domingo, 7 de junio de 2009

El Señor de los Maratones Alpinos. Las Tres Torres.

IMGP0438

La foto es de Andreas subiendo Los Tubos de Cabezas de Hierro, la parte más dura del MAM y lógicamente de nuestro recorrido de ayer. Pertenece a este álbum de Mayayo. A lo largo de la entrada iré pegando enlaces a alguna de sus fotos.

Breve historia de las andanzas y desventuras de un par paquetillos en su asalto al MAM.

“Un Maratón Alpino para gobernarlos a todos. Un Maratón Alpino para encontrarlos, Un Maratón Alpino para atraerlos a todos y atarlos en las Tinieblas” J.R.R. Tolkien, El Señor de los Anillos.

“-Estoy deseando llegar a La Posada Dos Castillas para comerme un bocata de tortilla con una cerveza.

-Yo mejor pediré un Cola Cao bien caliente…” Conversación bajo una tormenta de agua y granizo entre Barrigón Vel-Ayos y Legolaspen, en el descenso de Bola del Mundo al Puerto de Navacerrada.

El Señor Oscuro siguió envenenando las mentes de los humildes paquetillos y decidió mostrarles toda su crueldad en el acercamiento que estos hicieron a sus dominios. Caradrhas obedeció la orden de su amo de dejarles pasar, no sin antes consumir todas las fuerzas de uno de ellos y llevarle hasta sus propios límites físicos y mentales, minando su confianza en poder hacer frente al reto que previamente les había propuesto: el MAM.

Las consecuencias de la travesía fueron ni más ni menos que la casi definitiva ruptura de La Comunidad del Maratón Alpino, toda vez que como era de esperar, su miembro más débil, Barrigón Vel-Ayos la terminó a duras penas y jurando no volver a transitar sus más oscuros y tenebrosos senderos. Esta es la historia de su derrota y de la renuncia a tan pesada carga, contada de nuevo por el mismo.

Capítulo 2. Las Tres Torres.

Una hora siete minutos según Google Maps y una hora y cinco reales tardé en aparcar mi coche en el Puerto de Navacerrada, donde ya me esperaba, bajo un cielo cuajado de negras nubes, Zerolo Bolsón. Mientras tomábamos un café en el Bar Dos Castillas aparecieron Legolaspen, y Ser Gioma-Ayo con Andreas y Ana. La Comunidad estaba al completo, (en la foto falta Ser Gioma-Ayo, que alguien tiene que disparar), y nos disponíamos a atacar juntos la parte más dura del MAM. Si veis esta imagen, es el bucle que sale y vuelve al Puerto de Navacerrada. La idea es hacerla como test acerca de nuestras posibilidades de salir airosos del reto de completar la totalidad del recorrido en nueve horas, tiempo máximo de la prueba.

A eso de las nueve comenzamos a trotar en dirección a Bola del Mundo, trote que apenas dura unos cientos de metros, ya que la inclinación pronto nos obliga a andar, y así es como haremos casi toda la subida. Esta es pestosa: recta como trazada por un tiralíneas, fea al estar llena de vestigios de “civilización” y muy dura. No obstante, al estar aún enteros, coronamos sin mayor problema que un buen dolor de riñones. Es la primera Torre del día. A continuación viene la parte, en mi opinión, más agradecida del recorrido en el aspecto atlético, la Loma del Noruego, una prolongada y rápida bajada, no excesivamente técnica, donde puedo decir que disfruté de lo lindo. Una lástima que durante toda la jornada, a partir de unos dos mil metros, (es decir, casi todo el recorrido), la niebla no nos dejó apreciar los maravillosos paisajes que nos rodeaban. Procuro bajar despacio, sin arriesgar, ello hace que vaya unos metros por detrás del grupo, aunque Andreas anda siempre pendiente de mí no siendo que me pierda, cosa harto probable de haber estado solo… Cruzamos praderas, piornales, vemos ganado que nos mira con extrañeza, búnkeres testigos de una guerra fratricida que nunca debió ocurrir, tupidos pinares… Sin novedad llegamos al primer paso por el Puerto de Cotos, donde comemos, bebemos y descansamos unos minutos. Hemos hecho esa parte en poco más de una hora, lo que no está mal para nuestros planes, y encaramos la subida a Peñalara, nuestra segunda Torre del día, montaña sagrada de los Arévacos, como nos recuerda Ser Gioma-Ayo, toda una enciclopedia andante en cuanto a temas montañeros se refiere. Lo hacemos a través del Collado Peña Citores, atravesando un denso pinar que da paso, a medida que ganamos rápidamente altura, a vegetación más alpina.

Este enclave es un paraíso para botánicos, geólogos y naturalistas. Recuerdo haber pensado lo mismo en aquella escapada en busca del Risco de Claveles que hicimos hace unos meses, pues es espectacular la diversidad de flora y paisajes que se agolpan en apenas cinco kilómetros gracias, eso sí, a que en ellos se salvan unos quinientos metros de altura.

No obstante, de nuevo la niebla nos impide ver muy allá. Una lástima.

Calculo que a unos dos mil doscientos metros tenemos que cruzar un nevero. Hay un momento de dudas sobre el camino a seguir y es que es realmente difícil elegir uno cuando sólo tienes unos pocos metros de visión, y lo poco que ves es igual en todas direcciones. Para entonces además la cosa ya se va complicando bastante y a la niebla se le suma una fuerte ventisca de granizo. Lo tomamos con humor, haciendo chistes acerca de la exfoliación a que estamos sometiendo nuestro cutis, pero lo cierto es que los diminutos granos de hielo golpean como agujas nuestro rostro. La temperatura ha bajado bastante, calculo que justo sobre los cero grados y bendecimos la hora en que previsoramente cargamos en las mochilas gorros y guantes… Excepto Legolaspen, que aún varias horas después tenía problemas para usar sus dedos. Seguimos hacia arriba, pues nos quedan por salvar unos doscientos metros de altura. Justo antes del alto hay un diminuto refugio donde paramos de nuevo a comer y beber con algo de calma. Me quito la mochila para acabar de ponerme toda la ropa que llevo, ya que en el descenso el frío podría ser insoportable. Mis manos no estuvieron expuestas a la ventisca más de dos minutos, pero fueron suficientes para que mis dedos perdieran la sensibilidad. De ahí al alto hay tan solo unos metros, y el tiempo es tan malo que sólo paramos para hacer esta foto y a continuación nos lanzamos hacia abajo. Aproximadamente hemos tardado en la subida desde el Puerto de Cotos una hora y cuarto, dentro de lo previsto. La bajada es muy peligrosa debido a su desnivel y su dificultad técnica intrínsecas, pero hoy sobre todo a los restos de nieve y granizo que pueden ocultar alguna escondida trampa para los tobillos y a la humedad que provoca algún resbalón. Y no es sitio ni momento para tener un percance…

En los primeros metros siento mi nariz taponada, como con un fuerte catarro, pero no estoy enfermo. Cierro mi boca y el aire entra en mis pulmones, pero no lo siento fluir a través de mi nariz: se está congelando, y sólo salió de ese estado bastante después, al bajar cota y recuperar algo de temperatura. Afortunadamente, después de un primer kilómetro difícil, el camino gira para volver al Puerto de Cotos por un lugar distinto del que lo encaramos por primera vez: La Loma Dos Hermanas, un rápido y divertido descenso que completamos en unos cincuenta minutos. Aquí no obstante Legolaspen tiene un percance que le hará desistir de la parte más dura del recorrido. Se tuerce el tobillo varias veces y decide no arriesgar aunque tampoco abandona y encara en sentido contrario al que nosotros vamos a llevar para encontrarnos de vuelta. La Compañía no pierde a Boromir, como jocosamente bromea Zerolo Bolsón, sino a todo un Señor Elfo, helado, quizá por pertenecer al hasta ahora desconocido pueblo de los Elfos Caribeños, los únicos que no toleran el frío, pero Elfo al fin y al cabo. Así se ahorra el riesgo de trepar por Los Tubos de Cabezas de Hierro, la tercera y última Torre del día. Torre traidora pues Cabezas de Hierro se compone de dos cimas: Cabeza Mayor y Cabeza Menor, a lo que hay que sumar una nueva subida a Bola del Mundo, si bien mucho más suave que la primera. En total un brutal rompepiernas casi al final de la prueba precedido de una inhumana subida a cuyos pies nos quedamos en el Puerto de Cotos.

Los Tubos de Cabezas de Hierro tienen un acceso amable, a través de un hermoso bosque de pinos, alguno de ellos espectacular, pero al poco empieza a enseñarte su verdadera naturaleza: piedra y más piedra. El Dios que las hizo se entretuvo en ello, y en vez de dejarlas por ahí tiradas, le dio por amontonarlas, porque a algunos de esos diminutos seres que habitan en los alrededores de su obra les da de vez en cuando por subir por ellas. Quizá eso le divierta y quizá por eso las piedras estén ahí…

Aunque desde la bajada de la Loma dos Hermanas Ser Giomay-Ayo nos los había señalado en el horizonte, yo no me había podido hacer una idea de a lo que nos íbamos a enfrentar. Os aseguro, y lo comentábamos durante la tertulia posterior, que las fotos no dan la verdadera medida de la dureza de los recorridos de montaña. En el caso de ayer hay que estar ahí, con un muro de roca delante de tus narices, viendo como tus compañeros, a los que oyes pocos metros por delante o a tu lado desaparecen entre bloques de granito por donde no queda más remedio que trepar a cuatro patas cual Gollum en buena parte del recorrido. Avanzar se convierte en algo penoso, más cuando encaras ese muro después de más de cuatro horas de carrera, ascensiones y descensos, frío, ventisca… Siempre he presumido de tener buena presencia de ánimo y no dejarme caer en pensamientos negativos, pero ese muro se convirtió para mí en una tortura. Mis piernas dejaron de responder por completo, apenas podía sobrepasar un par de bloques y tenía que parar, boqueando aire, sin fuerzas, pero con la convicción de que el único camino era hacia arriba. De haber pensado que volver hubiera sido menos penoso hubiera dado la vuelta, pero no sólo no era así, sino que intentar bajar en mi estado hubiera sido peligroso, así que Carlos: da otro par de pasos, un par de ellos más… Tengo unas ganas tremendas de vomitar. Para colmo la niebla amenaza con subir de nuevo, sumiéndolo todo en una sensación de irrealidad que consigue casi arrancarme del mundo que conozco, como si en mi dedo se deslizara sibilinamente el Anillo Unico dándome acceso al mundo de los espíritus donde moran los Nazgul.

Un pensamiento viene a mi mente: el reciente descenso del Kanchenjunga por Edurne Pasabán en el que la brava Guipuzcoana pidió a sus compañeros que la dejaran morir, totalmente agotada. A su lado mis miserias son eso, juegos de niños: “Carlos, tú no has llegado a ese nivel de agotamiento físico o psicológico nunca. Ella se enfrentó a sus límites de verdad y comprendió que estaban más lejos, aún más lejos”. Ese pensamiento me ayuda a subir otro bloque, y otro…

Llegar arriba, a la cresta de Cuerda Larga supone para mí un alivio inmenso pues el tramo que queda es duro pero transitable, aunque el primer descenso, desde Cabeza Menor se me hace muy difícil pues es bastante técnico y mis piernas apenas pueden sostenerme. Hemos tardado cerca de hora y media en apenas dos kilómetros…

El recorrido ya no tiene pérdida, está perfectamente marcado y bastante concurrido, por lo que Andreas y Ser Gioma-Ayo se van por delante y Zerolo Bolsón les sigue, aunque más lento. Al acabar la parte más dura tengo la sorpresa de encontrarme de frente con Legolaspen y su maltrecho tobillo. Me dice que va a subir a Cabezas y se vuelve, le deseo suerte con el convencimiento de que me cogerá por el camino y sigo. Troto cuesta abajo, ando cuesta arriba, adelanto a varios montañeros…, y vuelve a granizar. Cruzo algún nevero, subo esa última cuesta donde Legolaspen, cumpliendo los pronósticos enlaza conmigo, y allí, al fondo, por fin aparece la familiar silueta de las antenas de la Bola del Mundo. El granizo se mezcla con agua, mucha agua, que acaba de empaparnos por completo. Recién iniciado el descenso al Puerto de Navacerrada incluso oímos algún trueno, pero queda poco. Vemos la Posada Dos Castillas donde los amiguetes ya estarán entrando en calor y reponiendo líquidos y sólidos. Bajamos despacio, pero aún así Legolaspen tiene otro pequeño susto con su tobillo: recupérate pronto amigo. Agradezco la vuelta al acogedor asfalto, al calor de la Posada, donde me cambio de ropa y donde me embaulo un enorme bocadillo de tortilla de patata, una bien sudada jarra de cerveza, pinchos diversos y claro que sí, ese Cola Cao caliente con un gran bollo para mojar.

Eso es todo. En la deliciosa tertulia que siguió declaré mis intenciones de no correr entero el MAM. No creo poder con él. Si al recorrido de ayer le sumo los dieciséis kilómetros que nos faltaron es imposible que consiguiera entrar en las nueve horas de plazo. Lo más seguro es que haga hasta la segunda pasada por el Puerto de Cotos, donde Ana, mujer de Mayayo y hermana de Andreas estará esperando el paso de los valientes que sigan adelante, pero mi nombre no figurará al lado del título de “Superviviente” con el que la organización denomina acertadamente a quien acabe esta prueba. Este año al menos no.

Quiero agradecer muchísimo la compañía de mis amigos. A Andreas por estar pendiente de mí en la loma del Noruego, a Mayayo por su buen humor y sus ánimos, a Aspen y a Zerolito por ser como son, futuros Supervivientes con todos los honores, y a Ana, un encanto de mujer que se ofreció a hacerme de taxista el día veintiuno. Muchas gracias de corazón por una jornada que, sufrimiento aparte, para mí es memorable.

18 comentarios:

mayayo dijo...

Bravo Carlos.
Lo que está claro es que hemos compartido una experiencia de lo más intensa. :-)
Rotura de la Comunidad del Alpino...ni hablar. El próximo 21jun espero que estemos todos allí. Cada uno con su objetivo a cuestas, eso sí. Pero todos unidos en la misma lucha.
Y volveremos a reirnos tomando unas pintas en la Posada Dos Castillas, no lo dudes. ;-)

ZAPATOVELOZ dijo...

Querido tocayo,te comprendo perfectamente.Yo tampoco me atrevo con el M.A.M. y eso que casi todos mis entrenos son por el monte desde hace años.
Aun asi te admiro por las correrias que te estas dando ultimamemente .
Indudablemente eres todo un valiente. Sigue disfrutando.
Un abrazo.

anita (la gurisa) dijo...

Primero que nada... ¿allá no es verano? (o por lo menos primavera?)

y ese de las calcitas a la rodilla? debe haber vuelto sin piernas!

quw lindo l que contás (uff.. ¡que envidia!)

pardillete dijo...

Carlos, el mejor consejo que me han dado en mi vida es: no des consejos. Así pues, no te voy a decir lo que debes o no hacer el día 21. Te considero con la cabeza lo suficientemente bien amueblada (para ser un corredor) como para tomar la mejor decisión. Y será la mejor porque será la tuya. Sea como fuere, no disminurá un ápice la admiración que siento por lo que haces y por cómo lo cuentas. En cuanto a los límites... creo que están ahí para que vayamos empujándolos cada día más lejos. Pero para eso hay que tener el valor de llegar hasta ellos y mirarlos cara a cara, como tú has hecho. Bravo Carlos.

Un abrazo... y nos vemos el domingo en Ávila, tenemos 3 leguas por delante.

Jorge.

Zerolito dijo...

Tienes razón, las fotos no hacen justicia a la caruchina penosita que teniamos... jajaja.

Eres grande, Carlos. Has luchado cara a cara con el Balrog. Muy pocos se han atrevido siquiera a intentarlo, y tú lo han hecho y le has vencido. No ha sido gratis, te has dejado alma y piel en ello, pero has hecho algo grande, y lo recordarás toda la vida.

El día 21 te veré, y tendrás la misma cara de ilusión y despreocupación que tenemos los hobbits. Pasarás un día grande. Te lo mereces.

Oscarunin dijo...

MI MADRE, ESO ES UN TRAIL? DIOOOS! YO QUERIA PROBAR UNO, AUQNUE SEA CORTITO 10 KM MONTAÑA O ALGO ASI, TROTANDO Y ANDANDO... PERO VIENDO ESO?

Lander dijo...

TErminé de ponerlo en el foro y te lo pongo aquí. Te seguiremos queriendo igual igual.Ya eres un SUPERVIVIENTE, pero me da a mí en la nariz, que el día 21, lo vovlerás a ser.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Pues ya lo conoces. Es la cara norte de las Cabezas. Chico, compáralo a subir trotando desde la plataforma hasta la Laguna y arrancarse con la portilla del Crampón o la Bermeja. La exigencia es enorme, los calambres continuados... vamos, lo que se viene en llamar correr por la montaña.

Un abrazo
SPJ

Anónimo dijo...

Ni te imaginas aún dónde están tus límites, mediano.

Eso lo puedes hacer tú sin ningún problema. Queda completamente dentro de tu esfera de poder. Cuando queramos buscar límites de verdad tendremos que empezar a hacer otras cosas (no estas mariconadas).

A por ello, hobbit!

Saturnino dijo...

Emotica crónica.
SUPERVIVIENTE además del que lo acaba es el que lo intenta, y se enfrenta a ese gran reto incluso superando sus límites físicos.
Sobre la decisión que has tomado nada puedo decir es tuya y seguro que acertada, aunque quizás sin meditar ya que según cuentas lo has hecho después de acabar la dura excursión, y quién sabe si de aquí a ese día 21 recobres la fuerza moral suficiente.
Ánimo.
Un abrazo.

Akapov dijo...

Lo primero que quiero decir es bravooo Carlos. Lo que vi el Sabado fue una persona capaz de sufrir pero continuando empujar adelante y eso amigo mio, demuestra que alli dentro de ti hay un grande corazon y eso es lo mas importante para poder acabar con esos tipos de carreras. Ya lo verás que cuando el dia 21 se acerca un poco mas, ya estarás pensando en hacerlo un poco mas creo yo:) Pero como comentamos, un reto personal es un reto personal y da igual si hablamos de acabar con una parte del MAM o lo que sea, siempre será igual de admirable. Por ultimo quiero decir que fue un placer compartir esos momentos duros que pasamos por la montaña pero que las superamos todos en gran estilo;)

Saludos
/Andreas

Amig@mi@ dijo...

Me quedé sin palabras...
Mira que eso es difícil ;)
pero, ¿qué te digo yo que no te haya dicho ya antes?
Pues que en el fondo disfrutas con estas experiencias, si no no lo harías, luego, que enhorabuena por sobrevivir...
imagina ese mismo sitio un día de sol, con la family, los niños subiendo por los peñascos y ese maravilloso paisaje al alcance de los ojos, mientras sobre un mantel, tirado en el suelo, colocais las "viandas"...
¡Que noooooooo!,
Que a tí lo que te gusta es tener a tu pobre esposa poniendo velas a todos los santos ...
Por cierto, una curiosidad de las mías : ¿Había cobertura?
Besossssss

mro.jabalí dijo...

Enhorabuena por la experiencia. Sobre lo que sufriste, yo creo que son sensaciones únicas, difíciles de encontrar en el dia a día y por ello merece la pena vivirlas. Envidio y persigo este tipo de experiencias porque son las que nos hacen conocernos, y cuando se narran así de bien, nos permiten conocerte. Me quedo con tu frase final calificando la jornada de memorable. Animo y a por el MAM

Juan Carlos dijo...

Animo Carlos, que seguro que si que puedes con el MAM. Tienes una capacidaz de sufrimiento increible. Otros ni siquiera lo intentamos de momento. A por el.

Carlos dijo...

MAYAYO, ¿estar allí el veintiuno?, sí. ¿Tomarnos unas pintas en la Posada Dos Castillas?, también. ¿Ser superviviente?, no lo creo. Sinceramente no lo creo.

CARLOS, gracias por tu opinión. Opino que mi principal problema es precisamente la falta de experiencia en montaña, así que anímate, pues seguro que a tí te costaría menos trabajo lograr el título de superviviente.

ANITA, el calendario dice que vamos a entrar en el verano, sí, pero mira tú que clima... ¿Y envidia tú, con tus correrías?, ¿tú que eres toda una aventurera?. tú hubieras trepado por ese canchal con muchísima más facilidad que yo Anita. Un beso Gurisa.

PARDILLETE, nos vemos, y hablamos...

ZEROLITO, gracias por la compañía y el apoyo. Para mí es importante sentir que estáis ahí.

OSCARUNIN, estamos hablando de la parte más bestia del MAM. Siempre se puede empezar más poco a poco. Suerte cuando te decidas.

WILD RUNNER, te echamos de menos amigo. Lo de engancharme a la montaña, ya veremos...

LANDER, el Dios de los Pedrolos te oiga amigo.

SPANJAARD, pues qué bien, ¿no?. Eso sí que es correr por disfrutar...

YOKU, desde el sábado mis límites están un poco más cerca. Y llegará un momento en que no pueda empujarlos más allá.

SATURNINO, fuerza moral no me falta, es la física la que anda escasa.

MEMENTOMORI, lo de empujar hacia arriba era puro miedo a quedarme solo, no te engañes... Fue un gran placer compartir contigo ese día.

MONTSE, tus palabras son la prueba de que las fotos no hacen justicia... A mi hijo no le darían de sí los brazos para trepar, y no habría sitio para colocar el mantel, jajaja... Mi esposa ha visto las fotos porque yo contaba con ese efecto "suavizador" de la cámara respecto a la pendiente y la dureza de esa zona. Pobrecita mía. ¿Cobertura?, yo no llevé móvil, pero cuando los amiguetes miraron el suyo sí la había. Te debo un mail. Un beso grande.

MRO.JABALI, gracias y bienvenido por aquí. Sí es cierto, estas cosas te ayudan a conocerte mejor. Aunque tengo muy poca experiencia en montaña siempre digo que es como un espejo que devuelve una imagen real de tí mismo, lejos de artificios y adornos.

JUAN CARLOS, tú no deberías tener problemas para acabarlo campeón.

Muchas gracias a tod@s. ;-)

Anónimo dijo...

Carlos, solo el hecho de haberte enfrentado "a la bestia" ya te hace estar en la categoría de superhombre.

darth

Quique dijo...

Impresionante crónica Carlos, es un placer leerte y comprobar que tus retos son para unos pocos elegidos de la tierra media...

Por las fotitos debía hacer fresquito ¡¡eh!!

Un saludo
Quique

Alfonso dijo...

Pues medio maratón también a a ser un gran reto. La verdad es que leyendo otras crónicas, no parece tan dura. Pero en tu relato se palpa el sufrimiento y el esfuerzo del recorrido seguido, solo al alcance de campeones como vosotros.
Saludos