martes, 24 de abril de 2007

Lamiendo heridas


Tres días después del maratón es un tiempo prudencial para ir haciendo análisis y balance del mismo con la debida serenidad y perspectiva.

La primera valoración, puramente empírica, es que he conseguido mi objetivo de bajar por fin de las cuatro horas. Si analizo mis tiempos de paso y mis parciales debo estar contento, pues supe mantener un ritmo a pesar de las adversidades y supe reponerme en el último tramo gracias a la experiencia adquirida en mis otros ocho maratones que si algo me han enseñado es a saber sufrir y saber dosificar mis escasas fuerzas. No obstante sería injusto no citar de nuevo a mis amigos Lander y Malagueta, sin los cuales hubiera entrado por encima de las cuatro horas.

La segunda valoración es que este maratón es el que menos satisfecho me ha dejado de los nueve que he corrido.

Siempre he dicho, (y algunos me lo habréis leído), que el maratón es una prueba dura y dolorosa, pero que su recompensa está en proporción directa a ese dolor. En este caso no ha sido así, y ese es el motivo de que no esté disfrutando lo que debiera de mi marca y esté tan lejos, por ejemplo, de la satisfacción que me produjo el maratón de San Sebastián del pasado año.

Fundamentalmente esto es debido a que esta vez sí creo haber llegado muy, muy cerca de mis límites máximos: nunca habia sentido tanto dolor en una carrera, casi hasta el punto de echarme a llorar, nunca había conseguido exprimirme tan a fondo, nunca había preferido una cuesta arriba a una cuesta abajo, nunca había estado tan cerca de desfallecer como el domingo al entrar en meta, momento en que tuve que apoyarme en una valla y forzarme a mover algo las piernas para evitar el colapso circulatorio. De haberme quedado quieto creo que me hubiera desvanecido.

La mezcla de tener por primera vez un objetivo para mí ambicioso, la cercanía en todo momento de ese objetivo sin que sin embargo en ningún momento de la carrera haya conseguido hacer un "colchón" de tiempo que me permitiera relajarme, (de hecho en algunos momentos creí que se me escapaba de las manos), de que el domingo hiciera un día caluroso en un circuito duro y de contar con el aliento y el empuje de mis amigos en los momentos malos para sacar de mí hasta el último hálito de mi ser, consiguieron que me exprimiera al límite.

¿Merece la pena tanto sufrimiento?. Posiblemente. Aún no me atrevo a negarlo en la esperanza de que en unos días más restañen mis heridas. Tened por supuesto que seguiré corriendo maratones mientras pueda, y cuando no pueda correré medias, y cuando estas sean demasiado largas para mis magras fuerzas correré diezmiles... o andaré y daré vueltas al patio de la residencia donde acabe mis días.

La pregunta es: ¿podré sufrir de nuevo tanto como lo hice el domingo?. Rotundamente no. En este aspecto el maratón me ha derrotado. Hasta ahora un plus de sufrimiento había sido correspondido con una dosis extra de satisfacción, de emoción al entrar en meta. Una recompensa sobrada después de tanta penuria y de tantos entrenos. Pero este maratón no ha tenido ese premio, lo que demuestra que he estado muy cerca de mis verdaderos, objetivos e insuperables límites. Había un fallo en mi teoría de la recompensa proporcional al dolor padecido y parece ser que hay un límite para ella: es cierta hasta determinado momento, hasta que llegas a una pequeña zona límite en el que tu organismo quiebra irremisiblemente. Llegar ahí y permanecer del km. 34 al 40 de un maratón como conseguí el pasado domingo es un sacrificio máximo que no compensa y que al menos a mí me ha dejado secuelas. Esto hace sumamente improbable que lo consiga de nuevo. Bajaré mis marcas, eso casi seguro, pero creo que NUNCA volveré a sufrir tanto como el domingo. No podré enfrentarme de nuevo a ese suplicio porque difícilmente se conjuguen de nuevo los factores que consiguieron sacarlo todo de mí mismo y porque aunque así fuera seré incapaz de encontrar los recursos necesarios para ello sabiendo que el premio no me va a compensar.

Tampoco quiero que intepretéis estas palabras erróneamente. No me planteo si quiero o no seguir corriendo maratones, ¡por supuesto que sí!, y el Trail Castillos de Avila, e iniciame en las carreras de montaña, y... quien sabe. No he perdido la ilusión ni las ganas y a punto de cumplir 44 años soy capaz de imaginar proyectos, ¡no os imagináis la envidia que me provocan Merak y Ana con su futura aventura Andina!, ¡lo que me gustaría vivir algo así!. Lo que me planteo es simplemente la imposibilidad material de superar el sufrimiento del pasado domingo. Nada más.

12 comentarios:

Santi Palillo dijo...

Tiempo al tiempo Carlos, ahora es normal que pienses así pero se te olvidará.

Yo llevo un año para que se me olvide y todavía me acuerdo pero va siendo hora de cerrar capítulo y volver a sufrir.

Jose Ignacio Hita Barraza dijo...

Yo ya me he enfrentado en esta vida a alguna situación en la que tocas techo, y me sentía como tú, realmente piensas que no vas a poder llegar más lejos. Sea como sea, muchas veces el afán de superación nos pierde, muchas personas sueñan con poder acabar un maratón aunque sea andando, y nosotros cada vez queremos más y más, acabar un maratón por debajo de cuatro horas es algo que muy pocos mortales pueden hacer :)

Sea como sea, ánimo y un abrazo!

Carlos dijo...

Pufff...

Santi, llevo nueve maratones, y este, créeme, ha sido distinto.

Hita, llegaré más lejos, seguro, y en menos tiempo además, pero ¿conseguiré exprimirme tanto como el domingo?. No lo creo.

Gracias a los dos por el apoyo. ;-) :-D

ELMOREA dijo...

Personalmente y hablando desde la inexperiencia, me parece que tienes un punto de sensatez muy acertado.
El domingo vi gente sufriendo de verdad a mi alrededor, gente atendida al borde de un colapso que puede llevarselo para siempre. Hay un umbral que no debe sobrepasarse, porque no hay ninguna meta que lo valga, al menos ninguna meta deportiva, pero tambien hay lugar para el disfrute, no cabe duda. En ese punto de moderación espero quedarme siempre y no ir mas alla e intuyo que es por donde van los tiros.
Un abrazo fuerte.

Merak dijo...

amigo carlos, a pesar de que te entiendo, siento discrepar contigo.. para empezar... es muy posible que el cuerpo te esté pidiendo otras experiencias (esas palabras que has puesto me suenna mucho).
si la pregunta es: podré volver a sufrir lo mismo... la respuesta (apesar de lo que pienses) es SÍ... la capacidad de sufrimiento humano es incalculable. otra cosa es que estés dispuesto a ello... ahí ya no te digo nada, y si la decisión es la de no estar dispuesto, es absolutamente entendible. no te conozco mucho, pero me pareces una pesona que necesitas que a veces tiren de ti... no me parece tiempo suficiente para haber asimilado lo que hiciste y lo que pasó el domingo, como dice santi... tiempo al tiempo.
abrazos

Carlos dijo...

jajaja...

De verdad que os agradezco vuestros comentarios, pero debo ser un pésimo comunicador...

Elmorea, no fue por sensatez por lo que no fui más deprisa, fue porque no pude más. El que algunos desfallecieran y yo no, (y estuve a punto en meta), quizá fue debido a que yo me hidraté mejor, había hecho más tiradas largas o simple suerte.

Merak, gracias por tu sinceridad. Hasta el domingo te hubiera dado la razón en cuanto a lo incalculable de la capacidad de sufrimiento físico. Cada uno de mis anteriores maratones me decían que siempre se pueden empujar los propios límites un poco más allá, pero me siento incapaz de hacerlo más arriba de lo que lo conseguí hace tres días, y fue por la conjunción de factores que cito en la entrada. SOLO NO HUBIERA PODIDO, por mucho que me hubiera esforzado. De ahí mi duda de si alguna vez llegaré de nuevo a ese extremo.

En cuanto a la necesidad de que tiren de mí, quizá te refieras a la envidia manifestada y no ocultada por el viaje a los Andes que tenéis pensado Ana y tú y que puedes haber interpretado como muestra de un caracter dubitativo, como algo que no me atrevería a hacer.

Te aseguro que no es falta de ganas ni de valor para embarcame en una de esas locuras, ni necesitaría quien me animara a ello. Algún día os detallaré mi problemática personalfamiliarlaboral, en la que no caben apenas vacaciones, días de descanso ni fines de semana.

Lo dicho, de verdad que se agradecen todos vuestros comentarios porque la suma de visiones de la misma situación ayuda a hacerse una idea de la realidad.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Interesantes reflexiones Carlos. Tomaré nota. Yo llevo 2 maratones y este me ha sabido a gloria. A dia de hoy pienso que no lo podré hacer mejor, pero siempre el tiempo me da otra alegría. Sin embargo hay un límite, de eso podemos estar seguros. Si tu crees que lo has encontrado tendrás tus razones. A lo mejor como señalas, sin plantearte ahora ya MMPs resulta que un día rompes el crono. Es la teoría Garabitas, que mucha gente ya ha adoptado.
Felicidades

Alfonso dijo...

Bueno, jejeje, la verdad es que está un poco confuso todo. Quizás la resaca del maratón.

Puede que tengas razón en que hayas llegado a tu límite de sufrimiento. Tú mejor que nadie te conoces. Pero tal y como yo lo entiendo, el límite es que no se puede sufrir más, y ya está. No tiene más que ese valor. Con mejor entreno, con mejores circunstancias, efectivamente que se pueden mejorar las marcas y como dices, es muy probable que lo logres, y hacerlo con menos sufrimiento.

Ahora bien, no creo que sufrimiento tenga que ver directamente con satisfacción y gozo, salvo en lo referente a la consecución de un objetivo en circunstancias épicas. Pero se puede gozar sin sufrir hasta el extremo, y espero que por ahí vayan los tiros y tus próximas metas y logros.

En todo caso, ánimos, valor y al camino.

Carlos dijo...

Gracias Equis. Por supuesto que mejoraré ese crono, y empiezo a darle vueltas a la posibilidad de que sean en San Sebastián este mismo año, aunque es pronto y San Sebastián tiene un mes antes un duro competidor como el Trail Castillos de Avila.

Alfonso, lo has clavao. Al cien por cien.

Un saludo.

anita (la gurisa) dijo...

MEnos mal que tuve todos estos comentarios que me precedieron, porque yo tambien había interpretado que no correrias mas maratones.

Es una prueba realmente facinante, ya que te pone al límite....

Pero tambien están las cosas qeu puntualmente te pueden haber afectado por X circunstancias, (casualidades digo) ... viste cuando tiene uno un mal dia? Eso... por ahi confluyeron muchas cosas en que no haya sido una buena experciencia, porque con ¿9? maratones no sos precisamente un debutante, ojalá que pasen esos fantasmas, y te llegue rapido el dia en que lo malo pase para dar lugar a llos buenos recuerdos, y te acuerdes de esta maraton como un buen aprendisaje (cuando logres dilucidar que fue lo que hizo que hayas sufrido tanto)

Y a soñar en el proximo reto!!!

un beso!

Carlos dijo...

Y a soñar en el proximo reto!!!
Ana dixit...

Y en eso estamos Ana. No acabo de recuperarme del maratón y como dije antes empiezo a darle vueltas a la posibilidad de hacer el Trail Castillos de Avila, (50km por montaña) y al maratón de San Sebastián justo un mes después. Así que ganas no me faltan...

Un saludo.

Peques Silvestre dijo...

Me alegra ver que pese al gran esfuerzo realizado estas bien. Los ánimos estan arriba pero entiendo que no quieres volver a sufrir así. Ese Domingo además fué un día duro en cuanto a las condiciones y al final esto lo hacemos ¡¡PARA DISFRUTAR!!.

Estoy convencido de que disfrutaré de mas de una carrera en tu compañía.

Nos vemos pronto Carlos.