lunes, 22 de marzo de 2010

I Love Segovia… Pero mucho, mucho…

Mientras pagaba a la amable cobradora del peaje, iba creciendo en mí ese desasosiego casi indefinible y prácticamente indetectable que produce saber que algo no va del todo bien sin poder precisar el qué. Yo me sumo muchas veces en ese desasosiego, debido casi siempre a esa característica de mi mente, (desgraciadamente heredada por mi hijo), de la que ya os hablé en otra ocasión y que defino como traslocación. Y ahora me ocurría lo mismo. Claro, que hoy ha durado poco: el tiempo justo de salir del peaje y darme cuenta de que me he pasado la salida hacia Segovia… Veinte minutos “de clavo” hasta llegar al cambio de sentido de la próxima salida y a tomar por saco la ventaja del madrugón para llegar pronto y encontrar aparcamiento cerca de la salida… Problema menor, me digo, mientras me adelantan, (muchos), y adelanto, (menos), coches, cargados de gente en chandal en busca de mi plaza de aparcamiento. Después de unas cuantas vueltas el coche queda estacionado casi a un kilómetro de la salida, tampoco mucho conociendo la zona y las dificultades que tiene para poder dejar el coche, y además la temperatura es excelente para dar un paseo y desentumecer las piernas. Casi todos los amiguetes del foro están reunidos bajo las arcadas del impresionante acueducto segoviano. Después del preceptivo saludo me acerco a recoger el dorsal, (instantáneo), y la bolsa del corredor, de las mejores, si no la mejor, que me han dado nunca. Según me acerco con José a dejarla en su coche, (mucho más cerca que el mío, y sobre todo, casi al lado del restaurante donde hemos quedado a comer), me giro a mirar la Avenida Fernández Ladreda, en dirección a meta: la calle peatonal, en suave subida, los edificios que la rodean, los arcos de meta, el acueducto al fondo… Una llegada hermosísima. Y es que Segovia está preciosa. Hacía años que no la visitaba, pero en la llamada a mi esposa para comunicarle que había llegado sin problema, (traslocaciones aparte), ya le comenté que teníamos que hacerle alguna visita con calma… Dejamos mochilas y bolsas y volvemos sobre nuestros pasos, en dirección al acueducto, y henos aquí de nuevo, bajo tan magna obra, con ese aparentemente simple pero eficacísimo diseño que caracteriza las construcciones romanas, admirando cómo Segovia ha sabido no sólo mantener, sino recuperar su casco histórico, (se me vienen a la mente por contraste los recientes crímenes arquitectónicos cometidos en Avila), a la espera del pistoletazo de salida. No hubo tal: a las diez y media en punto un tremendo cañonazo, (no en vano la Academia de Artillería colabora con la organización), da cuenta del inicio de la prueba.

El plan es sencillo: trotar desde el arco de salida hasta el de meta. Punto. Sin agobios ni ritmos preestablecidos. Adaptado el paso a las dificultades orográficas a fin de mantener un nivel de esfuerzo uniforme y no excesivamente duro y hacer un rodaje dominguero sin más. En mi estado actual no puedo aspirar a otra cosa, pero además Segovia se merece disfrutar del recorrido, dedicarle tiempo a admirar sus monumentos y saborear el aplauso de sus gentes. Nunca iré a tope en esta carrera.

Los primeros kilómetros pican hacia abajo y nos dejamos llevar. Pronto salimos de la ciudad y comenzamos a subir la primera de las cuestas del día, (hay pocas, pero son kilométricas como podéis ver en el perfil, extraído de la web de la carrera).

media Model (1) Multitud de voluntarios controlan pasos y cruces. Presencia policial suficiente, y público, muchísimo público. Incluso en la zona de polígonos industriales, con teóricamente poca población y siendo un lugar "feo" para ver la carrera, encontramos en todo momento el empuje de un aplauso. Después de un corto pero durísimo repecho, (Km. 3), y un giro de ciento ochenta grados, vuelta abajo, hacia el Paseo de la Alameda, tres kilómetros más allá, y aprovechamos para soltar piernas. Las primeras sensaciones han sido buenas dentro de lo que cabe. No tengo fondo ni ritmo de competición, (si es que alguna vez lo tuve), pero todo está dentro de lo previsto. José, en una constante a lo largo de toda la media, hace de perfecta liebre, tirando ese paso por delante que no me saca de punto pero que me lleva justo por encima de lo que mi natural gandul decidiría por sí solo. En todo momento fue una extraordinaria compañía. Muchas gracias.

El Paseo de la Alameda es el único tramo llano del recorrido, y es de tierra apisonada, lo que se agradece después de las bajadas, alguna fuerte y por adoquín, pero se hace corto y al poco encaramos la primera subida brutal de la mañana hacia la Plaza Mayor. Mal sitio Segovia para debutar en media maratón, nos decimos: esta carrera requiere esa sabiduría para administrar las propias fuerzas que sólo se adquiere con la práctica. Ese saber regular en esos momentos traicioneros, cuando las fuerzas están intactas y es fácil dejarse llevar por la euforia. Las pruebas de fondo no perdonan alegrías en los primeros kilómetros, y a fuerza de llevarnos sopapos, nosotros lo hemos comprendido. Aquí ya vimos gente claramente pasada de ritmo que a buen seguro no terminaron , al menos dentro de control, o lo hicieron absolutamente quebrantados. Nosotros, paquetes, sí, pero perros viejos en eso de dosificarnos y racanear hasta el más mísero gramo de energía, bajamos un piñón en nuestro engranaje, y aunque casi mantuvimos la misma cadencia, impusimos ese paso corto y económico que te hace subir, despacio, sí, pero con poco esfuerzo.

De nuevo estamos en el centro de la ciudad, con un ambiente inenarrable. El paso por el acueducto y la subida por la Calle Cervantes fueron de lo más emocionante que he sentido nunca en una carrera. En ninguna había visto animar con esas ganas, Comparo ese tramo con el paso por la Puerta del Sol en el Mapoma, con la diferencia de que aquí la gente está mucho más cerca y sientes literalmente el calor de sus ánimos y aplausos. Muchísimas gracias por vuestro apoyo, no tenéis ni idea de lo que ayuda.

Volvemos a salir de la ciudad, y si hasta ahora el empuje de la gente no ha dejado sentirlo, hemos recuperado mucha cota, pero no es nada comparado con lo que queda: casi cuatro kilómetros de una subida constante, tendida y negociable en su mayor parte, (excepción hecha del último repecho hacia la Rotonda del Pastor), pero en la que si no has llegado entero puedes sufrir lo indecible. De nuevo el paso corto y rácano, de nuevo la mente en "modo off", sin pensar, dejando simplemente pasar los kilómetros. Los ánimos no cesan, y tanto José como yo procuramos agradecerlos y corresponder a ellos en una suerte de retroalimentación animador-corredor que agradecerán los que vienen detrás, pero que ahora, en ese modo ahorro, tanto físico como mental, llegan con eco, más lejanos...

Las sensaciones siguen siendo todo lo buenas que pueden ser. No hay dolores, no hay agotamiento, no hay subidas bruscas de pulsaciones. Sí tengo las piernas acartonadas, fruto tanto de la falta de forma como del trabajo en gimnasio, que fortalece pero adormece los músculos. Diríase que si un atleta en forma tiene cinco o seis velocidades, yo ahora ando con tres: percherón, tortuga y caracol, y en el mejor de los casos puedo sumar una más: la de trotón. Y hoy toca tortuga.

Todo acaba. Aunque en las carreras a menudo se experimenta una dilatación casi cuántica del continuo espacio-tiempo que parece extenderse hasta límites insospechados alargando los metros como si fueran de chicle, al final los kilómetros caen, y las cuestas acaban. Tras un tramo de falsos llanos, y ya con la ciudad al fondo, el recorrido definitivamente baja, y lo hará hasta meta. De competir, es aquí donde hay que llegar entero para bajar a tumba abierta. Como no es el caso, simplemente nos dejamos caer, cosa que con ochenta y pico kilazos no os creais, que tiene su aquel. Es la mezcla de cuestas abajo, adoquinado, (insufrible para las plantas de los pies, tobillos y rodillas), y exceso de peso el que produce que por primera vez mi pubis se queje. Apenas un susurro, un simple "aquí estoy", pero suficiente como para darme cuenta de que en cuestas "de verdad", como las que pretendo bajar en el MAM y el GTP, esa sensación se podría convertir en un problema. Habrá que insistir aún más en el fortalecimiento y estiramientos de la zona.

Entramos de nuevo en el centro, y la gente que sigue animando. Damos unas revueltas por las callejas adyacentes al acueducto y al final encaramos esa recta de meta por la Avenida Fernández Ladreda, espectacular final con el Acueducto al fondo y aún mucho público. Clavamos el mejor tiempo de los previstos: dos horas y cuarto y el objetivo queda cumplido con creces: he hecho un rodaje largo que me prepara para la trisca que se me viene encima y he disfrutado como un enano de la carrera y la compañía. Hoy no tengo más que las lógicas molestias de correr más de veintiún kilómetros sin haberlo hecho desde hace un montón de meses, pero no habrá problema para encarar la segunda cita de la temporada: las 6h de Fresnedillas de la Oliva, este mismo sábado, donde confío en poder sumar uno al numerador de mi FCB, (no, no tiene nada que ver con el Fútbol Club Barcelona), ese cociente parido por Spanjaard consistente en dividir el número de veces que uno ha igualado o superado la filipídica distancia por su edad. Ahora mismo lo tengo en 17/46, y confío en sumar al menos tres al numerador antes que el inexorable paso del tiempo me haga cambiar, en pleno agosto, el denominador.

Y después de terminar la carrera quedaba lo mejor... Primero un avituallamiento final con agua, cerveza y bollos preñaos, a los que hicimos los pertinentes honores. A ello, y a recuperar resuello y dejar de sudar dedicamos unos minutos. Luego una ducha justo al lado de meta para quitarnos la mitad del cansancio, y a tomar unas cañitas. Allí, ya de nuevo con todos los amiguetes, cada uno presentó su parte de guerra entre cerveza y cerveza, muchas risas y otra cerveza, en lo que se hacía la hora de ir a por ese "Menú del Corredor" que la organización tiene concertado con los restaurantes de la ciudad: Judiones de La Granja, Cochinillo Asado, pan, bebidas y postre por ¡¡¡veinte euros!!!, huelga decir que de todo dimos buena cuenta...

Conclusiones: una maravillosa carrera, muy bien organizada, con el respaldo total de las instituciones y un público entregado. Relativamente barata. Con una bolsa del corredor que posiblemente triplica el valor de la inscripción. Un público entregado. Avituallamientos líquidos y sólidos. Un recorrido precioso en el que distraer la vista. ¿He dicho ya que tiene un público entregado?

En lo personal, nada nuevo bajo el cielo. Contento porque de entre todos los escenarios previstos resultó el mejor de ellos. Las molestias están bajo control y con cuidados y mimos mi pubis me permitirá entrenar de cara a ese GTP que se va acercando. ¿He vuelto?, creo que sí.

Enlaces:

Resultados.

Vídeos de CorriendoVoy.com, (en este se nos ve a José y a mí, entrando en 2h16’29’’ brutos).

13 comentarios:

Saturnino dijo...

Enhorabuena por la carrera y por esta bonita crónica.
Esta es una de las pruebas que tengo en cartera y solo espero que el próximo año no coincida con la de León, donde por cierto te espero, y la de aquí no tiene cuestas.
Un abrazo y me alegro que vuelvas a correr por estas nuestras carreras.

Halfon dijo...

Bonita y completa crónica.

Esta carrera espero hacerla el año que viene.

Abrazos

Canillas dijo...

Gracias Carlos,

Llevo 2 años intentando correrla y como buen paquete, me lesiono en las vísperas. Pero hoy has conseguido que disfrute como nunca de una carrera sin haberme calzado las zapas. ¡CHAPÓ!

¿No hay fotos?

UN ABRAZO,
Pedro

Carlos dijo...

SATURNINO, un lujo de carrera. Mientras pueda, no faltaré.

OLGA Y ALFONSO, gracias, te/os digo lo mismo que a Saturnino: esa media no os defraudará.

CANILLAS, jajaja... A la tercera lo he conseguido yo, y eso a pesar del reclamo irresistible del cochinillo. No hice fotos, imperdonable...

Gracias a los tres, (o cuatro). ;-)

Amig@mi@ dijo...

Felicidades y, ¡qué felicidad!
Con eso resumo todo, pero no me voy sin decirte que de nuevo me trasladaste en el tiempo y el espacio...
Recuerdo ese restaurante en el que comimos el mejor cochinillo del mundo, y tan cerca de esos impresionantes arcos...
Gracias Carlos.

Jose CdC dijo...

Gracias a ti por compartir el tiempo de una media. Visto ya hoy parece más corta. Quedan las sensaciones, la charla tan agradable y siempre nos quedará esta crónica.
Respecto a las velocidades, recuerdas que una guapa moza nos dijo en meta que había sufrido mucho, que había ido parte de la carrera andando... Pues en el vídeo llega delante de nosotros...

Carlos dijo...

Gracias MONTSE, eres una de mis lectoras más agradecidas. Un beso.

JOSE, ¿se te hizo corto?, pues tranquilo, que este sábado te vas a hartar de mí..., y en el Mapoma..., y no serán las últimas. Un abrazo.

Miguel dijo...

Hola Carlos,

lo primero... ¡Felicidades! Por volver a correr una media, y sobre todo por disfrutarla tanto.

¡Nosotros también estuvimos allí! Y la verdad es que todo lo que comentas es cierto. Sencillamente impresionante. La salida, el recorrido, la meta (una de las más bonitas que he visto), y sobre todo la organización y el ambiente. Es una pasada que la ciudad se vuelque tanto con los corredores. Esas subidas llenas de público ponían el pelo de punta a cualquiera.

Impresionante.

Y buenísima tu puntualización de que es una carrera para ir a disfrutar. Estoy totalmente de acuerdo. Lo mejor que puede hacer uno es meterse en el ambiente y disfrutar aplaudiendo y gritando como uno más.

Una carrera para repetir, sin duda. Y Segovia... precioso.

Me alegro mucho de ver que poco a poco tu recuperación va por muy buen camino. Mucho ánimo con todos esos reto tan apasionantes.

Un saludo. Miguel

Lander dijo...

Me alegro mucho que vuelvas a estar en la linea de salida. He vuelto a recorrer la carrera con tu certero relato, como siempre, de maestro.

Un saludito y nos vemos el Sábado

Lander dijo...

tienes una foto que hizo Lola subiendo con cañamares que esta muy bien. Pillala de mi blog.

Quique dijo...

Hola Carlos, ya tenía ganas de leer una cronica tuya de una carrera....enhorabuena por esta gran carrera y crónica...

Creo que despues de leerla no tengo excusa para correrla el año que viene.

Un saludo
Quique

JUAN dijo...

Hola, me ha gustado mucho la crónica, yo también estuve a allí y disfruté de lo lindo...bueno, un rato, otros, no
Saludos
JUAN

Alfonso dijo...

Enhorabuena. Me alegra saber que ya vas estando a punto para encarar todos esos retos que tienes por delante.
Saludos