domingo, 11 de mayo de 2008

100+2

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Estoy en la Calle Zaragoza, en el humilde barrio de Avila donde crecí. Hablo distendidamente con unos amigos a la espera de que dos calles más abajo, en la Calle Logroño, se de la salida a la carrera del barrio. Una carrera de cien kilómetros. Animado por la charla no me doy cuenta de que esta se produce y veo a los primeros corredores cruzar la bocacalle, les grito y un miembro de la organización, conocido mío, se percata de mi despiste. No hay problema. Para la carrera y vuelve a los corredores atrás para darme tiempo a llegar. Bajo trotando los cuarenta o cincuenta metros que me separan de la salida, aunque la sensación es extraña, noto como si los pies se me hundieran un tanto. Miro y me doy cuenta de que corro ¡con zapatillas de estar en casa...! Sigue sin haber problema. Justo al salir la carrera gira a la izquierda y vuelve a girar para pasar por delante de la casa de mis padres. Le digo a mis acompañantes que esperen un momento en lo que subo a por unas zapatillas. Mi madre no tira nunca nada y seguro que tiene algunas de cuando vivía allí... Subo mientras el resto de corredores esperan y efectivamente, mi madre tiene varios pares de zapatillas viejas que aún conserva. Alguna me queda pequeña, parece mentira que desde los veintinueve años haya sido capaza de crecer, pero es así. Otras están demasiado gastadas: "mamá, estas tíralas", y al fin escojo unas Asics GT 2120, con la rejilla ya algo cuarteada, veteranas de mil batallas en las que bregó con honor. Me las calzo y me despido de mi madre: "sí mamá, luego vengo a comer...". Suena el timbre de casa. Mis compañeros se impacientan... Tranquilos, que no hay prisa, pero vuelve a sonar, bajo las escaleras deprisa, pero el timbre suena una y otra vez...

Son las siete de la mañana del sábado. No es la primera vez que el sonido del despertador se integra en alguno de mis sueños. Lo que nunca he sabido explicarme es como mi mente puede urdir una historia tan elaborada en la que se mezclan mi próximo debut en una carrera ultra "de verdad", el hecho de que mis padres lleven varios días fuera de casa y les eche de menos y la foto de mis desvencijadas Asics GT 2120 de hace unas entradas... Y todo ello en los escasos segundos en que tardo en despertar. La mente humana es tremendamente misteriosa...

He dormido bien. Apenas seis horas, pero es lo que hay. Pocos días puedo estar más tiempo en la cama. Al menos hoy lo he aprovechado, y es un alivio pensando que en las próximas 24 horas no podré hacerlo, y no sólo eso, sino que buena parte de ellas las pasaré corriendo o andando. Desayuno bien, con calma. Me despido de mi adormilada esposa que me hace prometer de nuevo que la llamaré en cuanto llegue, (tiene pánico a que viaje solo), y les doy un beso a mis hijos. Sandra abre un momento sus ojos pero no estoy seguro de que sea consciente de haberme visto. Quizá su misteriosa mente recuerde esa caricia como algo casi subliminal, como un borroso recuerdo a caballo entre el sueño y la realidad. Carlos está profundamente dormido, y como siempre, destapado. Le acomodo la ropa y le vuelvo a besar en su mejilla. Les echaré de menos y pensaré mucho en ellos durante todo el día.

En Avila la lluvia es suave en esos momentos, pero hace frío. Apenas siete grados a las ocho de la mañana, según compruebo ya en el coche. Confío que en Torrejón de Ardoz sea varios grados superior y que la lluvia, que doy por inevitable, no nos castigue en exceso. Estaba equivocado. Calculo que la temperatura no subió en todo el día de los catorce o quince grados, y la lluvia no dió respiro hasta el final de la tarde...

Llegué con suficiente tiempo a Torrejón. Casi de los primeros porque allí sólo vi a los Ñs colocando el vallado del circuito. Saludo a Luis Spanjaard, el cual me presenta a Alberto, un Zaragozano al que apenas conozco por el foro de ElAtleta.com al que entra con el nick de Loboaullador,  y que como yo, acaba de llegar. Un tipo simpático y encantador al que en ese momento no sabía cuan agradecido le iba a estar un día después. Un rato después llega Paco Efejota, mi pareja para el evento,  que tiene como objetivo hacer cien kilómetros. Me comprometo con él a intentarlo si bien es cierto que esa posibilidad yo ya la tenía en mente y nos dedicamos a reconocer el escenario del intensísimo día que íbamos a vivir.

La lluvia había anegado completamente el albero de la Plaza de Toros de Torrejón, por lo que la "vuelta al ruedo" prevista en el circuito tendríamos que hacerla por el duro e irregular cemento entre los burladeros y la barrera. Aún así, durante toda la mañana, y armados con rastrillos y cepillos, los Ñs se ven obligados a luchar contra el agua que caía, literalmente a chorros en la entrada de la plaza y contra la inundación del callejón. Trabajaron de lo lindo.  El juez, nos advierten, ha homologado el cambio. El resto del circuito transcurre por el Parque de Ocio, un bonito lugar, con un pequeño lago ajardinado y que ahora en primavera procura una zona bonita y realmente bucólica. Es llano, completamente encintado y bien iluminado por la noche. El único problema es que vamos a correr todo el día por cemento, para salir a un pequeño trozo de asfalto, continuar en baldosa y acabar en adoquinado... Una tortura para las articulaciones.

En la zona de descanso esparcimos las colchonetas donde podremos descansar y dejamos las bolsas, (alguno lleva hasta tres...), con toda la impedimenta. Debo de ser de los que menos equipaje acarrea, lo cual me preocupa porque es signo de que se me ha olvidado algo, y desgraciadamente así fue... En esta zona nos dan una charla técnica, con indicaciones sobre el circuito, normas de la carrera, y donde queda claro desde un principio que el Club Ñ Ultrafondo ha puesto muchísimo cariño en su organización. Tendremos muchas ocasiones de comprobarlo en las siguientes horas, pero desde ya quiero agradecerles el trato que nos dispensaron: un diez. En esa misma zona "desayunamos", en mi caso por segunda vez, y por gentileza de Spanjaard, atentos: una botellita de sidra "a morro", (que no tenemos vasos y no vamos a empezar con escrúpulos ni tonterías por compartir un gollete), una empanada cortada a mano y una longaniza "al mordisco", ¡qué poca seriedad señores.., que hemos venido a correr, no de fiesta!. El caso es que con el depósito lleno, y antes de darnos cuenta, pasamos el control de chips y nos colocamos en la línea de salida: cincuenta y seis hombres y nueve mujeres. Un circuito de un kilómetro, lluvia a jarros y veinticuatro horas por delante. Todo preparado para el mayor cúmulo de experiencias y sensaciones que este paquete recuerda en su vida deportiva.

La intención de Paco y mía es salir a un ritmo reservón con el que yo había hecho un pequeño test la semana pasada: novecientos metros de trote suave y cien de andar. Paco viene de hacer tres horas cuarenta y nueve en Mapoma y yo estoy recuperado de las cuatro horas treinta y ocho que allí hice. Alberto, que acredita tres horas trece en maratón, se nos une. Pues nada, "contri" más, mejor.

El plan funciona. Las pulsaciones van bajas y los kilómetros caen sin aparente sufrimiento. Aparente. Porque la lluvia nos empapa toda la ropa. Taparnos con chubasqueros y gorras, (bendita la que nos dió la organización en la bolsa, ya que es una de las cosas que olvidé), es un mal menor. Evitas que el agua te golpee directamente y eso quita bastante frío, pero al final acabas igual de calado. En mi bolsa hay cinco o seis camisetas de manga corta, de hombreras, dos pantalones cortos y dos mallas cortas..., ropa más que de sobra para cambiarme durante el día. Además un par de camisetas de manga larga y una malla larga para la noche. Al final fue esto último lo que tuve que llevar TODO EL DIA. No, si ya decía yo que mi bolsa abultaba poco... Eso sí, para regodeo y algarabía general, después de varias horas de lluvia, y de desesperar de que en lo que quedaba de día saliera el sol, puse en conocimiento del respetable que si alguien lo precisaba tenía en mi bolsa un bote de crema solar... Factor treinta y cinco, faltaría más, que no queremos correr ningún riesgo de quemadura...

El frío y el agua comienzan a cobrar su tributo. En una parada en la zona de descanso coincidimos con José Luis Posado, recordman español de todo tipo de carreras de ultrafondo. Está tan aterido que Alberto y Paco le tienen que desatar los cordones de las zapatillas y abrirle la mochila para que pueda cambiarse. Vemos a un Ñ literalmente tirado en el suelo, y que sin embargo consiguó recuperarse "milagrosamente" y acabar la carrera entre los primeros, Yolanda, (Sraceas en el foro de ElAtleta.com), me cuenta que se le han hinchado las manos del frío... Y al resto nos merman las fuerzas. Esas que vamos a necesitar y que tanto vamos a echar de menos por la noche, cuando casi todos los recursos se han terminado, cuando no encuentras otra razón para correr más que porque es eso a lo que has venido. El frío es especialmente intenso en la zona de descanso, que es abierta. Las corrientes son demoledoras y entiendo que me será imposible descansar sin un buen saco de dormir..., que tampoco he traído. Suerte que mi hermana va a venir a verme por la tarde y puede apañarme uno. Te quiero tata.

Una carrera de este tipo, larguísima, con un circuito tan pequeño y tan pocos corredores hace que estos se acaben conociendo. El ambiente además es excelente. Aquí no hay juego para estrategias en contra del rival, no hay sprints en meta ni posibilidad de chupar rueda y que sea el otro el que cargue con la tensión de marcar un ritmo. Aquí cada uno mide su esfuerzo y sólo él es responsable de encontrar su ritmo. Algunos corredores nos doblan varias veces en poco tiempo y "desaparecen" durante unas vueltas. Otros tienen un ritmo machacón y constante con el que van sumando kilómetros. Otros optan por aguardar, reservar fuerzas las primeras horas y acabar corriendo a buen ritmo. Algunos, especialmente los primerizos como nosotros, se desfondan más o menos pronto y se ven obligados a andar durante horas...  Pero en casi cada cruce, (y son muchísimos), hay alguna palabra de ánimo, algún gesto con el que queda atrás. Sin dejar de ser competitiva, la mentalidad es otra. Aquí el rival es uno mismo y su lucha contra el dolor de rodilla, las ampollas y el sueño. Al otro se le ve como compañero de fatigas y se le respeta por cuanto se sabe lo que está sufriendo.

Mi retina se trae muchísimas imágenes: la de José Luis Posado, con un pinzamiento que le impide incluso andar con normalidad pero terminando la carrera en el mayor ejercicio de sufrimiento y determinación que he visto en mi vida. La de Paco, con una molestia en la cintilla iliotibial que le hizo dejar de trotar en el kilómetro treinta y tres pero que consiguó hacer sus ciento uno kilómetros ¡sin descansar ni un solo minuto!, la de Alberto, que aunque le moleste que se lo vuelva a repetir, renunció a muchas vueltas por acompañarnos a Paco y a mí en función de quien le necesitara más en ese momento. La simpatía de las chicas del avituallamiento, sufridas atletas algunas, esposas y madres de atletas otras, que nos trataron con un cariño increíble, pendientes de cualquier detalle que pudiéramos necesitar, incluídos el hacernos un pequeño bocadillo caliente "fuera de menú" por la noche o algún otro pequeño "suplemento" inconfesable aquí. El "Maneras de Vivir" de los Leño atronando en la Plaza de Toros y empujándonos hacia adelante con bríos renovados gracias a su su ritmo rockero. El anónimo miembro del Ñ Ultrafondo, (siento no recordar tu nombre amigo), que me iba contando las últimas vueltas y que juró no dejarme abandonar sin darme la bandera de los cien y luego juró que haría la vuelta ciento una conmigo. Los mensajes de móvil interesándose por cómo nos iba durante la carrera, leídos y no contestados por mi parte, pero que ayudaron a sentirme más acompañado. El ambiente de botellón cercano al circuito, la música de salsa o hip-hop saliendo de coches tuneados, las risas y comentarios de la gente que tomaba sus copas alrededor de ellos, el cambio de registro músical a otro mucho más íntimo. Las risas que eso nos produjo a nosotros especular a qué pudo ser debido el cambio de ritmo...

Durante el día, salvedad hecha de la lluvia, todo transcurrió con normalidad. Corrimos, anduvimos, comimos, bebimos, reímos... Volvimos a correr, a andar, a reir... Las horas pasan. Los kilómetros caen... Pasa la tarde e intuimos sin verlo, el ocaso.

Aparte de mi hermana y mi cuñado tuve un par de visitas que agradecí muchísimo y a las que quizá no atendí como se merecían, las de Pedro, Wild Runner, y la de Elmorea, con Encarni. Fue un placer veros allí y charlar aunque fuera un poco.

Después de cenar salí a dar unas cuantas vueltas. Las hice ya solo. Hace mucho que Paco sólo puede andar por sus problemas de cintilla iliotibial y Alberto está con él. Cuando salgo ellos deben de entrar en la zona de descanso. No les veo así que las hago solo.  A medianoche mis músculos estaban tan doloridos que apenas podía moverme. Sólo un par de vueltas más Carlos. Las corro, y decido que no, que otro par de ellas, aunque sea andando... Mediada la segunda noto mis piernas flojas y mi mente pierde lucidez, "como la mantequilla untada en una tostada caliente" metáfora con la que Bilbo detalla a Gandalf su estado, después de tantos años con El Anillo en su poder. A duras penas llego a la zona de descanso y me meto en el saco de dormir. Ha sido el primer aviso de que entro en reserva. Durante un par de horas me hundo en el acogedor interior del saco de dormir, pero incluso debajo de su cálido abrazo siento las corrientes de aire, más fuertes, o al menos eso me parece, a nivel del suelo y aunque no consigo dormir, al menos mi musculatura descansa. El sueño lo impide la mezcla del frío que no acaba de salir del cuerpo, los dolores de unas articulaciones que no encuentran una postura cómoda, el constante sonido de la cercana alfombrilla cada vez que un chip pasa por encima de ella, los ánimos de las chicas del avituallamiento cada vez que pasa un corredor por delante, el ruido de un vaso de Coca-cola tirado en el suelo, que gira cada vez que una corriente de aire llega a él, en un sentido, luego en otro, siempre moviéndose, siempre en el mismo lugar...

A las dos y media me levanto de nuevo. Mis sensaciones son mejores de lo que pensaba y vuelvo al circuito, a por los setenta kilómetros. Me dicen que durante mi descanso ha llovido un poco. Estoy casi seguro de que esa lluvia me hubiera retirado de la carrera. El plan ya no tiene mucho sentido y se tiene que adaptar a mi estado: ahora corro poco y cuando puedo, y ando mucho e incluso eso ya cuesta. Cuando coincido con Paco ando con él un trecho, Alberto suele aprovechar esos momentos para dar un par de vueltas, luego soy yo el que troto un poco, ahora con Alberto, luego solo, vuelvo a andar, esta vez solo, ahora con Paco...

A mitad de una de las vueltas en la que me encuentro solo, vuelve la misma sensación de inseguridad en mi paso, y de falta de lucidez. Mi cabeza parece tener ganas de vagar por un sitio distinto de mi cuerpo, y comienza a llover... Pero no hay nubes. La noche se ha abierto mucho y veo la luna y las estrellas, miro hacia arriba y el agua no salpica mi cara. Miro al lago, su imagen en la noche, fantasmagórica, resplandeciente, reflejando a la luz de las farolas la imagen de la vegetación circundante. Nada altera su superficie..., pero llueve. Abro las manos, y durante unos segundos ando con los brazos abiertos en la espera de que mis sentidos se pongan de acuerdo entre ellos y diluciden lo que para mí en ese momento, y por encima de dolores y molestias, es algo fundamental: ¿como es posible una lluvia seca?, ¿la luz de la luna produce arco iris?, ¿sus colores serán los mismos que los producidos por el sol?... Mi estado empeora, y al entrar en la Plaza de Toros me fallan las fuerzas hasta el punto de tener que apoyarme en un burladero. "Es un bajón de azúcar Carlos, nada más que eso". Sigo adelante por el estrecho pasillo hasta llegar al avituallamiento, donde tomo varios vasos de Coca-cola. En estos momentos, y hasta acabar la carrera la Coca-cola es casi lo único que puedo ingerir. En unos minutos el azúcar y la cafeína me recuperan un tanto, así que toca seguir una vuelta, otra vuelta más... Nunca sabré si esos escasos minutos de lluvia fueron una alucinación debida al bajón de azúcar o un sueño.

Cuando llevo ochenta y dos kilómetros me doy cuenta de que mi obejtivo intermedio, (ochenta kilómetros), está cumplido, y aún queda mucho tiempo por delante. El siguiente son los cien, que siempre son ciento uno, porque al superarlos te dan una banderita con la que das una vuelta al circuito. Es emocionante, por lo que no puedes dejar de hacerla. Pero no puedo correr. Analizo los dos momentos críticos que he pasado y ambos han ocurrido en una vuelta andando después de haber corrido un par de ellas. Intuyo que si vuelvo a correr el próximo bajón sería definitivo, así que no queda más remedio que andar..., y aún quedan veinte kilómetros. Fue una decisión acertada, puesto que incluso andando me resultó dificilísimo acabar. Los últimos kilómetros mi paso bajó tanto que pude cronometrar alguno de hasta trece y catorce minutos. Cada paso era una tortura. El tobillo izquierdo dolía increíblemente y apenas podía apoyarlo. Hoy está hinchado.

Pero poco a poco amanece y aunque el cielo vuelve a nublarse afortunadamente no volverá a llover. Cojeo, pero hay gente mucho peor. Una chica valenciana, muy joven, ha estado marchando a muy buen ritmo toda la mañana pero ha tenido que abandonar. Un chico alemán, con un estilazo increíble y económico por el que apostamos a ganador durante la mañana se ha hundido por la noche y ha perdido las opciones de victoria, aunque en un acto de pundonor vuelve al circuito. El que a la postre será el vencedor va incluso más rápido que por la mañana, o al menos eso me parece, hecho del que tomo nota para un futuro como posible estrategia a seguir, pero José Luis Posado no puede sino arrastrarse por el circuito en una pura mueca de dolor. Por todos lados gestos sombríos, brillo en los ojos, signo de fortaleza mental y determinación, pero cuerpos que no responden.  Rodillas que crujen, gemelos a punto de estallar, cuádriceps gimiendo por un descanso, hombros tensos que provocaron a buen seguro muchos dolores de cervicales, riñones con la sensación de puñales clavados... Todos tenemos alguno, (o muchos), de esos síntomas.

Los kilómetros caen lentos, perezosos. Aún quedan muchos y el esfuerzo parece no tener efecto en la cuenta atrás: casi media hora para pasar de quince a trece, lo que normalmente es un rodaje hoy me llevará horas... Pensamiento negativo, Carlos, recuerda: no pensar, no sentir, sólo andar...

La luz del sol devuelve algo de alegría al circuito. Vuelve la música y algunas personas se acercan a animar. Entre ellos Lander y su familia justo cuando estoy a falta de dos kilómetros para que me den mi banderita. Sólo en ese momento estoy seguro de acabar. Hasta entonces tenía miedo de un nuevo desfallecimiento, de un calambre o un tirón muscular que me impidiera continuar, pero a falta de dos kilómetros se que nada puede impedirme llegar a los cien. Lander me acompaña, me hace unas fotos, me anima... Cuando por fin entro en mi última vuelta intento trotar para que me haga una foto, pero no puedo. Llevo horas sin hacerlo y mi cuerpo me recuerda que sólo por cabezonería ha sido capaz de aguantar en pie. Tiene razón y no le puedo pedir ese postrer esfuerzo, aunque negocio con él descansar unos minutos y que me permita acompañar a Paco, todo un campeón del tesón y la fuerza de voluntad, que por escasos minutos consigue al fin enarbolar su propia bandera. Alberto nos acompaña, él dió su vuelta hace mucho, y yo acabo de terminar la mía, pero la de Paco es de todos. Es una vuelta de honor con un aspecto patético para el no iniciado, en casi quince minutos, pero es nuestra. Durante un día hemos compartido risas, compañía, experiencias. Nos hemos iniciado en el verdadero ultrafondo, que nos ha mostrado su peor cara y nos ha mostrado lo duro, a veces cruel, que puede llegar a ser, pero que ha sido benévolo con nosotros al ver que no le faltábamos al respeto y nos ha permitido adivinar qué hay "más allá" para seducirnos con esa irresistible sensación de vértigo que produce enfrentarse a un ¿imposible?.

Sólo tengo una carrera en mi vida comparable al sufrimiento físico y psicológico de este fin de semana: el Mapoma del año pasado. Pero esto ha sido diferente. Si el año pasado tardé semanas, (muchas), en recuperar cuerpo y alma, hoy se que sólo tengo que preocuparme del primero, porque la segunda ha quedado prendada del desafío, del reto, no a la distancia, sino al tiempo... II Edición de la Challengue 24 Horas del Club Ñ Ultrafondo, resérveme un sitio entre sus inscritos, por favor.

Y no puedo acabar sin regalarme un momento de..., (iba a escribir orgullo, pero Montse, si piensas que es soberbia quizá tengas razón).

Según nos comentaron los Ñs, la carrera de ayer constituía el Campeonato de España OFICIOSO de carreras de 24 horas y sólo el costo económico de adquirir esa "oficialidad" les retrajo de hacerlo. Si véis los resultados comprobaréis que aparezco en el puesto treinta y cinco. Descontad a los corredores extranjeros y resultará que hoy por hoy estoy en el puesto treinta y uno a nivel nacional en un hipotético ranking de carreras de 24 horas...

Sí, sí, muy bien, ya se, vale, lo que quiera..., pero eso me lo diga Vd. en el asfalto caballero...

28 comentarios:

efejota dijo...

IMPRESIONANTE CRONICA y un honor haber compartido ese ratito contigo andando.
La proxima que no se te olvide el saco o compartiremos el mio.

anita (la gurisa) dijo...

leyendo los primero párrafos, iba pensando... "joder, que carrera, te esperan a que te cambien las zapas, eso es compañerismo..."

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Que cronica alucinante, de una carrera espectacular... es qeu me dormia yo de leerte, y no por lo aburrido, eh?!
LA verdad que yo no se si soportaria ese tipo de carreras, una sabe para donde ir, y creo que mi camino no va ser el de las vueltas a un kilometro... Por eso mi admiracion, hay que tener realmente cabeza para eso.

Espero qe te recuperes pronto, un beso grande!

Carlos dijo...

Efejota, no me tientes bribón... jajaja...

Anita, ¿y lo dices precisamente tú que acabas de hacer una prueba MUY SUPERIOR?

Gracias a los dos. ;-)

Lander dijo...

Preciosa crónica CArlos, solo gente con la cabeza tan bien amueblada puede ser capaz de hacer algo así. Sabes que de momento no comparto esta filosofía, pero toda mi admiración por ese pundonor y fuerza mental.
Descansa, descansa y descansa.Y cuando hayas descansado, vuelve a descansar amigo.
Un abrazo.

Alfonso dijo...

Enhorabuena de nuevo!!! Y esa crónica, soberbia. Se siente la carrera, y todo lo que pasasteis. Además de instructiva, para cuando los demás nos animemos.

Un abrazo, campeón!

David Rodriguez Roures dijo...

Me has puesto la carne de gallina,al empezar me la has pegado pero bien,no se ni que decirte,me parece que hay que tener una fuerza de voluntad a prueba de bombas,esos momentos solos bajo la lluvia y levantando los brazos,debe de ser grandeza.
CONTIGO TAMBIEN ME QUITO EL SOMBRERO,UN SALUDO.

Anónimo dijo...

Jordan.

Enhorabuena otra vez Carlos y muchas gracias por compartir con nosotros esta MAGNIFICA CRONICA.Hoy he estado dandole vueltas a inscribirme en los 100/24,ahora ya no tengo dudas,no lo hare,hay que ser de otra pasta para hacer estas proezas.

Un fuerte abrazo y descansa,te lo has ganado con creces.

Anónimo dijo...

Te comente y no saleeee!!!!
Donde está mi comentario???
Lo quiero!!!
Solo habia dos cuando lo hice :((

ELMOREA dijo...

Bueno Carlos, un placer haber ido a verte. Me consta (quiero decir que me la imagino) la dureza de la mañana que pasasteis con esa lluvia y esa noche, despues de verte, con el cuerpo hecho un cuadro.
Eres un campeon.
Un abrazo.

Amig@mi@ dijo...

Mi ENHORABUENA con mayusculas!!!Hoy tu orgullo lo compartimos todos los que de corazón te deseabamos lo mejor y yo entre ellos y además te voy a dar otro motivo de orgullo: Es la primera vez que VEO ( sí, se lo que digo, VEO) una carrera de este tipo en primera fila ... Te he seguido como si hubiera estado allí realmente, y hasta "casi" empiezo a entender...
Un beso para ti y otro para tu mujer, porque imagino "sus 24 horas" casi tan duras como las tuyas... Si tu fuiste valiente, ella no se quedó atrás.
Carlos, ESTO lo escribí a las 7 y pico u 8 pero sono el tfno y fueron problemas... se me fue el santo al cielo y aquí se quedo. LO SIENTO!!! NUNCA ES TARDE... EL COMENTARIO ANÓNIMO PREGUNTANDOSE DONDE ESTÁ LO QUE ESCRIBI...ES MIO!!! BESOS A MILES ( ASÍ EMPATAMOS)

Anónimo dijo...

Ese Ipod lleva ahi mucho tiempo?
jejeje
Yo lo tuve que meter 4 vcs hasta que hice que sonaran todas las canciones, pero no se lo digas a nadie. Tiene truco ;)Otro beso

Anónimo dijo...

Creo que ya nadie me discutirá que éste es, con diferencia, el mejor blog en español.

Impresionante. Espectacular. No pondré más epítetos, porque no hacen falta.

Te voy a robar un párrafo y lo enlazaré desde el mío.

Mi enhorabuena infinita a Paco y a ti, Carlos. Habéis demostrado todo el valor que alberga un ser humano, su determinación y fuerza.

Mi respeto eterno, amigos.

German Alonso dijo...

¡Eres un pedazo de máquina! Yo ya lo sabía, cuando uno tiene las ganas y el coraje de enfrentarse a algo así tiene la mitad del camino hecho.

Así que ¡enhorabuena!, eres el 31º a nivel nacional en 24 horas, que nadie te diga lo contrario.

Un abrazo fuerte y recupérate que pronto vienen los de Corricolari...

Germán.

Syl dijo...

lamadrequeteparió!!!!!!!...¡como me hiciste sufrir!!!...y eso que gracias a tu sms ya supe que lo habías conseguido...
(por cierto, cuando lo recibí, entendí que se me había ido la olla y tú no habías acabado cuando nosotros sí...es lo que tiene no pensar con destreza, ya sabes).

Me ha encantado tu sueño antes de la carrera...Me ha dejado flipada que el Spanji te hiciese beber la sidra a morro (¿donde se ha visto eso, hombre???)...y como siempre, me ha maravillado tu manera de vivirlo y sentirlo todo. Eres un tío grande, Carlitos.

Enhorabuena, 31avo campeón de españa!!!!...

besitos.

Zerolito dijo...

Tu crónica es tan emotiva como dura fue la carrera, Carlos. Enhorabuena por lo conseguido y por lo vivido. Ya sabes que me hubiera gustado estar allí, aunque habrá más oportunidades de coquetear con la distancia, el tiempo y la mente. Enorme el símil de la mantequilla y la tostada caliente ;-)

Carlos y Paco, estoy absolutamente orgulloso de vosotros.

Peques Silvestre dijo...

Sin palabras Carlos, me has dejado sin palabras. Es de las mejores crónicas que te he leido. Aún tengo la piel de gallina.

¡¡SOIS UNOS CRACKS PACO Y TU!!

Admirable esta aventura que habeis vivido. Ahora a descansar y a degustarla.

Un abrazo ;)

Anónimo dijo...

tendrás que seguir corriendo siempre aunque sólo sea por las magníficas crónicas que escribes. enhorabuena, ya sólo falta que pruebes el bocasangre para que hagas una entrada sobre la pista ejejejeje.

Carlos dijo...

Lander, muchas gracias amigo. Te has ganado el que no vuelva a darte la paliza con tu debut en un ultra, pero eso sí, ¿nos vemos en Donosti?...

Wild, gracias por esa visita. Tanto la tuya como las de Elmorea con Encarni y Lander's family se agradecieron muchísimo.

Alfonso, me alegro de que haya gustado la crónica y además te sirva de algo.

David, viniendo de un tipo acostumbrado a podios, es un halago.

Jordan, si yo he podido, tú con más motivo. Tienes la fuerza física y mental para hacerlo siempre que no le faltes al respeto a la prueba, y de eso ya sabes un rato, ¿verdad?.

Elmorea, jajaja... muy fuerte eso de campeón, ¿no?. Gracias por esa visitilla. Me animó mucho.

Amig@ Mi@, bastante haces con asomarte de vez en cuando a este rincón de reunión de chiflados del sudor... ¿Orgullo?, sí, quizá demasiado, ya se encargará la siguiente carrera de bajarlo... Y sí, el iPod lo "copié" de tu blog.

Yoku, eres un exagerado. Mira que tengo el ego subidito e igual me lo creo... Pero muchas gracias.

Germán, ¡ay Corricolari!, dudo que los haga. Ahora estoy hecho una verdadera y lastimosa piltrafa y tardaré en recuperarme.

Sylvie, te eché de menos en Torrejón. A tí y a Krisma. Tenemos que hacer otra carrerita con aquellas risas del Mapoma.

Zerolito, acabo de leer tu blog y me pasa como con Yoku, al final me lo creo y verás tu...

Silvestre, tienes que probarlo, creo que tú, como Lander, estáis predestinados a hacer más temprano que tarde una "locurilla" de estas.

Micra, ya hice un nefasto intento en pista, aunque prometí volver algún día. Ya contare la experiencia...

Muchas gracias a tod@s. Es estupendo saber que hay a quien le interesan tus cosas. Besos y abrazos varios, barra libre...

Anónimo dijo...

Jajaja! Carlos tu sueño me ha recordado a mi último cross de esta temporada, donde el disparo de salida me pillo a unos 500 metros de la línea de salida (y además cuesta arriba). La diferencia es que a mi no me la repitieron jeje

En cuanto a tus 100+2:
¡¡¡I M P R E S I O N A N T E!!!
No por los 100 Km. que esos los hace cualquiera, sino por las condiciones que había cuando os pusisteis en la línea de salida (bueno, por los 100 también, que no es cierto eso de que cualquiera pueda hacerlos, al menos yo no…)

El día que se me ocurra hacer una locura de estas espero que estéis tú y tu cabecita pensante a mi lado para poder aprender de un verdadero MAESTRO.

De la crónica no voy a decir más que es sencillamente genial, ¡qué pluma tienes amigo! (interprétese la frase como cada uno desee;-))

migyaur dijo...

Enhorabuena Carlos por haber cumplido tu super reto. Lo que has hecho es una verdadera hombrada, encima con las condiciones que había.

En cuanto a la crónica, simplemente impresionante, pone los pelos de punta

Bueno, espero verte por el Soto cuando te hayas recuperado de este esfuerzo

Anónimo dijo...

Mola leer estos cronicones. No se me borra la sonrisa ya para dos días.
Enhorabuena paisano. Tu ya sabes.

Vity dijo...

Enhorabuena Carlos, y escribe ORGULLO , con letras bien grandes.
Oye ahora me doy cuenta; en el cole eras el nº1, el primero de la clase, y aquí también lo eres, escribiendo y corrriendo (con 3 erres), si estás el domingo en Avila, nos vemos.

Santi Palillo dijo...

Enhorabuena Carlos, se ve que este fin de semana os habéis puesto todos de acuerdo en sufrir épicamente bajo la lluvia, en la MiM, los 101, las 24h Ñ... una pasada.

Una vez hice una locura similar pero bajo un sol de justicia y tuve suficiente para los restos.

Recupérate bien Carlos.

Amamower dijo...

Carlos, mi más sincera admiración.

Si la prueba la clavaste, la crónica es para enmarcarla.

Enhorabuena por partida doble. :-)

mayayo dijo...

Enhorabuena al empredador Carlos XXXI de España y V de Alemania :-))

Bravo, bravo!! Y más valor aun en esas condiciones infernales.

En fin, asombrado estoy de esa bestia del ultra que has descubierto dentro de ti: 50k, Mapoma, 100k/24.... y dale que dale.
Cualquier día te llaman los de Duracell para un spot.

Y gran crónica, he disfrutado (y sufrido) mucho con ella.

ojordo dijo...

Enhorabuena Carlos, genial tu cronica. Que dificil a veces es que la gente que no corre entienda estas locuras. Aprovecho para peddirte tu permiso y poner un enlace a tu blog desde el mio.Saludos.Miguel OJORDO.

Lander dijo...

vuelvo a leer la crónica de p a pa, y me vuelvo a emocionar. Que chula, que fuerza, que locurilla. Que sería la vida sin ser locuelos...ánimo para la próxima.

Monica dijo...

a mi me encanta ver carreras, ver todo el evento, como esta organizado, los corredores y los autos que se presentan. Vi que en esta oportundiad estuvieron con una ecosport, Peugeot y algunos de Chevrolet