Una de las cosas muy buenas de esta carrera es que al ser una carrera "de barrio" tenemos baretos justo al lado y podemos ver la entrega de trofeos y la carrera de los chupetines mientras tomamos unas merecidas cervecitas y seguimos con los chascarrillos. De nuevo gentileza de Lola:
lunes, 30 de julio de 2007
Crónica 25 Carrera Popular Trofeo San Lorenzo
Una de las cosas muy buenas de esta carrera es que al ser una carrera "de barrio" tenemos baretos justo al lado y podemos ver la entrega de trofeos y la carrera de los chupetines mientras tomamos unas merecidas cervecitas y seguimos con los chascarrillos. De nuevo gentileza de Lola:
domingo, 29 de julio de 2007
Análisis 25 Carrera Popular Trofeo San Lorenzo
Inscripción. Fácil. La hice por internet sin problemas. Correo de confirmación del dorsal. El precio es barato: cinco euros.
Animación. Pues mire usté, me gustó mucho el ambiente "de barrio" que se respiraba en la salida-meta, (para eso está uno en Lavapiés), pero durante la carrera me esperaba más. ¿La caló?, ¿las vacaciones?, ¿lo temprano de la hora de salida?...
Avituallamientos y bolsa del corredor. Dos avituallamientos de agua durante la carrera, cosa que se agradeció con la temperatura del foro esta mañana. Bolsa con zumo, camiseta con talla Sorpresa- Sorpresa, agua, Aquarius Cola, (hasta que no nos los bebamos todos no dejaran de ofrecernos tan detestable brebaje), sandía y medallita conmemorativa. Por cinco euros...
Organización. Correcta pero con detalles mejorables. A poco de empezar aún había colas para recoger chips y dejar las mochilas en el "ropero", (un trozo de acera rodeado de vallas). Recorrido cortado al tráfico aunque en una zona de unos cien metros del Paseo del Prado la circulación pasaba rozando a los corredores. Tuvimos chip, pero no alfombrilla en la salida, que ni siquiera estaba marcada, así que los de atrás pusimos en marcha nuestros cronos "a ojo". Sí había alfombrilla en meta. Según leo en foros, parece que ha habido un problema con las clasificaciones, y muchos corredores que aparecían en los listados provisionales no están en las publicadas con posterioridad. La empresa Thunar, encargada del cronometraje, ya provocó un cristo importante en la Media Maratón de Madrid, con disculpa incluída de AD Marathon. Una verdadera chapuza, aunque la responsabilidad de la organización se limita, en mi opinión, a contratar a una empresa poco profesional.
Después de la carrera de "los mayores" hubo una de chupetines, donde los peques demostraron unas ganas de campeones. Así se hace cantera.
En resumen. Una carrera entrañable, coqueta, con sabor castizo. Ideal para correr con los amigos y pasar un buen rato. Organizada con cariño y sin ningún ánimo de lucro, (¿he dicho que sólo cuesta cinco euros?). Volveré.
Mañana la crónica.
sábado, 28 de julio de 2007
Sigo aquí...
Eso sí, el domingo pasado me cogí a los niños y nos fuimos a San Agustín del Guadalix a pasar el día con unos cuantos foreros de ElAtleta.com, con la idea de hacer un rodaje por parajes de ensueño, hacer un mil "a muete" en su pista de atletismo y darnos un buen homenaje en la casa de Lander y Lola. La mayoría nunca habíamos hecho un mil a tope, algunos, entre ellos yo, nunca habíamos pisado una pista de atletismo salvo en la llegada de un par de carreras, y fue un gustazo "competir" como los buenos. Hice 3'56'' y quedé el segundo en mi tanda. Me batió Lander en un espectacular sprint... que mi hija no grabó porque le entró algo en el ojo en ese preciso momento.
El día salió redondo porque realmente lo de menos eran el rodaje ni los miles, sino pasar el día junto con los amigos, y si estos son buenos, nada puede fallar.
Os pego un vídeo con los miles y otro con las fotos del día.
jueves, 19 de julio de 2007
Adoro a los japoneses
Años después tuve ocasión de leer El Crisantemo y la Espada, un estudio antropológico encargado por el gobierno estadounidense a fin de conocer mejor los valores y principios de la sociedad japonesa, con la que aún estaba en guerra. Es un libro delicioso, (aunque advierto que no deja de ser un estudio antropológico), que profundiza en los aparentes contrastes de su cultura, en muchos aspectos muy parecida a la española: en ambas se tienen en mucha estima conceptos como el honor, el orgullo, el valor, el respeto...
Siempre he tenido un especial aprecio por Japón y los japoneses; por su cultura y su forma de ser. Admiro, (al igual que de Alemania), la manera de ponerse a la cabeza del mundo económico y tecnológico después de una guerra que los acababa de desangrar. Y en el caso de Japón, su forma de integrar los avances de la civilización occidental sin perder su identidad.
¿Y qué...?. Pues este introito viene a cuento de mi entrenamiento de hoy.
Ayer estuve de viaje y me acosté tarde, por lo que no me ha apetecido madrugar para correr. Esta tarde he salido a hacer unas cuestecitas por el paraje de la foto: el lienzo norte de las Murallas de Avila. Un recorrido de unos doscientos cincuenta metros que se hacen muy duros, pero de una enorme belleza. No obstante reconozco que mi intención roza lo macarra, pues es un lugar que en estas fechas está muy concurrido por paseantes, la mayoría turistas, en busca de una hermosa vista. El hacer las cuestas por allí tiene un toque exhibicionista que no es demasiado frecuente en mí pero que por alguna razón hoy me apetecía darle a mi entrenamiento, porque para eso ya está uno morenito.
En estas que he llegado al lugar en cuestión dispuesto a tener en todo momento el paso alegre, la cabeza alta y la tripa en su sitio. Las primeras repeticiones han ido cayendo al lado de nórdicos en bermudas, de paseantes lugareños y de jóvenes tomando perezosamente el sol tumbados en el cuidado césped.
Comenzando la antepenúltima cuesta veo salir por el Arco del Carmen, (conocido también en Avila como Arco de la Cárcel debido a que el solar anexo a dicho arco, ocupado ahora por el Archivo Histórico Provincial, albergó la Cárcel Provincial durante años), la típica y tópica excursión de japoneses: un nutrido grupo de ellos, caminando disciplinadamente detrás de su guía, y cargados de cámaras.
Subir y bajar la cuesta me lleva casi tres minutos, y al comenzar la siguiente el grupo está ya muy cerca del lugar hasta donde llego. Al coronar alguno de ellos me anima con esa sonrisa contagiosa que tienen los japoneses y sus sempiternas inclinaciones de cabeza, y un par de ellos me hacen fotos. Lo siento por ellos, ¡con lo bien que hubieran quedado con un atleta de verdad...!. Correspondo a las sonrisas y me vuelvo trotando hacia abajo, me giro, comienzo con mi última cuesta... ¡y toda la excursión de japoneses, unos treinta, está allí arriba, pendientes de mí!. Alucino. Por un momento pienso en darme la vuelta e irme a casa, pero ¡qué demonios!, este es el justo castigo que me merezco: ¿no quería exhibirme?, pues ahí tengo la ocasión. Los pocos despistados que andan mirando hacia la muralla, o al Monasterio de la Encarnación, son avisados por el resto y muchos de ellos me apuntan ya con sus objetivos, ¡qué momento!. La cuesta es dura, pero al ser la última decido echar el resto y la acometo con fuerza.
La subida me lleva más de un minuto, y desde el principio veo flashes disparando. Cuando llego más o menos a la mitad algunas mujeres empiezan a aplaudir y a animar con un go, go, go... que supongo "importado" del inglés y al que no puedo fallar: tengo que dar el espectáculo que esta gente se merece. Miro el pulsómetro y veo 190 ppm. mis pulsaciones máximas según la última prueba de esfuerzo que he hecho hace un par de meses, son 194 ppm, así que voy a tope, pero me lo estoy pasando genial con la anécdota que esta gente me está proporcionando.
Los últimos metros son similares a los de una carrera en la que fuera el vencedor: un pasillo de gente aplaudiendo y haciéndome fotos. Cuando he llegado arriba notaba el corazón en la boca y el sabor salado de la sangre en mi garganta, pero me estaba riendo como si hubiera sido el ganador de la carrera del barrio. De vuelta abajo he abierto mis brazos y he ido entrechocando las manos que se me tendían.
Creo que la sonrisa me ha durado hasta llegar a casa, y sólo se me ha borrado al darme cuenta de que he sido tan estúpido como para no apuntarle a alguno de ellos mi eMail... Lástima, pero el recuerdo de hoy no se me olvidará fácilmente. Lo dicho: adoro a los japoneses...
jueves, 12 de julio de 2007
10 años ya...
Recuerdo exactamente el momento en que me enteré de la noticia. Estaba en mi viejo Simca 1200, camino del trabajo de mi esposa y con la radio encendida. Hacia poco que había terminado el macabro plazo de cuarenta y ocho horas. Al principio las noticias eran confusas: se le había encontrado muerto, luego se supo que sólo estaba malherido, pero que su agonía sólo sirvió para alargar brevemente su vida. Recuerdo que aparqué el coche en una calleja ahora peatonal y lloré como todo el país con una mezcla de dolor y rabia.
Son muchas las imágenes de aquellos días que me quedaron en la retina: los cientos de miles de manos blancas al cielo, el rostro de la hermana de Miguel Angel envuelto en lágrimas, el de su padre enterándose del secuestro de su hijo por la prensa, la enorme riada de gente en Madrid, en Bilbao, en tantas y tantas ciudades de España, las nucas de esos manifestantes ofrecidas a las pistolas, las velas en Ermua...
Repito. Se que no soy original, pero hoy es día de recordar, de revivir la unidad que aquel hecho provocó y de seguir mirando al frente diciendo como entonces:
domingo, 8 de julio de 2007
I Media Maratón Amigos del Camino de Santiago en Avila
En estos tres enlaces os pego el escaneo de un folleto explicativo: uno, dos, tres. En síntesis podríamos decir que esta desconocida rama del famoso camino de peregrinación, el llamado "Camino del Sureste", está documentada al menos desde 1546, tiene su origen en Alicante y se une al más conocido "Camino Francés" en Astorga. En Avila entra por el Valle del Tiétar, a la altura del pueblo de El Tiemblo y discurre hacia el Noroeste hasta Palacios de Goda, cerca de la provincia de Valladolid. Uno de los pueblos intermedios es Gotarrendura, cuna de Santa Teresa de Avila, Doctora de la Iglesia.
Este pueblo, de menos de doscientos habitantes, tiene un alcalde y un grupo de gobierno trabajador y con ideas que se llevan a la práctica. Entre sus iniciativas destacan su Museo Etnográfico Eugenio López Berrón, la rehabilitación de sus edificios señeros como El Palomar, la creación de una escuela de dulzaina... Es un pueblo en el que se trabaja con cariño por algo que mucha gente olvida: las propias raíces, el apego a la tierra que te vió nacer, tus propios orígenes, perdidos en la vorágine de asfalto, humo y sirenas de las grandes ciudades. En Gotarrendura hay tiempo para hablar con el vecino, para dar un paseo, hay sitio y tranquilidad para que los chiquillos jueguen en la calle, y sobre todo, hay un puñado de gente que trabaja con ilusión para que eso siga siendo así. Parte de ellos son además andarines, y un buen día crearon la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Avila con el fin de compartir su afición, promocionar su pueblo y el denominado "Camino del Sureste".
Es esta Asociación, junto con el Club Puente Romanillos de Avila, la que ha organizado la I Media Maratón "Amigos del Camino de Santiago en Avila". Aunque aclaro, porque el matiz se revelará más tarde como importante, que la Asociación HA PAGADO la organización de la carrera al Club.
Dicho esto, empezamos con lo atlético.
Sabía que el día iba a ser duro, que iba a hacer mucho calor, que los caminos por los que discurre la carrera son secos y polvorientos, en muy mal estado, con partes de piedra, arenales, y en algunos tramos directamente inexistentes, con constantes subidas y bajadas, alguna bastante dura. Uno tiene que ir preparado para todas estas circunstancias y cualquier otra que pueda surgir. Una media maratón, aunque se salga a rodar, como era mi intención, no deja de ser una dura prueba para el organismo, y más cuando el recorrido realmente era un cross largo, muy largo y con malas condiciones climáticas. La soberbia y la estupidez de las que hablaba antes hicieron que cometiera mi primer gran error ya el viernes-sábado. Se de sobra que no corro bien después de dos días de descanso completo. Mi cuerpo se "adormila" y al mínimo esfuerzo se rebela. Aún así me los tomé, "total, si el domingo sólo voy a rodar...".
El segundo error grave ha sido demorarme más de la cuenta en la cama. No me he levantado hasta las ocho, con lo que he empezado ha desayunar a las ocho y cuarto cuando la carrera comenzaba a las diez. Tercer error: la glotonería. En la bolsa de cereales había más de una ración, pero menos de dos, y entre dejar media ración y comer ración y media he preferido la segunda opción... La cuchara se quedaba de pie en el tazón, con eso os digo todo. Cuarto error, aún confiando en los avituallamientos en carrera siempre me llevo líquido para antes de la salida. Como hoy sólo "iba a rodar", se me ha olvidado, y el bar del pueblo estaba cerrado... Quinto error, en el colmo de desprecio hacia lo que me esperaba ni siquiera me he untado algo de vaselina en axilas y pezones. Me he acordado en la ducha, ¡qué dolor!...
Total, que a eso de las nueve y cuarto ya estaba en la salida, en el pueblo de Narrillos de San Leonardo, junto con otros treinta y tantos corredores, dispuesto a pasar ese calor seco que nos gastamos por aquí, con una masa en mi estómago que más que digerirse parecía fraguar como hormigón armado, pero a la espera de pasar un buen día. Nada más llegar he visto a un ilustre atleta, un ilustre dentro de este mundillo, Jesús Moreno Novoa, campeón de España de media maratón en categoría de más de sesenta años hace un par de ellos, atleta y caballero, buen amigo de mi padre y excelente persona dentro y fuera de las carreras. A su lado había otro veterano al que no conocía pero que lucía con naturalidad una camiseta de una carrera de montaña. Me han llamado la atención sus zapatillas, gastadas y pasadas de temporada... He pensado, "o este hombre lleva una camiseta prestada por alguien que corre o está de vuelta de todo y pasa de modas y de tanta tontería como a veces nos traemos los atletas". Jesús lo ha saludado afablemente y nos hemos puesto a charlar. Enseguida me he dado cuenta, con respeto, de que mi segundo pensamiento era el correcto, ya que entre los dos me han apabullado con anécdotas de carreras, con conocimiento y sabiduría de esto del correr. Jesús lo llama Luis, y alguien del pueblo le pregunta: "¿y tu hijo, está ya liado con esa carrera por El Zapatero?. Bruscamente lo miro de nuevo e intuyo su apellido: Spanjaard, he tenido el placer de conocer a tu padre y charlar unos breves minutos con él, porque en carrera no he sido capaz de seguirlo...
A las diez comienza la carrera. Narrillos de San Leonardo está situado allí donde se derraman las últimas estribaciones de la Sierra de Gredos, con el Zapatero al fondo, dando paso unos kilómetros más allá a la comarca de La Moraña, llana, seca, dura. Forjadora del carácter de sus gentes. Los últimos estertores de la sierra nos dejan un recorrido sinuoso y quebrado, en el que se mezclan piedras, prados y cortos, pero duros, repechos. Los primeros kilómetros hago "la goma" con Luis Arribas Sr. y otro corredor: se me van cuesta arriba y les cojo hacia abajo, (ventajas del sobrepeso). Pero dura poco. El cemento en que se ha convertido mi tardío desayuno me provoca molestias que durarán toda la carrera. El calor es axfisiante y me dejo caer.
En esta zona el recorrido se bifurca numerosas veces. Suerte de no perder la estela de los que nos preceden, pero en algunos lugares faltan las cintas indicativas de la carrera, y muchas de las flechas del camino están ocultas por la vegetación.
Al poco atravesamos Cardeñosa, donde nos pegamos literalmente a los edificios en busca de un poco de sombra. Algo más allá está la parte más bonita del recorrido, una vereda arbolada que da paso a un soto por el que discurre un arroyo ahora seco. Un poco de verde entre las jaras y retamas de la primera parte y las llanuras de cereal que nos esperan.
Los kilómetros van cayendo penosamente. No encuentro un ritmo, las pulsaciones van por las nubes y las piernas no responden. Muscularmente todo ello me pasa factura y la sensación es la del km. treinta de un maratón. Empiezo a pagar mi desprecio a la carrera y lo asumo con resignación. No obstante tengo la suerte de hacer grupo con un joven que me confiesa que esta es su primera carrera y al que una zapatilla le ha provocado rozaduras. Al tran-tran llegamos a Peñalba de Avila, pueblo de mi madre y límite real sierra-llanura. A partir de aquí tenemos la falsa sensación de que el camino es cuesta abajo, pero aunque es cierto que se va perdiendo altura, en realidad todo es una sucesión de falsos llanos en los que apenas se recupera. Al menos aquí los caminos son tales y no simples veredas o rodadas de tractor. Comenzamos a adelantar a los andarines que hacen el mismo recorrido, pero que han salido dos horas antes.
Mi compañero de fatigas tiene un podómetro que le indica que llebamos unos quince kilómetros. Intento tragar saliva por mi reseca garganta. Aunque hemos tenido avituallamiento en Cardeñosa y Peñalba de Avila el calor hace estragos con mi pobre y maltratado cuerpo. El viento, que por suerte sopla de cara hace que mi rostro esté cubierto de una costra de sal seca que se queda pegada a mis dedos. Quedan seis kilómetros que se van a hacer muy largos... Mi acompañante y yo, en vista de nuestros respectivos estados, decidimos andar en las cuestas arriba y arrastrarnos penosamente hacia abajo.
Pero hay algo que no me cuadra. En mi "mapa mental" el pueblo que tenemos enfrente debería ser Gotarrendura, pero aún quedan varos kilómetros. Empiezo a especular conque esté equivocado y en realidad sea alguno de los pueblos cercanos: Monsalupe, Las Berlanas..., pero entonces, ¿no eran estos el resto de pueblos que vimos desde el otero de Peñalba en el que se supone que es su sitio...? Me estoy haciendo un lío... Al cruzar la carretera vemos el cartel que indica la entrada al pueblo, y sí, pone: Gotarrendura, y no, no se completa el recorrido con una vuelta por los alrededores como nos temimos en cuanto lo vimos. La carrera, mal anunciada como media maratón debe tener entre diecisiete y dieciocho kilómetros, cosa que en esos momentos agradezco enormemente. Mi acompañante y yo entramos los últimos pero más contentos que unas castañuelas por el inesperado regalo.
En meta esperamos al resto de andarines y acudimos a la entrega de trofeos. Allí, charlando con otros corredores nos enteramos que algunos de los que abrían la carrera se han perdido y han tenido que volver sobre sus pasos en varias ocasiones. Algunas caras lo dicen todo y había gente muy enfadada. Por eso era importante el matiz del principio de la entrada: el marcaje y control del recorrido estaba encargado al Club Puente Romanillos, que había cobrado por ello. Hay otro incidente muy desagradable: por la megafonía se anuncia que en media hora sale el autobús que nos debería llevar de vuelta a Narrillos de San Leonardo, donde la mayoría de nosotros hemos dejado nuestros vehículos. A los veinticinco minutos un servidor estaba en la explanada donde teóricamente debería estar el autobús y allí no había nada. Dudando ya sobre si mi soberana estupidez podría haber alcanzado tales cotas como para hacerme entender mal la hora, y de vuelta sobre mis pasos en busca de un alma caritativa que me devolviera a casa me encuentro conque le ha ocurrido lo mismo a varios andarines y corredores que también pretendían volver en el autobús. Mal de muchos, consuelo de tontos...
Ignoro a quien se debe este error, si a la Asociación, al Club, al conductor del autobús..., pero no se puede dejar "colgadas" a tantas personas. En favor de la Asociación, que ha faltado tiempo para que entre algunos de sus miembros nos "repatriaran" en coches particulares.
En resumen, una experiencia que califico de positiva en lo personal por lo que de cura de humildad tiene, de mala en lo atlético debido exclusivamente a mi mala cabeza y de regular tirando a mala en cuanto a organización, aunque estoy absolutamente seguro de que los defectos de este año no se repetirán al que viene y allí estaré para ser testigo.
lunes, 2 de julio de 2007
¿Orgullo Gay?
Hoy quiero hacer una pequeña reflexión sobre el tema.
De entrada no entiendo en la época en la que estamos los prejuicios hacia los homosexuales, ni porqué a un colectivo como el suyo se le siguen negando derechos que se reconocen sin problemas a cualquier otro: inmigrantes, religiones, etnias minoritarias... Lo "distinto", entendiendo como distinto simplemente lo que se aparta de lo habitual, sin carga peyorativa por mi parte, siempre ha sido objeto de recelo, pero en el caso de la homosexualidad este recelo se convierte muchas veces en verdadero pavor irracional sin que yo haya sido capaz de entender nunca porqué.
Es cierto que al menos en este país se han dado pasos para reconocer al colectivo gay derechos que debieran de ser inherentes a cualquier persona por el mero hecho de serlo, y que salvo giro inesperado estamos en el camino de que desaparezca cualquier traza de discriminación legal porque a uno le gusten o no las personas del sexo contrario, pero queda mucho que hacer en cuanto a la mentalidad a nivel popular. Por desgracia sigue siendo poco "normal" ver a dos hombre cogidos de la mano dando un paseo fuera de determinadas zonas, y nos hace volver la cabeza si dos muchachas se besan en plena calle. Enseguida vienen los chistes fáciles, las frases hechas, quizá pronunciadas más por costumbre que por verdadera aversión a lo que vemos, pero que denotan que la verdadera igualdad no ha calado aún en la sociedad. Esto ocurrirá cuando nadie necesite declarar su homosexualidad como si estuviera obligado a ello, al igual que el resto no declaramos ser heterosexuales. Sólo entonces se verán con naturalidad estos comportamientos.
Es por ello por lo que determinadas manifestaciones me parecen contraproducentes. Aquellos que postulan la homosexualidad como motivo de exclusión, de distinción, de "rareza", de desgracia o incluso de enfermedad se frotan las manos cuando ven las pantallas de televisión llenas de "locazas" desfilando casi desnudas. Es esa vertiente de lo homosexual la que yo creo que perjudica más que beneficia al movimiento gay.
Durante el desfile del sábado vi a muchísimos homosexuales simplemente defendiendo sus derechos, la inmensa mayoría, y además, hay que reconocerlo, saben hacerlo con gracia y salero, pero mezclad@s entre ell@s se salpicaban de vez en cuando sujetos totalmente estrambóticos que provocan más risa que adhesiones a su causa. No tengo nada en contra de ell@s, pero no me parecen la mejor imagen que se puede exportar para reivindicarla. Creo que el movimiento gay debería hacer una reflexión al respecto y dejar perfectamente claro que una cosa es la defensa de sus legítimos derechos y otra los festivales tipo carnaval en los que, ahí sí, el absurdo, la parodia y el exceso pueden perfectamente campar a sus anchas. Si no, se seguirá juzgando la parafernalia en lugar del fondo.
En mi opinión la mejor imagen que puede dar el movimiento gay es la de dos jovenes, (varones), a cuyo lado vi parte del desfile. No tendrían más de veinte años. Ni su indumentaria ni sus ademanes delataban su condición de homosexuales. Sólo sus manos entrelazadas la dejaban ver. No hacían ostentación de ella ni la ocultaban, simplemente se comportaban como cualquier otra pareja: con ternura, con cariño. No pude por menos que fijarme en cómo se hablaban, como se miraban y se sonreían, con caricias, con amor, pero sobre todo, con naturalidad.
Pensé que si esa pareja fuera heterosexual la mayor parte de la gente la tomaría simplemente como una pareja encantadora, y creo que el camino a seguir para una verdadera normalización de la sociedad en este asunto es precisamente que los gays hagan valer sus derechos en la misma forma en que lo hacen otros colectivos: divulgando sus iniciativas políticas y sociales, buscando la verdadera normalización legal, luchando por un cambio de mentalidad popular, haciendo ver que el hecho de amar a una persona de su propio sexo realmente no les hace diferentes... Pero no con esas explosiones de maquillaje chirriante, pluma al viento y abdominal al descubierto cubierto de aceite que le restan la necesaria apariencia de seriedad.
No quisiera haber herido a nadie con esta entrada. Es sólo una expresión de mi opinión personal, que puede estar equivocada, pero que he intentado plasmar con todo el respeto posible. Al menos si he molestado a alguien espero que haya sido a los intransigentes, a los meapilas y a los hipócritas que interpretan torticeramente textos "sagrados". A ellos les dedico una última reflexión:
Si no hay nada más maravilloso que el amor, ¿porqué le damos tanta importacia a quien se le dirija?
domingo, 1 de julio de 2007
I Carrera 10K de Orgullo
Esta satisfacción comenzó muchas horas antes, cuando sobre las ocho y media de la mañana del sábado 30 de junio aparqué mi coche en la Plaza de España, en Madrid. Era el día D, el día en que se cerraba "oficialmente" la I Liga Forero Paquetil del foro de ElAtleta.com.
Durante unos meses un puñado de autodenominados "corredores paquetes" hemos sudado, sufrido, compartido y sobre todo, disfrutado, con la excusa de sumar unos puntos en esa liga. Para la mayoría no obstante su participación ha sido una mera excusa para reunirse en las carreras, correr en compañía y hacer buenos amigos. Ayer, viendo como el inventor de este tinglado, el bueno de Paquito Malagueta, apenas conseguía reprimir las lágrimas, (lo siento Paco, es el precio que tienes que pagar por ser tan buen tipo), pasé revista mental a todo lo que este pequeño gran hombre había conseguido: un grupo cohesionado de gente de muy distinta procedencia y condición pero con algo en común: les gusta correr y pasarlo bien mientras lo hacen. Hay máquinas de bastante menos de tres horas en maratón, de hora y pocos minutos en media, de menos de tres minutos en el mil, y gente que no ha competido en su vida..., o que lo hace casi cada domingo tomándose la carrera como un mero divertimento sin aspiración a mejorar su marca. Tod@s hemos podido competir en igualdad de condiciones en esta liga, ya que lo que se premiaba era la constancia, la compañía de otro "paquete", las mejoras propias y no sólo el crono frío y duro, enemigo implacable de los que nunca tendremos marcas de renombre.
Con todo, lo mejor estaba por llegar. Después de una duchita fresquita, fresquita, en casa del Señor Oscuro, Darth Vader, llegó la hora de la comida en un restaurante de lo más "cool", con sus banderas arco-iris en la entrada y parte de la parroquia en consonancia con el ambiente del local. Magnífica elección Darth Vader, comimos como si hubiéramos corrido un maratón. Sobremesa, terracita, agradable conversación, ¡sin hablar de atletismo!, y se nos hizo la hora de ir a ver el desfile... Unico punto negro del día. Pésimamente organizado, largo y tedioso. Habíamos quedado para cenar a las nueve y media en las inmediaciones de la Plaza de España y no conseguimos ver ninguna carroza.
La cena fue apoteósica. Unas horas deliciosas en compañía de gente de lo más diverso pero a la que te une no sólo una afición, sino una forma de entender el atletismo y por ende la vida. Soy de la opinión que la personalidad de cada cual se refleja en todas las facetas de nuestra existencia, y una de ellas es cómo se toma el atletismo. Recuerdo haber leído algo así como que uno corre como vive y vive como corre. Gran verdad. Sólo así se entiende que con el exiguo premio de una medalla se pueda juntar gente de Toledo, de Alicante, de Avila... Todos los que el sábado nos reunimos en aquella mesa tenemos esa misma visión de la carrera.
Fue emocionante ver a Malagueta leer uno por uno los puestos de tod@s y verle a punto de llorar al recibir sus detalles, escasos para lo que él se merece. No fue el único que se emocionó.
El viento sigue azotando mi rostro, y tan cerca de Avila, una vez ganada altura, es frío. Tengo que cerrrar la ventanilla y ahora suena U2: With or without you. ¿Podía haber alguna forma mejor de terminar el día...?