jueves, 26 de febrero de 2009

Revuelto insulso.

Pues ando en un estado de impass importante debido a la falta del cumplimiento del primer gran objetivo de la temporada, el Marasevi, para el que había entrenado, (ejem), duro, las últimas semanas. No hay nada reseñable que contar y he dejado esto algo abandonado durante unos días, así que vamos a ver si saco alguna cosilla para hacer un revuelto, (con poca sustancia, aviso), y no caer en la tentación de publicar una Canción de mi Vida, sección que por otra parte ya se merece alguna nueva incorporación, simplemente para salir del paso. Veamos:

Lo primero, y más importante, que por fin le han dado el alta a mi esposa. Con matices, puesto que su empresa está cerrada por vacaciones y le ha prometido a la doctora que va a ser buena y no va a salir de casa en exceso. Además tiene que seguir yendo a verla de vez en cuando para hacerle un seguimiento de su evolución.

Lo segundo es la perplejidad que me autoinvade estos días. Resulta que sin haber corrido el maratón, en muchos aspectos es COMO SI LO HUBIERA HECHO. Y así ocurre que a los preceptivos días de descanso previos a "la carrera que no fue", le he sumado otros pocos de propina como “si hubiera sido”. Total, que hasta ayer no he dado un paso... Excesiva recuperación para un maratón no corrido, hecho que como diría mi amigo Zerolito, seguramente responde a nuestro natural gandul. Hay otro detalle para terminar de cerrar el capítulo Marasevi, y que esta mañana le contaba a Cabesc por teléfono: es ahora cuando siento lo que me he perdido. El pasado jueves, cuando tomé la decisión de no viajar a Sevilla, no me costó hacerlo. Era algo que requería la situación, algo que ví como inevitable y por tanto nada digno de provocarme la más mínima amargura. Pero ahora, después de hablar con los compañeros de Club y comprobar que excepto Pablo, que no ha participado por un inoportuno catarro, y Óscar, lesionado hace tiempo, todos han "triunfado", y a alguno le ha ido incluso mucho mejor de lo que pensaba, (ya te dije Armando que estabas para tres horas y media y que conmigo hubieras perdido el tiempo, en concreto veinte minutos como mínimo). Lo mismo ha ocurrido con los oxigenados Mayayo y Wild Runner y el propio Cabesc, en su preparación para los 100/50 Kilómetros Villa de Madrid, todo ello hace que me invada la más insana envidia. Antesdeayer, colocando ropa, vi parte de la equipación que tenía preparada: los calcetines prácticamente nuevos que había elegido, el rollo de esparadrapo por estrenar, mi pequeño bote de vaselina que siempre llevo en carrera, la muñequera para llevar esos pedacitos de barrita energética y unas monedas… Todo preparado y listo…, para otra ocasión.

 

En algo sí he tenido suerte. Gracias a las buenas gestiones de Óscar he recuperado íntegro el pago del hotel, que por cierto, ha tratado de lujo a mis compañeros. Así que ya sabéis, si vais por Sevilla tened en cuenta entre vuestras opciones de alojamiento el Hotel Bellavista.

 

Otro ingrediente de este batiburrillo de entrada son las vueltas que le estoy dando a la preparación que me llevará al Maratón Alpino Madrileño, allá por finales de junio. Al final, y después de hablar con Mayayo, y leer los consejos de Guille en el foro, he sacado la conclusión de que lo fundamental es hacer kilómetros para obtener un buen fondo que permita aguantar las muchas horas que le vamos a estar dando a la zapa y fuerza, mucha fuerza, para triscar de piedra en piedra cuando la carrera mire hacia arriba y soportar el peso de mi cuerpo hacia abajo, especialmente cuando el cansancio comience a hacer mella, los cuádriceps duelan y la pisada no sea ya tan segura. Creo que no es tan necesario buscar un ritmo de crucero alto a base de series, controlados… De hecho Mayayo me comentaba hace unos días que la media de pulsaciones en un maratón de montaña es inferior a la de uno sobre asfalto por lo que ese entrenamiento no es tan necesario, y él ha corrido unos cuantos de los dos, así que habrá que hacerle caso. Así que de aquí a entonces, rodajes por terrenos ondulados, lo más parecidos a los del día D, y a ser posible directamente por montaña, cuestas puras y duras para endurecer mis marmóreas y peludas piernas, algún regenerativo los días que maldiga haberme aficionado a esto, y tiradas largas y lentas los domingos para sumar una buena cantidad de kilómetros. Y no hay que olvidar el aspecto técnico. Habrá que entrenar las bajadas…

 

Por lo pronto, hoy ya me he arrastrado cuesta arriba y dejado caer unas cuantas veces por la cuesta de la foto de arriba… Un pico de pulsaciones de ciento noventa y una, sobre unas pulsaciones máximas según la prueba de esfuerzo de la semana pasada de ciento noventa y dos…, casi na…

jueves, 19 de febrero de 2009

Trece, ¿gafe?.

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Foto copiada del portfolio de Manuel Balea, en la web Photo.net.

Sevilla iba a ser mi decimotercer maratón, y antes de él iba a serlo San Sebastián, pero  al  igual que en noviembre, las cosas se han torcido.

Mi esposa lleva más de dos semanas de baja. Nada especialmente grave, pero que se está alargando más de lo previsto. Hoy tenía una cita con nuestra doctora de atención primaria en la que confiábamos que le dieran el alta médica, pero lejos de ello ha acabado en las urgencias del hospital para que le realizaran alguna prueba adicional…, y con el “regalo” de otra semana de baja.

Ella ha insistido en que podíamos viajar igualmente, o que al menos yo podría hacerlo con el resto de compañeros de club, pero en estas circunstancias mi sitio no está en Sevilla, así que he decidido quedarme en casa.

Atrás queda la ilusión de hacer marca, los entrenamientos que no hubiera realizado de no tener el maratón a la vista, las sesiones de fisio, los test… Y en un futuro que ya no será, las gambitas con Mayayo, los paseos por la ciudad con más embrujo que conozco, el paseo por el Guadalquivir y el Parque de María Luisa, las fotos en la Plaza de España… Y el reto: alargar hasta la distancia de Filípides el ritmo del test del pasado ¡viernes trece!, en la inmejorable compañía de Iván, al que no le perdono el liebreo.

No he acabado de digerirlo. Ayer mismo contaba a los amiguetes del foro que era moderadamente optimista. Teníamos todo preparado, incluso las baterías de la cámara de fotos cargadas para no perderme una buena instantánea… Pero tampoco dramatizo. Carreras hay muchas, y esta mi conciencia no me hubiera permitido correrla.

Y ya hay otros planes. No correr en Sevilla, con el punto de forma adelantado para lo normal en estas fechas, y siendo los próximos objetivos importantes las 24 Horas de Torrejón y el Maratón Alpino Madrileño, para los que quedan unos meses, hace que ahora toque disfrutar. De momento lo primero que he hecho ha sido inscribirme en la preciosa Media Maratón de Villalba, a la que muy a mi pesar había renunciado al ser tan sólo una semana después del maratón. Correré también la Media Maratón de Segovia o el VII Cross Alpino de Cebreros, (difícil elección aunque tira más el segundo). Tengo también las carreras del VII Circuito de Carreras Populares Ecosport salpicando estos meses, posiblemente participe en los 100/50 Villa de Madrid a los que no tenía pensado ir, quien sabe si a la Media Maratón de Madrid… Y si todo va bien, por fin, el veintiseis de abril, el Mapoma, que será, espero, y a la tercera, mi decimotercer maratón. Y todo ello sin empezar “lo serio”.

martes, 17 de febrero de 2009

Prudencia.

Foto copiada de El País.com.

Corremos para sentirnos bien, para dar salida a nuestra vena competitiva, para descargar endorfinas, por adelgazar, por snobismo, porque lo hace la vecina del cuarto a la que queremos tirar los tejos... Cada uno tendrá sus razones para ello, pero todos coincidimos en que correr cansa, y si corres rápido, un huevo. Y lo hace porque con independencia de que consigamos o no nuestros objetivos o nos satisfaga el ejercicio, mientras corremos sometemos a nuestro organismo a un duro esfuerzo: las pulsaciones se aceleran, la tensión arterial sube, las articulaciones soportan un constante golpeteo contra el suelo, la musculatura sufre microroturas... Pasamos frío, o calor, o nos llueve... En la mayoría de los casos este sufrimiento nos compensa de sobra con réditos en forma de salud y bienestar, pero seamos sensatos: correr puede ser peligroso.

Con demasiada frecuencia leemos en las noticias la desgraciada muerte de algún corredor. Recuerdo a bote pronto un fallecimiento en la Media Maratón de Madrid de dos mil siete, la de Najat Tijani en el Mapoma dos mil ocho o la más reciente de Luisja Colmenarejo entre otras. Desconozco las causas de estas muertes y si se pudieron evitar. Quizá incluso sólo sea pura estadística el que entre tantos participantes alguno tenga la desgracia de tener un percance mortal del que ninguno estamos completamente libres, pero sí creo que tenemos la obligación, no ya sólo por nosotros mismos, sino por la gente que nos quiere, de minimizar los riesgos de nuestra práctica deportiva. En muchas carreras especialmente duras y generalmente en el extranjero, (maratones, carreras de montaña...), se exige un certificado médico de aptitud, norma que creo se debería regular y hacer obligatoria para ciertas pruebas. Un simple chequeo puede descartar patologías graves que desaconsejen la práctica deportiva, y un mínimo de sentido común debería hacernos pasar uno periódicamente, y más si somos recién llegados a este mundillo del deporte, pasamos de jóvenes ya hace unos añitos o padecemos de hipertensión o cualquier otro problema.

Pero si podemos, (y realmente SÍ podemos), deberíamos hacer algo más. A través de clubs, federaciones, o si no hay más remedio pagándolo de nuestro bolsillo, en mi opinión deberíamos hacer una prueba de esfuerzo deportiva con análisis de gases y monitorización de la tensión arterial durante la misma que descarte patologías que pudieran permanecer ocultas en un chequeo rutinario o incluso una prueba de esfuerzo "normal".

Para los no iniciados aclaro que estas pruebas a las que me refiero se realizan con el cuerpo lleno de electrodos que monitorizan el funcionamiento del corazón y una máscara que analiza el consumo de oxígeno realizado y los gases expirados. El protocolo de la prueba consiste en comenzar a andar sobre la cinta a un ritmos que paulatinamente va subiendo hasta que el corredor llega a su consumo máximo de oxígeno, (visible en las gráficas pues en ese momento la curva se aplana y se convierte en meseta. Muchos no llegan), momento en el que se deberían alcanzar las pulsaciones máximas a las que puede latir nuestro corazón. En dos palabras: se trata de llevar nuestro sistema cardiovascular y respiratorio literalmente al límite de su capacidad y observar como se comporta en esos procelosos reinos del ácido láctico y el sabor a sangre en la boca que tan pocas veces exploraremos en nuestros entrenamientos los aficionados, si acaso en competición. Es una prueba que hasta hace pocos años estaba reservada a profesionales por su alto costo y la falta de personal especializado pero que afortunadamente se va generalizando a niveles más populares.

Esta mañana, gracias a las gestiones de mi club que lleva varios años organizando las citas, he tenido una de estas pruebas en el Centro de Medicina Deportiva de Valladolid. Ha sido la tercera allí al margen de alguna otra hecha de forma privada en el Centro Oberón de Madrid, (unos cien euros la última). Además de la prueba de esfuerzo con análisis de gases, me han realizado análisis de sangre y de orina específicos para deportistas. Mediciones antropométricas para fijar el peso idóneo, valoración de la elasticidad… Aunque los resultados me los enviarán por correo, el médico me ha anticipado que lo importante, la respuesta de mi corazón a un esfuerzo máximo, es óptima. Ahora puedo entrenar y competir con la tranquilidad de saber que un posible accidente será eso: un accidente. Imprevisible e inevitable, no imprudencia por mi parte. Se lo debo a mi gente.

viernes, 13 de febrero de 2009

Tres de tres. “Reteniendo la euforia”

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Acabo de ducharme después de terminar la última parte del Test a Tres de Dragonkik. Y vengo crecidito…

Por partes. Esta última parte es en mi opinión la más indicativa del verdadero estado de forma del atleta y la más “universal”, ya que se adapta mejor que las anteriores a cualquier tipo de corredor con independencia de su nivel. Consiste en correr una hora exactamente a ritmo de maratón, sin altibajos, y por un sitio llano, (Dragonkik recomienda que se haga en pista) y observar el pulso. Si este sube más de ocho o diez pulsaciones a lo largo del test, el ritmo es “arriesgado”. En mi opinión esto es tanto más cierto cuanto mayor sea el nivel del atleta, ya que uno experimentado puede competir proporcionalmente a mayores pulsaciones que uno más lento. En mi caso hubiera dado por buenas hasta esas diez pulsaciones, peeero… 0.

Sí, sí, cero…

Para controlar mejor el ritmo he fijado el autolap de mi Polar en quinientos metros. Aún así el ritmo se me ha ido a cinco minutos veinticuatro segundos de media, tres segundos más rápido por kilómetro que el ritmo previsto para el maratón, y las pulsaciones de todos los laps han sido: 158, 165, 166, 166, 164, 162, 165, 165, 163, 163, 165, 165, 163, 164, 165, 166, 164, 164, 165, 164, 165, 166, 166. Más estables, imposible.

Pero como reza el título de la entrada, hay que matizar. El ritmo es exigente para mí. El test, aún a pesar de haberlo realizado con muy buenas sensaciones, ha costado. Y apenas he cubierto un poco más de la cuarta parte de un maratón… Queda por ver, como sabiamente matizó Mayayo en un comentario suyo en mi primera entrada sobre este test, si la musculatura de mis piernas puede soportar mi peso a ese ritmo durante casi cuatro horas, pero parece que “la caja” no va a ser problema.

Y como dije del test de los 2x5000. Valga o no, lo cierto es que al menos he hecho un excelente entrenamiento…

Eso sí, para mi próximo maratón tengo dos semanas de entradas garantizadas: tengo pensado hacer el “Test a Cinco”. A las tres pruebas del Test a Tres pienso sumar otras dos: una, de la que por primera vez oí hablar a Malagueta, es el test del 1x1000, que sostiene que en un mil a tope los minutos que consigas representan las horas en maratón, y los segundos del mil los minutos del maratón. Ojo, no os riáis que en mi caso lo clava: tres minutos cincuenta y seis en un mil y tres horas cincuenta y ocho en maratón, (teniendo en cuenta que ese día hizo muchísimo calor y fue en un Mapoma, con todas sus cuestas…). La otra prueba es el test que me recordó Mayayo: un 8x800 recuperando al trote entre repeticiones el mismo tiempo que dure la repetición. El ritmo al que puedas hacer todas las repeticiones, en minutos y segundos, es el que puedes hacer en el maratón, pasándolo, al igual que en el 1x1000, a horas y minutos, es decir, 8x800 a 3'15'' rec. 3'15'' al trote, indicarían que puedes hacer el maratón en 3h15'.

Y si se os ocurren más test, elaboraré un Test a Seis, o a siete, o a ocho… Como diría mi amiga Sylvie, ¡qué subnor somos, leches, jajaja…!

Tengo que aclarar algo: todas estas “tonterías” de los últimos días os han hecho pensar a algunos, especialmente a los que menos me conocéis, que me tomo esto más en serio de lo que en realidad lo hago o que estoy especialmente preocupado por conseguir la marca que pretendo. Para nada. La última vez que competí en un maratón fue en el Mapoma de 2007, y simplemente me apetece hacerlo otra vez, pero no he cambiado mi filosofía ni mis “principios” en esto del correr. Y si el domingo veintidós los primeros cinco kilómetros me dicen que “no es el día”, sacaré el Plan B que consiste en irme por encima de las cuatro horas sin ningún tipo de problema, trauma ni disgusto.

Y ahora sí, todo el pescado está vendido…

miércoles, 11 de febrero de 2009

Dos de tres. “Sangre en la boca”

numeros2Cumplida la segunda fase del Test a Tres, los 2x5000 con recuperación incompleta de un minuto y medio, el primero al ritmo previsto en maratón y el segundo a tope. Test o no, útil como ejercicio prospectivo del ritmo a seguir en el maratón o no, hoy era el último día duro, (muy duro, de los más duros del plan, o sea: duro de pelotas), de toda la preparación. Y a fe que no ha defraudado las expectativas.

Este test tiene la filosofía de confirmar que el ritmo previsto para el maratón según la marca obtenida en la media maratón, (y que es el que se sigue en la primera repetición),  es el adecuado, conclusión que obtendremos en base a la diferencia con el tiempo conseguido en el segundo:  a más diferencia, más posibilidades de poder correr  el maratón a ese ritmo. Dragonkik cifra esta diferencia mínima entre quince o veinte segundos en función del nivel y experiencia del corredor. Teniendo en cuenta que los atletas que él maneja se mueven por debajo de las tres horas, creo que ese margen debe subir en mi caso, al menos a los treinta segundos.

Con esas premisas a eso de las tres, con un trago de agua y un plátano por todo combustible, me encamino hacia la carretera de El Fresno, un pueblo cercano a Avila. Estuve tentado de hacer el test en pista, pero no me veía dándole tropecientas vueltas al óvalo aunque el asfalto me haga perder unos segundos. Así que bajo refulgentes nubes blancas enmarcadas en un azul como sólo se ve en Avila en los días claros, (se que me repito, pero es cierto, no hay un azul cielo en España comparable al de Avila), y con las nevadas cumbres de la Sierra del Zapatero al fondo, he comenzado a trotar. Calentamiento completo con unos acelerones para subir las pulsaciones un par de estiramientos suaves y lap de inicio… Al llevar el GPS he podido controlar la primera repetición cada quinientos metros, por lo que he clavado el ritmo previsto de cinco minutos veintisiete a pesar del vientecillo, más molesto por frío que por fuerte.

“Bien Carlos, pues el día del  maratón esto, pero por ocho… Fácil, ¿no?”

Minuto y medio de recuperación, apenas un suspiro, y vuelta por el mismo sitio. Es una carretera que conozco al dedillo. Tengo referencias cada quinientos metros de mis tiempos de ciclista, confirmadas a posteriori con el GPS del Polar, del que casi podría haber prescindido. El ritmo es muy rápido para mí, y a partir de los quinientos metros la respiración se agita y mis pulsaciones llegan al máximo de lo que puede soportar mi pobre corazón durante esa distancia y teniendo en cuenta que ya lleva unos ocho kilómetros, cinco de ellos a ritmo de maratón… Lo primero de lo que me doy cuenta es esa Ley Inmutable y Eterna: a los corredores y ciclistas el viento siempre les da de cara. Lo que antes era viento de frente por la derecha ahora es viento de frente pero por la izquierda. El viento siempre molesta, da igual tu dirección, el viento siempre te coge las vueltas para hacer más penoso tu correr. No me extraña que en la F-1 buena parte del presupuesto se vaya en túneles del viento y estudios aerodinámicos… “Oye, ¿y si me pongo alerones?”. Déjate de tonterías Carlos, que esto es serio. Apenas llevas kilómetro y medio y el corazón golpea tu pecho como si quisiera renegar del cubículo en el que le tienes encerrado y el mal trato que le das. No he visto la referencia del paso del primer kilómetro. Hago un esfuerzo por acordarme en el dos y caen nueve minutos y medio justos… ¡¡¡¿Sólo?!!! Apenas tres segundos más lento competí en diciembre en Canillejas, cuando aún no había empezado la preparación para el maratón. Patético… “Va, Carlos. No pienses y dale…, aquello fue una competición. Con dorsal, con miles de corredores a tu alrededor. No puedes simular esas condiciones en un entreno, por muy a tope que lo intentes hacer”. “¿Ves?, ya van tres kilómetros y medio, pero…, ¿qué es eso?”: FLATO.

Sólo he tenido flato un par de veces en mi vida y tiene que tocar hoy, joer. Un pinchazo, cada vez más intenso en mi costado derecho que en unos cientos de metros se me hace insoportable. “Aguanta. Aguanta un poco…” Intento mantener el paso y comienzo a sentir el sabor salado de la sangre en mi garganta. El frío  aire del engañosamente soleado día de hoy y un  ritmo que hace que mi respiración sea máxima, son los culpables. Pero no hay nada que hacer. Las molestias siguen, si me sujeto el costado con la mano, corro desequilibrado, si aminoro el ritmo echo a perder el test… En cualquier caso este ha terminado, así que antes de aflojar marco el postrer lap y miro la pantalla: cuatro kilómetros doscientos metros a cuatro cuarenta y cinco. He clavado el ritmo en todos los parciales. Como diría mi amigo Lander, como un Longines: clock, clock, clock... Mi sensación era de ir al máximo, aunque creo haber podido aguantar hasta el final, así que lo doy por bueno.

La diferencia de cuarenta y dos segundos con la primera repetición confirma según la hoja de cálculo de Zerolito para apuntar los resultados del test, que el paso por  kilómetro es adecuado, y además con un  cierto margen, superior en unos segundillos al que yo estimo conveniente para mi nivel. Lo damos por bueno sin caer en euforias.

Como curiosidad, extrapolando los tiempos a las tablas del 2x6000 de Gavela, que prevee tiempos posibles y probables, arroja un tiempo entre tres horas cuarenta y cinco, (posible), y tres cincuenta y cinco, (probable), ahí, ahí andamos...

Mañana tengo una importantísima cita: David, mi fisio, que intentará poner orden en mis músculos y tendones, alguno de los cuales no tiene claro su sitio. Miedo me da, pues mañana tendré la musculatura muy cargada, y dolerá más de lo normal. Dependiendo de cómo me maltrate haré la última parte del test, una hora a ritmo de maratón con control de la elevación de las pulsaciones, el viernes o el sábado. En mi opinión esta última prueba es más significativa que los 2x5000, así que intentaremos que salga bien.

martes, 10 de febrero de 2009

Uno de tres.

numeros2 El test 2x6000 que casi todos conocéis ha sido popularizado por Rodrigo Gavela en distintas publicaciones y foros, aplicándolo con éxito a sus pupilos en la predicción de su marca en maratón. Básicamente se trata de hacer dos repeticiones de seis mil metros con una recuperación incompleta de minuto y medio entre ellas. La primera repetición se debe hacer al ritmo al que queremos correr el maratón y la segunda a tope. De la diferencia de tiempo entre una y otra, y siguiendo las tablas que con la experiencia sobre sus atletas el mismo Gavela ha elaborado, se puede predecir teóricamente la marca aproximada a la que el corredor puede aspirar en su prueba, corrigiendo al alza o a la baja el ritmo de la primera repetición en función de la diferencia de ritmo con la segunda. Evidentemente se debe realizar a pocos días de la carrera, (unos diez creo que es un momento adecuado), y a ser posible en las mismas condiciones, (horario, temperatura, equipamiento...), o lo más aproximadas posible a las que ese día nos vamos a encontrar.

No obstante UN TEST no es más que eso: por un lado TEST, (es decir, una orientación, que no sirve más que de confirmación de un ritmo que un atleta experimentado debería intuir por sí mismo analizando sus entrenamientos diarios), y por otro, UNO, sólo uno, con el riesgo que esto comporta: realizarlo un día en que no nos encontramos bien, encontrarnos con lluvia, vernos forzados a cambiar el horario respecto al de la competición... En este caso fiarnos en exceso del resultado del test olvidando el bagage de entrenamiento previo puede ser contraproducente por subvalorar el propio estado, o lo que es peor, sobrevalorarlo si por cualquier circunstancia se realiza en mejores condiciones que las que nos encontremos el día de la carrera.

Para solventar parte de estos problemas el entrenador de atletismo Kike de Diego, (dragonkik55@hotmail.com), o Dragonkik, nick con el que está registrado al menos en el foro de ElAtleta.com, elaboró un test más complejo pero más fiable del que oí hablar por primera vez en el número uno de la revista Irrecuperables, (visitad www.irrecuperables.es, de donde os podéis descargar los cinco números publicados hasta la fecha, o bien hacedlo de este enlace a mi Skydrive). Es el denominado Test a Tres.

El Test a Tres consta de tres fases. La primera es la realización de un medio maratón a tres o cuatro semanas del maratón. Dragonkik recomienda hacerlo a tres semanas. A mí me parece demasiado cerca del maratón, aunque quizá sea debido a que el nivel de los atletas con que suele tratar Dragonkik les permite recuperarse antes. Básicamente, y además de servir de "banco de pruebas" de la alimentación previa, material a usar, avituallamiento en carrera..., esta competición trata de fijar un ritmo previsto  que modularemos al alza o a la baja con el resto de pruebas. Este ritmo se obtendría de multiplicar por dos la marca obtenida y sumarle diez o quince minutos dependiendo de la experiencia y el nivel del corredor. En mi caso, con la hora cuarenta y cinco minutos largos de la Media de Getafe, y teniendo en cuenta que a menor nivel atlético mayor debe ser el margen de seguridad, considero que debo sumar unos veinte minutos. Esta primera aproximación a mi tiempo en el Maratón de Sevilla daría como resultado tres horas y cincuenta y un minutos... Mal vamos si la intención es hacer, (o bajar), de las tres horas cincuenta...

A mi favor, que mi actual marca en maratón, tres horas cincuenta y ocho, la conseguí teniendo como marca en media una hora cuarenta y nueve minutos largos, conseguida con mi amigo Zerolito en la Media Maratón de Madrid de 2007, (aquí la crónica), y además fue en el Mapoma de 2007, en un día con un fuerte calor y en no muy buenas condiciones físicas. Ese día me bastaron dieciocho minutos como margen de seguridad, y en un día normal, como en el que corrí la media-test, hubiera podido recortar fácilmente algún minuto extra, por lo que esa hora cuarenta y cinco pudiera ser suficiente.

Esta semana, posiblemente mañana o pasado, haga la segunda parte del test: un 2x5000 en lugar de los 2x6000 propuestos por Gavela, pero con la misma metodología e intención. Mi propia experiencia dice que la diferencia entre repeticiones mejorará las expectativas que marca el resultado en media, pero al igual que no me preocupa ese minuto en contra que predice esta última, tampoco caeré en la euforia de pensar que puedo conseguir las tres horas cuarenta que seguramente me prediga el 2x5000. En un par de días, la respuesta.

Os recomiendo encarecidamente que leais completo el artículo que Dragonkik publicó en Irrecuperables, ya que el planteamiento que hago aquí es muy básico y omite parámetros importantes como el análisis del pulso a llevar en carrera. También podéis descargar del Rincón del Tío Zerolo, y además de otras muchas utilidades y planes, una hoja de cálculo de Excel que Zerolito elaboró para poder introducir los resultados de las sucesivas fases del test. De momento, y a la espera de esos 2x5000, en la mía figuran esas "preocupantes" tres horas cincuenta y un minutos...

Con el permiso de Zerolito, he subido también la hoja de cálculo del test a tres a mi Skydrive.

domingo, 8 de febrero de 2009

Semana penosa.

cartel_anunciador_VII_circuito_de_carreras_populares_ecosportLa semana recién terminada debía haber sido la más dura de toda la preparación de cara al Maratón de Sevilla, bajando volumen e intensidad en esta que entra y prácticamente descansando en la última, pero las cosas no han ido bien y la cierro con sólo dos días de entreno en los que apenas he cubierto treinta y dos kilómetros, trece el martes, en un rodaje acabando los últimos a ritmo de maratón, (aunque acabaron algo más rápido), y la tirada extra-larga que suelo hacer a quince días del maratón y en la que debía acercarme a las dos horas y media, pero que al final se quedó en una hora y tres cuartos de penoso sufrimiento en la que apenas cubrí dieciocho kilómetros y medio con unas sensaciones horribles ya de salida, debidas a la inactividad de los días previos, al helado viento que ayer hacía en Avila, a no dormir lo suficiente en toda la semana, o simplemente a que ayer no era el día....

Como causas, excusas, explicaciones o motivos justificados, como lo queráis valorar, alego los exámenes de inglés de lunes, miércoles y viernes, las actividades de los peques y principalmente la enfermedad de mi esposa. Tampoco eludo parte de culpa, puesto que en ocasiones he encontrado siquiera media hora para salir a trotar, cosa que en esta ocasión no he sido capaz de hacer por un agotamiento físico y psíquico que me ha tenido postrado toda la semana.

Así que esta semana, que en circunstancias normales es de confirmación de las propias fuerzas con la realización de test y rodajes suaves, cobra especial importancia. No se trata de intentar recuperar lo perdido pues sería contraproducente y añadiría estas alturas más cansancio que beneficios, pero sí de estar atento a las posibles consecuencias del parón. Mi objetivo de tres horas cincuenta en Sevilla era realista pero ambicioso para mí, y este tropezón en el peor momento me deja con muy poco margen de maniobra.

Por otro lado, con todo el boato que la ocasión merece, inauguro la Sección de Descargas, de este blog, aprovechando la tecnología del Windows Live Skydrive, y sus veinticinco gigas gratis. De momento no hay prácticamente nada, apenas he subido los cinco números de la revista Irrecuperables, y el Reglamento y cartel anunciador del VII Circuito de Carreras Populares Ecosport, que podéis descargar aquí. La idea es ir subiendo documentos, planes, vídeos, fotos..., bien por iniciativa propia o a petición popular. Iré informando de los ficheros que incorpore, y para más comodidad he creado un enlace en el lateral del blog.

viernes, 6 de febrero de 2009

VII Circuito de Carreras Populares Ecosport

Ya está abierto el plazo de inscipción para el VII Circuito de Carreras Populares Ecosport. En el enlace podéis consultar Reglamento, fechas, circuitos... El número de corredores está limitado a doscientos cincuenta y las inscripciones se pueden hacer presencialmente en varias tiendas de deporte de Avila, en Madrid, (deportes Bikila), o vía web, así que los interesados id apurando que a buen seguro se acabarán pronto...

Por primera vez me he inscrito, aunque las carreras me pillan a trasmano: comienzan justo después del Maratón de Sevilla y estaré fuera de forma, son cortas, (y por tanto, agónicas) y exceptuando la Carrera Navas Center, con un perfil duro. Pero me hace ilusión correrlas, que digo yo que en la séptima edición ya va siendo hora...

Seguramente las tome como el pasado Cross y las integre en sendos rodajes en progresión acabando algo más fuerte de lo normal, (lo justo para no llegar el último, jejejeje...), y así voy sumando kilómetros que me vendrán bien de cara a coger de nuevo algo de fondo para enfrentar posteriores empeños. Si todo va bien por aquel entonces ya empezaré a oler en el ambiente las 24 Horas de Torrejón del nueve y diez de mayo, y para las que ya he formalizado inscripción, optimista que es uno, y el Maratón Alpino Madrileño del veintiuno de junio...

Así pasa, tanta tontería en la cabeza, que hablo esta mañana con Lander y, chulo de mí, le suelto que de ir al Mapoma me lo tomaría "como tirada larga", juas... Con un par. Cada vez que lo pienso me da la risa...

domingo, 1 de febrero de 2009

Viento, nieve, barro y fotos.

1233505568 Foto copiada de la edición digital de El País.

Esta mañana tenía una cita con los amigos del foro de ElAtleta.com en San Agustín del Guadalix, pero viendo las previsiones meteorológicas de los últimos días decidí, muy a mí pesar, no asistir. He hecho bien, pues la A-6 y la A-1, precisamente a la altura de San Agustín, por donde debía circular de camino a Ca Lander han permanecido cortadas varias horas durante la mañana.

"Así además aprovecho para hacer una tirada larga en condiciones de cara al maratón", me autoconvencía, a pesar de que de haber ido a San Agustín, tanto Lander como Malagueta se habían ofrecido a acompañarme en el empeño. No obstante, aunque hubiera pensado distinto, esta mañana tendría que haber cambiado de opinón: en Avila ha amanecido un día de ventisca y nieve que me hubiera hecho desistir igualmente. De hecho a la temprana hora de las ocho de la mañana en que quería haber salido a por mis dos horitas largas de trote lo único que he podido hacer ha sido asomarme a la ventana y volver rápidamente al calentito y acogedor lecho conyugal.

No obstante, viendo que la semana me iba a quedar ridículamente escasa en kilómetros, a mediodía he decidido siquiera hacer unos pocos de ellos, aprovechando que mis hijos y yo hoy comíamos "a mesa puesta" en casa de mis padres y podía desentenderme algo de su cuidado sin excesivo cargo de conciencia. Dicho y hecho, me he calzado mis Trabuco y he decidido coger el camino del Vivero ya que con  el viento que hacía, correr por el parque de El Soto era ciertamente peligroso por la caída de ramas. La ventisca había amainado algo, aún así la nieve golpeaba inmisericorde mis ojos, (parece mentira lo que puede llegar a doler un "blando" copo de nieve cuando impacta en tus ojos empujado por el viento). El camino está completamente blanco y la nieve cruje bajo mis pies. En algunos trozos un crujido especialmente fuerte anuncia que he pisado una placa de hielo, y donde no, mis zapatillas se hunden en el barro, en algunos sitios literalmente hasta el tobillo.

Mis sensaciones son buenas. A pesar de lo extremadamente blando del terreno, que no facilita la impulsión, con el consiguiente gasto extra para avanzar, las pulsaciones son bastante contenidas, lo que interpreto como señal de que estoy recuperado de la media del pasado domingo, por lo que decido correr hasta donde me pida el cuerpo pero intentar hacer esas dos horas que tenía previstas, así que entro en "modo desconexión" y troto, sólo troto, sin mirar pulsómetro ni reloj. Es en ese "modo" en el que mi mente se libera, en el que mis ojos recorren con especial atención el mundo que me rodea, en el que las palabras, las ideas, brotan con facilidad en mi mente, (lástima de grabador interno, pues se me ocurren docenas de ideas para el blog), y las sensaciones se hacen más intensas, aportando un plus de vida a encuentros o situaciones que de otra forma pasarían casi desapercibidas. Hoy rescato tres "fotos" de ese rodaje:

Foto 1.-

El camino por el que corro es recto como un tiro y solía estar siempre en buenas condiciones. Desde el boom de los quads y 4x4 su estado es deplorable. Hay tramos en que el antaño duro suelo es un verdadero arenal. En parte eso se debe al tránsito de esos vehículos..., como los dos que me he encontrado de frente esta mañana. No le voy a hacer propaganda a la empresa dueña del todoterreno, ni publicaré su matrícula, aunque sí lo haría, de conocerlo, con el nombre del capullo que lo conducía. Se conoce que le hacía gracia conducir por nieve, y durante unos cientos de metros le ví hacer derrapes sobre ella, jodiendo de paso aún más el firme subyacente. La velocidad no era excesiva, pero lo suficiente como para haber volcado si una de sus ruedas se hubiera topado con un bache o una piedra encastrada en el suelo. Y me hubiera alegrado.

Foto 2.-

Como decía, el día era ventoso y frío. Al salir de casa el termómetro de la Plaza del Descubrimiento marcaba justo 0º. Pero lo peor era el viento, que convertía esa temperatura, no excesivamente baja y perfectamente soportable para los que estamos acostumbrados, en algo especialmente duro. Para combatir el frío llevaba gorro, guantes y un bluff, pero mi cuerpo sólo iba protegido por una fina malla larga, (nunca siento frío en las piernas), una camiseta normalita de manga larga y un cortavientos. Mi error ha sido no guardar la capucha de éste, por lo que en una racha de viento especialmente fuerte la tanca al final del cordón me ha golpedado con fuerza en un ojo. Pero uno no va a parar por eso. Hoy es una salida con un pelín de épica, así que sin dejar de correr me he despojado de guantes y cortavientos, dejando a merced de los elementos mi cuerpo, protegido tan sólo por la camiseta. No ha sido fácil, ya que Eolo parecía cabreado con este paquetillo, y he tardado al menos un par de minutos en doblar convenientemente la capucha para que el cierre de velcro de la solapa pudiera encontrar su media naranja y cobijarla. Al empezar a ponerme de nuevo el  cortavientos apenas sentía las manos. Justo entonces a la caída de una pequeña cuesta que marcaba el hipotético paso del maratón en el desgraciadamente efímero Trail Castillos de Avila me encuentro con un corredor al que adivino con malla corta y sin gorro. Hace unos días en el foro de ElAtleta.com se hablaba de cómo y cuando se saludaban los corredores. Yo lo tengo claro: a un tipo que hoy corre así no sólo hay que saludarlo, sino que debo presentarle mis respetos y profesarle mi  más rendida admiración. Pronto reconozco su forma de correr, es Chuchi, un amiguete del Club Puente Romanillos, al que no le arredran las dificultades. Chuchi no es de los que se para a hablar, pues es un tipo comprometido con su entrenamiento, así que cruzamos unas palabras y seguimos cada uno por su lado.

Foto 3.-

Tengo la intención de beber agua en una fuente de El Fresno, un pueblo cercano a Avila. El camino por el que voy cruza la carretera que lleva a él y debo girar para llegar al pueblo, pero al poco de encararla dos perrazos me ladran desde una finca. Alguna vez los he visto en la carretera, por lo que he preferido dar una vuelta y rodear la finca antes de arriesgarme. Mis pasos me han llevado, sin pretenderlo, a un lugar anclado en lo más profundo de mi niñez, un puente de losas de piedra, ahora derruído, donde iba con mi padre de pesca más treinta años atrás. Docenas de recuerdos se han agolpado de repente en mi cabeza: excursiones en el 15100, (la matrícula del Seat 124, primer coche de la familia), sillas plegables y mesa llena de tarteras. Tortilla de patata con pimientitos fritos. Siesta al sol y dos horas de digestión antes de bañarnos en el río, las bermejuelas y cachos pescados por la mañana enharinados y fritos para cenar...

Un par de kilómetros más adelante, por un sendero apenas insinuado que sigue  la ribera del río he dado la vuelta. El tiempo ha mejorado. El viento cede en su furia y parte de la nieve se va derritiendo..., y se convierte en aún más barro... Al final sí, han caído las dos horas previstas, y a mejor ritmo del que a priori pensé viendo las condiciones meteorológicas, de hecho incluso he tenido fuerzas para acabar en progresión, pero sobre todo, me traigo fotos.