Foto tomada del blog Mis Corridas.
Cualquier actividad que una adolescente quiera realizar con su padre debe ser motivo de alborozo y celebración por éste, pues significa que en contra de lo que a veces pueda parecer, no está todo perdido… Así que cuando mi hija propuso ayer salir a andar esta mañana me faltó tiempo para aceptar tan satisfactorio plan.
Mi cabeza no deja de dar vueltas a un ritmo que para sí quisieran mis piernas… 1 de julio. Comienzo de semestre. El Maestro Palillo que lleva ya más de doscientos días seguidos corriendo… Vuelta de un paseo de casi dos horas. Tres meses sin correr… Muchos practicantes de Streak Running consideran cumplido su “compromiso” diario tan solo con una milla… “Carlos, kilómetro y medio mal medido: muy mal se te tiene que dar para que tus tendones se quejen mañana con tan poco” “El Streak Running es una buena manera de forzarse a correr muchos días en que encontrarías mil razones para no hacerlo, pero también de hacerlo despacio para no comprometer las salidas siguientes” ¿Y porqué no…? Mi hija se queda en casa y yo comienzo a trotar…
Ahí queda: calculo que poco menos de dos kilómetros a un ritmo solo ligeramente superior al que llevaba andando. Sin pulsómetro ni GPS. Ya le daremos vueltas al proyecto, pues habrá que definir mínimos, superar la puñetera lesión, valorar la inclusión de algo de Cross Training (estos americanos tienen estupendos nombres para todo) ahora que las molestias de la alergia van remitiendo… De momento, al menos, son dos kilómetros que no habría hecho… y otro lío en el que me he metido…
No hay comentarios:
Publicar un comentario