domingo, 26 de diciembre de 2010

Objetivo: Maratón de Sevilla. Undécima semana.

Foto de Pete Stocks, descargada de Photo.net.

Once semanas desde que, presuntamente, empecé la preparación para Sevilla. Siete sólo (ahora es solo) para la ¿gran? cita. Y las cosas no cambian mucho. Cuarenta y pico kilómetros de trote, con tan sólo (solo, Carlos, ahora es solo) una ligera mejoría de la rodilla y la alucinante, por inesperada, vuelta de las molestias de pubis.

Cierto que el día de Navidad tenía pensado salir, con lo que hubiera pasado, creo que cómodamente, de los cincuenta kilómetros, y que el barro le da a los realizados un pequeño plus de dureza, pero no pudo ser por, digamos, un “exceso de visitas al excusado”, que además me han dejado de lo más flojo para la tirada larga dominical. No, si al perro flaco, gordo en este caso… Como lectura positiva: he salvado Nochebuena y Navidad sin coger un gramo.

Respecto a la rodilla, como digo, las cosas van más o menos bien: no empeora, pero después de mes y medio sigo sin poder forzarla lo más mínimo. Y lo del pubis me tiene mosca. Estoy razonablemente seguro de que la lesión no se ha reproducido, y que simplemente mi cuerpo pide más abdominales y se va a quejar por la parte más débil: ese punto doloroso donde se gestó un año y medio de baja allá en la lejana mitad de dos mil nueve. Haremos más abdominales pues, y más estiramientos, y tendremos más cuidado con los resbalones en el barro y rezaremos al dios de los corredores, a ver si de una vez se apiada de este pobre trotón…

PD. Oyes, que no se me va la musiquilla de la cabeza…

jueves, 23 de diciembre de 2010

Año nuevo, nuevos objetivos.

¿Qué sería de nuestra vida sin objetivos?. Son ellos los que nos motivan, los que nos estimulan, los que nos hacen seguir adelante. Durante muchos meses en el lateral de este blog el único objetivo que habréis visto ha sido más un deseo que una verdadera meta: encontrar tiempo y (especialmente) ganas para correr. Dejo atrás tiempos que quisiera olvidar, heridas que nunca curarán totalmente, y aunque en mi horizonte sigan campando negros nubarrones, al menos algo de tiempo ha vuelto a mi mano. Llevo, tendinitis de rodilla mediante, varias semanas de trote que me permiten pensar en ponerme un dorsal. Ayer tarde me dediqué a pensar cuales, y ahí quedan, en ese hasta ahora vacío lateral del blog unas cuantas declaraciones de intenciones…

La primera es el III Memorial José Soriano. Cross Ciudad de Avila – Caja de Avila, organizado por mi club: Ecosport Avila. Un cross de ocho kilómetros y medio por uno de los principales lugares donde suelo entrenar, sin más pretensiones que sumar un puñado de kilómetros más antes de la salida y completar con ellos una tirada larga en condiciones.

Si todo va bien, después vendrá la media maratón de Getafe, ahí no necesitaré añadir kilómetros y previsiblemente me conforme con rodar suave, sobre las dos horas estaría bien.

Quince días después tengo apalabrada (y pagada) mi presencia en Sevilla, maratón con el que tengo una cuenta pendiente desde el año pasado, edición en la que quería haber mejorado sustancialmente mi marca en maratón y a la que no pude asistir por enfermedad de mi esposa. No será este año en el que me cobre la deuda, pero tampoco la olvido. ¿Objetivo?, terminarla sin sufrir. ¿Cuatro horas y cuarto?, ¿cuatro horas y media?. Las circunstancias de ese día lo dirán. En cualquier caso otra tirada larga. Nada más.

La Media de Segovia es ya fija en mi calendario aún con una única participación en ella, pero es que nuestros vecinos organizan una carrera sobresaliente, de las que te roban el corazón. 

Ando con el come-come de la II Edición de las 6 Horas de Fresnedillas de la Oliva. Sé que la desorganización quería perpetrarla, pero en su güeb aún no hay nada, y uno de los culpables de la I Edición me comenta hoy que de momento anda todo desmoronado (sic)… En caso de desenmoronamiento tendría que intentar encajarla como fuese, ¿incluso el mismo fin de semana que la Media de Segovia?, ufff… Aquí no haría una simple tirada larga. Cambiaría de talla y me iría a una XXL aunque fuera de trotiandares...

Madriz y su Mapoma dominará el mes de abril. Oootra tirada larga nomás…, aunque aquí sí tendría que tener ya buenas, buenas sensaciones, porque EL OBJETIVO (con mayúsculas) ya estará cerca.

Antes, en mayo, querría pasar por Bustarviejo, y correr por segunda vez el Memorial Fernando García Herreros, dura carrera de montaña que será una casi definitiva piedra de toque de cara a ese OBJETIVO del que entonces apenas me separarían tres semanas. Aquí sí que habrá que esforzarse. Aquí sí que habrá que medir lo que uno vale de verdad, porque…

La carrera que quiero competir, en la que quiero dar lo poco o mucho que tenga en ese momento, la que impedirá que me exprima hasta entonces, racaneando energías y sufrimiento y a la que dedicaré todo ese sufrimiento hurtado durante meses. LA CARRERA, EL OBJETIVO de este año que se me viene encima es el Maratón Alpino Madrileño. ¿Que porqué el MAM?, porque ya estuve en dos mil nueve, y un trozo de corazoncito se quedó allí. Ved para entender:

 

martes, 21 de diciembre de 2010

III Memorial José Soriano. Cross Ciudad de Avila – Caja de Avila.

Cartel48X33.jpg Cartel III Memorial José Soriano. Cross Ciudad de Avila – Caja de Avila.

Una carrera en la que antes de empezar a calentar se os ofrece un café calentito con una pasta. Con guardarropa y aparcamiento gratuito a diez metros de la línea de salida-meta. Con un precioso circuito de ocho kilómetros y medio a través de un bosquecillo de fresnos en la ribera del Río Adaja, totalmente marcado, en el que la familia podrá verte y aplaudirte en numerosos lugares. Con el mejor avituallamiento post-carrera que te puedas imaginar, incluyendo picadillo de auténtica carne de avileño, Yemas de Santa Teresa... Con un sorteo de regalos en el que difícilmente te quedarás sin algo. Bolsa de deporte y camiseta conmemorativa.  Menú especial concertado con el Restaurante II Castillas…

La organiza el Club de Atletismo Ecosport el próximo dieciséis de enero. ¿Te la vas a perder?... Pues puede pasar, porque las inscripciones son limitadas… ¡Corre! y apúntate al:

 

III Memorial José Soriano. Cross Ciudad de Avila – Caja de Avila.

Enlaces (tomados de la web del club):

 

Enlace a la crónica en este blog de la edición de dos mil diez. Enlace a la de dos mil nueve.

 

¡IMPORTANTE!

Otra forma de participar en el cross es como voluntario. Si estás interesado, pulsa este enlace, ojo, esto NO ES INCOMPATIBLE con participar en el cross, si vas a correr simplemente se te asignarían tareas previas como marcado de recorrido, montaje de carpas…

lunes, 20 de diciembre de 2010

Objetivo: Maratón de Sevilla. Décima semana.

Foto de Timoteo Kang, descargada de Photo.net.

Poco que contar de esta semana. De hecho casi podría copiar-pegar los pesares volcados en mi anterior entrada pues estos últimos siete días han sido calcaditos a aquellos: casi cuarenta kilómetros de rodajes con la única diferencia que los he tenido que concentrar en cuatro salidas. Es lo que tienen las fiestas y los niños pequeños y las fiestas de los niños pequeños y las fiestas de los grandes: que te roban tiempo.

Como contrapartida, ayer domingo no tuve más remedio que explorar los límites del dolor (esto me ha quedado pelín dramático) que podía soportar mi maltrecha rodilla, y la llevé hasta la hora y media de rodaje a ritmo muy suave. Como lectura positiva hago que cardiovascularmente hubiera podido estar un buen rato más, como negativa que hoy la jodía duele.

En fin, nada nuevo bajo el sol. Bueno sí: que me queda una semana menos…

lunes, 13 de diciembre de 2010

Objetivo: Maratón de Sevilla. Novena semana.

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Foto del portfolio de Omar K. Descargada de Photo.net.

No correr más de dos días seguidos. No correr más de cuarenta o cincuenta minutos cada día. Realmente, no correr y limitarme a trotar. No bajar cuestas. No perdonar los estiramientos antes y después de, ejem, correr.

¿No habíamos quedado hace unos días en que la lesión ya era historia?. Pues no. Esas son las limitaciones que me impone mi rodilla, el acuerdo al que hemos llegado después de estas semanas de un conflicto que ríete tú del de los controladores. Mientras no sobrepase ninguna de ellas, todo va más o menos bien.

Así que esta semana la cierro con cinco birrisesiones de constante charla rodilla-cerebro, de entre cuarenta y cincuenta y cinco minutos que suman apenas cuarenta kilómetros. Como le acabo de contestar a un amiguete en el foro, “disfruta de lo que puedes hacer en lugar de lamentarte por lo que no puedes hacer”. Me aplicaré el cuento para encontrar algo de consuelo…

sábado, 11 de diciembre de 2010

A lo que cuenta.

Tengo ganas de que mi anterior entrada baje en el blog. No me ha dejado buen sabor de boca haber creado una cierta polémica que no buscaba, así que a otra cosa. Por suerte, en el foro hoy he leído algo que me sirve de excusa para ello: al gran Mayayo le han confirmado su participación en la edición del año que viene del Ultra Trail Mont Blanc, una burrada con ciento sesenta y seis kilómetros y casi diez mil metros de desnivel positivo acumulado con la que tiene una cuenta pendiente.

Mayayo publicó ya hace tiempo este vídeo con fotos de su participación en el CCC (Courmayeur Champex Chamonix) de dos mil ocho, que se celebra conjuntamente con el Ultra Trail Mont Blanc, aunque con noventa y ocho kilómetros de longitud y cinco mil quinientos metros de desnivel positivo acumulado es una carrera con más que suficiente entidad propia. En este enlace la crónica que publicó en su día sobre la carrera.

Luego el mozo no querrá que le tildemos de liante, pero miro el vídeo y se me ponen los dientes largos… No obstante no me es posible asistir. No este año. Se necesita al menos un punto obtenido a lo largo de dos mil nueve o dos mil diez por la participación en una serie de carreras listadas y que se otorgan a dichas carreras por la dureza de las mismas. Curiosamente el Maratón Alpino Madrileño, en el que participé en dos mil nueve y es objetivo principal para dos mil once, no está entre ellas a pesar de que sí se listan carreras a priori menos duras. El propio Mayayo ante mi extrañeza ya me explicó las razones de ello.

En dos mil once además el CCC se celebra el día de mi cumpleaños ¿hubiera habido un regalo mejor?. Cachis... Venga, olvidado para dos mil once, pero ve haciendo otra muesca en la vara de “posibles”…

viernes, 10 de diciembre de 2010

Adiós, Marta Domínguez.

El terremoto que ha sacudido la prensa escrita (que a veces incluso es leída), la hablada, la internete con sus webs y blogueríos e incluso las “conversaciones de bar”, manera con que mi padre se refiere a ese tipo de conversaciones intranscendentes y engalladas delante de un vino, ha sido lo suficientemente poderoso como para que se me permita escurrir el bulto y no explayarme al respecto. Además, a la niña la tenía yo en un pedestal y no sería objetivo. Sapos y culebras saldrían de mi boca y no es cuestión de perder la compostura. Sólo detallo una imagen que me sacude desde ayer tarde: la de los jóvenes de la Escuela Municipal de Atletismo de Avila (mi hijo entre ellos) muchos adolescentes, edad complicada en la que se tiende a mitificar ídolos (a veces sin pararse a pensar qué hay, si es que hay algo, detrás de su imagen, léase Gagás y similares), edad en la que tanto nos cuesta a padres y educadores construirles un sistema de valores a los chicos, conseguir que tengan referentes dignos, empujarles sin que lo sientan por un camino más o menos recto… Y ayer muchos de ellos se sintieron traicionados, defraudados y lo que es peor: desilusionados. Ayer se perdieron vocaciones deportivas y se gestó mucho botellón. Y eso, Marta, no te lo perdonaré nunca.

Y no me vengáis con presunciones de inocencia. En este caso la presunción de inocencia queda reducida a un mero término jurídico que ampara los derechos de la culpable. Al juez le queda sólo determinar ese grado de culpabilidad.

Para dejar mejor sabor de boca, y en mi particular búsqueda de motivación runeril, ayer encontré este vídeo en el blog de Ser13gio, todo un referente nacional en el mundo del ultrafondo cuyo blog os recomiendo encarecidamente, grabado durante la celebración de la última edición de la TNF Endurance Challenge San Francisco. 50 millas de na vistas desde dentro. Disfrutadlo.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Objetivo: Maratón de Sevilla. Octava semana.

 

Foto de Chris Deyoe. Descargada de Photo.net.

Nada nuevo bajo el sol. Treinta y dos kilómetros de rodaje es todo el bagaje de la semana que recién termina. La rodilla no duele, pero el runrún sigue ahí. La lesión (creo) es historia, pero aún demasiado reciente como para arriesgar una recaída. No merece la pena. Ayer le comentaba al míster que creo que es el momento de pensar en el objetivo principal de la temporada que viene, el MAM, y olvidar cualquier intento de acercarme a las cuatro horas en Sevilla, cosa que además difícilmente podría conseguir con los “poderes” que acredito en las últimas semanas. Así que para esta que entra seguimos con rodajes suaves, intentando no sobrecargar mucho la rodilla en cada sesión, olvidándonos de otra cosa que no sea trotar, y procurando hacer el mayor número posible de sesiones para distribuir el trabajo. Se trata, en definitiva, de ir acumulando kilómetros de cara a un futuro “plan genérico de fondo” en palabras del míster, en el que Sevilla encajará bien como un rodaje muy largo y suave si decido hacerlo entero, bien como un rodaje algo más vivo si acompaño a Lander en sus últimos kilómetros.

En el lado positivo, que al menos llevo ya ocho semanas haciendo ejercicio de forma regular. Los primeros pasos de cada carrera ya no son una dolorosa tortura de pinchazos y chirridos articulares, ya soy capaz de oir piar los pajarillos por encima de mis resoplidos y el peso ¡ay el peso!, si bien no mucho, algo ha bajado. Y otro efecto, raro en mí: me apetece ponerme un dorsal… En ese plan genérico de fondo del que habla el míster hay hueco para hacer alguna que otra carrera, y le tengo ganas. Raro, raro, raro…

lunes, 29 de noviembre de 2010

Objetivo: Maratón de Sevilla. Séptima semana.

Foto de Naim Ozturk, descargada de Photo.net.

¿Llueve menos?, quiero pensar que sí. Esta semana era de prueba, de transición entre el parón y la vuelta a los entrenos, de testeo de la rodilla y de aguantarse las ganas de salir a correr por más que con el frío me apetece más hacerlo, en un arrebato de sensatez de esos que con la edad cada vez son más frecuentes. Esa es una de las pocas cosas buenas que tiene hacerse mayor…

Aunque como dice el míster: “todo suma”, los números semanales, expresados tanto en kilómetros totales como en minutos por kilómetro han sido paupérrimos. Y lo peor: ayer domingo la rodilla dio de nuevo señales de vida. Rodaje de una hora diez minutos. Todo perfecto hasta el cincuenta. A partir de ahí un runrún que ya no me abandonó hasta llegar a casa. Cierto que al menos me dejó seguir, no fue el pinchazo brusco e incapacitante de las otras veces, pero sí un aviso de que ese puñetero tendón aún no está del todo recuperado.

Al final han sido cinco sesiones. Dos muy leves de treinta minutos, dos un poco más atrevidas de unos cuarenta y la mentada dominical de setenta. Al menos tengo la sensación de no haber perdido la semana.

¿La que entra?, pues de nuevo ”de prueba, de transición entre el parón y la vuelta a los entrenos, de testeo de la rodilla y de aguantarse las ganas de salir a correr por más que con el frío me apetece más hacerlo…”

lunes, 22 de noviembre de 2010

Objetivo: Maratón de Sevilla. ¿Sexta semana?.

Count Six and Die (¡toma dramatismo!). Foto de Jonh Williams, descargada de Photo.net.

Otra semana para olvidar. El martes, a modo de prueba, salí tan sólo veinte minutos suaves sin ningún problema. Animado por el resultado del paseíllo (a pesar de lo cual descansé el miércoles por pecar de cauto antes que de arriesgado) volví a salir el jueves con la intención de trotar entre cuarenta y cuarenta y cinco minutos. El día era perfecto para correr: noche cerrada, con el frontal deslumbrando a todo quisqui con el que me cruzaba (buena compra hice, pardiez), temperatura fría, brisa ligera y bastante humedad. Ideal. Las sensaciones fueron muy buenas teniendo en cuenta los días adicionales de parón, y salvo el lógico aumento de pulsaciones según pasaban los minutos, no tuve ninguna sensación extraña. Pero ya en "recta de meta", apenas a doscientos metros de casa, la rodilla me dio un aviso. No llegó a ser dolor, simplemente un "aquí estoy, y si sigues dos minutos más, te arreo", que cambió bruscamente mi estado de ánimo. Y eso ha sido todo. Apenas una hora de trote en toda la semana y dos de paseo con mi esposa, y lo que es peor: más y más dudas acerca de la situación real de esa rodilla, que no muestra ningún síntoma de estar dañada hasta "dejarme seco" en dos pasos. Mi trainer, que de momento está ejerciendo más de psicólogo que de entrenador, me dice que hay tiempo. Me habla de supercompensación, de planes de doce semanas, de que los paseosconparadasparaverelpaisaje también suman... En su sabiduría confié mis escasas fuerzas y diligentemente asiento a sus afirmaciones con la esperanza de que tenga razón, pero con cada día de parón el fino y el pescaíto frito van ganando la partida al objetivo de las cuatro horas y pico, haciendo ese pico más y más largo. Veremos.

PD. Que no, que a mí estas cosas no me deprimen lo más mínimo. Primero porque Sevilla no es Objetivo con mayúsculas, sino sólo un objetivo intermedio al que otorgo menos importancia que al hecho de poder pasar un fin de semana en familia con los amiguetes del foro. El Objetivo es el MAM, y ahí sí tengo tiempo de sobra. Segundo, porque carreras hay muchas, y sean objetivos u Objetivos, si hay que cambiarlos, se cambian, que uno ya tiene edad para discernir qué es de verdad Importante, y las carreras son importantes, y sólo a veces. Rediós que rebuscado soy...

jueves, 18 de noviembre de 2010

Gato, gato…

Que Canillas es genial nadie lo dudaba. Que además fuera adivino, eso, ¡ay amigos!, no lo sabíamos aún…

Ayer miércoles se despachó en el foro con un servidor y uno de sus acostumbrados y sabrosones montajes fotográficos. Sabido es que a mí me gusta la fotografía, hasta ahí bien, pero que ayer me levantara tal y como el mago Canillas me retrata, doblado por los medios, era cosa que creí quedaba en la intimidad... Buena intuición tuviste amigo.

Pues sí, desde ayer a base de Voltarén por una contractura en la zona lumbar que ya padecí hace un par de meses, que por lo que se ve no ha curado del todo, y que se suma a las molestias en la rodilla, a la reacción de la vacuna… Empiezo a pensar que hay algún hado empeñado en que yo no corra en Sevilla. Ya el año pasado me ocurrió algo parecido con la enfermedad de mi esposa y la consiguiente cancelación del viaje justo el día antes de salir hacia el maratón que mejor había preparado hasta la fecha y en el que tenía unas expectativas aún mejores de las aquí confesadas.

Hace unos días le comentaba a una Amig@ Mí@ en su blog que no creo en el destino, pero es cierto que a veces le he “cogido gato” a algo o a alguien por un cúmulo de circunstancias entre las que, admito, la razón no se encuentra, y el maratón de Sevilla está a un paso de conseguirlo. Ya lo hizo el año pasado el GTP (y bien que me pesa, que ya sabíais las ganas que le tenía, pero ahora mismo no tengo la más mínima ilusión por correrlo), y a poco que Sevilla se empeñe me borro de su maratón y me quedo con el pescaíto frito y el fino, ¡será por carreras!.

PD. Una oportunidad más le doy, sólo una más…

martes, 16 de noviembre de 2010

Objetivo: Maratón de Sevilla. Quinta semana.

Foto de Adam Welber, descargada de Photo.net.

Esta quinta semana ha quedado como el culo. Tenía un par de rodajes fáciles sobre la hora y cuarto, un día de cuestas, uno de rodaje “alegre” de una hora y el rodaje dominical debiera haberse ido ya a una hora cuarenta minutos (tranquilitos). Y la cierro con apenas dos rodajes de cuarenta y de cuarenta y cinco minutos. Deprimente…

Después de las molestias de rodilla el míster y yo decidimos no arriesgar y perder los días que fuesen necesarios en el convencimiento de que forzar un día ahora equivaldría, con toda probabilidad, a varios días parado más adelante, pero me encorajina que justo cuando aparecían las buenas sensaciones haga “el cangrejo”. Aunque para mitigar parte de mi profunda mala leche, quizá tampoco hubiera conseguido terminar la semana como estaba planeada: el pasado martes me vacuné contra la gripe. Nunca me había producido reacción, pero el jueves y el viernes me encontré flojísimo, sin fiebre pero con el cuerpo dolorido y un enorme cansancio. Haré una lectura positiva del hecho de que los dos contratiempos han sido simultáneos y de que los días perdidos han sido menos al coincidir ambos, y pasaré página.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Un poquito de motivación…

Que no, que a pesar de lo que pudiera parecer por el tono de mi anterior entrada yo soy un optimista impenitente, y corra en Sevilla o vaya sólo a tomar fino y pescaíto frito, una lesión no me va a hacer venir abajo, faltaría más. Eso sí, nunca viene mal un poco de ayuda extra, y el caso es que en el blog de Slowpepe ví este vídeo acerca de la Gore-Tex Transalpine Run, inalcanzable (aún) para mí: ocho etapas a través de los Alpes Austríacos, cruzando el Tirol hasta bien entrada Italia. En este enlace podéis ver su recorrido. Una burrada.

Con todo, a pesar del subidón de adrenalina, el vídeo no dejaría de ser tan sólo un hermoso y sugerente vídeo como tantos otros rodados en paisajes de cuento si no fuera por las palabras con que se inicia, que, esas sí, me cautivaron profundamente golpeando dentro, muy dentro:

"Life is like a coin. You can spend it anywhere you like... but you can only spend it once. This is a great way to spend life..."

(La vida es como una moneda. Puedes gastarla donde quieras... pero sólo puedes gastarla una vez. Esta es una gran forma de gastar la vida...)

Y claro, uno se ablanda cuando algo así le llega tan hondo…

En mi ya larga vida me he ido desprendiendo de falsos mitos, absurdos tabúes y prejuicios varios. Paradójicamente en vez de limitarme eso ha contribuido a abrir mi mente y hacerme creer que cualquier cosa es posible. Incluso que un día, algún día, yo pueda estar ahí…

Minuto tres, segundo veintiséis. Minuto tres, segundo treinta y ocho… Se me abren las carnes…

jueves, 11 de noviembre de 2010

Un pasito p’alante María, uno (o dos) pasitos p’atraaaasss… Yeeepaaa…

Imagen tomada del magnífico blog de Carles Aguilar.

Tomémoslo con humor. Apenas tres semanas de entrenamiento y ya estoy lesionado, jajaja… Lo siento, no me sale…

De nuevo la rodilla quiere ser protagonista. Hace ya dos años que padecí aquella tendinitis de pata de ganso, que tanta guerra me dio y que, parece, ha vuelto de nuevo.

El pasado sábado, casi al final del rodaje prescrito por el míster, sentí un pinchazo en la zona identificada en la imagen como “bursa inflamada” de mi rodilla izquierda. Inmediatamente identifiqué el familiar dolor que creí olvidado. Era tarde, noche cerrada, estaba sudado después de casi una hora de trote, hacía frío para ponerme a caminar y estaba apenas a un par de kilómetros de casa y decidí seguir trotando suave hasta la reparadora ducha.

Decidí junto con el míster olvidarme del entrenamiento del domingo y unir ese día de descanso con el del lunes, previsto de antemano. El martes la sesión me la cambió por un rodaje “de prueba”, a ritmo muy suave con el doble condicionante de salir sólo si no tenía ninguna molesta y de parar si esta aparecía. Y no lo hizo. Rodé durante cuarenta minutos sin ningún tipo de problema y ayer miércoles no aprecié secuela alguna. Bien, pues sigamos con el plan… Y el plan preveía un rodaje de hora veinte, de los cuales los primeros cuarenta y cinco minutos fueron deliciosos: las buenas sensaciones van apareciendo, los ritmos, aún lentos, no son tan lastimeros como los primeros días y en todo momento troté con una cierta soltura, pero en ese fatídico minuto el pinchazo volvió, y cumpliendo fielmente su ley, Murphy hizo que fuera PRECISAMENTE en el punto más alejado del circuito. Inmediatamente me dí cuenta de que lo iba a pasar mal: no llevo encima más que una sudadera fina (servidor es muy caluroso, incluso comparado con sus recios vecinos esteparios y ha corrido el maratón de San Sebastián con dos grados en la salida en manga corta) que poco o nada me protege de los estertores de Becky, la simpática Ciclogénesis Explosiva que nos ha visitado estos días y que tan mal ha tratado la costa Cantábrica. Aquí el temporal llega con las fuerzas mermadas, pero aún así el viento es fuerte y frío, muy frío... Durante unos segundos pienso en volver trotando, pero por una vez decido hacer lo correcto y echo a andar. "Una camiseta Carlos, ¿no te podías haber puesto siquiera una camiseta de manga corta debajo de la sudadera?". El viento levanta los faldones de la sudadera y recorre inclemente mi piel, erizándome el vello. El calor se va a borbotones por mi cabeza, con el pelo mojado. Mis manos se amoratan y pierden sensibilidad, y sólo la mala leche por tener que parar unos días de nuevo me hace olvidarme de ello.

Al llegar a casa apenas puedo coger la llave para abrir la puerta. No estiro, sólo pienso en una ducha caliente. Me quito las zapatillas y al pasar por delante de la cocina pongo a calentar a fuego lento las patatas revolconas, bien picantes y con sus torreznillos, como a mí me gustan, que me ha dejado preparadas mi esposa. Mmm... Me relamo por anticipado. Llego al baño y mientras me quito la ropa dejo correr el agua caliente. En vez de ducha me voy a dar un baño, siquiera cortito... ¡Qué gusto, por Dios! Dejo correr el agua por mi cabeza, sumerjo las manos en el agua, muy caliente, al límite de lo que puedo soportar y empiezo a pensar que de nuevo el míster tiene que rehacer el plan... Recuerdo que tengo un correo suyo en el que, quizá excediéndose en sus atribuciones, me pregunta por cómo va el peso... Ayyysss... ¡el peso!, origen de casi todos mis problemas deportivos y uno de los pocos factores relacionados con el entrenamiento que soy incapaz de controlar. ¿Qué le contesto yo a este hombre? La calidez del agua me envuelve y relaja, mis manos recuperan sensibilidad, ¿qué le contestas al míster, Carlos?, el peso, puñetero peso... Primera posibilidad: salida por la tangente ¿el peso?, bien, gracias. Segunda posibilidad: respuesta "graciosilla" ¿el peso?, ¿se le pregunta la edad a una señorita?, pues eso... Tercera posibilidad: respuesta airada ¡eh!, que ya sabías dónde te metías. Que el que no me cobres un duro no te da derecho a según qué cosas, que ya sabías que yo no estoy dispuesto a no disfrutar de una buena mesa y a renunciar a tomarme una cervecita con los amigos o a comerme esos torreznillos con las patatas revolconas que me ha dejado mi santa...¡Las patatas!, ¡esas patatas que dejaste hace más de veinte minutos al fuego!. Y casi saltas de la bañera, derramando el agua, mal te secas y corres, a riesgo de resbalar y partirte la crisma, y notas el olor a quemado que te había pasado desapercibido, ensimismado y atontado por el agua caliente... Pero ya no hay remedio: ¡joder, Carlos!, hoy toca comer de bocata...

lunes, 8 de noviembre de 2010

Objetivo: Maratón de Sevilla. Cuarta semana.


Foto del portfolio de Jeffery Simpsom. Descargada de Photo.net.

Esta semana ha sido de claroscuros. Tenía previstos seis días de entrenamiento, con rodajes largos y suaves y tres días de calidad. Una semana, en palabras del míster, de "carga, carguísima", que he dejado coja ayer domingo. El sábado tocaba un rodaje suave de hora y cuarto. La ventana de entrenamiento de ese día se desplazó a la noche, y al no llevar el frontal me vi forzado a elegir entre dar vueltas como un hámster a un pequeño circuito de tierra cercano a mi casa de menos de un kilómetro o hacer asfalto. Elegí esto último y quizá por no haber corrido hasta ahora apenas nada por una superficie dura, en los últimos minutos apareció el familiar dolor de la tendinitis de pata de ganso que ya me acosó hace un par de años. Resultado: ayer domingo cojeaba ligeramente, por lo que decidí no hacer nada y aprovechar que hoy lunes tenía descanso para unir dos días e intentar recuperar ese puñetero tendón.

Como lectura positiva tengo que ese rodaje nocturno del sábado me devolvió las primeras "buenas sensaciones" de estas semanas. Aunque los ritmos son muy lentos, y no es cuestión de afirmar que voy sobrado, hasta ahora no había tenido la sensación de correr cómodo y tener esa "reserva" que tanto se agradece.

Así que a pesar de fumarme la última sesión (ya veremos cómo se venga de mí el míster por ello) la semana no ha quedado mal: dos rodajes largos, uno medio y dos días con pinceladas de calidad. Acumulando.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Obejtivo: Maratón de Sevilla. Tercera semana.


Foto del Portfolio de Fernando Cartagena. Descargada de Photo.net.

Esta semana ha quedado algo coja. Tan sólo tres días de atletismo y uno de montaña (detallado en mi anterior entrada), si bien es cierto que el jueves la sesión fue dura ya que se incluyeron unas progresiones que al día siguiente me provocaron agujetas. También se han eliminado los "corriandares". Ya sólo se corre, y ayer domingo una hora diez, que ya es un "tiempo" a tener en consideración. El salto creo que es importante. El viernes además tocó sesión de fisio, y qué queréis que os diga, casi prefiero otra sesión de velocidad...

Aún no tengo el plan de esta cuarta semana. Ya veremos qué nos depara la maquiavélica mente del míster.

sábado, 30 de octubre de 2010

Ulaca-Valle del Río Picuezo.

Mapa interactivo. Puedes descargar la ruta de este enlace.

IMPORTANTE. La ruta está trazada sobre el mapa pues ese día se me olvidó el GPS. No obstante es exacta ya que los caminos y senderos son fácilmente distinguibles en las ortofotos excepto, quizás, en la bajada desde el Cerro del Castillo (saliendo del castro de Ulaca) hacia el valle del Río Picuezo, entre los kilómetros 2,5 y 4. No obstante ese tramo está marcado con hitos fáciles de seguir y la direccionalidad está muy clara por lo que no deberíamos tener mayor problema.

Ruta cortita pero sabrosona la que hice con mi esposa el pasado martes 26 de octubre. Comienza en el pueblo de Villaviciosa, un anejo de Solosancho, a unos veinte kilómetros de Avila, para subir al castro Vetton de Ulaca, bajar de allí al valle del Río Picuezo y volver a cruzar la cuerda por el collado de La Hoya en dirección al camino que nos lleva de vuelta a Villaviciosa. En esta otra entrada ya detalle una visita anterior al castro Vetton de Ulaca que os recomiendo leáis si estáis interesados en la parte cultureta de la ruta ya que en ella detallo el castro con mucho más detalle de lo que lo haré hoy. El martes mi esposa y yo fuimos más con la intención de hacer algo de montaña sencilla y volver relativamente pronto a casa que de visitar el castro, aunque al final, como siempre, y debido a un “error de navegación” del que suscribe, la salida se alargó algo más de la cuenta, cosa que se está convirtiendo en peligrosamente habitual. Si la hacéis os recomendaría que “perdierais” media horita en visitar la totalidad del castro para volver después al track, del que de todas formas no os desviaríais más que un par de cientos de metros.

Lo dicho, tempranito dejábamos el coche estacionado a los pies del castillo de Villaviciosa reconvertido en el Hotel Sancho de Estrada (que lleva mucho tiempo en obras), con un día luminoso por delante en el que apetecía andar con calma y disfrutar del paisaje, que es lo que hicimos.

El sendero que sube al castro sale a unos quinientos metros del pueblo, y su entrada está perfectamente indicada con un cartel explicativo (de nuevo recomiendo visitar mi anterior entrada sobre el castro para tener más detalles) y encaramos la primera subida de las dos que vamos a hacer hoy, en la que salvaremos unos trescientos metros de desnivel en algo menos de tres kilómetros. Teniendo en cuenta las múltiples paradas para ver el castro, el esfuerzo no es excesivo.

Hotel Sancho de Estrada.

Vista de Villaviciosa desde el sendero de subida al castro.

Habitantes de la zona.

Vista de Solosancho desde las inmediaciones del castro de Ulaca.

Como dije antes, el objetivo del día no era principalmente la visita al castro, aunque no dejamos de acercarnos a sus puntos más importantes. Entre ellos, las imponentes murallas, el altar de los sacrificios, la sauna ritual y las reconstrucciones de viviendas.

Una de las entrada al castro por sus murallas.

¿Altar de los sacrificios o templo solar?

Sauna ritual.

Reconstrucciones de viviendas.

La mañana transcurre sin sobresaltos y al poco llegamos al collado existente al pie del Cerro del Castillo por el que debemos cruzar para bajar al valle del Río Picuezo. De esa zona es la siguiente foto. Fijaos en el pico de la izquierda, es El Gavilán (Montse, me acordé de tí, jejeje…). Mi idea era bordearlo por la izquierda según miramos la foto, y bajar por el pequeño collado que se aprecia a su derecha, lo que nos hubiera ahorrado varios kilómetros de ruta… Con esas intenciones bajamos por un estrecho sendero, a veces casi imperceptible a pesar de estar marcado con hitos, hacia el valle del Río Picuezo y giramos a la derecha por el camino, este sí perfectamente visible y transitable, que bordea El Gavilán y los resaltes rocosos que veis detrás de él. Una vez llegados a la altura del collado deberemos girar a la derecha para cruzarlo. Por referencias sé que no hay sendero marcado.

Vista de El Gavilán desde los pies del Cerro del Castillo.

Valle del Río Picuezo.

Pero nos encontramos con un problema que provocó mi “error de navegación”: la traicionera perspectiva que nos hace ver el mismo accidente geográfico de forma completamente distinta según el ángulo de visión, y si no, decidme si en la foto de abajo el pico que se ve no es “clavadito” a El Gavilán que habéis visto arriba…

El “falso Gavilán”

Y no, no lo es. El verdadero Gavilán es el de la foto de abajo, que visto desde el sur no parece más que un pequeño resalte rocoso, mucho menos imponente que su vista desde el norte, todo lo contrario que ocurre con el otro pico, del que desconozco el nombre, con una vista más humilde desde el norte que la que apreciáis en la foto de arriba. En mi contra además, que ya hace tiempo que colgué un mapa de la zona, por lo que no tengo excusa por haber incumplido uno de los principales consejos que se nos da a los que nos iniciamos en montaña, que es no salir nunca sin mapa por mucho que creamos conocer el camino.

El verdadero Gavilán. Desde aquí un gorrioncillo…

No obstante el error nos “salió” bien. Tanto la subida como la bajada en un principio previstas eran rocosas y escabrosas, mientras que la ruta que tomamos se reveló como deliciosa, entre suaves y mullidos prados en los que vimos pastar caballos que aún apartándose de nuestro camino no dejaban de sentir curiosidad por nosotros. El momento más hermoso de la mañana lo tuvimos cuando por algún movimiento nuestro algo más brusco de lo normal esos caballos que veis en la foto de abajo (aún había alguno más de los que aparecen) salieron al galope por la ladera. El sonido de sus cascos rompiendo el casi absoluto silencio, reverberando en las rocas, rebotando y volviendo a nuestros oídos, la plasticidad de la escena, con la belleza de los animales recortándose en el verde de los piornos y el gris granito... fue un momento mágico.

El collado de la Hoya no es duro, y al coronarlo decidimos comer el bocata. Durante unos minutos, y a la vista ya del camino que nos llevará de vuelta a Villaviciosa, nos demoramos en disfrutar del sol, la brisa, las vistas hacia la Sierra del Zapatero (foto de abajo), y en la visita a las ruinas de una majada cercana. Al poco, bajamos hacia el arroyo de los Portillos, paralelo al camino. Su cruce, con un pequeño salto, es la última dificultad del día. Ya en el camino sólo nos quedó volver a Villaviciosa, pasando por delante del Gavilán y alegrándonos de haber errado el camino.

Majada de pastores abandonada. Al fondo, el Pico Zapatero.

Presentación de fotos, de este álbum Picasa:

 

¡¡¡IMPORTANTE!!!

Las descripciones de rutas de montaña que hago en este blog son tan sólo expresión de mis impresiones y sensaciones de ese día concreto, y por tanto totalmente subjetivas. No tienen porqué coincidir con las de cualquier otra persona, incluso realizándolas en las mismas condiciones. Tampoco son guías exhaustivas. A pesar de que procuro que todos los datos que ofrezco sean correctos, sería recomendable que antes de hacer alguna de ellas te informaras sobre las mismas en publicaciones especializadas. No obstante, si crees que te puedo servir de ayuda, o necesitas alguna aclaración, ponte en contacto conmigo. Por último, tienes que tener en cuenta que la montaña es un entorno potencialmente peligroso. Usa el sentido común y no afrontes recorridos para los que no estés absolutamente seguro de estar suficientemente preparado y equipado. Y ten siempre en cuenta las posibles complicaciones meteorológicas, muchas veces imprevisibles.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Cuevas del Valle-Puerto de El Pico-Torozo.

 Mapa interactivo de la ruta. La podéis descargar de este enlace.

La idea de esta ruta la tomé del usuario de Wikiloc, Keducc, del que la descargué. Os recomiendo que leáis su  detallado análisis técnico y la crónica de su salida, perfectamente documentada con estupendas fotos.

Palizón en solitario que me di el pasado sábado… Mi hijo estaba de excursión con el grupo de montañeros de su colegio, así que decidí realizar la subida desde Cuevas del Valle al Torozo, siguiendo la Calzada Romana que sube desde Cuevas hasta el Puerto de El Pico, y de ahí el PR AV-37 que nos lleva al alto de el Torozo. En total casi veinte kilómetros y unos dos mil cuatrocientos metros de desnivel acumulado con la particularidad de que la ida es una subida constante e ininterrumpida, al igual de constante e ininterrumpida, lógicamente, que la bajada.

Cuevas del Valle es un pequeño pueblo a los pies del Puerto de El Pico, inicio de la denominada “Andalucía de Ávila” apelativo con el que se conoce a la comarca del Valle del Tiétar debido a su dulce microclima, a salvo del inclemente viento del norte gracias a la Sierra de Gredos y al particular acento de sus gentes, muy parecido al extremeño o andaluz.

Recién amanecido aparqué en el pueblo. Hacía frío y apenas había luz para hacer fotos, constante esta que me acompañó un buen trecho de la subida hasta el Puerto de El Pico al discurrir la Calzada Romana preferentemente por la ladera este del valle, es decir, a la sombra a esas horas. Así que la mayor parte de las fotos son de la vuelta.

Ermita de San Antonio.

Ermita de Nuestra Señora de las Angustias, muy cercana a la anterior.

Dos ejemplos de arquitectura popular de la zona.

La Calzada Romana entre Cuevas del Valle y el Puerto de El Pico es una de las mejor conservadas de Europa, y ha sido recientemente restaurada en algún punto. El tramo transitable entre el pueblo y el puerto es continuo, por lo que no hay pérdida posible, y se cruza en un par de ocasiones con la N-502. De salida nos acompañarán los pinos y castaños, estos últimos representantes genuinos de flora de esta zona, y veremos también plantaciones de vid y olivos salpicadas de higueras. Es frecuente ver puestos ambulantes en la misma carretera ofreciendo estos productos típicos.

  Primer cruce de la carretera. Tramo restaurado. Al fondo, nuestro destino.

Unas cuantas imágenes de la Calzada Romana.

En esta zona, cobardemente provocado y proveniente desde la cercana Arenas de San Pedro, hace un par de años se padeció un pavoroso incendio que a punto estuvo de llegar al mismísimo pueblo de Cuevas del Valle y a la vecina Mombeltrán. Este incendio, que por encima de todo costó dos vidas humanas, calcinó buena parte del monte cercano, y sus cicatrices aún serán visibles muchos años por más que se trabaja en repoblaciones y control de la erosión del suelo.

Ahí existía un vergel hasta que un salvaje le prendió fuego y se llevó por delante bosque y vidas.

Como decía, durante la subida paso bastante frío. La temperatura es baja y el viento fuerte. Y a pesar de ello sudo copiosamente. Mis sensaciones no son nada buenas, mis pulsaciones son muy altas y mis piernas parecen como de chicle, sin fuerza. Intuyo que se debe a las sesiones previas de atletismo, que me han dejado “vacío” y a no haber dormido bien los días anteriores. En cualquier caso el camino tampoco me da un respiro en la subida por el estrecho valle que lleva a ese paso natural (y único en muchos kilómetros) entre las llanuras del sur y la meseta norteña que es el Puerto de El Pico, utilizado desde tiempos inmemoriales para el tránsito de personas, ganado y mercancías.

Vestigio de este trasiego, aparte de la propia existencia de la calzada romana, son las ruinas del Portazgo, donde se cobraba un tributo por las mercancías portadas. Difícil esquivarlo, ya que a un lado y a otro no hay más que escarpadas y graníticas laderas casi verticales.

Ruinas del Portazgo, al pie del puerto.

En el Puerto de El Pico, y después de recargar agua en su fuente, hago un breve descanso a los pies del monolito en memoria de los caídos de la región en la Guerra Civil. Aprovecho para comer algo de fruta y un generoso (y delicioso) trozo de pan de higo para intentar recuperar esas fuerzas que de todas formas no tengo ese día.

Mirador en el Puerto de El Pico. Lástima que el día fue muy brumoso en zonas bajas.

Monolito en memoria de los caídos en la Guerra Civil.

Mis compañeras de tentempié.

Como comentaba antes, uno de los usos de la Calzada Romana, aún habitual, es el tránsito de ganado en la denominada trashumancia, ese tipo de pastoreo que lleva las reses en busca de pasto allá donde el clima sea más propicio para ello según la estación del año. En estas fechas, lógicamente hacia el sur. Quiso la suerte que mientras daba cuenta de los últimos bocados de pan de higo apareciera un rebaño de vacas acompañadas de sus pastores y que diera por bueno desandar parte de la subida para hacerles un par de fotos.

Me planteo seriamente renunciar a la subida al Torozo, del que me separa tanta distancia y desnivel como lo que ya llevo encima, bajar detrás de las vacas hacia Cuevas del Valle intentando hacer un bonito reportaje y dejar la ruta entera para otro día en que me encuentre con más fuerzas. Además el día siguiente tengo una horita de trote, y no es cuestión de saltármelo y desairar al míster con el curro que se está pegando “by the face”. Pero como en tantas otras ocasiones el corazón puede a la cabeza y tiro p’arriba.

El inicio de la senda está indicado con un cartel que nos muestra toda la información necesaria, y comienza serpenteando ladera arriba por entre los piornos, bien marcado con hitos y postes. En unos veinte minutos llegamos al primer refugio del camino: La Majada del Tío Manteca donde echo un buen trago de agua en su fuente.

Cartel de inicio de la senda, justo en el Puerto de El Pico.

Vista atrás. Abajo el Puerto de El Pico. De frente el Risco del Duque.

Durante todo este tramo observamos piornales rodeados de pinares  demasiado perfectos para ser naturales (casi todo el pinar de la zona es de repoblación), pero bosques al fin y al cabo.

Refugio de la Majada del Tío Manteca.

Fuente anexa al refugio.

Sendero arriba…

Sin ser nada del otro mundo, esta es la parte más dura del día, mientras subo mi respiración es agitada y superficial, y los latidos de mi corazón palpitan en mis sienes. Tengo la familiar sensación de “falta de aire” que suele acompañar en los últimos kilómetros de los maratones, pero si a algo ha aprendido uno estos años es a saber mantener un ritmo constante, machacón, terco…, y los kilómetros caen por pura tozudez. Llego así a un desvío hacia la fuente de Cerro Pedrique. Lo tomo en busca de la fuente, y aunque algo escondida la encuentro… seca. De vuelta a la senda sigo subiendo metros, de una forma ahora más suave, lo cual agradezco. Al poco encuentro, esta vez en el mismo sendero, una nueva fuente, la de Las Belesas, y esta sí, con un buen chorro de agua del que bebo ávidamente y con el que lavo mi sudorosa cabeza.

Indicador hacia la Fuente Cerro Pedrique.

Sendero por la falda de la cara norte del Torozo.

Fuente de Las Belesas. Agua rica, rica…

El camino se hace menos pendiente en los siguientes metros, y con el ánimo renovado por el chapuzón, llego al siguiente punto de interés: el Refugio de los Cervunales, donde apenas paro para hacer unas fotos. Enseguida cojo la amplia curva, hacia el sur primero, luego, ya por la cuerda, hacia el oeste, que nos llevará hacia el alto del Torozo.

Refugio de los Cervunales.

Giramos hacia el norte. La ruta está bien indicada.

Torozo, allá vamos…

  A nuestra derecha, en lontananza, aparecen La Mira, Los Galayos, el Circo de Gredos… Terminamos de coronar el Collado del Risco y…

El mundo se abre ante nuestros pies… ¡Lástima de bruma!

Una mirada atrás, la Atalaya, el Alto de los Corralillos…

Hito en la antecima del Torozo, al fondo, La Serrota.

La cumbre del Torozo al fondo. Con las dos únicas personas con las que coincidí en todo el día.

Las vistas desde el alto del Torozo son espectaculares, divisando hacia el sur, en días claros, buena parte del norte de la provincia de Toledo.

Apenas cruzo un saludo con la pareja que estaba en la cumbre dejando un mensaje en el libro de cimas que en ella hay, pues se disponen a descender según llego, por lo que puedo disfrutar de unos minutos de absoluta, agradable y deliciosa soledad, con la satisfacción de no haber cedido al impulso de seguir a las vacas por Puerto de El Pico abajo. Como y bebo con calma, dejo que mi cuerpo se recupere, y dedico unos minutos a mis propios pensamientos, a expurgar de entre ellos aquellos que considero dañinos en un intento de abandonarlos en las alturas. Mi propio mensaje en el libro de cima está escrito en ese sentido, pero a pesar de la dulzura de la deliberadamente buscada soledad, durante todo el día he echado de menos a mi hijo, acompañante habitual, y especialmente me viene su recuerdo al aparecer un buitre leonado al que consigo hacer un par de fotos. No demasiado buenas, admito.

Buzón en la cumbre del Torozo.

Libro de cima, con mi mensaje ya escrito.

Vistas del Macizo Central de Gredos desde el Torozo. Cuevas del Valle más de mil metros abajo…

Punto geodésico en la cumbre.

Buitre leonado. Mi objetivo no daba para más…

Toca bajar. Y lo hago en dirección oeste, por una ladera mucho más empinada que la de la subida, pero ahorrando metros por un sendero marcado con hitos que al cabo de unos cientos de metros se une con la senda por la que subí. Tengo la suerte además de encontrarme con un rebaño de Capra Pyrenaica Victoriae, al que puedo sacar unas cuantas fotos.

Inicio de la bajada, ¡qué vértigo chacho!.

Un par de fotos de cabra montés.

El resto de la bajada discurrió sin novedad, aunque se me hizo largo. El tramo de Calzada Romana, al ser empedrado, castiga bastante las plantas de los pies, pero algo más de siete horas después de la salida llegué de nuevo al coche con una bolsa de castañas recogidas por el camino tan sólo en un par de minutos y que estamos degustando en casa desde entonces, asadas, como más nos gustan.

Aquí os dejo una presentación con alguna foto más (ese día tenía el dedo caliente), incluidas en este álbum Picasa. Espero que os gusten.

 

¡¡¡IMPORTANTE!!!

Las descripciones de rutas de montaña que hago en este blog son tan sólo expresión de mis impresiones y sensaciones de ese día concreto, y por tanto totalmente subjetivas. No tienen porqué coincidir con las de cualquier otra persona, incluso realizándolas en las mismas condiciones. Tampoco son guías exhaustivas. A pesar de que procuro que todos los datos que ofrezco sean correctos, sería recomendable que antes de hacer alguna de ellas te informaras sobre las mismas en publicaciones especializadas. No obstante, si crees que te puedo servir de ayuda, o necesitas alguna aclaración, ponte en contacto conmigo. Por último, tienes que tener en cuenta que la montaña es un entorno potencialmente peligroso. Usa el sentido común y no afrontes recorridos para los que no estés absolutamente seguro de estar suficientemente preparado y equipado. Y ten siempre en cuenta las posibles complicaciones meteorológicas, muchas veces imprevisibles.