Cuando las circunstancias son difíciles y te superan, cuando por mucho que las has buscado no encuentras soluciones, hay dos opciones: darte por vencido y rendirte o huir hacia adelante. Aunque a veces me ha llevado a estrepitosos fracasos, siempre he elegido lo segundo. Es por eso por lo que después de cuatro años de lesiones constantes de las que aún me estoy tratando y que probablemente me lleven a corto plazo al quirófano, pasadísimo de peso y sin haber entrenado prácticamente nada en este tiempo, he decidido que antes de cumplir cincuenta y cinco años (es decir, que tengo de plazo exactamente tres años y un mes) voy a hacer un Ironman… Ahí queda constancia pública del reto. Veremos a dónde me lleva...