O de cómo gané mi primer dinero como atleta... (cosa que sólo explicaré al final y así os leéis la entrada entera, jejeje...).
Se trata de una carrera de ocho kilómetros por las calles de este bonito pueblo del norte de Madrid, rodeado de montes cubiertos de encinas y donde ya huele a sierra.
La carrera es dura debido a la orografía del la ciudad, con constantes sube y bajas que no permiten coger un ritmo, y con una cuesta larga y empinada en el kilómetro seis que es la que le da el nombre.
A priori para mí tenía el atractivo no sólo de hacer una carrera más, sino de compartirla con mi amigo Lander, teniendo en cuenta que en estos casos sé que no sólo se disfruta de su compañía, (motivo más que suficiente para correrla), sino que además en este pueblo siempre me agasajan más de lo que merezco: ayer por fin probé la riquísima empanada de Lola, amén de unos cuantos quesos, unos saladitos y una Alhambra, aunque la sobremesa se tuvo que acortar más de lo que hubiéramos querido.
Vamos con el análisis:
Inscripción, gratis y fácil. No hubo problemas en la recogida de dorsales. La carrera está controlada por chip.
Recorrido, excelente. Se sale de una preciosa pista de atletismo donde se sitúan las salidas y metas de las distintas categorías, (hay varias para chupetines dependiendo de su edad), se vuelve a pasar por la pista en el kilómetro dos, por lo que la afición te puede aplaudir de nuevo, y luego se discurre por el pueblo, excepto un par de kilómetros en que se corre por el acceso desde la carretera de Burgos, y que es el que incluye la famosa cuesta. Como he dicho es un recorrido duro pero entretenido.
Organización, muy buena. Un animoso speaker organiza en todo momento las carreras de los peques, (un verdadero follón porque hay muchísimos niños al ser un pueblo con población muy joven), hay suficientes voluntarios, protección civil, policía, masajistas... Se nota que el Ayuntamiento se vuelca con la carrera. El circuito está completamente cerrado al tráfico y hay un avituallamiento a mitad de la carrera pero por el que se pasa dos veces, pudiendo recoger agua en ambas ocasiones. El final de la carrera es espectacular, en una pista como los atletas "de verdad", con el speaker ganándose el jornal y más, con las gradas llenas de gente aplaudiendo a rabiar, y con todos los servicios en el campo de hierba artificial para que puedas reposar a gusto y con calma.
Animación, muy buena también. En la pista hay mucha gente, en parte por la asistencia de tantos chiquillos, pero durante el recorrido también hubo bastante, y muy animosa.
Bolsa del corredor, de lujo. Los niños tenían una mochila, medalla, fruta, zumo, un cuaderno, camiseta conmemorativa... La de los mayores una bolsa de lona, camiseta con talla a elegir, fruta, zumo, medalla, una pequeña cantimplora de montaña..., posiblemente me olvide de algo, pero recordad que la inscripción era GRATUITA.
La crónica:
Para mí ayer tenía un valor añadido. Aparte de correr recogía a mis hijos que habían pasado unos días fuera de casa. Había quedado con mi hermana y mi futuro cuñado, apuntado también a la carrera, en San Agustín.
Sobre las nueve de la mañana ya nos habíamos reunido y habíamos recogido nuestros dorsales. Para mi sorpresa mi hermana se había apuntado también a la carrera, jejeje... al final consigo echar a los caminos a toda la familia... Así que nos demoramos viendo y aplaudiendo a los peques. Como curiosidad que los niños de trece años tenían un circuito de dos mil doscientos metros y el primero calculo que me hubiera metido casi un minuto en meta..., ¡qué paquete soy!
Una vez que llegó Lander trotamos un poco para calentar. Tampoco mucho, porque hacía bastante calor, y nos pusimos en la salida. Ni podía, ni quería, ni me apetecía ni merecía la pena sufrir mucho, así que de entrada salimos a ritmo de media maratón, acompañados de Carlos, un amigo de Lander y Salva, por el que preguntaré si voy a
Peguerinos para que me haga de guía por algún paradisíaco paraje de los muchos que tiene que haber por allí.
A partir del kilómetro tres veo que Lander decide tomárselo con calma, es lo que tiene tener entrenador, que no te deja hacer locuras, así que aflojamos algo el ritmo y nos dedicamos a subir y bajar, subir y bajar... Sería injusto calificar estos recorridos de "duros", yo diría mejor "divertidos", salvo lo que busquemos sea simplemente hacer una marca. Como ya dije antes es una carrera que se hace corta, aparte de por la distancia, por la animación de la gente: incluso los policías nos aplaudían y nos daban ánimos.
Gozando y disfrutando como un enano llegamos a meta. Allí Lander me demuestra de nuevo que es mejor sprinter que yo, aunque tiene la deferencia de aflojar al final para entrar juntos. Ya sé amigo mío que el día que compitamos "en serio" tengo que mejorar mi estrategia y darte el hachazo antes o no tengo nada que hacer.
Allí en meta fue donde vino la sorpresa: al entregarnos los regalos nos dan una papeleta doblada. Al estirarla vemos que nos han tocado dos de las que daban un premio de diez euros, así que ese es el primer dinero, y espero que no el último, que he ganado con el atletismo.
Al final duchita en casa de Lander, anécdotas varias, empanada, queso... Ah, ¿que eso ya lo he dicho...?
En resumen, un precioso día con el único defecto de que se me hizo corto.