Hoy hacía frío en Avila. El temporal que azotaba media España también se dejó notar aquí en forma de temperaturas bajas y un fuerte viento. Por otro lado mi hija no podía acompañarnos en nuestra salida montañera de la semana, así que Carlos y yo decidimos hacer algo “ligero”, por lo que hemos recorrido el Castro Vetton de Ulaca, en Villaviciosa, pueblo anejo de Solosancho, a veinte kiómetros de Avila por la Nacional 502. Aquí el mapa de acceso desde Madrid, y en este otro enlace el mapa de la zona en .pdf.
Ulaca es uno de los principales castros Vettones y se encuentra enclavado en un estratégico cerro desde cuya altura se domina visualmente casi todo el Valle Amblés hacia el norte, este y oeste, y con la Sierra de la Paramera y el alto del Pico Zapatero, detrás. Os recomiendo que leáis este enlace de la web Celtiberia.net, con una completa descripción del castro para ampliar información.
El recorrido es relativamente corto, (entre dos y dos horas y media a paso tranquilo, aunque se presta a demoras por las paradas en los puntos informativos), y no encontraremos agua. No tiene ninguna dificultad especial salvo la cuesta del inicio, que no es excesivamente larga, aunque eso sí, subiremos casi hasta los mil quinientos metros y hay zonas de sendero con piedra suelta.
Como además de frío y ventoso, el día amenazaba lluvia, (es decir un día pestoso para fotografía de paisaje por las condiciones de iluminación y las molestias del viento, y peligroso para el equipo), no cargué con mi Oympus E-510, sino con la sufrida compacta que llevo a las carreras, así que mil perdones por la pésima calidad de las fotos de hoy…
Villaviciosa es un pequeño pueblo de poco más de cien habitantes. Dejamos el coche sobre las nueve y media de la mañana justo al lado del Hotel Sancho de Estrada, (actualmente en obras, pero lugar más que recomendable para pasar un romántico fin de semana).
Verraco, (típica escultura zoomorfa vetona), a la entrada del hotel.
Justo enfrente del hotel, cruzando la carretera que lleva al pueblo, existe un aula arqueológica donde teóricamente se ofrecía información, pero actualmente aparece abandonada. Esa carretera muere en Villaviciosa y se convierte en un camino que es el que debemos encarar.
Al cabo de apenas quinientos metros veremos a la izquierda una puerta de acceso con un cartel informativo: es el inicio de la subida al castro.
El acceso es libre y no hay ningún horario de visitas establecido. Esta primera parte, hasta llegar al castro, está indicada con hitos manufacturados y pintados de amarillo, por lo que es casi imposible perderse.
Siguiéndolos unos cientos de metros llegaremos al primero de los paneles informativos que componen el recorrido “estándar”, situado en un pequeño prado.
Unos metros más adelante, después de salvar un último tramo de subida en el que se ha construido una escalera de acceso, entramos en el castro propiamente dicho por su puerta oeste.
A partir de ahora simplemente tendremos que seguir el recorrido sugerido por los paneles, que nos ofrecerán una ruta completa por el castro y mucha información interesante acerca del origen del castro, forma de vida, historia...
Unos metros más arriba de esta primera zona amurallada encontramos una segunda línea defensiva.
Una de los puntos más interesantes durante la vista es sin duda el “Altar de los Sacrificios”, nombre con el que se conoce la roca tallada de las fotos de abajo, aunque tal nombre quizá no concuerde con la verdadera función del recinto del que forma parte. Leed este artículo publicado en el Diario de Avila en agosto de este año, acerca de su posible función como templo solar, aunque evidentemente de una u otra forma parece clara su función ceremonial.
Vista general del recinto ceremonial.
Detalle del “Altar de los Sacrificios”.
Al fondo el Castillo de Manqueospese, en Mironcillo.
Vista desde arriba del “altar”.
A pocos metros, siguiendo el recorrido, nos encontramos con otra construcción singular conocida como “La Sauna”, pues se la relaciona con ese uso como rito ceremonial para los guerreros vetones.
De izquierda a derecha, puerta del horno, cámara y al fondo, la antecámara o zona de espera.
Siguiendo adelante encontramos unas reconstrucciones de viviendas y las canteras abandonadas, (si no fuera por el musgo daría la sensación de que fue ayer mismo), de donde se extraía la piedra para las construcciones.
Una de las canteras abandonadas.
Estamos cerca de un collado donde se situaba el límite geográfico del castro, seguimos hacia él y giraremos hacia la izquierda, con unas vistas espectaculares de la cara norte de la Sierra de la Paramera, zona del Pico Zapatero, hoy ocultas por la niebla y con algo de nieve en cotas altas.
Trasteamos entre roquedos unos cientos de metros y seguimos el contorno de una muralla inacabada. Parece ser que el abandono del castro la pilló sin terminar.
Toca bajar cota y volver por un sendero, apenas insinuado, paralelo a aquel por el que hemos subido para encontrarnos con las ruinas de lo que pudo ser un “Torreón de Ceremonias”, o al menos un edificio de una cierta importancia a juzgar por la factura de sus cimientos, (lo único que se puede apreciar actualmente), mucho más elaborada que el de el resto de construcciones. Esto, y el hecho de estar localizado casi en lo más alto del castro, hace pensar que pudo existir en ese punto una especie de acrópolis.
Restos del “Torreón de Ceremonias”.
Una última visita a un “barrio” del castro donde se puede apreciar la distribución de las viviendas y saldremos del castro a través de la puerta norte del mismo, donde podemos apreciar detalles como la muesca donde encajaban los goznes del portón.
Zona donde debió existir un “barrio residencial”.
Según los paneles informativos, esta debió ser la puerta principal del castro por ser la de más fácil acceso.
Detalle de la puerta: muesca para el gozne del portón.
Desde aquí tenemos dos opciones: desandar hasta el punto anterior y girar a nuestra derecha, donde vemos el “Altar de los Sacrificios” a unos doscientos metros y volver por la misma senda por la que subimos, o seguir por una divertida vereda que rodea el cerro por esta parte, marcada de nuevo con hitos pintados de amarillo, y que nos lleva al prado donde encontramos el primer panel informativo. Nosotros elegimos esta segunda opción, y en unas dos horas y media, a paso tranquilo y con paradas para hacer fotos y comer el bocata estábamos de vuelta en Villaviciosa. Una bonita mañana.
6 comentarios:
Y pensar que de otro modo yo no tendría idea de que eso existe...
GRACIAS Carlos, es increible la riqueza arqueológica que teneis por allí.
Si no fuera porque aquí seguimos de manga corta, me pensaría trasladarme.
Un abrazo GRANDE
Carlos, ni te imaginas con el sumo interes que leo tus crónicas, repito lo dicho en anteriores ocasiones, es un placer leerlas y tomo nota para realizar alguna de ellas en un futuro.
Sigue así "guia cultural" jajaja.
Un saludo y cuidate
Rafa
Vaya, veo que has subido por la ruta facilona, jejje.
Me encanta ver mi lugar preferido, al cual este año no he podido subir con el campamento urbano. De echo, es donde quiero que esparzan mis cenizas cuando haya muerto, porque es muy entrañable para mí, y no sólo por el campamento, sino también por el trail de los castillos, los entrenamientos hechos allí, las grandes lanchas de piedras donde rapelar, etc, etc...
Podríais haber encarado la bajada hacia el sur, coronando el cerro del Castillo y bajando un par de km de la pista de tierra.
Como dice la Yoli, a ver si cuando las diñemos alguien sube las cenizas por ahi.
Abrazos, SPJ.
hola carlos:Continuo todos los fines de semana leyendo tus andanzas por estos lugares de Ávila.Eres una enciclopedia relatándo y fotografiando todo lo que recorres. !!!TODO MUY BONITO E INTERESANTE¡¡¡..GRACIAS
Hola Carlos, he utilizado una fotografía realizada por tí en mi Blog, www.lamiradadeataecina.com, la sauna de Ulaca. Por suspuesto he citado tu blog en las fuentes. Si no te parece correcto o prefieres que te cite por tu nombre o de alguna otra manera puedes decírmelo. Mi correo es montsedolz@hotmail.com.
Por cierto, muy bueno tu blog.
Montse.
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