martes, 30 de septiembre de 2008

Cargando el calendario

Perfil del XVII Cross de la Pedriza del próximo domingo, obtenido en la web oficial de la prueba.

Si mirais el lateral del blog veréis que he actualizado los objetivos previstos de aquí al Maratón de Sevilla y que comienzan con este cross. Son ya más o menos definitivos toda vez que el sábado tuvimos la reunión oficial del club y por alguna extraña razón se decidió volver a Canillejas el dieciséis de noviembre y un grupete de compañeros dejamos caer que también estábamos interesados en ir a San Silvestre de Cercedilla, a mediados de diciembre. El Maratón de San Sebastián del treinta de noviembre ya estaba decidido hace tiempo y un nuevo encuentro con la montaña será con toda probabilidad la III Media Maratón Solidaria de Montaña de Madrid, el diecinueve de octubre.

Total, que tendré dos citas relativamente importantes con la montaña en octubre, (Pedriza y Media Maratón Solidaria), que además de aportarme experiencia en ese terreno me servirán como "tiradas largas cualificadas" de cara a San Sebastián. A primeros de noviembre está por decidir si haré alguna media maratón en asfalto como test de cara al maratón. Correré en Canillejas intentando comprobar si es verdad que bajo un minuto mi marca y que han mejorado los enormes fallos de organización que bajo mi punto de vista tiene esta carrera, y cerraré el mes con el maratón que ya he decidido no correr a tope. En diciembre Cercedilla será el caramelito que abrirá las puertas al breve descanso de final de año, porque Sevilla quedará entonces cerca... Allí, si todo se da bien, intentaré hacer tres horas cincuenta minutos. Por planes, que no quede...

domingo, 28 de septiembre de 2008

¿Rodaje? por la montaña

Romper1Para cumplir ese objetivo que nos hemos propuesto Zerolito y yo, de correr el año que viene el MAM, tenemos forzosamente que salir de parques y asfalto y curtirnos en su terreno: la montaña. Eso supone tragar piedras y grava, superar desniveles pavorosos, aprender a dosificar sin tener muy claro si habrá terreno después para recuperar, trabajar la técnica en las bajadas... A tal fin, y aparte de apuntarme a cuantas carreras de montaña pueda, intentaré compartir las mañanas de los sábados con un grupo de amigos de club que la suelen dedicar precisamente a eso: a huir del llano y tirarse al cerro.

Ayer fue el primer día que salí con ellos y la imagen de la entrada es la gráfica de pulso, (línea roja), altura, (línea granate), y ritmo, (línea azul), de la ruta de hoy: casi trece kilómetros entre Urraca Miguel y un alto del que desconozco el nombre, en pleno parque eólico de Ojos Albos, con vuelta, teóricamente, por el mismo sitio. Pinchad en ella si queréis verla con más detalle.

Tengo que confesar que me resultó durísimo. El terreno casi en su totalidad era un camino descarnado, con algo de grava y arena sueltas pero transitable. Nada especialmente técnico, pero los cuestones..., ¡joer! Tuve que andar en varios trechos y aún así podéis comprobar que las pulsaciones apenas bajaban. Eso sí, de nuevo, y juro que es la última vez, eché de menos la cámara de fotos. Nunca había estado en ese parque eólico, y el paisaje desde el alto era realmente espectacular: duros riscos graníticos salpicando los montes verdes, que a su vez tienen sus pies rodeados de encinares. El embalse de Serones al fondo, la silueta de los aerogeneradores, con un extraño color verde-azulado fruto de la luz del sol tamizada por las gruesas nubes y reflejada asimismo en el verde del suelo... Y el sonido de las aspas, un rítmico, inquietante y casi hipnótico siseo... ¡Con lo poco que pesa tu pequeña compacta Carlos!

Como anécdota os contaré que me perdí... Al principio dije que el recorrido era de ida y vuelta, pero en la curva de altura veréis un pequeño "descanso" llano, de unos setecientos metros. Yo iba cerrando el grupo y veía a unos cien metros a mi predecesor, pero esa zona era quizás la más empinada y decidí coronarla andando mientras echaba un trago de agua. Al llegar al alto hay una portera y una bifurcación: el camino sigue de frente hacia el embalse de Serones, mientras que el transversal es el camino de servicio de los aerogeneradores y continúa subiendo tanto a derecha como a izquierda, ¡leches!, lo que no veo es a nadie, ¿y ahora qué Carlos?...Excepto el ramal de la derecha, del que diviso una buena parte, el resto tienes recovecos en los que pueden estar mis compañeros, pero en ese momento no veo a ninguno, por lo que sigo de frente, y sólo después de casi cuatrocientos metros, en que alcanzo a ver un buen trecho sin encontrar a nadie a la vista, no me doy cuenta de que me he equivocado. Pardillo..., ¿no has salido a la montaña?, pues eso, tendrías que haber seguido subiendo...

Realmente esos minutos, a solas, trotando suavemente entre vegetación casi alpina, en un monte prácticamente virgen, son los más placenteros de toda la salida y agradezco el respiro del llano, pero tiempo habrá para volver de nuevo por allí. Ahora tengo que encontrar a los compañeros, no siendo que piensen que me he vuelto al coche, (cosa que les había advertido que podría hacer a fin de que no estuvieran demasiado pendientes de este paquetillo). De nuevo en la bifurcación tomo el camino correcto y unos cientos de metros más adelante les veo bajar. Enlazo con ellos y nos tiramos a tumba abierta: subir subo como el culo comparado con estos máquinas, pero bajando me defiendo bien. Eso sí, al acabar la bajada y llegar a los tres últimos kilómetros me doy cuenta de que la gasolina se ha acabado, en parte por haberme cebado en la subida, y en parte porque las bajadas TAMBIÉN CANSAN MUCHO. Al contrario que en asfalto, en que el suelo es homogéneo y sin accidentes, y generalmente con mucha menos pendiente, aquí muscularmente hay que hacer un gran esfuerzo para controlarlas, y eso se nota. Para colmo esa parte es en ligera subida, que hago como puedo con una pájara importante.

En definitiva, que ayer me tuve que acostar temprano, que hoy tengo las piernas machacadas y Zerolito: si queremos tener una cierta seguridad de acabar el MAM dignamente, tenemos que apretarnos los machos y entrenar mucho.

viernes, 26 de septiembre de 2008

Canciones de una vida. Y 5... Don Camilo.

Don Camilo, el Sesto, con S, no Sexto, como le solían escribir.

No me empecéis con las sonrisitas ni me tildéis de freak, que el que le falte al respeto a Don Camilo Sesto se las tendrá que ver conmigo y con toda una cohorte de desinhibidos quinceañeros de los de por aquel entonces a los que no nos importaba confesar que sí, que aparte del rock y los grupos ye-yes, también sabíamos apreciar una de las mejores voces que este país ha exportado al mundo.

Y mira que el jodío nos lo ponía difícil, porque era nombrarlo delante de cualquiera de nuestros objetos de deseo de por aquel entonces y ver que a ella se le volvían los ojos del revés pensando en "su Camilo", obviando en el trance una oportunidad mucho más real y dispuesta a complacerla como éramos nosotros mismos.

Y es que Camilo Sesto era un metrosexual de la época: con su pelito largo y bien peinado, sus pantaloncitos de campana ajustaditos ahí donde debían, sus ademanes de chicoguapoquesabequeloes y por encima de todo una portentosa voz capaz de encandilar a quien le oyera y con la que interpretó quizá una de las mejores adaptaciones del musical Jesucristo Superstar según su propio autor, Andrew Lloyd Weber. Ved este vídeo de Getsemaní y decidme que no se os ponen los pelos como escarpias...

Os dejo mi canción preferida de Camilo Sesto, (o Blanes, su verdadero apellido): Vivir así es Morir de Amor:

lunes, 22 de septiembre de 2008

Hágase montañero en tres horas...

DSC00006 El título esta vez se lo debo a Jorge, Pardillete en el foro de ElAtleta.com, que lo usó en su crónica de la salida del domingo, así que espero que el resto de la entrada pueda aportar algo de originalidad por mi parte... Hecha la declaración de intenciones, y en esa contradicción permanente en la que vivimos, la foto de nuevo es prestada por Carlos Darth Vader, y la tomó una vez que bajamos el paso de Claveles, principal pero no único protagonista de esta entrada...

No soy experto en casi nada. La montaña no es una excepción. De hecho hasta el domingo mi conocimiento de las cumbres serranas se limitaba a alguna excursión por la Sierra de Gredos, en veranito y a paso tranquilo, con bocata y nevera, y a alguna salida con la bicicleta de montaña por recorridos más o menos transitables de la Sierra de la Paramera o la Sierra de Avila. Por otro lado, creo ser bastante consciente de mis limitaciones, y suelo saber dejarme aconsejar por aquellos que tienen más experiencia. Tengo amigos montañeros que suelen ser personas sensatas, respetuosas consigo mismas y con los obstáculos a vencer. Conscientes de la debilidad del hombre frente a la naturaleza. No cometen estupideces, y después de hablar con ellos tampoco seré yo el que hoy conscientemente lo haga.

A pesar de mi inexperiencia, siempre he visto la montaña como un dragón adormecido, una suerte de Smaug acostado sobre su lecho de oro y joyas. Con su ojo abierto a la espera de algún furtivo ladrón de tesoros. Nosotros no queremos robarle, no ambicionamos su riqueza, simplemente admirarla, disfrutar de ella, atravesar sus dominios. Cruzar la Montaña Solitaria que en nuestra personal imaginería representa el Paso de Claveles, el más técnico y difícil del MAM y por ende, de nuestra ruta del domingo, y volver con el recuerdo en nuestras retinas de la belleza de la que hemos sido testigos. Aunque dormido, Smaug respira, alerta ante los intrusos que perturban su descanso. Y sólo nos permitirá el paso si nos acercamos a él con humildad y respeto.

Acababa ayer mi relato en el Alto de Peñalara, con la decisión de seguir adelante, hacia Claveles. La vista según nos acercamos es espectacular: una serpenteante cresta de rocas, colocadas casi a propósito por algún desconocido y malévolo ser, de forma que a derecha e izquierda hay desniveles pavorosos, casi verticales en la vertiente madrileña. A medida que nos acercábamos íbamos siendo conscientes de la dura belleza del paso: bloques irregulares, cuajados de líquen, con aristas afiladas, superficies nunca horizontales que hoy además están resbaladizas por la reciente lluvia... No hay forma de andar por ellos. Tenemos que trepar. Muy frecuentemente tenemos que asentar al menos tres apoyos para evitar que un tropezón, un resbalón, un fallo de concentración por admirar el maravilloso paisaje que desde allí se divisa, haga que caigamos a una grieta, de la que con suerte sólo salgamos con algún hueso roto. No tengo miedo, el miedo impide pensar con claridad y te lleva a tomar decisiones erróneas, pero soy consciente del peligro. Aunque pasamos con muchísima precaución y una caída al vacío es casi imposible, sí existe ese riesgo real de un siempre inoportuno y traicionero resbalón.

Voy el último del grupo. Delante de mí los demás trepan. La cresta que se empina hacia arriba, recortada duramente contra el cielo encapotado, mis compañeros, los brillantes colores de nuestras ropas, más deportivas que montañeras, todo destaca y contrasta contra los verdes, grises y ocres del paisaje... Todo compone una escena con una plasticidad grandiosa y por enésima vez maldigo la hora en que no cogí la cámara de fotos. No volverá a ocurrir.

Hace algo de viento lateral. En uno de los más bellos momentos que recuerdo, esto nos hace ir literalmente a cuatro patas por el miedo a un desequilibrio en uno de los lugares más estrechos del paso. Hacia abajo se ve la Laguna de los Pájaros. Hay un grupo de gente que quizá nos divise desde la distancia. Luego nos daremos cuenta de que tuvo que ser así: es imposible pasar por la laguna sin mirar hacia arriba, cientos de metros hacia arriba, hacia las imponentes crestas por las que ahora transitamos... Sensatez, tranquilidad, pensar cada movimiento, asentar las dos manos, subir un pie, asegurarlo y sólo entonces hacerlo con el otro, no desviar la vista, parar antes de echar un vistazo al glorioso paisaje, cuajado de nubes, que nos rodea. Respirar, sentir el poder de dominar los obstáculos a la vez que la propia debilidad ante ellos.

Tenían razón Carlos, aquellos que te decían que la montaña es un espejo que te hará ser consciente de tu verdadera valía como ser humano. Todavía no conoces todo el poder del dragón, pero te está dejando ver sus armas y lo intuyes: el frío, el viento, el hielo, la soledad... Hoy te tolera a cambio de respetar sus normas, de no perturbarle en exceso ni pecar de soberbia, y a cambio te devuelve sabiduría y autoestima. Lo que te plantea es fácil: prudencia y pasas, irresponsabilidad y caes. Sin mentira ni engaño. Tú eres el responsable de tus actos y sus consecuencias. Es así de simple, así de duro, así de hermoso...

Estoy disfrutando cada paso, cada agarre, cada rozadura. Una arista me araña la pantorrilla. Parte de mi piel quedará para siempre allí arriba. Es un pequeño tributo a cambio de tanta emoción.

Sorbo casi con ansia cada momento y cada piedra. Oigo casi como en sueños los comentarios de mis amigos, sus avisos. A veces una mano ayuda al que le sige, o sugiere un apoyo no bien visto.

Pero todo tiene su fin. Después de una bajada, tanto o más técnica que la subida, Claveles acaba. Unos cientos de metros para separarnos del paso, para coger resuello, para asimilar tanta adrenalina que aún corre por nuestras venas. Carlos se gira y hace la foto que encabeza la entrada. El dragón nos ha dejado pasar, no sin dejarnos intuir su ley, pero le hemos mostrado respeto, y él ha accedido, por esta vez, a nuestro paso sin más tributo que nuestro sudor y un pedazo de piel. Ha sido benévolo.

Después de la tensión que todos sufrimos en Claveles, el resto de la travesía es una delicia. En la Laguna de los Pájaros nos encontramos con un grupo de excursionistas perfectamente pertrechados para la montaña: capas impermeables, botas, bastones... Nosotros bajamos trotando, con zapatillas, en el mejor de los casos, de trail, algunos en pantalón corto, a lo más, abrigados con una camiseta y un fino chubasquero. Supongo que nuestros rostros muestran una mezcla de cansancio acentuado por el pelo mojado por la lluvia, satisfacción por haber conseguido atravesar sin mayor problema el paso y un cierto orgullo por atreverse a darle una vuelta de tuerca más a una excursión por la montaña y hacer varios de sus tramos corriendo. Ignoro qué sensación producimos a esos montañeros, pero a buen seguro que no fue la misma que a aquella pareja, a la que le preguntamos hace unas horas si "íbamos bien para Peñalara". Ahora no hay sonrisas subrepticias y condescendientes. No subimos "a la aventura" con la mirada ingenua que produce la ignorancia. Ojito que ahora venimos de atravesar Claveles, y sí, además cuando podemos, corremos. Quiero pensar que arrancamos algún punto de admiración en esas personas, así como en el resto de las que nos encontramos de vuelta a Cotos, por estrechas veredas perfectamente marcadas por carteles, (nada esta vez de equívocos mojones), que sinuosamente recorren praderas, canchales y laderas. Poco a poco perdemos altura y los tramos de carrera son más abundantes. Disfrutando de un trote ligero llegamos de nuevo al punto de partida donde felices nos dedicamos a lo que mejor sabemos hacer: aprovechar los pequeños, (o no tan pequeños), placeres de la vida como esa cervecita fría regando un majestuoso bocata de tortilla de patata.

¿Somos los mismos que subimos?. En mi caso no. ¿Qué es lo que ha cambiado por el camino?. Creo que hemos crecido, nos hemos enfrentado a nuestras dudas y a lo desconocido y hemos salido airosos. Hemos vivido y disfrutado un magnífico día, imborrable, en el que debutamos en montaña y aprendimos algo, sólo un poco, de cómo enfrentarnos a ella. Queda mucho por saber, casi todo, pero no veo el momento de repetir...

Releyendo, y antes de darle al botón Publicar, creo que debo hacer una precisión. Quizá haya destilado en esta entrada un tinte demasiado épico. No es mi intención hacer creer que somos una especie de super-hombres por algo que otros muchos han hecho innumerables veces. De hecho creo que la ruta que completamos el domingo es algo perfectamente factible para cualquier persona, ojo, en un buen estado de forma, porque no es un paseo, y con sentido común. Pero ha sido nuestra primera vez, un debut a lo grande, y ha sido excitante. Espero que lo entendáis, y para que veáis que no soy yo solo, haceos un favor y leed también las crónicas de Zerolito, (parte I, parte II) y de Lander, esta última, hilarante...

También, y por último, quiero agradecer a ese puñado de buena gente con la que he tenido la suerte de encontrarme el que sean así. No os nombro porque aunque sois todos los que estuvisteis, no estuvieron todos los que son.., (esto creo que suena un poco retorcido, casi ridículo, pero me da igual). Es un honor ser amigo vuestro chicos.

Ni hecho a posta

 DSC00004
Llevo desde ayer dándole vueltas a cómo titular esta entrada. Se me ocurrían varias, como "Crisol de Sensaciones", quizá demasiado ampulosa aunque ciertamente muy apropiada, "En las Fauces del Dragón", en referencia al paso de Claveles que tantas ganas tenía de conocer, o mi preferida, "Las Tribulaciones de Seis Paquetillos en la Montaña", que sintetizaba en pocas palabras la mañana de ayer.

Mis dudas las generaba el hecho de que había pasado una mañana tremendamente intensa en lo deportivo y en lo humano. Había almacenado todo un cúmulo de nuevas sensaciones que habían calado en mí después de subir a y bajar de, los más de dos mil cuatrocientos metros de Peñalara, dejando un poso, una ventana abierta a una nueva visión de este deporte. Tengo mucho que contar, he obtenido un buen número de conclusiones de cara a un futuro, he pasado por nuevas y excitantes experiencias, he fijado imágenes en mi retina que hasta ahora sólo eran nombres evocadores: Collado de Cítores, dos Hermanas, Paso de Claveles, Laguna de los Pájaros... He disfrutado tanto, pensaba ayer tarde, que ni hecho a posta... Pues eso, ya tienes título.

El día amanece prometedor. Aunque al salir de Avila aún era casi de noche, esta era clara y la temperatura agradable, y aunque sé que casi con toda seguridad lloverá a lo largo de la mañana, las condiciones climáticas no nos impedirán disfrutar de nuestro debut en carreras de montaña, pues así nos planteábamos la salida de ayer Zerolito y yo: como debut en nuestra nueva y flamante versión de corredores trotamontes, frustrado nuestro intento de hacerlo en el Cross del Yelmo. Y a fe que me doy por satisfecho, pues no se si hubiera disfrutado y aprendido tanto en el Cross.

Después de una hora y veinte de viaje en el que pensé que salía de la civilización, como en esas películas americanas de serie B en la que el prota se pierde en una carretera solitaria alejada del mundo, llego a la Venta Marcelino. Zerolito, Carlos Darth Vader, Jorge Pardillete, y un plato de churros, (qué buena pinta, oiga), esperan... Al poco llegan Nacho Silvestre y Lander. Ya estamos todos.

Para qué mentir, me siento, (y creo que mis amigos también), un poco "novato". Vemos bastante gente que prepara sus ascensiones, muchos de ellos militares, pero todos, o al menos así me parece, avezados montañeros, rostros curtidos por el sol y el viento, bien equipados y aspecto seguro. A su lado media docena de pardillos decidiendo si subir con manga corta o larga, si llevar o no chubasquero... Optamos por la prudencia, ya que nos habíamos conjurado previamente de que era esta la que iba a presidir nuestras acciones y decisiones esa mañana y nos echamos encima todo lo que tenemos. Bien hecho.

Zerolito, como líder espiritual de la expedición para en el kiosco de información a preguntar sobre nuestra ruta. Oigo a la joven que le atiende decirle que no tenemos pérdida..., no nos conoce bien... Por alguna extraña razón se me dice que me ponga en cabeza y abra la marcha, bien, pues allá vamos...

-¡Carlos, por ahí no, por el otro sitio!

Y con esa hábil maniobra, disfrazada de despiste por mi parte, me pongo de nuevo en mi sitio: en cola de pelotón.

El trote dura unos pocos cientos de metros. Pronto ascendemos en fila por un bello pero estrechísimo sendero a través de un denso pinar, casi impracticable y con un desnivel muy acusado que impide la carrera. Como dato, que al paso al que ascendíamos andando mis pulsaciones eran las de un rodaje normal. Era absurdo intentar correr allí. Pronto la lluvia deja de ser una amenaza, y después de admirar un hermoso arco iris comienza a llover. Personalmente la lluvia no me molesta en absoluto. Al contrario. Siempre he dicho que la lluvia me resulta estimulante y vivificante. Hace aparecer colores vibrantes y saturados y si el paisaje por el que nos movemos ya es de por sí hermoso la lluvia lo magnifica.

Es en este tramo donde Lander, Zerolito y yo nos damos cuenta de nuestro único error de planificación: llevamos patalones cortos y los arbustos nos arañan las piernas. Suerte que sólo es en este tramo, si no, hubieran acabado en carne viva.

Después de zigzaguear y ascender llegamos al Collado de Cítores. Allí, como buenos paquetes que somos, nos perdemos. Vale, realmente no estamos perdidos: vemos la Bola del Mundo, Siete Picos y no sé cuantos accidentes geográficos más... Realmente lo que no sabemos es para donde seguir, ¿izquierda?, ¿derecha?. Pues izquierda, siguiendo los mojones, "Carlos, tú siempre sigue los mojones...", lo que nos lleva a un alto desde el que presuntamente divisamos San Rafael, los Pinares de Valsaín... Lo que es seguro es que es la vertiente Segoviana de la Sierra. Hay una construcción derruída donde aprovechamos para hacernos una foto con el móvil de Darth, (¡cuantas veces eché de menos haberle cogido prestada la cámara a mi esposa!), y volvemos sobre nuestros pasos, siguiendo los mojones.

-¿Veis los mojones?, hay que seguir los mojones. Peñalara está por allí, siguiendo los mojones...

Nota mental. Seguir los mojones impedirá que te pierdas..., aunque te lleven en dirección contraria a la que deseas...

El caso es que lo estamos pasando bien. Todos, excepto Jorge, que está un punto, o dos, por encima de nosotros, tenemos un nivel parecido, y lo mejor, nos entendemos bien. Para mí ha sido un verdadero placer y una suerte haber conocido gente como ellos. Divertida, sensata, poco dada a piques y mucho al goce del trotar por trotar..., que en definitiva entiende esto de una forma tan parecida a la mía. Los comentarios, graciejas y chascarrillos son constantes y hace que disfrute aún más el momento.

Campo a través, por un sendero apenas insinuado, seguimos ganando altura, aunque la pendiente es menor. Ha dejado de llover y el terreno se ha abierto mucho. Estamos a más de dos mil metros y ni la más dura conífera se atreve a crecer allí. A lo lejos vemos un sendero, (me resisto a llamarlo camino), más ancho y mejor marcado, y hacia él nos dirigimos con la seguridad de que esta vez sí, vamos en la buena dirección. Aún así, cuando nos cruzamos con algún excursionista les preguntamos si vamos bien para Peñalara. Estoy seguro de que la pregunta y nuestro aspecto arrancó más de una sonrisa...

Allí está. Aquello del fondo es el alto de Peñalara. El tiempo vuelve a empeorar. La temperatura ha bajado bastante y el viento sopla con fuerza. Lo peor es que una tenue neblina empieza a cubrirlo todo... Durante un segundo de duda nos planteamos qué hacer a continuación, pero visto que la vuelta parece bien marcada y estamos a un paso de nuestro primer objetivo decidimos llegar a él y analizar allí de nuevo la situación.

Sin mayores incidencias llegamos al alto de Peñalara, momento de la foto que encabeza la entrada, gentileza de Darth Vader que encima no sale en ella. Lo siento amigo, eras tú o yo... El tiempo parece que se ha aclarado algo y decidimos seguir adelante con lo previsto. Y lo que viene a continuación es el paso de Claveles: el monstruo, el dragón dormido por cuyas fauces hay que transitar sin que este se despierte...

Pero releyendo lo escrito, veo que, o hago una entrada insufriblemente larga o le dedico a Claveles menos tiempo del que quisiera. Claveles era mi particular fantasma, el objetivo principal de la salida de ayer, la parte más dura de ese excitante proyecto que es el MAM 2009. Su paso, con el piso húmedo y viento, fue un chorreo increíble de adrenalina. Y se merece que le dedique el tiempo necesario...

Mañana, más...

jueves, 18 de septiembre de 2008

Queridos gobernantes, tomen nota por favor...


La edición digital de El País de hoy lleva a portada una encuesta con la pregunta: ¿Habría que prohibir las tradiciones en las que se tortura animales?.

Al hilo de mi anterior entrada, con las debidas reservas respecto a lo poco científico de la consulta y lo tendencioso de la pregunta que de entrada ya incluye la palabra "tortura" en ella, me ha alegrado saber que de mil doscientas cincuenta respuestas emitidas antes que la mía, el noventa y uno por ciento estábamos en contra y sólo el ocho por ciento a favor. En la encuesta sólo se puede votar una vez, (qué menos para tener un viso de respetabilidad), y creo que es cuando menos significativa y muestra que en este tema, igual que en tantos otros, son un puñado los que consiguen imponer su postura a la mayoría a fuerza de armar mucho jaleo y poner el grito en el cielo en defensa de sus "intereses", mientras el resto callamos y lo permitimos. Y como tenemos los gobernantes que nos merecemos y lo que les interesa es simplemente mantenerse en la poltrona, eluden atacar un problema mientras este no les reste votos.

Por eso creo que el camino a seguir es el de la protesta, la manifestación pública y la confrontación, (civilizada y educada, no se me malinterprete), con esas otras posturas. Bienvenida la encuesta y publiquemos sus resultados. Algo es algo.

Os recomiendo también que leáis el reportaje ¿Porqué seguimos siendo tan salvajes? que sirve de soporte a la encuesta, firmado por Carmen Morán, en la que hace un retrato no demasiado profundo, (no es esa su intención), pero sí bastante completo en mi opinión de la situación de este tipo de "festejos" en España: sus orígenes, explicaciones antropológicas, casos concretos en los que se han conseguido erradicar, motivos por los que en otros es tan difícil...

La foto de la entrada es la que ilustra el propio reportaje.

PD. En lo que redactaba han contestado otras trescientas personas y los porcentajes se mantienen...

martes, 16 de septiembre de 2008

Expresiones de pura cultura popular

Tengo que reconocer que sois mis ídolos. El valor, la nobleza, el arte que demostrais, lo genuino de la tradición que seguís desde hace tantos años, y que no es más que el reflejo claro de la forma de pensar de todo un país y que vosotros habéis sabido cristalizar como nadie en esta fiesta tan poco reconocida por algunos sectores reaccionarios y que mostrais a los visitantes con tan exquisita delicadeza. Todo ello se conjuga para que, año tras año, espere estas fechas con la emoción de ser testigo de algo verdaderamente auténtico.

¡Manteneos firmes en la defensa de lo que es vuestro y nuestro!, ¡no seais timoratos y seguid celebrando vuestra hermosa tradición aunque le pese a cuatro niñatos malcriados y un puñado de desarrapados ocupados sólo en hacer olvidar nuestras costumbres ancestrales!. Vosotros con vuestra valiente actitud sois garantes de nuestras más profundas raíces, de nuestra identidad como pueblo. Sois guardianes de aquello por lo que se nos conoce, respeta y admira en todo el mundo y ese tesón en mantener arriba, contra viento y marea, con orgullo y dignidad, el sentimiento que corre por nuestras venas, merece que os muestre aquí, en este humilde rincón para mostrar al mundo entero vuestra valía, que recuerda los principios más sagrados de lo que comúnmente llamamos HOMBRIA.

¡Qué envidia me dais!

El Toro de la Vega es una cruel y vergonzosa "tradición ancestral", que cuatro salvajes energúmenos, (igual este enlace unido a mis epítetos me cuesta un disgusto), se empeñan en mantener apelando a motivos culturales, antropológicos e incluso al Patrimonio Común de todos los Castellanos, (sic). Quizá, piensen ellos, al nivel de la Catedral de Burgos... Desde donde probablemente tirarían al toro si no fuera porque pesa mucho y habría que subirlo. Además, es más divertido alancearlo.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Vini, vidi, (y sufridi), pero vinci

Segunda vez que participo en la Carrera Popular Cuesta del Tirón, y no será la última. Hace unos días David planteaba el interesante debate sobre lo caras que resultaban las carreras populares, cada vez menos de lo último y más elitistas. Elmorea por su parte radicalizaba su postura al respecto y afirmaba su intención de correr algunas de ellas sin dorsal.

En ambos blogs hubo opiniones muy interesantes que no voy a reproducir pero cuya lectura recomiento. Pues bien, esta es una carrera que podría servir de ejemplo a muchas de esas "saca-cuartos" tipo Canillejas, (siempre me viene ésta a la cabeza por la nula relación calidad-precio que ofrece,  aunque evidentemente no es la única).

En la Carrera Popular Cuesta del Tirón te encuentras una buena organización, un circuito perfectamente medido y señalizado, completamente cerrado al tráfico y bien vigilado, una amplia zona de salida y meta completísima, con todos los servicios: guardarropa, asistencia médica, avituallamiento... , enclavada en el campo de césped artificial del interior de la pista del polideportivo de San Agustín del Guadalix, multitud de carreras para los peques con recuerdos para todos, sorteo de cien premios en metálico entre todos los corredores, una bolsa más que aceptable, el mejor speaker que he visto, mejor dicho, oído, nunca... Y todo GRATIS, repito, GRATIS, y es que cuando se quieren hacer bien las cosas, pensando en el corredor en lugar de en el bolsillo, se nota.

Claro, que no todo va a ser perfecto... San Agustín del Guadalix descansa en las estribaciones de la sierra de Guadarrama, y eso también se nota, ¡y de qué manera!. El circuito es duro, y si uno no fuera "el chulito de Avila", (Lander dixit), diría que duro de pelotas. Estoy seguro de que hay alguna ley que prohíbe pendientes en zonas urbanas por encima de determinado porcentaje, y de que a los arquitectos municipales de San Agustín del Guadalix esa ley se la pela. Además la carrera se regodea en recorrerlas todas, para arriba y para abajo... Ni hecho a posta.

- Menos mal que esta la cogemos de bajada...

-Sí, ahora. Verás a la vuelta...

Imposible coger un ritmo y absurdo pensar en marca. Si no fuera por el asfalto la Carrera Popular Cuesta del Tirón parecería una carrera de montaña. Además este año se había alargado de los ocho kilómetros a los diez.

Aún así la disfruté mucho. Sufrí, pues la competí casi a tope, y conseguí hacer cincuenta y dos minutos cincuenta y un segundos netos, cuando el objetivo era acercarme a los cincuenta y tres minutos. Y revisando mi planteamiento creo que en pocos sitios podría haber limado algún segundo extra. Me servía como un test de cara a estas semanas previas antes de Maratón de Donosti, donde aún dudo si intentar bajar de las cuatro horas, (con lo que tendría que empezar a entrenar desde ya), o conformarme con entrar dentro del control de cuatro horas y media con Lander, lo que modestamente creo que me permitiría no necesitar más que un par de semanas de recuperación, y empezar a preparar el Maratón de Sevilla donde, si todo va bien, quería bajar de tres horas cincuenta. Por eso ayer mi intención, adornada por ese "duelo a muerte" que nos inventamos Lander y yo, era forzar algo para conocer mi verdadero estado después de un pésimo verano y ver qué quedaba de la forma que me permitió correr casi seguidos el Mapoma y las 24 Horas de Torrejón. Y las sensaciones fueron muy positivas, mejores de lo que creía, ya que tengo que reconocer que el recorrido que recordaba del año pasado era en mi opinión más suave que el de este año y esos cincuenta y tres minutos resultaron ser más ambiciosos de lo que pensaba.

En cuanto al duelo, poco que contar. Test aparte, mis posibilidades de ganar a Lander pasan y pasarán siempre por llegar a meta con suficiente ventaja sobre él, pues al sprint me resulta imbatible. Mi obligada táctica era por tanto poner un ritmo alto que le impidiera cambiar e intentar romperle la moral lo antes posible: si el corredor al que intentas ganar no hace más que verte el trasero empezará a dudar de sus propias fuerzas para acercase a tí..., y no verá tu cara de sufrimiento mientras intentas descolgarle, por lo que en muchas ocasiones sobrevalorará tus fuerzas. Además en el resto de carreras que hemos hecho juntos yo había observado que Lander baja peor que yo, (ventajas del exceso de peso), por lo que a la que la pendiente se hizo negativa, me apliqué en alargar la zancada... Malagueta, Carlos, (un forero de ElAtleta.com que atiende al nick de Srv) y Javier, un amigo de Lander, se quedaron conmigo durante toda la carrera, y su compañía se agradeció mucho. Malagueta además tuvo fuelle para hacerse unos cuantos sube y baja por la carrera, haciendo fotos y trayéndonos noticias al uno del otro, picándonos entre nosotros, pero siempre dando ánimos y marcándome el paso, especialmente cuando las cuestas se empeñaban en tirar de mí hacia abajo...

Los primeros kilómetros fueron "de tanteo" y de fijación de ritmo, cosa que tuve que hacer a ciegas ya que mi flamante Polar RS-800 Full-a-Tutiplén con sensor GPS G3 y todos los extras lleva un tiempo empeñado en marcarme pulsaciones de menos, (noventa y tres en la cuesta del tirón, de risa). Así que a correr por sensaciones. El riesgo que tomaba era que debido a la orografía de la carrera, que alguien calificó como el electro cardiograma de Homer Simpson, y al no haber hecho tiradas largas hace tiempo, era fácil equivocarme con el ritmo, y el que pareciera adecuado los primeros kilómetros me reventara al final por falta de base. Por suerte no fue así, medí bien y llegué con lo justo, pero sin desfallecer, a meta. Hubo un momento malo, al coronar la Cuesta del Tirón, en el kilómetro ocho, en que flaqueé y dudé de si podría recuperarme, y aunque en el cruce con los que iban ya veía que Lander no podría recuperar el tiempo perdido, por aquel entonces ya tenía en mente intentar hacer los cincuenta y tres minutos. Afortunadamente, lo conseguí y me bastó con mantener el ritmo, bien que me costó, incluso apretando algo el último kilómetro para que al final me sobraran nueve segundos.

Y luego, "el resto", cervezuquis, pinchitos, riquísima paella a cargo del anfitrión, Alonso que queda cuarto, buen vino y mejor compañía, sobremesa laaarga, con su cafelito y copita..., y más pinchitos, y más tertulia, que uno no se cansa de hablar cuando está en buena compañía..., es decir, lo que da sentido a estas tontás del correr.

Y el domingo que viene, si nada lo impide I Zerolada "Sierra del Guadarrama", evento lúdico-festivo por la sierra de Madrid a la que están invitados todos aquellos corredores, (o no), que quieran pasar una buena mañana. Primer contacto con la montaña, espero que con el paso de Claveles incluído, en busca de una pizca de experiencia de cara al objetivo del año que viene: el Maratón Alpino Madrileño.

Foto cortesía de Lander.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Fotos XII Jornadas Medievales de Avila

BubbleShare: Share photos - Create and Share Crafts Hacía tiempo que no subía un álbum de fotos. Aquí tenéis parte, (sí, sólo parte), de las que hice en las pasadas Jornadas Medievales de Avila, en el primer fin de semana de septiembre. Espero que os gusten.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Estoy cabreado

Enlace original de la foto, de la galería de Rafael Díaz, de Ojo Digital.

Pues sí. A veces parece que a uno le toman por el pito del sereno, expresión que nunca he acabado de entender pero que intuyo llena de desprecio para el pobre pito, y que para los visitantes del otro lado del charco, o sea, el Atlántico, aclaro que viene más o menos a significar que las opiniones de uno no son tomadas con la seriedad que se merece.

Mis servicios de espionaje me desvelan conversaciones "privadas" y en tono socarrón acerca de mis objetivos para este domingo, ¿así que estos provocan risa?, ¿así que La Carrera Popular Cuesta del Tirón va a resistirse a que un servidor baje de cincuenta y tres minutos en un diez mil por duro que este sea y por más que no esté ni medio entrenando en todo el verano?

Ruido de sables cruza los campos entre Avila y San Agustín del Guadalix clamando venganza por tamaña ofensa. Tambores y trompetas llaman a la batalla, sin cuartel ni piedad, hasta la total aniquilación del contrario, que esta vez sí, caerá derrotado y humillado ante los suyos, olvidado y perdido en esa cuesta, (que tampoco es para tanto, realmente es un falso llano que los lugareños, flojos ellos, sobreestiman), y tendrá que reconocer que sus recientes victorias no fueron más que un espejismo, una prueba por mi parte de amistad que ya veo no es correspondida.

¡Ay ladrón!, que voy a por tí...

jueves, 11 de septiembre de 2008

Els Berros de la Cort

Todo comienza con el sonido de un cuerno. Evocador, melancólico y lejano. Trae el recuerdo del viejo bosque. Húmedo, humbroso y recóndito. El cuerno suena a roble anciano, a musgo, a tierra aún no hollada, antigua y venerable. Una débil melodía de tarota y gralla surge a continuación de lo más profundo del alma. Es sinuosa y serpenteante, casi hipnótica, respondiendo a la llamada del cuerno y entrelazándose con ella. Durante unos segundos ambas melodías se unen sin mezclarse: se aman, se acogen la una a la otra en sus delicadas filigranas, distintas pero complementarias. Es el sutil y eterno juego de la seducción en el que ambas partes miran y esconden, acarician y susurran, abrazan sin tocar, sugiriendo tan sólo la promesa de un intenso amor. El débil, lento y profundo latido del bombo apenas se abre paso entre la sensual unión de ambas. La música asciende por nuestros sentidos, impregnándolos tenuemente, envolviéndolos con dulzura, como volutas de humo, suaves y delicadas. Frágiles y efímeras. Y de repente, cesa. Por un instante todo parece suspendido entre el breve momento, claro y diamantino de la última nota y un restallar repentino de percusión que imprime un ritmo desenfrenado en el que la voluptuosidad y la sensualidad previas dejan paso a la pasión y el instinto desbocados. Las tarotas y grallas apenas pueden seguir el ritmo sincopado de una percusión que ahora no resuena dentro de nosotros sino que nos golpea adueñándose de nuestro ánimo y haciéndolo reverberar a su son. La melodía ahora es dura pero hermosa, noble. Ha salido al valle donde resuena entre montañas que le devuelven su propio eco, fortaleciéndola y encendiendo su ánimo. Es la música del torrente desbordado en primavera, del caballo al galope, del ánimo encendido del guerrero que lucha por su libertad, de la pasión del amante por fin correspondido.

Els Berros de la Cort es un grupo catalán que ha actuado en las Jornadas Medievales de Avila en los años 2005, (donde tomé este vídeo) y 2008. Según ellos, interpretan "Nous sons per a músiques antigues ". Tienen un disco a la venta en su web. Y merece la pena. Pero si podéis, vedlos en directo: potentísimo y comprometido con el espectador. El sonido de mi modesta Sony no les hizo justicia, pero deteneos en el "duelo" entre bombo y tambores sobre el minuto y medio de vídeo... A sólo tres metros os aseguro que era impactante y consiguió subir mis pulsaciones casi como si estuviera corriendo...

Pulsad este enlace si queréis ver las fotos que he hecho en estas pasadas Jornadas Medievales. Si os apetece, podéis también dar una vuelta por mi blog de fotografía.

martes, 9 de septiembre de 2008

¿Y quien le dice que no?

Pues si ayer escribía con una mezcla de frustración y rabia, al final el día se aclaró algo. En parte por los tres platos de paella regados por abundante sangría que me apreté en las fiestas del pueblo de mi esposa y que me ayudaron a ahogar mis penas, y en parte porque al llegar de noche a casa me encuentro con esta respuesta de Zerolito en mi anterior entrada:

Mira, debería consultar con Coral y todo dependerá de mi situación familiar (el 15 nace con fecha programada mi sobri), pero se me ocurre una cosa: ¿Por qué no nos hacemos un Cotos-> Peñalara y vuelta? son 10.5km. Bocata en Marcelino y a otra cosa mariposa. También podríamos hacer Claveles (así lo vemos in-situ) y sólo serían 2 km más...

Así el Yoku puede venir también y dejarse de las chorradas que dice de que él no puede ir a la montaña y blablabla... y Darth y quien quiera. Siempre a ritmo Galloway, claro ;-)

En fin... lo dicho. Más moral que el Alcoyano. Aunque de "yano" tiene poco ;-) Ánimo campeón


A los que le conocéis no hace falta que os diga nada de él, y a los que no ya os cuento que Jesús, el nombre que se esconde detrás del nick Zerolito es la clásica persona en la que vas a confiar ciegamente nada más conocerle, (de hecho me he comprometido con él a que me lleve de la manita en nuestro paso por Claveles en la edición del Maratón Alpino Madrileño del año que viene), alguien con quien sabes que jamás vas a tener un roce, de quien no recibirás nunca un mal gesto sino al contrario: siempre contarás con una opinión sincera, sensata y bien pensada, y con alguien dispuesto a solucionarlo todo como debe ser: hablando, con tranquilidad y respeto. El compañero ideal para embarcarse en una aventura en la que la convivencia sea algo fundamental. Y para los que tenemos un "toque eremita" tener cerca a alguien como él es una bendición.

Así que si Zerolito dice no se que de trepar ese día por esos montes de Dios, y de paso conocer "al ogro de la grieta", bienvenido sea el cambio de planes. Contigo forever amigo. El plan que propones, (con la precisa autorización de la autoridad competente), me atrae tanto o más que nuestro frustrado Cross del Yelmo.

PD. Eso sí, a ver si para el Cross de la Pedriza andamos más espabilaos...

Foto copiada del blog de Cabesc.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Primera frustración de la temporada

Y sin empezar a correr...

Acabo de intentar mi inscripción on-line para el VIII Cross del Yelmo, abiertas el día tres, y para mi sorpresa el cupo de trotamontes ya está cubierto... ¡Mira que os gusta darle a la zapa!. Cuatro días. Eso es lo que habéis tardado en cubrir todos los dorsales...

En estos días intentaré hacerme con uno apelando a lesionados de última hora, conocidos, reventas especuladores, cohechando, (valga el palabro), a algún organizador adicto al Jabugo... Ya sabéis, lo de siempre. Si conocéis a alguien que conozca a alguien susceptible de acceder a mis pretensiones, lo negociamos.

Me siento muy frustrado ya que era una carrera que me hacía muchísima ilusión.

La foto está tomada de la web del Club la Pedriza y corresponde a la edición de 2007.

jueves, 4 de septiembre de 2008

Unas crónicas inspiradoras

 

Hoy he leído la crónica de la participación de Sergio Mayayo en el CCC, (carrera de montaña entre Courmayeur-Champex-Chamonic).

Definamosla como la madre, (o al menos una tía), de todas las carreras de montaña, o al menos así me lo parece a mí, neófito en estas lides. Sus fríos datos de distancia a recorrer y desniveles acumulados asustan incluso a los más avezados trepariscos, atentos, 98 kilómetros a cubrir en un máximo de veinticuatro horas con un desnivel positivo de ¡¡¡cinco mil seiscientos metros!!! y otro tanto negativo.

Sergio se ha enfrentado a ella con éxito y ha tenido a bien regalarnos sus experiencias. Como le confieso en mi comentario, me he emocionado al leerle, quizá por una especial sensibilidad debida a mi debut en carreras de montaña en el próximo, (demasiado), VII Cross del Yelmo.

Esta mañana no he podido por menos que comparar lo que me parece toda una hazaña con mi referencia personal más cercana a ella: la I Edición de la Challenge Ultra Fondo 24 Horas de Torrejón, organizada por el club Ñ Ultrafondo, de este año. Me recorría un escalofrío al ser consciente del abismo que separaba una de otra excepto en su duración máxima de veinticuatro horas. Recordaba el esfuerzo, el tesón, la fuerza de voluntad que yo tuve que emplear para hacer esos cien mas dos kilómetros que me llevaron casi al éxtasis, y extrapolaba esas sensaciones a la gesta de Mayayo y esos otros mil héroes. Mi logro queda empalidecido ante el de ellos... Recuerdo los momentos límite que yo sentí, como esa onírica experiencia entre psicodélica y mística, y debida seguramente a un bajón de azúcar, que me resultó tan tremendamente plástica en la soledad de la noche: una lluvia seca sobre mí cabeza. Recuerdo mis manos abiertas intentando sentir la humedad, mis ojos en busca de las ondas que esa lluvia deberían dejar en el pequeño lago del parque por el que discurría la prueba. Recuerdo mi irracional perplejidad al no encontrar mis sentidos lo que mi poco lúcida mente les hacía buscar, recuerdo que a cambio vi en la lisa superficie del agua el hermoso reflejo de las estrellas, la vegetación y las luces del parque, mezclados todos en una delicada estampa impresionista... Traslado esas sensaciones a la noche de Sergio, entre paisajes de típica Suiza, cumbres de vértigo, viento susurrando entre los árboles y olor a pino... Todo ello a la luz de un frontal zigzageante entre piedras y estrechos senderos. No soy capaz de imaginar el nivel de las sensaciones de Sergio, pero SE que fueron tan intensas que le dolieron.

14 - Pedro tras acabar en 23h15'Claro, que tampoco os perdais el periplo pirenaico de Pedro Wild Runner en los Carros de Foc. Más cercana, seguramente igual de hermosa y casi tan dura como el CCC. Mismas sensaciones, mismo reto: igual satisfacción. Eso sí os dolerán las rodillas sólo de pensar en esos collados que tan bien describe Pedro...

Suelen entrenar juntos. No, si Dios los cría...

Mi personal CCC/Carros de Foc será, si todo va bien, (porque bajo ningún concepto voy a morder algo que no pueda tragar), en el próximo Maratón Alpino Madrileño. Allí, con mi amigo Zerolito, (y algún otro paquetillo que seguro que se nos apuntará), tendré  un momento de recuerdo para estas entradas que tan hondo me han llegado.

Gracias Sergio, gracias Pedro.

La foto que encabeza esta entrada está robada del blog del propio Sergio, y en ella le podéis ver entrando feliz en meta. En la otra Pedro, orgulloso con su forfait lleno de sellos...

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Me han hecho polvo la tarde del lunes...

Explorar En concreto la del lunes seis de octubre en la que a partir de las cuatro de la tarde tendré que estar en la sede de la Delegación Provincial de Atletismo de Avila porque servidor ha sido elegido mediante sorteo para ser SUPLENTE DEL VOCAL durante el acto de Elección de Miembros de la Asamblea y bla, bla, bla... ¡Chssst!, ¡y por correo certificado oiga...!

Total que vamos a ver: señor VOCAL TITULAR, hágame Vd. el favor de no faltar a tal evento, que así igual puedo todavía descabezar una siestecita...

¡Mala suerte tengo leches!