lunes, 23 de enero de 2017

IX Cross Ciudad de Ávila Memorial José Soriano. ¿El retorno?

 

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Ya antes de la carrera había comentado a los amigos que estaba más nervioso que en cualquier otra que hubiera hecho antes. Tenía una cierta sensación de vértigo por saber que a mi edad, después de casi seis años de parón y aunque el de ayer no fuera el último tren (siempre pasará otro, aunque no sea tan rápido ni tan cómodo), cada vez resultará más difícil cogerlo. Eso le daba a los ocho kilómetros y medio que me esperaban el valor inmenso de la corroboración de mi recuperación. Y todo fue bien. Perfecto. Mucho mejor incluso de lo que esperaba.


Probablemente ni siquiera me hubiera apuntado de no ser por Luis, que me animó a ello. Y desde luego no lo hubiera hecho a ninguna otra carrera, pero me inscribí porque es el cross de mi club, porque lleva el nombre de un buen amigo, y porque el trato y cariño de Ecosport al corredor es insuperable. Así que allí estaba, a las ocho de la mañana, y con ocho grados bajo cero, cargando picas, cinta y maceta en un carro para comenzar a marcar el recorrido, porque ¡ay, amigos!, estas cosas no se hacen solas, y la directiva del club bien se merece que no sólo disfrutemos de su excelente trabajo sino que colaboremos con ellos para que no nos pierdan ilusión. Mañana jodidamente fría, decía, de esas en las que cuesta clavar esas picas en el suelo helado a tal punto que somos muchos los que a día de hoy tenemos los hombros doloridos. Pero a las once y media, reconfortado por un par de cafés y un trozo de roscón, gentileza de El Asturiano, era el momento del cambio de chip y ponerse en modo corredor, el del cambio de ropa, el de los ejercicios de calentamiento y los primeros trotes. Ocho kilómetros y medio, ¿un quinto de maratón y estás nervioso Carlos?. Sí, mucho...


Luis, su amigo Eduardo y yo salimos los últimos. A estas horas el sol es radiante, día típico del invierno abulense: frío y luminoso. Hermoso. Ninguno de los tres tenemos en mente exprimirnos y la idea es correr a ritmo muy tranquilo, en mi caso, de hecho, y al ser un recorrido a dos vueltas, incluso valoro la retirada en la primera si mi aquiles tiene alguna molestia. Arco de salida, cronómetros en marcha y aplausos del público, ¡Dios, cuanto tiempo hacía! Mi mente de maratoniano evita pensar en lo que pudiera o pudiese pasar hasta que llegue (o no) el momento de enfrentarse a ello. No te puedes permitir el lujo de perder energía en hipótesis y por tanto me dedico a disfrutar como un niño del momento. Mi nieta además está entre el público y no se merece un rostro crispado por la tensión, sino que me separe unos metros de la línea de atletas y le choque la mano como así hago. Termina la recta de salida. Estamos en marcha...

 

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Fotografía de Luis Carlos Hernández Martín. Luis, servidor y Eduardo.


El cross Ecosport es llano como la palma de la mano... una mano arrugada, ciertamente. Chico, es un cross, no un paseo por el parque, y cuando el recorrido sale de camino o vereda el terreno está algo pesado. No importa: siempre se puede ir más despacio. Caen los primeros kilómetros. Sin prisa. Con frío cuando la ligera brisa viene de cara. No con calor, pero sí mucho más cómodos cuando empuja de cola. Sonrisas, charla, goce... El circuito es enrevesado y propicio para que los espectadores te puedan ver en múltiples ocasiones. Voy atento a ver por dónde se sitúa mi hija con mi nieta. Me gustaría que esa imagen de su abuelo "viejoven" quedara impresa en su dúctil y aún maleable mente. Afortunadamente no hay hielo, sólo algún tramo húmedo y sin problemas. Seguimos avanzando...

 

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Foto de Avilared.com

 

Al finalizar la primera vuelta Eduardo se descuelga. Lleva mucho tiempo sin correr y prefiere no forzar. Luis y yo aprovechamos y subimos un punto el ritmo, lo justo para empezar a adelantar gente. Sigo sin noticias de mi aquiles. Aunque apenas troto, la piscina y la bici si me han dado un fondo más que suficiente para la velocidad que llevamos. Algún kilómetro cae sin apenas esfuerzo por debajo de mi antiguo ritmo de maratón (que tampoco ha sido nunca para tirar cohetes, ciertamente), y teniendo en cuenta el terreno que pisamos eso me alegra sobremanera. La preocupación ya no es si terminar o no el cross, sino si mañana tendré molestias. Atención, spoiler: no, no las tengo. Así que los dos últimos kilómetros subimos un punto extra ese ritmo y entramos en meta, en mi caso completamente feliz como sólo un puñado de allegados puede entender. Fin de dudas, fin de prueba: test superado. Toca disfrutar, y disfrutar en meta en una carrera de Ecosport supone irte, literalmente, comido a casa: isotónico, bollo preñado, caldo calentito, pastas, roscón... Un par de estiramientos rápidos y a echar un cable. Como este año no he ejercicio de fotógrafo no tenía excusa para ir a la entrega de premios, así que tocó arrimar el hombro (sí, ese que duele por la maceta) a retirar vallas, cartelería... porque ¡ay, amigos!, estas cosas no se recogen solas.


¿Se le podía poner una guinda a tan estupenda mañana? Claro. Después del cross los compis de Triávila tienen una muy buena costumbre: celebrar su participación en él con un buen cocido donde, ahí sí, estuve a la altura de los mejores.


Resumen: pocas veces alguien habrá habido alguien tan contento por terminar una carrera. Y aunque no tengo el alta definitiva está cerca el momento de decir eso de "he vuelto". Triávila organiza un duatlón para el 1 de abril. ¿Próximo objetivo? Seguiremos informando.

 

Reseña en Avilared.com.

Reseña en Tribunaavila.com.

Clasificaciones Oficiales.

lunes, 16 de enero de 2017

Alea jacta est.

 

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Inscrito en el Cross Memorial José Soriano de este domingo organizado por el Club Ecosport. Con el compromiso de no ir más rápido de seis minutos por kilómetro, pero primer dorsal desde 2011. Con miedo por el aquiles, sin haber trotado más de media hora máximo un par de veces por semana desde finales de año, pero con la ilusión y los nervios de la primera vez. Alea jacta est.

domingo, 1 de enero de 2017

Nuevo año…

 

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Foto de Rafa, un amiguete del Club Ecosport. Tomada en la tradicional subida que organiza el club al Santuario de Nra. Sra. de Sonsoles el día de Año Nuevo. Allí arriba estoy…

Tengo muchas esperanzas puestas en este nuevo año, deportivamente hablando. Muchas. Si todo va bien, y aunque cruzo los dedos parece que así es, será el año de mi vuelta a las carreras después de casi seis sin ponerme un dorsal. También será el año (sigo con los dedos cruzados) de mi debut en triatlón-duatlón una vez dividida mi fidelidad entre Ecosport y Triávila. 2016 ha sido consistente en “entrenamientos”, no duros, quizá ni siquiera se les podría llamar así, sino básicamente sesiones de vuelta al ejercicio después de tan largo parón, de construcción de una base en el gimnasio, de adaptación al agua, en la que de todas formas sigo siendo más boya que delfín, y de atreverme a quitar los ruedines a la bicicleta, en la que son habituales las salidas de dos o tres horas. El caso es que estoy en el camino. El tendón de aquiles me permite ya trotar dos o tres días por semana en llano y no más de media hora, y lo mejor es que las ecografías que me hago periódicamente muestran una exasperantemente lenta mejoría, pero mejoría al fin y al cabo. Si todo sigue su curso confío en poder olvidarme de la rotura a mediados de año. Después de tan larga y áspera travesía ya mismo firmaba porque fuera así.

De momento el plan es seguir quemando semanas en las que seguiré mezclando salidas de bici, sesiones de piscina, gimnasio y esos pequeños trotes que me saben a gloria, porque amigos, ahora que no nos oye nadie, la carrera es, de largo, el ejercicio más divertido de los cuatro…

Ahí vamos pues. Sobran años y algún kilo, pero también ilusión y ganas.

sábado, 23 de abril de 2016

Destino Ironman. Arrancando.

 

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Va siendo hora, creo yo, de que de cuenta de los ¿progresos? de cara a mi participación e un ironman de aquí a dos años y medio, sobrada que lancé ya hace meses y de la que no he vuelto a reportar a pesar del insaciable afán de información de los innumerables seguidores de este blog que me acosan sin parar en busca de la más mínima novedad. Pues que sepáis que ahí sigo.

Aunque los comienzos han sido, como era de esperar, bastante duros debido al parón de años. Recapitulo…

Mi intención es participar (a ser posible terminándolo, jejeje…) en un ironman antes de cumplir los cincuenta y cinco años, hecho que ocurrirá en agosto de 2018. El punto de partida no podía ser menos propicio: casi veinte kilos de más, parado deportivamente durante casi dos años, con una rotura longitudinal de aquiles de la que quiero evitar la operación y que mi fisio no acaba de poder cerrar a pesar de las innumerables sesiones de EPI e infiltraciones de factores de crecimiento y que me impide correr. Sin haber montando nunca en bici de carretera (de hecho ni siquiera tengo una) y sin saber nadar. En estos meses desde entonces, lo que sí he podido es hacer callo en el trasero con la bicicleta de montaña y tomar clases de natación. Y ponerme a dieta. De hecho creo que esto último era lo más difícil de la preparación, pero en estos meses he perdido una buena cantidad de kilos lo que me deja casi a tiro de un peso si no óptimo, sí suficiente para arrastrar mi cuerpo durante más de doce horas en pos de meta.

Como digo, aún no puedo correr, así que detallo mi desempeño en las otras secciones… La bicicleta va. Despacio pero va. Las primeras salidas fueron de apenas veinte minutos y no sólo por el dolor en las vergüenzas. Apenas podía salir de casa, dar un par de vueltas por las cercanías y volver agotado, derrotado, dolorido y abatido después de un ejercicio que fácilmente podría hacer mi nieta a poco que se pusiera. Tampoco podía esperar otra cosa ciertamente. Como digo, no tengo aún una de carretera. Estoy esperando a ver si definitivamente puedo correr pues es absurdo gastarme la pasta teniendo la BTT y sin saber si voy a poder hacerlo. Además sobre dos ruedas me llama más la atención el sendero y la montaña que el asfalto. No obstante estoy eligiendo circuitos llanos e incluso salidas por carretera para que el ejercicio se parezca lo más posible al que me encontraría en la prueba. Voy acumulando entrenamientos de dos o tres horas “a ritmo” a fin de ir haciendo fondo, pero queda mucho, muchísimo para acercarme a esos ciento ochenta kilómetros que me esperan…

 

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La natación… ¡Ay la natación! En octubre me apunté a Triávila, un club local de triatlón a través de cual se organizan clases/entrenamientos dirigidos en los que coincido con gente con mucha más experiencia (y juventud) a los que me empeño, con notable éxito, en estorbar, si bien es cierto que al no tener previamente ni idea de técnica la mejoría ha sido enorme y aunque aún no creo que pudiera entrar en tiempo de corte (generalmente dos horas para los 3,8k. a cubrir) creo que ese tramo del ironman no será un problema de aquí a entonces. Físicamente me resulta más dura de lo que pensaba al ser un ejercicio que nunca había practicado y porque además estoy haciendo lo que nunca hice en mis tiempos de corredor: entrenamientos fraccionados, series, intervalos…

La de arena… Como la bicicleta y la natación son deportes sin impacto y “no lesionan”, y hacía tanto tiempo que no me sentía deportista se desató la euforia, y a finales del año pasado la realidad me golpeó como suele hacerlo, con dureza, en forma de tendinitis de supra espinoso en el hombro derecho y de tendinitis de pata de ganso en la rodilla derecha. Ahora bien. por una vez tuve la sensatez de parar con las primeras molestias y de ambas me he recuperado en pocas semanas, pero ha sido un toque de atención. Para prevenir problemas y echar algo de músculo de cara a la natación he decidido renovar mi suscripción al gimnasio, lo que me permite además diversificar aún más el ejercicio, por lo que ahora dispongo de tres actividades distintas con las que poco a poco me quiero ir acercando a ese mínimo, mínimo de doce o catorce horas semanales de entrenamiento que estimo necesarias para concurrir con garantías.

Seguiremos informando.

martes, 28 de julio de 2015

¿Ironman?

 

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Cuando las circunstancias son difíciles y te superan, cuando por mucho que las has buscado no encuentras soluciones, hay dos opciones: darte por vencido y rendirte o huir hacia adelante. Aunque a veces me ha llevado a estrepitosos fracasos, siempre he elegido lo segundo. Es por eso por lo que después de cuatro años de lesiones constantes de las que aún me estoy tratando y que probablemente me lleven a corto plazo al quirófano, pasadísimo de peso y sin haber entrenado prácticamente nada en este tiempo, he decidido que antes de cumplir cincuenta y cinco años (es decir, que tengo de plazo exactamente tres años y un mes) voy a hacer un Ironman… Ahí queda constancia pública del reto. Veremos a dónde me lleva...

sábado, 27 de junio de 2015

I promise...






Prometo... Que algún día explicaré el significado de esta entrada. No le déis muchas vueltas: sólo lo tiene para mí y quedó unido a esta estupenda canción de The Killers aunque podía haber sido a cualquier otra.


jueves, 15 de enero de 2015

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Os dejo el álbum Picasa al que he subido las fotos que hice el pasado domingo en la VII edición del Cross Ciudad de Avila “Memorial José Soriano” organizado por el Club Ecosport Avila.

 

 

Enlace directo al álbum.