por tanto totalmente subjetivas. No tienen porqué coincidir con las de cualquier otra persona, incluso realizándolas en las mismas condiciones. Tampoco son guías exhaustivas. A pesar de que procuro que todos los datos que ofrezco sean correctos, sería recomendable que antes de hacer alguna de ellas te informaras sobre las mismas en publicaciones especializadas. No obstante, si crees que te puedo servir de ayuda, o necesitas alguna aclaración, ponte en contacto conmigo. Por último, tienes que tener en cuenta que la montaña es un entorno potencialmente peligroso. Usa el sentido común y no afrontes recorridos para los que no estés absolutamente seguro de estar suficientemente preparado y equipado. Y ten siempre en cuenta las posibles complicaciones meteorológicas, muchas veces imprevisibles.