Yo también me voy...

¿Cómo?. Esa foto me suena...

Pues sí, puestos a piratear a Santi, lo hago de cara y le pillo no sólo la idea de una entrada "de despedida", sino hasta la foto.

Para que me perdone el atrevimiento os recomiendo su blog, el de un tipo al que no conozco personalmente pero al que por su deliciosa forma de escribir presumo afable, optimista empedernido y sobre todo, feliz. Haceos un favor y visitad su blog.

Pues eso, esta tarde me voy a Mallorca. La comunión de uno de mis sobrinos tiene la culpa, así que estaré unos días fuera. Me llevo las zapatillas con la sana intención de correr algo, cosa que nunca ocurre en vacaciones para desesperación de mi esposa que ve como le ocupo buena parte de la maleta con zapatillas, pulsómetro, calcetines..., pero al menos que no pueda achacarlo a falta de medios materiales, sólo a mi pereza.

Durante la mañana le había estado dando vueltas a una entrada mucho más seria para despedirme de momento: un análisis de porqué justo al día siguiente de que ETA rompa la tregua que de facto ya había roto con el atentado de la T4, De Juana Chaos vuelve a la cárcel y el Supremo se pronuncia sobre si Arnaldo Otegui tiene o no que entrar en ella. Al margen de consideraciones políticas hay algo que me asusta: que sea verdad que el poder judicial de este país no sea del todo independiente, y de que, Fiscalía al margen, los jueces tengan en cuenta el dictado político. Creo que esa sí sería una mala noticia, más que el que un miserable pase catorce meses en la cárcel, de donde jamás debería de salir, o en arresto domiciliario.

Al final me conformaré con esta breve reseña sin entrar en más disquisiciones y con el firme propósito de no enzarzarme en ninguna polémica en los comentarios que pudiera suscitar.

Por terminar con un toque más amable y menos dramático contaré también que ayer fui a ver Piratas del Caribe en el Fin del Mundo...

Pschte...

La verdad es que me ha decepcionado bastante. Lo que en origen fue una magnífica película de aventuras, (como deben ser las películas de piratas), con un guión sencillo pero sólido: pirata, tesoro y maldición, ha quedado convertida en una sucesión de gags sin sentido, hilvanados en un guión que prometía pero al que no se ha exprimido debidamente.

Hay una una exhibición de efectos especiales que a veces cobran demasiado protagonismo y los personajes pecan de histriónicos y quedan totalmente desdibujados y sin fuerza. Alguno de ellos metido con calzador por aquello del marketing, caso de Keith Richards.

¡Con lo que disfruté con la primera parte...!

Pues eso. Hasta la semana que viene...