lunes, 2 de junio de 2008

Un rodaje, un récord y una expedición científica

Ayer fue un buen día. Oficialmente el primero de la temporada verano-otoño, (por aquello de ser uno de mes y por esa obsesión que tenemos con fijar inicios y promesas en momentos justos y plazos exactos), con el maratón de San Sebastián al fondo. En realidad ya llevo un par de semanas de pretemporada, haciendo casi nada: un par de días de gimnasio y unos trotes cortos que ni siquiera llegan a la categoría de rodajes lentos. Esas dos semanas después del descanso de los 100+2 han conseguido su objetivo: acabar de regenerar cuerpo y mente de la traca final de la temporada invierno-primavera y dejarme preparados uno y otra para empezar de nuevo. Como ya escribí tengo ganas de batirme el cobre en San Sebastián y darle un buen pellizco a mi marca en maratón, aunque para ser fiel a mis principios tampoco esperéis verme en tres horas y media. No. Con bajar a tres horas cincuenta minutos ya me daría por conforme.

A tal fin ayer hice el primer rodaje "de verdad" de la nueva temporada. Trece kilómetros suaves, por asfalto, (con las dos últimas salidas ya hice el cupo semanal de agua y barro), con buena temperatura y mejores sensaciones. Se notan las primeras sesiones de gimnasio. Las piernas, aunque algo agarrotadas, (normal), pedían algo más de guerra de la que les dí y a pesar de salir a correr casi recién levantado no tardé en encontrar mi habitual ritmo de trotón consumado. Todo el recorrido tuve sensación de ir "sobrado" aunque lógicamente después del descanso de las últimas semanas al final las pulsaciones subieron algo. Disfruté como un enano, (curiosa expresión de la que desconozco el origen, ya que nunca he sabido porqué se supone que un enano disfruta más de lo normal), viendo por esos campas ribereñas verdaderas colonias de cigüeñas, forzadas por su explosión demográfica en los últimos años a una sociedad más gregaria de lo que quizá sea natural, buscando alimento en las llanuras que bordean las orillas del Río Adaja, y levantando el vuelo a mi paso en un espectáculo digno de un documental. Un rodaje perfecto en ritmo y duración para disfrutar con la sensación de "empezar a hacer algo" seguidos de unos reparadores estiramientos y ducha y un buen desayuno.

Sólo hubo un lunar que empañara el delicioso rodaje. Ayer batí un triste récord: el de avistamiento de animales atropellados en un sólo día. Un erizo completamente aplastado en el kilómetro dos, una liebre en el seis, un pequeño gatito en el once y de nuevo una liebre, (o conejo, estaba en la cuneta semitapado por la vegetación), en el doce, justo en la entrada de la ciudad. Una lástima.

Con todo lo mejor del día fue la excursión posterior con mi hijo, el explorador de la foto, con el que disfruté de nuevo como un enano. Mi hijo está tremendamente interesado en todo lo que tenga que ver con la naturaleza, y en algunos campos, como la entomología, (sí, sí, entomología: la parte de la zoología que se dedica al estudio de los insectos), ese interés roza la obsesión. Debido a sus conocimientos casi enciclopédicos en la materia, (hablando de un niño que acaba de cumplir los nueve años), Carlos puede recitar de memoria el nombre común y el científico de varias docenas de insectos, su morfología, hábitos y hábitat. Su modo de reproducción y dimorfismo sexual, caso de existir... Como otros intereses tiene los reptiles, las rapaces, los animales extintos, (no sólo dinosaurios), y fuera del ámbito natural domina con una cierta soltura las mitologías griegas y romanas, pero sobre todo la egipcia. Su habitación tiene toda una panoplia de pósters, publicaciones, colecciones de insectos, (reales), fósiles, (también reales), libros, revistas, juegos educativos... Estos intereses "naturales" han sido egoistamente fomentados y explotados por nosotros comprándole la mayor parte de esa parafernalia, con los que hemos conseguido no sólo satisfacer su natural curiosidad y quien sabe si afianzar una verdadera vocación naturalista, sino fomentar un saludable hábito de lectura que afortunadamente va trasladando a la literatura infantil.

En broma ambos especulamos con un futuro en el que él será un explorador de las más recónditas selvas amazónicas en busca de especies aún desconocidas y en el que yo participaré activamente en forma de "Jefe de Porteadores de Mochila". A veces, como ayer, ensayamos esas "expediciones", y cámara, (yo), y prismáticos, (él), en mano, vamos a la cercana presa de Fuentes Claras, o al Soto, y nos sumergimos en lo más profundo de la jungla, oyendo el ulular de misteriosas aves, siguiendo el rastro de sigilosos felinos, asombrándonos antes el descubrimiento de una nueva especie de arácnido o ante lo que parece una hasta ahora desconocida forma de planta carnívora. Ayer gracias a los prismáticos encontramos explicación al famosísimo misterio del monstruo del Lago Tanganika, (sí, ya se que el la cuenca Amazónica no hay ningún Lago Tanganika, pero ese es el primer nombre que vino a mi mente...) En algunas ocasiones pasamos apuros, como cuando oímos ruidos en la espesura y no logramos identificar si provienen de un depredador o alguna tribu previsiblemente hostil, y tenemos que salir huyendo. O cuando entramos en una zona pantanosa limítrofe al río y ante el esfuerzo de dar marcha atrás por un sendero que de todas formas quizá se haya cerrado, optamos por abrir un nuevo camino que nos lleva a una zona de arenas movedizas donde caigo torpemente y de la cual él me tiene que rescatar. Me encanta compartir con él esas horas de risas, ("papá, estás tonto..."), de esa inocencia infantil que mi hija de catorce años desgraciada pero inevitablemente ya perdió, pasear con él y fantasear con su futuros descubrimientos y ver ese brillo ilusionado en sus enormes y hermosos ojos azules... Decididamente fue una maravillosa mañana.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola carlos, ya que veo que eres aficionado a la naturaleza, y a los vichos, te pongo esta página para que disfrutes de la cria en directo, es de mi segundo pueblo, espero que te guste, si no la conocias.Un saludo.
http://arevalo.seo.org/webcam.htm

Lander dijo...

Preciosa entrada CArlos. Felicidades.

Anónimo dijo...

Maravilloso dueto deporte-"se me cae la baba", jeje... Mi hija pequeña de 9 años ( de nuevo ), el otro dia estuvo de excursión y encontró una cueva con un esqueleto dentro, un hueco de un meteorito( pero se habian llevado el meteorito ) y se perdieron, y se encontraron, y... es curioso como mezclan la realidad propia con la de los demás...
preciosa edad. Tu hijo disfrutaria en mi casa ( tortugas, iguanas, periquitos, peces, perro y 3 niños, el segundo tan bichero como el tuyo)... Y yo tambien jeje

Carlos dijo...

VITY, pues no, no la conocía, gracias. (A ver si me conecto de día, que anoche no veía na...) :-D

LANDER, gracias. Cuando Carlos sea mayor le tengo que llevar con el Tiki al Mesto. Allí disfrutaría como un enano...

MONTSE, en mi casa ha habido lagartijas, lagartos, canarios, jilgueros, ranas, mantis y ¡arañas!, que además han criado..., así que estoy seguro de que mi Carlos disfrutaría muchísimo allí.

Gracias a los tres. ;-)

Esteve Gallardo dijo...

interesante blog y bellas imagenes
un abrazo

Zerolito dijo...

Buen rodaje y mejor experiencia, Carlos. Estoy convencido de que estos momentos que nos regalan nuestros hijos son el mayor tesoro que podemos lograr en nuestro breve paso por este mundo. Enhorabuena por saber apreciarlos.

Syl dijo...

Algo te iba a comentar de tu vuelta a los ruedos con gym y ganas de marcha incluídos...pero ha sido empezar con lo de tu niño y ya se me ha ido el santo al cielo!!!...
Me ha encantado leer su afición y vuestra diversión descubriendo selvas y laberintos de ruidos, colores e insectos desconocidos.

Besitos señor portamochilas!

Carlos dijo...

STEVE, gracias por tu opinión y bienevenido por aquí.

ZEROLITO, es cierto. Dentro de cuarenta años, si el Alzeimer no ha hecho de las suyas, serán estos momentos los que atesore mi memoria. Ya tengo apalabrada con él la salida de este finde...

SYLVIE, creo que mi hijo haría buenas migas con tu sobri...

Gracias a los tres. ;-)

Anónimo dijo...

No sé cómo, Carlos, pero impide que tu hijo termine en una oficina.

Si consigues eso, ya habrás triunfado como padre.

Carlos dijo...

¡Ojala YOKU!. Nada me haría más feliz que ser de verdad su porteador de mochilas...

Peques Silvestre dijo...

Que gran entrada. Lo mejor de todo la relación con tu hijo.

Como se decía antes, de mayor quiero ser como tu y poder regalarle a mi hijo todas esas aventuras.

Un abrazo y nos vemos pronto.

German Alonso dijo...

Me quedo con la boca abierta de admiración cuando veo a un niño con esa pasión por cualquier actividad. ¡Tu hijo es un crack!. Enhorabuena por esa rápida recuperación y ya sabes, a seguir disfrutando por esos caminos de Dios.

Abrazos, Germán.

Carlos dijo...

PEQUE SILVESTRE, no hace falta más que verte a tí con Diego para saber que va a tener un gran padre.

GERMAN, sí, es un niño muy especial...

Gracias a los dos. ;-)

Anónimo dijo...

leo "verano" y se me cae la baba...

en fin

que lindo lo de tu co-equiper-expedicionario... Por suerte mi hijo de 13 todavía lo capturo para algunas cosas asi, los varones tardan mas que las mujeres en querer deshacerse de la infancia...

besos! y buen finde!

mayayo dijo...

Maravillosas las aventuras de Carlos Jones e hijo en la meseta castellana.
Como se entere Spielberg, mandais al paro a H. Ford!

Y por supuesto, por el fondo del decorado humea ya la fumarola del Monte Igueldo. Solo el intrépido Dr. Jones de Avila sospecha que allá pueda encontrarse la fuente de la resistencia inagotable.
Si Jones logra beber de sus aguas podrá correr mas rápido y largo que nunca. (Continuará..)