viernes, 24 de agosto de 2007

Margarita deshojada


Pues sí, al final parece ser que el maratón de otoño definitivamente va a ser el de San Sebastián. Buena parte de los maratonianos de mi club nos desplazaremos a Donosti el último fin de semana de noviembre a medirnos con los 42 y pico, descartando la opción de Benidorm, al menos para este año.

Teóricamente la preparación "seria" y estructurada debería haber empezado ya, como comenté en esta entrada, pero en la práctica sigo sin superar los 40 kilómetros semanales, prácticamente todos de rodaje, y así va a ser difícil... Los problemas con los que empecé no acaban de superarse, aunque poco a poco las sensaciones van volviendo. A esto ayuda el que estoy sustituyendo rodajes suaves por salidas con la bicicleta, mi pesada antigualla de más de quince años que llevaba casi la mitad de ellos acumulando polvo en el trastero. La bici me evita impactos y descarga bastante mis músculos. Además cambia el tipo de ejercicio y la forma en la que estos músculos trabajan. Creo que ha sido un acierto e intentaré seguir compaginándola con la carrera hasta pocas semanas antes del maratón y en todo caso al menos hasta que mis pobres piernas recuperen sus sensaciones.

Como ya he contado anteriormente, de camino a la salida de San Sebastián en lo que será mi décimo enfrentamiento con la distancia, me encontraré con la Media Maratón de Valladolid, donde tengo pendiente un cordero asado, y con la recién nacida Media Maratón de Alcalá de Henares, principal piedra de toque de cara al maratón. Peligra sin embargo la Media Maratón de Talavera de la Reina, a la que casi estoy obligado a ir por motivos familiares, pero que se celebra tan sólo una semana después de la de Valladolid, lo que hace que de inscribirme se convirtiera en un simple rodaje. También voy a renunciar a algunas pruebas que me había planteado correr, como alguna de las del Circuito Serrano de Mapoma, o el Cross Cuerda Larga, que con la desaparición del Trail Castillos de Avila, tenía posibilidades de haber sido, (de una vez), mi debut en las carreras de montaña. Necesito esas fechas para lo que modestamente creo que son las sesiones base de preparación para un maratón: rodajes largos y suaves.

¿Objetivos?. Sinceramente no estoy seguro. Nunca he sido tan poco consciente de mis posibilidades ni he estado tan perplejo respecto a mis sensaciones. Recién acabado el descanso del último MAPOMA, destrozado pero satisfecho por haber bajado de las cuatro horas en un día pésimo por el calor, el recorrido y mis molestias, me fijé como meta hacer 3h 50' en un maratón como el de San Sebastián, llano y a priori con mejores pronósticos climáticos, y creo que todavía estaría a mi alcance si supero dos obstáculos: mis malas sensaciones físicas de las últimas semanas y la sensación de que pase lo que pase no quiero, (ni seguramente podría), pasarlo tan mal como en el último MAPOMA. Con una mentalidad quizá demasiado reservona, me conformaría simplemente con rondar de nuevo las cuatro horas y es muy posible que ese sea el ritmo de salida ya que iré con mi primo Jesús, al que el maratón le debe esa marca desde hace algún tiempo.

Así que al final hay objetivo, (algo indeterminado, pero lo hay), un plazo y un plan. Sólo queda correr, descansar y volver a correr. (Y montar en bici).

lunes, 20 de agosto de 2007

La noche me come terreno

De nuevo el péndulo del tiempo oscila en su eterno camino. De nuevo es claramente perceptible cómo día a día la noche me va robando minutos en mis salidas matutinas. Ha llegado el momento en que al despertar el día sólo es una promesa, aunque las brumas nocturnas ya se han disipado casi completamente, pero como todos los años, estas brumas poco a poco, día a día, me alcanzarán hasta rozarme con sus dedos fríos mientras troto. Aún los primeros rayos del sol me alcanzan de espaldas en mi camino hacia el oeste. Pronto lo harán de vuelta a casa y veré como brotan, casi a borbotones, en el cielo límpido de finales de verano, derramándose sobre las copas aún verdes de los fresnos, filtrándose por sus ramas y destellando por último contra mis ojos.

Me gusta correr hacia el alba y sentir la sensación de vitalidad que me proporciona ver amanecer mientras corro, ser testigo del inicio de un nuevo día en el que nunca se exactamente qué va a ocurrir, pero de cuyo destino me siento cómplice al haber asistido a su parto.

viernes, 17 de agosto de 2007

World Press Photo


El miércoles pasado tuve que pasar unas horas en el aeropuerto de Barajas. Según accedía a la terminal vi que había una exposición con fotografías de World Press Photo, y como después de facturar tenía un par de horas libres fui a visitarla. World Press Photo es una organización que defiende el derecho a una información gráfica libre bajo el presupuesto de que muchas veces el periodista puede escribir sobre hechos concretos, pero se prohíbe la publicación de imágenes sobre ese mismo hecho.

Consideraciones morales al margen, como el caso de víctimas de atentados terroristas, imágenes de menores..., es cierto que dramas humanos, catástrofes naturales o situaciones injustas muchas veces se reflejan mejor con una buena imagen que con cientos de artículos, por lo que muchos gobiernos aún restringen esa información gráfica más aún que la escrita. Es ese derecho a la información gráfica el que defiende World Press Photo, y a tal fin cada año elige las imágenes que a juicio de un jurado son las mejores fotos del año. Las hay duras, muy duras, como las de los psiquiátricos de Sudán o las de los efectos de las bombas israelíes sobre la población civil palestina. Otras son amables, como las de los bailarines de break dance en París. Alguna prosaica como el cabezaco de Zidane a Materazzi en el pasado mundial de fútbol, o bellísimas como las de la marcha de los pingüinos sobre la banquisa antártica, pero todas ellas consiguen hacer vibrar algo en quien las ve.

La que encabeza esta entrada es la ganadora, protegida por copyrigth y reproducida sin permiso expreso, lo que espero que no me acarrée problemas legales, y aquí tenéis el enlace a la Galería completa clasificada por categorías.

Visualizarlas todas seguidas a mi me provocó el efecto de entrar en un crisol de sensaciones de lo más variopinto, desde el estremecimiento mas profundo por la estupidez y la maldad de esta especie, mal calificada como "sapiens sapiens", hasta la admiración por la técnica fotográfica submarina. Os aseguro que merecen la pena.

martes, 14 de agosto de 2007

Un día en El Castañar de El Tiemblo

Esta mañana comentaba en el foro de ElAtleta.com la escapadita de ayer con mi familia a uno de los parajes más bellos y evocadores que conozco: El Castañar, en el pueblo de El Tiemblo, a escasa media hora de Avila. De ese comentario surgió el compromiso con Dani_Blay de hacer una pequeña presentación de fotografías a fin de animar a unos cuantos foreros a hacer una quedada por la zona.

Me encuentro con un grave problema: ni mi cámara, ni mi destreza como fotógrafo son lo suficientemente buenas como para plasmar en imágenes tanta belleza. Tampoco son suficientes mis recursos literarios para reflejar tantas sensaciones como provoca este conglomerado de montaña, flora y fauna conjugados en distintos tipos de bosque, cuajado según las zonas, y entre otras especies arbóreas, de pino, castaño, roble melojo, avellanos y abedules, junto con algunos de mis queridos fresnos. El Castañar forma parte a su vez de la Reserva Natural del Valle de Iruelas, de inmensa importancia ecológica. Entre las aves destaca por ser uno de los últimos y más importantes refugios del buitre negro en España, así como del búho real, águilas imperial y real, milanos real y negro. Es también hogar del gato montés, ginetas y tejones entre los mamíferos, amén de servir de refugio temporal de innumerables aves de paso.

Con todo, lo que más disfruto de esta zona es el poder evocador que sobre mí tiene, en especial el melojar. El suelo cubierto de crujiente hojarasca acumulada durante años, las losas de granito cubiertas de musgo y hojas, la umbría fresca de un suelo donde apenas llega la luz del sol, el rumor de la brisa en las hojas a más de quince metros de altura, el increíble degradado de verdes que produce la luz intentando penetrar, sin apenas conseguirlo, entre las copas de los altivos y enhiestos robles melojos, troncos de castaños centenarios, retorcidos, heridos por el rayo, el fuego o el hacha, rebrotando con fuerza, derrochando vida nueva a raudales, devolviendo generosos dos, tres o cuatro vástagos donde sólo uno se cercenó, el rumor del arroyo serpenteando entre raíces descubiertas que intentan atraparlo...

Aquí el caminante se siente inmerso en un escenario que consigue que viera con naturalidad y sin sorpresa aparecer un hada entre los helechos, o un travieso duende a través del hueco de un viejo castaño. Podría estar paseando por los límites de Lothlórien a la espera de un encuentro con los elfos silvanos, y nada de ello estaría fuera de lugar.

Todo esto es lo que en vano intento plasmar con estas fotos que os presento, pálido reflejo de una belleza que me siento incapaz de expresar en toda su plenitud. Espero que os gusten:


viernes, 10 de agosto de 2007

No empezamos bien

Pues no, no empezamos bien. Sólo hace dos entradas que publicaba el comienzo de mis entrenamientos de cara al maratón otoñal, y ese comienzo no está siendo bueno.

Estoy en una "minicrisis" de la que no acabo de encontrar el origen pero que hace que no pueda hilvanar dos días seguidos de carrera.

Desde el descanso posterior al Mapoma he sido constante y no he dejado de correr. Poco y despacio, sin ninguna presión, plan, ni objetivo, pero con constancia. Por lo que a más de tres meses del maratón ni un posible exceso ni lo mal que acabé aquel día sirve de excusa. Tampoco el calor, que lo doy por descontado trotando de buena mañana y a ritmos mucho más bajos que en invierno.

El caso es que después de un entrenamiento me levanto por la mañana con la sensación de no haberlo asimilado en condiciones. Tengo análisis de sangre recientes y por suerte anodinos, sin ningún valor reseñable. Tengo una boca sana y "arreglá", sin caries ni infecciones. Como fruta y verdura a diario. Me hidrato bien, no sólo con agua, sino con sales después de correr. Dormir..., a días, pero eso no es nuevo. A mayores mis pulsaciones son normales tanto en reposo como durante el ejercicio. Es decir, no encuentro una sola razón para explicar porqué cuando me levanto soy tan dolorosamente consciente de cuantos músculos tenemos en el cuerpo.

Esta tarde tengo la intención de desempolvar mi vieja bicicleta de montaña, con la que aprendía a montar en bici a la "temprana" edad de 29 años, y a la que tengo totalmente olvidada, y darme un garbeo con ella. Alternaré carrera y bici durante unos días y ya veremos si esto me sirve para ir capeando el temporal a la espera de mejores tiempos.

Tampoco os preocupéis demasiado que no es grave, pero me apetecía llorar un poco...

Edito.

Esta es la ruta que al final he hecho con la bici:





Durilla no sólo por el desnivel acumulado, sino porque entre los kms. 6 a 13, (precisamente los más duros), el camino está en pésimas condiciones, lleno de piedras sueltas y arena. Las sensaciones darán para otra entrada, pero ahora a esperar a mañana...


martes, 7 de agosto de 2007

Que tun...

Lo siento. Esta quizá sea la entrada más chorra de este blog pero no he podido resistirlo. Cuando ví este anuncio por primera vez estaba en casa de mis padres comiendo, y literalmente que quedé con el tenedor en vilo y la boca abierta. Personalmente me parece genial:



Sí, es cierto que tiene poco que ver con esto del correr, salvo argumento traído por los pelos acerca de los beneficios de la inclusión del pescado azul en la dieta del corredor, así que para compensar os pego otro anuncio genial que sí tiene que ver directamente con el atletismo, al menos en su parte final:



Y una maratoooOOONNN...

viernes, 3 de agosto de 2007

The show must go on

Sí, ya se que la anglicísima máxima está demasiado usada como para ser original, pero resume perfectamente mi momento actual.

Es la hora. Siento que ha llegado el momento de volver a "pensar en atleta", aunque me sigue sonando pretencioso tal calificativo referido a mí mismo, y ponerme manos a la obra. En el horizonte, ya no tan lejano, comienzan a dibujarse objetivos exigentes, fijados hace tiempo y que empiezan a requerir su dosis de dedicación.

Atrás queda mi incumplido compromiso de empezar a entrenar en serio en julio, (mes en el que por contra he prorrogado la versión más lúdica de este deporte que me planteé para junio), y en los que he corrido, si es que se le puede llamar correr a ir de charleta con los amigos, la I Carrera de Orgullo, la I Media Maratón de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago en Avila, la deliciosa I Edición de los Matracos "a muete" y la XXV Carrera Popular Trofeo de San Lorenzo, sin más pretensiones que pasarlo bien.

Ahora ya venteo la XIX Media Maratón de Valladolid, la I Media Maratón de Alcalá de Henares, y como objetivo principal el maratón del 25 de noviembre... ¿Cual?, ese es el dilema. Aún no está decidido si será Donosti o Benidorm.

En cualquier caso una vocecita escondida en un recóndito lugar de mi cabeza ha decidido que es el momento de empezar de nuevo a programar y estructurar las salidas en función de un objetivo, lo que en mi opinión constituye la diferencia entre "correr" y "entrenar".

Y ayer me preguntaba si había algún motivo para que fuera precisamente ahora en lugar de unos días antes o una semana después. Lo repentino de la "revelación" me tenía perplejo. Esta mañana he sido bruscamente consciente de la respuesta: por fin pesa más en mi memoria la alegría casi salvaje de finalizar el pasado Maratón de San Sebastián en 4h 05', después de una temporada llena de contratiempos, que el recuerdo del sufrimiento casi extremo del Mapoma de este año, que aún no se si quedó compensado por mucho que en él consiguiera el objetivo principal para todo el año: bajar de las cuatro horas en maratón, (3h 58').

Lo dicho, comenzamos...