Pues ando en un estado de impass importante debido a la falta del cumplimiento del primer gran objetivo de la temporada, el Marasevi, para el que había entrenado, (ejem), duro, las últimas semanas. No hay nada reseñable que contar y he dejado esto algo abandonado durante unos días, así que vamos a ver si saco alguna cosilla para hacer un revuelto, (con poca sustancia, aviso), y no caer en la tentación de publicar una Canción de mi Vida, sección que por otra parte ya se merece alguna nueva incorporación, simplemente para salir del paso. Veamos:
Lo primero, y más importante, que por fin le han dado el alta a mi esposa. Con matices, puesto que su empresa está cerrada por vacaciones y le ha prometido a la doctora que va a ser buena y no va a salir de casa en exceso. Además tiene que seguir yendo a verla de vez en cuando para hacerle un seguimiento de su evolución.
Lo segundo es la perplejidad que me autoinvade estos días. Resulta que sin haber corrido el maratón, en muchos aspectos es COMO SI LO HUBIERA HECHO. Y así ocurre que a los preceptivos días de descanso previos a "la carrera que no fue", le he sumado otros pocos de propina como “si hubiera sido”. Total, que hasta ayer no he dado un paso... Excesiva recuperación para un maratón no corrido, hecho que como diría mi amigo Zerolito, seguramente responde a nuestro natural gandul. Hay otro detalle para terminar de cerrar el capítulo Marasevi, y que esta mañana le contaba a Cabesc por teléfono: es ahora cuando siento lo que me he perdido. El pasado jueves, cuando tomé la decisión de no viajar a Sevilla, no me costó hacerlo. Era algo que requería la situación, algo que ví como inevitable y por tanto nada digno de provocarme la más mínima amargura. Pero ahora, después de hablar con los compañeros de Club y comprobar que excepto Pablo, que no ha participado por un inoportuno catarro, y Óscar, lesionado hace tiempo, todos han "triunfado", y a alguno le ha ido incluso mucho mejor de lo que pensaba, (ya te dije Armando que estabas para tres horas y media y que conmigo hubieras perdido el tiempo, en concreto veinte minutos como mínimo). Lo mismo ha ocurrido con los oxigenados Mayayo y Wild Runner y el propio Cabesc, en su preparación para los 100/50 Kilómetros Villa de Madrid, todo ello hace que me invada la más insana envidia. Antesdeayer, colocando ropa, vi parte de la equipación que tenía preparada: los calcetines prácticamente nuevos que había elegido, el rollo de esparadrapo por estrenar, mi pequeño bote de vaselina que siempre llevo en carrera, la muñequera para llevar esos pedacitos de barrita energética y unas monedas… Todo preparado y listo…, para otra ocasión.
En algo sí he tenido suerte. Gracias a las buenas gestiones de Óscar he recuperado íntegro el pago del hotel, que por cierto, ha tratado de lujo a mis compañeros. Así que ya sabéis, si vais por Sevilla tened en cuenta entre vuestras opciones de alojamiento el Hotel Bellavista.
Otro ingrediente de este batiburrillo de entrada son las vueltas que le estoy dando a la preparación que me llevará al Maratón Alpino Madrileño, allá por finales de junio. Al final, y después de hablar con Mayayo, y leer los consejos de Guille en el foro, he sacado la conclusión de que lo fundamental es hacer kilómetros para obtener un buen fondo que permita aguantar las muchas horas que le vamos a estar dando a la zapa y fuerza, mucha fuerza, para triscar de piedra en piedra cuando la carrera mire hacia arriba y soportar el peso de mi cuerpo hacia abajo, especialmente cuando el cansancio comience a hacer mella, los cuádriceps duelan y la pisada no sea ya tan segura. Creo que no es tan necesario buscar un ritmo de crucero alto a base de series, controlados… De hecho Mayayo me comentaba hace unos días que la media de pulsaciones en un maratón de montaña es inferior a la de uno sobre asfalto por lo que ese entrenamiento no es tan necesario, y él ha corrido unos cuantos de los dos, así que habrá que hacerle caso. Así que de aquí a entonces, rodajes por terrenos ondulados, lo más parecidos a los del día D, y a ser posible directamente por montaña, cuestas puras y duras para endurecer mis marmóreas y peludas piernas, algún regenerativo los días que maldiga haberme aficionado a esto, y tiradas largas y lentas los domingos para sumar una buena cantidad de kilómetros. Y no hay que olvidar el aspecto técnico. Habrá que entrenar las bajadas…
Por lo pronto, hoy ya me he arrastrado cuesta arriba y dejado caer unas cuantas veces por la cuesta de la foto de arriba… Un pico de pulsaciones de ciento noventa y una, sobre unas pulsaciones máximas según la prueba de esfuerzo de la semana pasada de ciento noventa y dos…, casi na…