jueves, 14 de octubre de 2010

Laguna Grande de Gredos-Garganta de Gredos-Garganta de las Pozas.

Mapa interactivo.

Ruta descargable de este enlace de Wikiloc.

-Carlos, si al niño le hubiera pasado algo, mal, pero ¿y si te hubiera pasado a ti?

Esas palabras fueron prácticamente las primeras que pronunció mi esposa cuando mi hijo y yo volvimos de nuestra excursión del pasado día dos, varias horas más tarde de lo previsto y sin habernos podido poner en contacto con ella ya que en todo el recorrido que hicimos no hay cobertura de móvil. Y esas mismas palabras martillearon también mi mente durante varias horas aquel día, las mismas en que mi hijo y yo estuvimos completamente solos en la montaña...

No puedo poner disculpa a algo que reconozco que no debió suceder, como es el que yo embarque a mi hijo en una salida en la que si a mí me hubiera ocurrido algo él se hubiera tenido que valer por sí mismo durante horas para llegar a destino.

Nuestra idea era subir por enésima vez a la Laguna Grande de Gredos, en busca (otra vez infructuosa) de la Salamadra Almanzoris, especie endémica de la Sierra de Gredos, cuyo avistamiento se está convirtiendo para nosotros casi en una obsesión. A este objetivo se había sumado el de localizar la Drosera Rotundifolia, una diminuta planta carnívora que jamás habíamos visto, pero que aparece en un panel informativo en los alrededores del Refugio Elola, al pie de la Laguna Grande, y que cometí el error de dejar leer a mi hijo…

Así que allí estábamos, dispuestos a subir y bajar a la Laguna Grande por la senda habitual…

 

Hacía frío en la salida…

Postes indicativos de la subida a la Laguna Grande. (Casi) imposible perderse…

Puente sobre la Garganta de las Pozas. Al fondo, las Paredes Negras.

Primera “no justificación”. Desde el puente que se ve en la foto de arriba se divisa la Garganta de las Pozas. Yo había leído anteriormente esta entrada del blog de Jairo, un avezado montañero que había subido a la Laguna Grande bajando por esa misma garganta y remontando por la Garganta de Gredos, desagüe natural de la Laguna Grande, que confluye con ella unos kilómetros agua abajo.  La idea (errónea por culpa mía, no por su detallada descripción) que obtuve de esa entrada es que ese terreno era más transitable de lo que realmente resultó. Sin ser excesivamente técnico sí hubo pasos en los que no debí arriesgar a solas con mi pequeño. Además pensé que al hacerla en sentido contrario, es decir, subiendo a la Laguna Grande por el lado “fácil”, y sin nieve y bajando por donde Jairo subió, sería incluso más cómoda. Menos mal que esto sí era cierto… A mayores, la vista de la Garganta de las Pozas desde el puente del mismo nombre, y de la Garganta de Gredos desde los Barrerones, no es excesivamente amenazadora.

Garganta de las Pozas.

OLYMPUS DIGITAL CAMERAFoto de 2009. La Garganta de Gredos desde Los Barrerones. 

Segunda “no justificación”. La afluencia de gente ese día era enorme, baste ver la foto de abajo, con cientos de personas en los alrededores, lo que me hizo suponer que TAMBIÉN habría alguien en las gargantas.

Romería en la subida a la Laguna Grande.

Lo dicho antes: casi imposible perderse.

Fuente de los Cavadores.

Los Barrerones. Punto más alto del recorrido. Al fondo, el Circo de Gredos.

Al animalito sólo le faltaba cobrar por las fotos…

Fuente de Los Barrerones.

Vista de la Laguna Grande.

En la Laguna Grande visitamos la Charca Esmeralda, cuya pequeña cascada estaba ya casi seca a estas altura de temporada, y paramos a comer en sus orillas.

Refugio Elola.

Pequeña Cascada, casi seca ese día, en la Charca Esmeralda.

Fondo de la Charca Esmeralda. Ved el color que le da nombre.

Tercera “no Justificación. Durante todo el camino hacia la laguna no hubo prado, regato ni pedregal que no dejáramos de revisar en busca de la puñetera salamandra o la drosera, lo que me hizo sugerir a mi hijo bajar por la Garganta de Gredos, donde a buen seguro habría muchos más prados, regatos y pedregales donde buscarlas.

Mapa en mano calculé un par de horas más de recorrido sobre la ruta inicial, al límite de lo aceptable, entendí, para las capacidades físicas de mi hijo, y de lo tolerable para mi esposa. Al final fueron algo más de tres horas las que se nos fueron, y contando con apretar el paso algo más de lo que lo hubiéramos hecho normalmente.

La garganta de Gredos desciende bruscamente desde la cota de la Laguna Grande. Es una zona de pedreras y canchales que ese día no revestía excesiva dificultad al estar secas, pero a la que hay que prestar atención con agua, nieve o hielo, especialmente, como era el caso, bajando. El camino está indicado con hitos, pero los perdimos varias veces, en parte porque al haber tan poca agua nos desviábamos a la que había, en busca de nuestros objetivos…, que no aparecían.

Desagüe de la Laguna Grande por la Garganta de Gredos.

Fue al bajar por uno de esos canchales, al caer a un prado que incluso entonces estaba inundado por el agua de un arroyo que caía de nuestra izquierda, cuando oigo a mi hijo gritar: ¡las encontré!

¡Por fin!, al menos uno de nuestros objetivos cumplidos: todo un pequeño prado, apenas unos cien metros cuadrados, cuajado de Drosera Rotundifolia. Es una planta diminuta, reconocible por su color púrpura destacando entre el verde de la vegetación que la rodea. Las hojas que veis en la foto apenas tienen un centímetro de diámetro.

Drosera Rotundifolia.

Después de unos minutos de deleite de mi hijo, continuamos la marcha…, pedreras y canchales, y cuando creíamos que habíamos descendido lo suficiente y el camino transcurriría ya por el familiar prado de turba, nos encontrábamos con más canchales y más pedreras… En algunos momentos nuestros pasos nos llevaron a pequeños cortados por los que tuvimos que descender con precaución. El avance es insoportablemente lento, y empiezo a pensar que se nos va a hacer demasiado largo…

Una de las muchas pedreras que hubo que bajar…

De allí venimos…

Y hacia allí vamos…

Erosiones glaciares en las rocas.

El avistamiento de un macho de Capra Pyrenaica Victoriae que se dejó fotografiar de cerca, de una Mantis Religiosa devorando un grillo y de unas perdices que volaron casi desde nuestros pies apenas consiguieron animar algo la marcha.

Macho de Capra Pyrenaica Victoriae.

Alguna de las pérdidas de sendero nos empujaron a tramos de muy mal caminar, como el propio cauce seco de la garganta por el que literalmente tuvimos que saltar entre las piedras, pero es que el propio sendero a veces nos llevó a alguna pequeña trepada para salvar un arroyo, por fortuna seco, hecho del que preferí no dejar testimonio gráfico al alcance de mi esposa (que espero no lea esto, jejeje…).

Lo cierto es que risas aparte, las mismas palaras que encabezan esta entrada, pronunciadas más tarde por mi esposa, no dejaban de darme vueltas en la cabeza. En todo el recorrido, desde la Laguna Grande hasta enlazar de nuevo con la senda que va desde la Plataforma de Gredos hasta ella, prácticamente seis horas de camino, no vimos absolutamente a nadie, y por si acaso, muy sutilmente le expliqué a Carlos por dónde debíamos de ir, incluso la escapatoria de la ruta, que no era sino seguir la garganta de Gredos en vez de remontar la de las Pozas y llegar en una hora y media desde el Puente de Roncesvalles a Navalperal de Tormes. Estoy seguro de que en caso de necesidad, e incluso sin la ayuda del mapa del GPS, hubiera sido capaz de llegar sin problema tanto a La Plataforma de Gredos como a Navalperal de Tormes. Afortunadamente sólo tengo mi propio convencimiento como prueba, bastante “heroica” fue ya para él la salida y espero no someterle en mucho tiempo a otro desafío tan duro.

Cauce seco de la Garganta.

Al cabo de unas tres horas de descenso llegamos a la confluencia de las dos gargantas, en las inmediaciones del Puente de Roncesvalles, donde hay un cartel que nos indica la dirección a seguir (inequívoca por otra parte) y una duración aproximada de dos horas hasta enlazar de nuevo con la senda de la Laguna Grande por la que subimos ya más de seis horas antes…

Cruce de caminos. Las dos gargantas se unen aquí.

Puente de Roncesvalles.

Garganta de las Pozas. Toca subir de nuevo…

El problema de remontar una garganta es de perogrullo: hay que subir cuestas. Si bien en la salida, debido a la hora y al viento hemos pasado frío, en el descenso, encajonados por la garganta, ha hecho bastante calor. El último agua que cargamos fue la de la Fuente de los Barrerones, y de eso hace horas. Las primeras cuestas de la Garganta de las Pozas me hacen sudar profusamente, y el poco que me queda prefiero dejársela a Carlos. Tengo la boca reseca y pastosa. Al menos, no obstante ir ganando cota, el terreno es más favorable que el que hemos dejado atrás y el sendero está más marcado. Calculando unas dos horas y cuarto hasta La Plataforma de Gredos, donde hemos dejado el coche, calculo unas nueve horas y cuarto de marcha. Mi hijo da los primeros síntomas de cansancio, pero tengo que ser sutil para percibirlos, porque todo el día se portó como un campeón: ni una queja, ni una protesta..., y una resistencia sorprendente, hasta el punto de que en alguna ocasión en que era él el que habría la marcha, tuve que frenarlo. Ya de vuelta a casa intenté que valorara lo que había conseguido: esa marcha no está al alcance de muchos niños de su edad, ni siquiera de muchos adultos, pero sobre todo intenté que se diera cuenta de lo importante que había sido el positivismo con la que la había encarado. Recuerdo especialmente una frase que se me quedó grabada para siempre. Cuando ya avistábamos la plataforma y nos quedaban apenas dos o tres minutos para tomar una Coca Cola en el quiosco (yo me tomé dos seguidas), me comentó: “papá, estoy muy cansado, pero ha merecido la pena porque al menos hemos visto la drosera”. Y que un mocoso de once años de por buena una paliza de casi nueve horas y media por la montaña SÓLO por haber visto durante unos minutos una planta me llenó de orgullo y me emocionó. Espero que mi pequeño siga con esa ilusión por conseguir sus objetivos muchos años. Los dos seremos felices con ello.

Presentación de parte de las fotos que hice, tomadas de este álbum Picasa:

 

P.D. Ambos pensábamos que la Drosera Rotundifolia era un endemismo de la Sierra de Gredos, y por tanto respetamos las plantas que vimos, pero después de informarnos debidamente hemos comprobado que es una especie relativamente común en todo el hemisferio norte, así que Carlos insiste en subir de nuevo este fin de semana en busca de una planta para intentar cultivarla en casa. En los favoritos de su navegador tiene una carpeta con toda la información necesaria para conseguirlo… Lo dicho, me emociono todito…

 

¡¡¡IMPORTANTE!!!

Las descripciones de rutas de montaña que hago en este blog son tan sólo expresión de mis impresiones y sensaciones de ese día concreto, y por tanto totalmente subjetivas. No tienen porqué coincidir con las de cualquier otra persona, incluso realizándolas en las mismas condiciones. Tampoco son guías exhaustivas. A pesar de que procuro que todos los datos que ofrezco sean correctos, sería recomendable que antes de hacer alguna de ellas te informaras sobre las mismas en publicaciones especializadas. No obstante, si crees que te puedo servir de ayuda, o necesitas alguna aclaración, ponte en contacto conmigo. Por último, tienes que tener en cuenta que la montaña es un entorno potencialmente peligroso. Usa el sentido común y no afrontes recorridos para los que no estés absolutamente seguro de estar suficientemente preparado y equipado. Y ten siempre en cuenta las posibles complicaciones meteorológicas, muchas veces imprevisibles.

6 comentarios:

Amig@mi@ dijo...

Carlos,
Esta vez me dejas K O No sé que decirte. Por un lado mi instinto de madre actúa intentando acallar a mi subconsciente, que quiere decirte que ¡Qué suerte tien tu hijo de tener un padre como tú!
Creo, y sabes que en mi habla más fuerte el sentimiento que ninguna otra cosa, que tu hijo disfrutó TANTO, como para querer volver, y ESO ES LO QUE CUENTA.
El peligo, está en todas partes. Ahora mismo mi marido ha ido a visitar a un amigo que se ha roto una pierna CAMINANDO POR UN CAMPO DE GOLF. Su hijo se rompió malamente el tobillo la semana pasada jugando al Paddle, y para más INRI, él es traumatólogo y tuvo que operarlo hace unos días.
Todo en llano, sin pedregales ni bajadas peligrosas, sólo la mala suerte.
NO te calientes mucho la cabeza. Los dos disfrutasteis y la cosa salió bien.
Por si te sirve de algo, en los viveros y tiendas de plantas Y FLORES, tienen una especie de planta carnívora que sí se cultiva en las casas. MIs hijos las han tenido, son fáciles de conseguir y de cuidar, pero ...
¡Comen bichillos! ¿Podréis encontrarlos en invierno en Avila, sin estar congelados?
Un ABRAZO GRANDE A LOS DOS.

Amig@mi@ dijo...

http://frikosal.blogspot.com/search/label/Lagartijas%20y%20otros%20reptiles%20%2F%20anfibios

Creo que ya te lo recomendé alguna otra vez...
Besos

Lander dijo...

juer Carlos no habia visto estas fotos, ¡¡¡ que preciosidad ¡¡¡

Juan dijo...

Encontre tu blog de casualidad, ya que ando buscando rutas por la sierra de gredos, y me ha conmovido a mi tambien la resistencia de tu pequeño y como valoro tan positivamente la paliza que os disteis, no suelo comentar en los blog pero me ha llegado de alguna forma tu entrada, enhorabuena!!

Carlos dijo...

Muchas gracias Juuan. La verdad es que ahora, un año después, sería él el que tendría que esperarme a mí...

Richar dijo...

Enhorabuena, he visto tu blog por casualidad y me ha encantado la entrada... Ya tengo objetivo en Gredos....