jueves, 15 de abril de 2010

El peligro.

 

La Muerte sobrevuela la Sierra de Guadarrama. Sus rápidos aleteos a caballo de espesos jirones de niebla se convierten en ventisca que hiela rostros y corazones. Su frío aliento en gélido granizo que azota el dolorido cuerpo de los insignificantes mortales que perturban su baile con las duras crestas cubiertas de hielo. Danza, baila entre las cumbres. Se ciñe a los rocosos perfiles de una de sus moradas preferidas: el Risco de los Claveles, donde tantas veces cobró tributo en vidas. Pero hoy gira y se vuelve, y acaricia la cresta de Dos hermanas. Uno de sus siervos, Azar, le señala unos pequeños puntos que fatigosamente intentan alcanzarles. Podría haber escogido otro, pero Azar no rinde tributo a la razón, y entre los llamativos rojo y naranja o el oscuro negro hoy elige el verde y le susurra a la Muerte al oído... Y ambos descienden y un pie pierde apoyo, y sujetan dos fuertes manos para que no consigan frenar un cuerpo que cae. Pero hoy el día es infernal y quizá les divierta más ver cómo esos seres luchan contra sus propios miedos. Azar y Muerte, Muerte y Azar siguen con su danza abandonando su presa herida. Por esta vez…

Un día luminoso, feliz para muchos. También seguramente para Alberto hasta ese momento. Azar de nuevo elige un objetivo y esta vez le toca a Alberto y la Muerte aprieta su corazón. Durante unos eternos minutos lo estruja, manteniendo brevemente la esperanza de quienes intentan arrebatárselo, pero hoy, en un día en que nadie podría esperarlo, en que nadie contaba con ello, ha decidido llevarse a su presa, y Alberto muere.

Y te das cuenta de que vives en una irreal sensación de seguridad. Te gusta pensar que mantienes el control de tu vida, que gobiernas tu destino. Pero no es más que una ilusión. A veces los acontecimientos superan todo aquello que creías saber, cambiando de un plumazo tu percepción de la realidad. Y necesitas encontrar nuevas referencias, nuevas definiciones de ideas que creías perfectamente perfiladas. Y llevas mucho tiempo intentando averiguar hasta qué punto eres el dueño de tu propia existencia y hasta qué punto el mero azar puede decidir sobre ella, y sólo sabes, porque lo has aprendido con crudeza, que poco puedes hacer cuando todo se vuelve en contra salvo esperar e intentar sobrevivir. Y sumido en esa esquizoide dicotomía en la que te sumerges al querer escuchar tanto a tu mente como a tu corazón, (como casi siempre, enfrentados), piensas: ¿qué es realmente el peligro?, ¿dónde acaba el riesgo y empieza la imprudencia?. Y la inaprensible respuesta se desliza esquiva entre tus pensamientos, etérea, traslúcida. Y frustrado intentas encontrar ese indeterminado punto intermedio donde se encuentra la verdadera definición que buscas. Y no lo logras.

Y un buen día estás comiendo con tu hija. Relajados comentáis cómo os ha ido el día. Soléis sintonizar la radio: una emisora musical que sirva de marco a vuestra conversación. Y una armónica suena. Sus familiares acordes te pasan momentáneamente desapercibidos. Pero bruscamente su letra, mil veces antes oída, que no escuchada, se abre paso en tu mente cual irresistible cascada. Y por fin lo entiendes, y con una diamantina claridad encuentras la respuesta que llevas semanas buscando. Y mientras sigues hablando con tu hija acerca de cómo le ha ido el día, una sonrisa crece en tu interior. Ya sabes…

El peligro no es cuestión de un par de golpes,

el peligro es no saber a donde ir,

el peligro es no encontrar jamás tu sitio

y sentir que ya llegaste sin salir.

El peligro es el fantasma que planea

Sobre aquello que juraste un día alcanzar,

y te ata de las manos, mientras graba en tu pellejo

una cifra, una letra y a volar,

una cifra, una letra y a volar.

…….

El peligro es perder a quien se ama,

con la furia que desata el huracán,

comprobar que en casa ya no espera nadie

y que no hay nadie a quien puedas esperar,

y que no hay nadie a quien puedas esperar.

…….

 

Realmente esta entrada tendría que haber sido publicada hace un par de semanas, y acumulaba polvo entre los borradores de este blog. Las reflexiones que intento plasmar en ella me han ido viniendo a la cabeza desde aquella excursión a Peñalara que tanto nos enseñó de nosotros mismos. Sirva ahora también para enviar otro pequeño recuerdo a Alberto Ceballos, el corredor que falleció el pasado domingo tras acabar el Medio Maratón de Madrid. El azar lo eligió, la muerte lo llevó consigo, y a los demás sólo nos queda seguir viviendo.

10 comentarios:

Amig@mi@ dijo...

Precioso Carlos,
Lo primero que se me vino a la cabeza es el momento en que un niño sufre un "contratiempo" y enfrentándose a él, se da cuenta de que ha comenzado a ser adulto.
Después voy más allá, y pienso que aún siendo adultos, el mundo no deja de sorprendernos, scomo a los niños, y el destino juega con nosotros como si fueramos simples piezas de ajedrez.
Es duro canalizar la impotencia, la sabiduría y la justicia en cauces demasiados pequeños y a veces demasiados entremezclados entre ellos.
Piensa que tus pensamientos, tus sentimientos y tu estado de ánimo están dentro de la normalidad de alguien VIVO y que se siente parte del mundo que le rodea.
Un beso, Carlos
Perdona el rollo :(

Amig@mi@ dijo...

jaja,
pon una coma entre Carlos y preciso.
¿Vale?
;)

Zerolito dijo...

Sentido y emotivo homenaje. La Parca juguetea despreocupada con nosotros y creo que lo mejor es lo que dices, que sigamos viviendo.

Veo en tus palabras, en el relato y la conclusión, la mirada profunda y el pensamiento sabio de quien ha vivido y ha sabido comprender.

Eres grande, Carlos. Y también precioso :D

siempreactivo dijo...

Carlos muy entrañable lo expresado. Yo empiezo ya a medir los riesgos, pero cuando algo te gusta...Debemos de vivirlo con intensidad y cuando venga directo pues;;;...aquí no se queda nadie
un saludo Precioso Carlos

Carlos dijo...

MONTSE, no veo ningún error de puntuación en tu mensaje. Pero si encuentro ese "preciso", le añado la coma, no te preocupes, preciosa.

ZEROLITO, he hablado contigo sobre el tema. Aquella excursión a Peñalara me enseñó más de la vida y de mí mismo que años de cambio de trabajo, conocer a cientos de personas y leer docenas de libros.

SIEMPRE ACTIVO, te pillaré, tarde o temprano te pillare...

Gracias a los tres, (un poco más a Montse, jejeje...)

Miguel dijo...

Preciosa entrada Carlos.

Se nota que ha salido directamente del corazón y de las emociones.

El resto debemos de seguir viviendo. Estamos obligados a ello. Aunque el peligro y el miedo en ocasiones nos atenacen.

Un placer leerte tan profundo. Un abrazo.

Rafa dijo...

Bonito, emotivo y profundo Carlos.
Soy un sentimental y estas cosas las siento profundamente.
Las circunstancias de la vida hicieron que hace unos años en la media de Madrid (también), cayese un muchacho al suelo al lado nuestro, con mi amigo intentamos ayudar, hasta que un corredor nos apartó diciendo que era médico.
Nada se pudo hacer, muy mala semana fue la posterior con las imagenes y recuerdos de ese fatídico momento.
Solo nos queda lo que dices Carlos, seguir viviendo.....
Un abrazo y repito preciosa crónica.

Jordan dijo...

Aqui el de " verde ". Carlos, seguramente Azar y Muerte se confiaron en exceso y no tuvieron en cuenta a Compañerismo e Instinto de supervivencia que se aliaron con nosotros , sin ellos a lo mejor habrian ganado.

Gracias otra vez Carlos, por lo de alli y por la entrada, te va costar mucho superarla.

Un fuerte abrazo.

siempreactivo dijo...

Carlos..Cuando me pilles espero que sea sin violencia...En plan efectos especiales.
Para que te sirva de pista:En alguna foto recogida con tu maestría y opotunidad he salido. ja,ja,ja

mayayo dijo...

Hermoso detalle, Carlos.

Alberto, gogoan zaitugu.
Alberto, te recordamos.