martes, 27 de febrero de 2007

Cambio de hábitos

Bueno, pues ya llega el tiempo en que amanece a una hora prudencial y puedo entrenar a primera hora de la mañana, (aunque durante unas semanas esto todavía significa entrenar en la última hora de la noche...)

Ayer ya empecé con mi nuevo horario. Hace frío aún a las siete de la mañana. Frío y oscuridad, aunque en pocos minutos tanto uno como la otra se hacen notar menos.

Es un verdadero placer correr a esa hora. Ver cómo la claridad que asoma tímidamente por el Este, (tirando a Sur a estas alturas del año), va cambiando lentamente a una increíble sucesión de violetas, añiles y rojo fuego para acabar por fin en el estallido vibrante y brillante del primer rayo de sol, rompiendo por encima de las estribaciones de la sierra de la Paramera e inundando bruscamente las copas de los árboles del bosquecillo por donde suelo entrenar.

Me gusta ir comprobando cómo, a medida que avanza la temporada, ese primer rayo de sol surge cada vez un poco más temprano y un poco más hacia el Este, hasta finales de Junio, en que volverá poco a poco en su incesante movimiento pendular a resguardarse en las estribaciones de la Sierra de la Paramera, donde pasará a cubierto el futuro invierno.

martes, 20 de febrero de 2007

Un paseo mágico

Mi esposa es de Los Molinos, anejo de la La Aldehuela, un pequeño pueblo de Avila a medio camino entre Piedrahíta y Barco de Avila, en las estribaciones de Gredos, donde el paisaje ya es más que ondulado.

Ayer fuimos a visitar a mis suegros, y por la mañana decidimos dar un paseo por los alrededores.

En la zona existen multitud de pueblos, muchos de ellos pequeñas aldeas en realidad y algunos ya deshabitados. Los que quedan sufren la emigración de su población joven a las ciudades y pueblos más grandes, por lo que los parajes que los rodean poco a poco van siendo arrancados por la naturaleza a la mano del hombre, cuya presencia va siendo cada vez más escasa, reclamando lo que nunca ha dejado de ser suyo.

Subimos por un camino practicamente en desuso por la pérdida de población y el cese de las explotaciones ganaderas que antaño lo usaban para sus menesteres, que une Los Molinos con Las Solanillas, (otro pequeño pueblo deshabitado).

Nunca había transitado por ese camino, y las fotos que os pego no son sino un pálido reflejo de la belleza que me transmitió. El día estaba encapotado y con amenaza intermitene de lluvia, a ratos cumplida, y los fotógrafos saben que en esas circunstancias los colores se saturan y la falta de contrastes bruscos te hace apreciarlos en toda su viveza.

Paseamos entre venerables encinas centenarias, coronadas por un musgo espeso y mullido. Sus ramas aparecían cubiertas de líquenes brillantes.

Vimos antiguos robles, con alguna hoja de color oro viejo, no caída aún debido a la benevolencia del microclima del paraje, entre dos laderas orientadas al sur que forman una pequeño valle que a su vez desemboca en otro mayor que discurre de este a oeste y por donde corre la carretera Avila-Plasencia.

Nunca me he llevado las zapatillas al pueblo, pero me hice la promesa de que la próxima vez mis Asics Trabuco tendrían que hollar con respeto, casi devoción, los senderos escondidos de ese pequeño bosque, casi olvidado para su uso económico y por tanto disponible para su disfrute personal.

Correr por esta zona debe ser como volver a hacerlo por impulso natural, sin las cortapisas de tiempo y distancia que nos solemos poner los atletas. Disfrutando de la mera posibilidad de poder hacerlo, de tener la salud y voluntad para ello, sólo por placer, por sentirnos vivos mientras respiramos y nos unimos con nuestro entorno.


Os pego unas fotos en las que a pesar de mi torpeza con la cámara y las propias limitaciones de la tecnología para trasmitir la belleza, creo que se aprecia un pálido reflejo de lo que quiero decir.

sábado, 17 de febrero de 2007

La tormenta


Vengo del blog amigo de Merak.

En esta entrada relata su entreno de ayer, con pésimas condiciones atmosféricas: un temporal de viento y agua azotó ayer buena parte de Castilla y León, y aquí en Avila yo también me llevé lo mío, pero no fue nada comparado con aquel día...

Fué como hace siete u ocho años. Finales de agosto primeros de septiembre. Tiempo bochornoso y gruesos cúmulo-nimbos con forma de champiñón creciendo durante el día.

A eso de las tres y media de la tarde salí a correr. Como he comentado alguna otra vez, suelo hacerlo por un bosquecillo de fresnos cercano a mi domicilio. Cuando entraba en él me crucé con un amigo que salía. Tan sólo cambiamos esas pocas palabras apresuradas del que va controlando pulso y ritmo, pero le dió tiempo a advertirme sobre la tormenta que se avecinaba.

No obstante nunca he sido excesivamente miedoso, y una tormenta no iba a hacerme perder una carrera, así que con una media sonrisa condescendiente saludé a mi amigo y seguí adelante.

No había completado más de un par de Km. cuando de repente se hizo de noche. El viento que hasta entonces había sido tan solo molesto comenzó a ulular entre las copas de los árboles, cuajados aún de hojas. Comenzaron a caer ramas, alguna de las cuales, por fortuna no demasiado grandes, me golpeó. El aire pareció espesarse, como nublado por una mezcla de polvo y humedad, y gruesas gotas comenzaron a golpetear duramente mi rostro. A la velocidad con la que se estrellaban contra mi cara era difícil mantener los ojos abiertos.

Bruscamente un trueno desgarró el aire. No me había percatado del relámpago, pero el atronador sonido, como de roca desmenuzada me hizo recapacitar y decidir que no merecía la pena correr riesgos, así que me dí la vuelta. Por delante casi cuatro Km. hasta la ciudad. En cuestión de minutos la tormeta se convirtió en un verdadero vendaval, una de las peores de los últimos años en Avila. Los rayos comenzaron a acercarse, disminuyendo peligrosamente el retardo entre el relámpago y el trueno.

Comencé a sentir miedo. Un miedo real y tangible. Sistemáticamente contaba el tiempo que mediaba entre el fogonazo de luz y el estampido que le seguía: uno, dos, tres..., sólo un kilómetro..., ahora otro: uno, dos, tres, cuatro, cinco..., este ha sido más lejano.

De repente, de frente a mí y algo a la izquierda, en la otra ribera del río, un destello. Apenas me dió tiempo a encogerme, en un acto reflejo de autoprotección. Mis manos no llegaron a tapar mis oídos antes de que a estos llegara el latigazo de un ruido seco, violento, como un disparo.

Durante unos segundos estuve allí, agazapado, escondido, sintiendo la lluvia y el viento en mi espalda, oliendo de tan cerca que la tenía, la hierba mojada bajo mis pies. Mi respiración entrecortada, mis manos aún tapando mis oídos. Cuando la idea de lo que había pasado fue penetrando poco a poco en mi mente, apartando al puro instinto, poco faltó para que llorara de miedo.

A unos cien metros de donde me encontraba hay una caseta que protege un pozo del que se extrae agua para riego en épocas de escasez. Hacia allí me dirigí en la confianza de que estaría más protegido que debajo de cualquier árbol, y allí permanecí durante casí media hora hasta que los cada vez más escasos rayos no fueran una amenaza.

Ayer, en cuanto oí el primero, me dí la vuelta. Correr por la ciudad no tiene el mismo encanto, pero si puedo no volveré a pasar por una experiencia como aquella.

martes, 13 de febrero de 2007

Una gran alegría

Ayer fue una tarde muy especial para mí.

Como muchos sabéis tengo una hija de trece años. Los que seáis padres de hijos de esa edad vais, (vamos), intuyendo los problemas de la adolescencia. Esa rebeldía "porque sí" contra todo lo que les venga impuesto por parte de sus padres: unos carrozas anticuados que "no entienden" los problemas de la juventud, que no se dan cuenta de que el mundo ha cambiado y de que se han quedado obsoletos.

La verdad es que no puedo quejarme, porque Sandra siempre ha sido una niña muy especial: madura, inteligente y responsable. Va bien en los estudios y nunca nos ha dado ningún problema. Pero llega la edad crítica. Llega la edad del autoafianzamiento de la personalidad con los lógicos enfrentamientos con los padres. De los primeros escarceos amorosos, de la confianza ciega en esos amig@s en su misma situación, esos amig@s que son los únicos que los jóvenes creen que les comprenden. Es el momento de esa falsa apariencia de autosuficiencia y seguridad que en verdad esconde los miedos, dudas y complejos de su todavía corta edad, la edad de tener la mente disociada del cuerpo, alterados una y otra por toda una revuelta hormonal.

Son momentos complicados para los chicos, más de lo que ellos creen, ya que tienen muchas preguntas y pocas respuestas, (y pocas ganas de escuchar las que se les dan), como para los padres, divididos entre el miedo a que sus hijos caigan en los errores en los que ellos cayeron, (vano intento éste), y la tentación de imponer un autoritarismo para reconducir la situación que no haría sino empeorar las cosas.

Todo este introito sirve para documentar mi situación respecto a mi hija: un amor ciego de padre que tiene que sujetarse y dosificarse sutilmente, so pena de resultar invasivo y agobiante para ella, asociado al miedo de lo que le deparará el provenir, en el que uno no tiene más que una pequeña influencia, cada vez menor, y un intento constante de manejar las situaciones conflictivas con sutileza.

En estas estamos cuando ayer ella me dijo que quería salir a correr conmigo...

Sandra nunca había salido a correr anteriormente. Ella va al gimnasio, juega al voleibol..., pero eso de ponerse una malla y salir a trotar son cosas de papá.

Después de unos mal disimulados segundos de estupor en los que me planteé qué razones le impulsaban a hacerme esa sugerencia, nunca antes ofrecida, vi la ocasión de compartir unos momentos de intimidad con ella, y esos momentos valen su peso en oro.

Salimos a trotar, muy levemente durante unos veinte minutos. En ellos charlamos distendidamente de cosas sin importancia. Incluso se atrevió a reirse de mi estilo atlético. Fueron unos minutos deliciosos, de esos que sólo sabemos apreciar los padres que vemos como nuestros hijos van creciendo e inexorablemente cada vez se van alejando más de nosotros.

Disfruté intimamente de cada uno de sus pasos, de cada metro recorrido, de ver cómo su carita se iluminaba con una sonrisa cuando le decía algo gracioso. Disfruté al sentirla de nuevo cercana y dependiente de mí, como si de golpe tuviera diez años menos.

Ayer tenía poco tiempo para entrenar, y el trotecillo que hice con ella no fué más que un pequeño paseo casi andando, pero no lo hubiera cambiado por nada.

lunes, 12 de febrero de 2007

Fotos y Vídeo II Carrera del Jarama

Lo prometido es deuda.

Aquí tenéis las fotos de la carrera de ayer. Si alguno quiere un original con la máxima resolución namás que me deje un mensaje.




Y aquí va el vídeo:



El mismo vídeo en Video Google:



Espero que os guste.

Un saludo.


domingo, 11 de febrero de 2007

II Carrera Popular Circuito del Jarama

Pues como siempre, empezaré por mi análisis de esta carrera organizada por MAPOMA en el Circuito Permanente del Jarama:

La organización. En esta carrera lo tiene fácil: circuito completamente cerrado al tráfico por su propia naturaleza, fácilmente controlable al consistir en tres vueltas al mismo. No obstante lo que tenía que hacer bien, lo hizo. Punto, sin ningún alarde. Eché en falta unas alfombrillas en la salida, aunque como esta era tan ancha tampoco tardamos nada en cruzar la línea, y un avituallamiento a mitad de carrera. Los Km. no estaban marcados. Por contra el aparcamiento era fácil, espacioso y poco "peligroso" y había duchas con agua caliente, (muy caliente), allí mismo.

El circuito. Bajo mi punto de vista, precioso. El hecho de dar tres vueltas por una calzada donde todos hemos visto correr monstruos metálicos con más potencia en uno de sus cilindros que nosotros en nuestras pobres piernas para mí le da un valor especial a esta carrera. Ver las tribunas, las torres, los boxes... Original, divertido y con sabor. Además le da la oportunidad a la afición de ver varias veces a los corredores.

El recorrido es durillo. Un par de cuestas con poca recuperación entre ellas, una bajada tendida y la recta de meta, esta sí, llana. Es una zona muy descubierta, por lo que el viento, como hoy, se hace notar.

Animación. Escasa ya que hasta allí sólo se acerca la familia y amistades de los corredores. Eso sí, por eso mismo la que hay es bulliciosa.

Inscripción. Siete euros, bien. En los tiempos que corren, y viendo otras carreras, casi es una cantidad simbólica.

Bolsa del corredor. Sencillita: dos camisetas, (una de ellas del pasado MAPOMA), y un sombrero con el logo de Plátano de Canarias, (si no me equivoco también del pasado MAPOMA), a algunos les incluyeron un bolígrafo que la mía no tenía. Agua y Nestea al finalizar.

Valoración. Una carrera divertida. No apta quizá para buscar marca por su orografía pero ideal para pasar un buen rato.

La crónica.

Se iba convirtiendo en norma en mis escapaditas con la familia el no perdernos. Era algo que me empezaba a preocupar dado mi proverbial despiste, por lo que hoy nos hemos hecho unos Kilometrillos de más ya que nos hemos saltado la salida hacia el circuito.

No obstante el "porsiaca" ha conseguido que a las diez de la mañana estuviéramos aparcaditos de los primeros justo al lado de la zona de chips. Telefonazo a Lander por si se hubiera dormido, (que la confianza de vivir al lado podría haberle jugado una mala pasada), y a dar una vuelta. Poco a poco ha ido llegando toda la gente del foro de ElAtleta.com con la que habíamos quedado para comer después de la carrera. ¡Qué buena gente!. Ya os lo he dicho en el foro, pero por si venís por aquí lo repito: se os quiere un montón.

A lo que vamos: día ventoso y nublado, con amenaza constante y afortunadamente no cumplida de lluvia. Temperatura engañosamente fresca por el viento que hizo que muchos se abrigaran en exceso.

Salida rápida por lo ancho de la calzada y Malagueta, Txamo y Jordan haciendo de liebres de lujo para Lander y para mí. Por el camino coincidimos con Naranja, con la que se quedó Maikels. Primera vuelta "de contacto". Comprobamos que el circuito no es rápido y que las cuestas se harán notar en la tercera vuelta. Es un circuito donde no puedes plantearte la utopía de mantener un ritmo, pero que te hace dosificar tus fuerzas con sabiduría.
En la bajada previa a la recta de meta me "dejo ir". Ventajas del exceso de peso. Jordan se me une pero por detrás nos vuelven a enganchar en el apretón para mejorar la MMP de Lander en el 5000.

Al pasar por línea de meta nos aplaude la afición. Para mí, que casi nunca puedo ir con mi familia a las carreras, este detalle es importante. Os quiero.

En la segunda vuelta, cae el 5000. MMP para Lander y para mí. Creo que es la vuelta más rápida de las tres. En la tercera debía caer la de 10K. Yo lo consigo por un minuto, pero Lander no lo hace por apenas 8''. Lástima de orografía. Si el 10K no hubiera estado en la cuesta no habría tenido problemas. De ahí al final a trote suavecito, charleta relajada y a disfrutar de lo que quedaba.

Muchas gracias a todos por vuestra compañía, en especial a Jordan que me animó y me hizo de GPS en los momentos clave para batir mis MMP. Ayer él hubiera estado para hacer un par de minutos menos de su tiempo en meta y renunció a ellos en parte por mí.

Lander tú tampoco puedes quejarte. Malagueta te llevó todo lo en volandas que se podía sin correr el riesgo de que te descalificaran.

Para Txamo y Malagueta: ¡de verdad que sufro corriendo!. No puedo evitar tener cara de póker mientras lo hago, pero ayer vistéis como me descolgué en la última cuesta, donde mi pulsómeto llegó a marcar 188ppm cuando mis ppm máximas son 194.

En lo deportivo estoy contento porque he batido las dos MMP, el adductor no ha molestado nada y el parón por la lesión lo he acusado menos de lo que pensaba.

Meta y algo de cola para recoger la bolsa y el avituallamiento, suaves estiramientos, charleta con compañeros y familia, ducha calentita y vamos a lo que importa: la comilona en The house of Lander's family.

Lo de esta familia es muy especial. No todos son capaces de dejar entrar a casi cuarenta personas en su casa, muchos de ellos niños, atenderlos con primor y encima disfrutar de ello. Un diez como anfitriones.

En la bodeguita donde nos prepararon la mesa, presidida por un enorme cartel de LA PAQUETERIA, rularon infinidad de manjares: los prometidos huevos fritos con bacon, pisto casero, quiches varias, pozas, tartas de manzana y de chocolate, diversos y variados caldos, Alhambras, (por fin las probé y doy fe de que es buena cerveza), cafelito y chupitos. Todo ello excelente e impropio de la dieta de un corredor que se precie. Ventajas de ser paquetes, a estas cosas se les da una importancia relativa, y si no ahí está Javi, que este domingo se va a correr el Maratón de Valencia en dos horas cuarenta y cinco y ayer no le hizo ascos a las pozas de su madre ni al buen vinito.

La sobremesa fue de lo más animada: chistes, comentarios, anécdotas... La mejor la de Javi en la Media Maratón de Getafe, donde el hombre se hizo dos ochomiles y para completar la recuperación entre ellos y no irse de la marca kilométrica se puso a dar vueltas a una rotonda... sin palabras.

Pero por encima de todo la compañía y el buen ambiente. Según volvíamos a Avila le comenté a mi esposa que sólo os conocía de oídas, ¿verdad que son buena gente?

Un día completo que espero que se repita cuanto antes.

Un abrazo para tod@s.

En breve, (esta tarde o mañana), las fotos y el vídeo...


viernes, 9 de febrero de 2007

Crónica de una tirada larga

¿Qué hacer cuando la amargura cierra tu garganta y sólo el llanto es capaz de abrirla?. ¿Qué hacer para evitar el vértigo de una caída de la que no sabes si te podrás levantar?. ¿Qué hacer cuando sabes que no puedes evitar el problema que atenaza tu corazón. Que sea cual sea tu decisión esta se verá abocada al fracaso?

Ayer corrí frente y a través del viento. El fulgor del sol poniente, asomado por debajo de las nubes que toda la mañana lo habían cubierto, entrecerraba mis cansados ojos.

Barro y agua, límpidos espejos quebrados por mi súbita pisada, jadeos entrecortados en resbaladizas cuestas, dolorosa conciencia de mis humildes límites, empequeñecidos por las estribaciones de la nevada sierra, cada vez más cercana e imponente. Fría e impertérrita montaña frente a las miserias de quien intenta creer que la conquista por el hecho de encaramarse a su cima.

Más tarde el sol en mi espalda. Una sombra cada vez más alargada en su vano intento de llegar cuanto antes de vuelta a la nada, al vacío abandonado horas atrás, donde siguen habitando los mismos fantasmas, el mismo moho que corroe mi espíritu.


jueves, 8 de febrero de 2007

Redefiniendo objetivos

¡Y qué remedio me queda!

Después de la lesión de adductores y perderme dos carreras preciosas como el ICross Ecosport, (mi Club de Atletismo en Avila) y la Media Maratón de Getafe, había que rehacer el calendario.

En el foro de ElAtleta.Com me había enterado de la existencia de la Carrera del Jarama, a la cual no tenía pensado ir porque tenía previsto un viaje para esa fecha.

Como quiera que ese viaje no ha podido cuajar, en un principio paso a fijar esa carrera como objetivo de preparación al MAPOMA, incluyéndola en esa preparación tan sólo como un rodaje fuerte, ya que el correrla tengo que confesar que es tanto por el recorrido, (precioso, tres vueltas al circuito del Jarama), como por pasar el día con mucha buena gente del Foro de ElAtleta.Com.

También tengo decidido hacer una media maratón antes del test definitivo de cara al MAPOMA, que será la Media Maratón de Madrid. Como candidatas tenía la Media Maratón de Segovia y la de Collado-Villalba. Como quiera que esta primera media no iba a ser más que un rodaje "alegre", al final me he decidido correr la de Collado-Villalba, pues es en mejor fecha que la de Media de Segovia, (bien que me pesa, que esta tiene que ser una carrera hermosa donde las haya).

Así que de aquí al MAPOMA, y si el tiempo, las lesiones, las obligaciones familiares, gordo de la lotería o cualesquiera otros imponderables que puedan surgir no lo impiden, correré la Carrera del Jarama, la Media Maratón de Collado Villalba y la Media Maratón de Madrid.

No es el calendario que tenía pensado en un principio, pero tampoco está nada mal, ¿verdad?.

Un saludo.

Enlaces de Montaña

Aquí iré añadiendo aquellas páginas de referencia en el mundillo del atletismo montañero:

Foro de Carreras de Montaña de ElAtleta.com.

Club Tierra Trágame, organizadores del Maratón Alpino Madrileño.

Wikineos, un excelente proyecto de web en entorno wiki, y por tanto abierto a colaboración de cualquiera que lo desee, de reciente creación (enero 2010) que a buen seguro en poco tiempo se convertirá en referente: rutas, información, material... Os animo a participar en él.

Real Sociedad de Alpinismo Peñalara, organizadores, entre otros, del Gran Trail Peñalara y de la Liga Peñalara de carreras por montaña.

Gran Trail Peñalara, la "bestia" de la zona centro.

Corredor de Montaña, completa web con todo tipo de información.

Minarium, imprescindible: rutas, consejos...

martes, 6 de febrero de 2007

¿Por qué corro?


No, no me refiero a razónes filosófico-metafísicas, de salud o estéticas, sino a ese impulso concreto y último que me animó a ponerme las zapas y salir a gastarlas.

En mi caso la "culpa" la tiene mi profesor de Educación Física de 1º de B.U.P.

Por aquel entonces, (trece añitos), yo ya medía casi la estatura que tengo ahora, (1,70 m.), pero pesaba aún más. Nunca había hecho deporte, ni siquiera jugaba al fútbol en los recreos y era tan feliz así. Pero al llegar al instituto este individuo hizo que todo cambiara.

Era un defensor a ultranza del deporte-base, entendiendo como tal, nada de soltarnos un balón y echar un partido, que era lo que solían hacer los "profesores" de Educación Física de la época, sino que nos llevaba a una pista de atletismo de ceniza, a escasos trescientos metros del instituto, y a correr... Allí nos hacía entrenamientos salvajes. Recuerdo un día de ¡diecinueve series de 400 m.!, que casi ningún compañero terminó.

Otro de sus entrenamientos preferidos era hacernos subir al Santuario de Sonsoles, distante por camino unos cuatro Km. de la pista y con una subida durísima en el último Km. Lástima que en la foto del SigPac no se aprecie la pendiente de ese último Km que pocos hacían corriendo...

Por supuesto yo siempre era el último.

Los Kg. y la inactividad de toda mi vida hacían que a los pocos cientos de metros tuviera un flato y un dolor de piernas terrible.

Cualquier EDUCADOR hubiera intentado motivarme de alguna manera: haciéndome ver las bondades del ejercicio, la necesidad de una alimentación equilibrada que me llevara a una pérdida de peso como condicionante para una mejor salud de adulto... ¡Qué se yo!, cualquier cosa que me sirviera para cambiar ese estilo de vida comodón. Por el contrario, este hombre SE REIA y se burlaba de mí cuando llegaba solo y hecho polvo de vuelta a la pista, lo que lógicamente arrastraba detrás a mofarse a la mayor parte de la clase.

No voy a decir que eso me traumatizara ni me preocupara en exceso, (aunque evidentemente me molestaba), antes al contrario, me cabreaba sobremanera. El caso es que entre chanzas pasé ese curso.

Recuerdo el primer día de vacaciones. Me desperté pronto, acostumbrado como estaba al horario del instituto, y sin saber muy bien porqué, me dije que tenía tres meses para cambiar la situación del año anterior. Con una cierta chulería de carácter que siempre me ha acompañado, a veces calificada por mi madre como un deplorable exceso de orgullo, pero que ha hecho que pocas veces haya agachado la cabeza ante una adversidad, me levanté, me puse el chándal y salí a correr. Subí al famoso Santuario de Sonsoles, y para mi sorpresa, llegué sin parar ni una sola vez. Fué una excelente notica para mi autoestima, así que al día siguiente repetí. Al otro no podía moverme, pero ya no dejé de correr en todo el verano.

Recuerdo que perdí muchos Kg. en poco tiempo y mi madre tuvo que comprarme pantalones nuevos. Lástima que treinta años después eso no sea tan sencillo...

A medida que llegaba el principio del nuevo curso se acrecentaban las ganas de "enfrentarme" de nuevo a mi profe de Educación Física.

En la primera clase nos mandó subir, ¡cómo no!, al Santuario de Sonsoles, (¡qué obsesión tenía el tío con él!)

Pronto hice grupo con un amigo. Llegamos arriba y bajamos solos, con gran ventaja sobre los siguientes compañeros. Al llegar el profe me felicitó, me dijo que esperaba "grandes cosas" de mí ese año, bla, bla, bla... Fué uno de los días más felices de mi vida deportiva.

A partir de ahí, con mayor o menos intensidad, durante toda mi vida he practicado deporte, y nunca le dije a ese profesor que sus poco didácticos métodos educativos habían conseguido hacerme un favor que él jamás sospechó.

Esa es mi historia...

domingo, 4 de febrero de 2007

No sólo atletismo

Aquí recopilaré esos otros enlaces que no tienen que ver con el atletismo, pero que visito con frecuencia.

Cronómetro de récords. Porque el deporte se escribe a partir de anécdotas.

Mosacio de retazos. Un blog lleno de sensibilidad.

Mirando por el objetivo. Mi blog de fotografía.

Almirante Mengano. Tribulaciones y desventuras de un funcionario de la Agencia Tributaria.