jueves, 27 de noviembre de 2008

A San Sebastián...

maraton_san_sebastian (25-11-07) 076 Pues eso, en unas pocas horas me voy con la family a San Sebastián. Aquí debería decir lo de: "a correr su maratón", pero no va a ser así. Al final mi bagaje de entrenamiento después de la Carrera de Canillejas, de infausto recuerdo por mucho tiempo, es de un rodaje de ¡dos kilómetros! este martes, (no pude más debido al dolor del gemelo, fruto eso sí, más de la sesión de fisio del  lunes que de la lesión), y a cinco kilómetros ayer, con una ligera molestia al acabar. Al final haré diez kilómetros, esa es mi intención. La misma distancia y al mismo ritmo que dadas las circunstancias posiblemente hiciera de quedarme en Avila y pensando ya en el Maratón de Sevilla. Al menos podré ser testigo de cómo Lander destroza su marca del pasado Mapoma entrando con él en Anoeta.

Parafraseando la famosa cita: "El maratón ha muerto, viva el maratón"

martes, 25 de noviembre de 2008

De contracturas, culos pelaos y tal.

Romper2

Pues esta es la previsión calentita y recién horneada que nos ofrece la Agencia esta del Clima y Tal para disfrutar de San Sebastián los próximos días, domingo, día del Maratón, incluído. Vale que estas previsiones pierden fiabilidad hechas con excesiva antelación, pero uno, que ya ha lidiado en esa plaza en tres ocasiones, sabe que Donosti es de por sí ventosa y húmeda, y de ambos elementos ha podido gozar en abundancia sin tan malos presagios previos tal que a día de hoy, a cinco días vista. O sea, que o San Emil, (Zátopek), interfiere, o fijo que nos mojaremos y correremos pasmados de frío, (algunos menos, que para eso somos recios hombretones esteparios), mientras luchamos por avanzar contra la ventisca. Suerte que como diría el ínclito, (no, esta vez no me refiero a Aznar, sino a Luis Aragonés), uno tiene el "culo pelao" de sufrir tanta víspera maratonil y a pesar de sus modestas marcas es perro viejo y ya se ha enfrentado con todo y no le asustan estas cosas.

Lo peor, precisamente por dárselas de perro viejo, de tener el culo pelao y tal, es que el domingo mi birriosa MMP me salió cara. Ya comenté que entre los kilómetros seis y siete empecé a sentir molestias en el gemelo derecho, molestias que, en el fragor de la batalla contra el crono, (pelín cursi ha quedado esto), subestimé. Total, que si al hecho de que mi anarco-plan sólo tiene una regla que sigo a rajatabla: hacer pocos kilómetros y mal hechos, le sumo que llevo ocho días parado, pues como que se me quitan las ganas de correr y mejor me meto al calorcito de la mesa camilla, con sus faldillas, su brasero encendido y un buen chocolate con churros calentito sobre ella.

Pero como hablaba ayer con Lander, resulta que uno aparte de anárquico en sus entrenos es pelín descerebrado y enseguida se le viene a la mente lo de la épica del maratón y tal, de tal manera que para rematar el error de haber corrido un diez mil a tope dos semanas antes, (y mira que Yoku me lo advirtió), se irá contracturado a Donosti. Un mínimo de sensatez me hace pensar en correr sólo la segunda media, donde supongo que Lander agradecería más mi compañía, (no por lo que esta pueda ayudar, sino porque Lander es así de buena persona y tendría a bien soportarme esos kilómetros), pero en cualquier caso todo queda supeditado a un par de rodajes-test que tengo pendientes, el primero en un rato, para confirmar si las molestias han desaparecido totalmente o si aún queda alguna traicionera fibra inflamada, oculta al escrutinio de mi sistema nervioso y a los dedos del fisio.

Tampoco me importa en exceso lo que ocurra el domingo. Si puedo correr, bien. Uno más para la buchaca. Que sólo hago la mitad. Bien también. Así no interfiero lo más mínimo con la preparación del Maratón de Sevilla, que este sí, lo tengo como objetivo. Y además, a Zátopek pongo de testigo, que de cara a él, no haré tonterías.

martes, 18 de noviembre de 2008

Gráfica Carrera de Canillejas

Romper1 Una imagen vale más que mil palabras. Aquí tenéis la gráfica de pulso, altitud, (donde vosotros mismos podréis juzgar si el circuito es tan favorable como lo presentan o no), y el ritmo de la carrera del domingo, plasmada en los laps que pude marcar, ya que los puntos kilométricos estaban demasiado bajos, (digo yo si no se podrían poner a un metro y medio de altura...) Pulsad en ella para verla ampliada.

Mi pulso máximo, según prueba de esfuerzo de hace un año, es de ciento noventa y cuatro pulsaciones por minuto. El domingo llegué a ciento noventa y tres...

domingo, 16 de noviembre de 2008

XXIX Carrera Popular de Canillejas

cartelpq_2008 Bueno, pues estoy casi recién llegado de Coslada, (rectifico, tanto Anónimo como Yoku con sus comentarios me han sacado de mi error, la carrera no discurre por Coslada), de correr por tercera vez esta carrera a la que había prometido no volver. Para ahorrar tiempo al impaciente anticipo un resumen rápido: objetivo de MMP cumplido con cuarenta y ocho minutos trece segundos netos, (cuarenta y nueve minutos cincuenta y nueve segundos oficiales). Aquí los resultados, (el último de la página).

O sea, que vuelvo para Avila muy satisfecho, pero con matices.

En cuanto a mis resquemores con la organización, tengo que reconocer que esta ha mejorado algunos aspectos, pero sigue teniendo un "tufillo" a negocio que no me gusta.

Con más detalle, ahí va la crónica.

Con tiempo de sobra teníamos el coche aparcado en las inmediaciones del Estadio de la Peineta, al lado de meta pero algo alejados de la salida, por lo que aprovechamos para calentar hasta ella. "Mal asunto", le comento a mi primo Jesús: las pulsaciones son algo altas aunque no preocupantes. Es posible que esté incubando algo, ya que mi hijo ha estado enfermo la semana pasada y estos sean los primeros síntomas. Por contra el día es estupendo para correr: hemos salido de Avila con dos grados bajo cero, pero la mañana madrileña es luminosa y despejada, y promete buena temperatura, como así fue.

Para compensar las malas sensaciones, por una vez hago un calentamiento en condiciones, dedicándole el tiempo necesario y con todos sus ingredientes: un rodaje suave, unos progresivos, unos pocos estiramientos... Quizá demasiado largo, porque cuando entramos en la zona vallada no hay manera de colocarnos ya en nuestro sitio. Tocará adelantar mucha gente...

Por suerte uno de los principales problemas de esta carrera, tal como yo la recordaba: la estrechez que había en la salida y los empujones por colocarse en un buen sitio, han sido en parte mitigados con una salida mucho más ancha, la eliminación de algunas curvas cerradas y estrechas en el primer kilómetro y una alfombrilla en la salida para que cada cual pueda tomar sus tiempos netos. Aún así el primer kilómetro es complicado.

Al ser una carrera homologada hoy había decidido no llevar el GPS y correr por sensaciones, marcando los laps manualmente. Dato negativo para la organización: muchos pasan desapercibidos, con lo fácil que sería ponerlos un metro por encima del asfalto. Entre el slalom de la salida, los cruces para esquivar gente aún peor colocada que yo mismo y subir y bajar aceras, pronto en mi Polar aparecen las ciento ochenta pulsaciones que he decidido mantener como mínimas durante toda la carrera. En un principio el objetivo es estar entre ciento ochenta y ciento ochenta y cinco. Al final la media sería de ciento ochenta y dos con picos de ciento noventa y dos y salvo un pequeño respiro que me tuve que tomar en el kilómetro siete, durante toda la carrera fueron muy estables. Esto significa que hice la carrera a tope, y sólo la motivación extra de haberla sentido como objetivo importante podría haber conseguido que arañara algún segundo. Es por esto por lo que tengo un regusto amargo: aunque el objetivo era bajar mi MMP, no pensé que me iba a costar tanto, por lo que me traigo puesta una pequeña cura de humildad.

Después de la rápida bajada del principio, ahora subimos por el kilómetro tres. Aquí se puede correr con soltura, aunque durante toda la carrera habrá imbéciles que se crucen sin mirar con el riesgo de caída que ello supone. Ocurre como en ciclismo: hay gente que no sabe, (o se la suda), correr en grupo y constituyen un peligro. Después de sufrir a un par de ellos decido que no puedo correr el riesgo de un tropezón y saco la mano a pasear, impidiendo literalmente a alguno de ellos el que se me acerque.

Hemos acabado la subida, ahora bajamos de nuevo, nos cruzamos con las gacelas que encabezan la carrera, ¡que manera de correr chico!, giramos y volvemos a subir, bajamos hasta el kilómetro cinco, giramos y subimos de nuevo, para volver a bajar, y a subir hasta el siete, y bajar de nuevo, esta vez hasta meta... Porque esta el LA GRAN MENTIRA DE ESTA CARRERA, que te promete rebajar tu marca en un minuto, vendiéndote que la meta está cuarenta y ocho metros más baja que la salida, pero te ofrece en sus primeros siete kilómetros un recorrido rompepiernas, sin un solo metro llano, que te impide coger un ritmo constante. Cierto que los últimos tres kilómetros son cuesta abajo, pero ¿y todos esos segundos que te has dejado antes?.

En el avituallamiento del kilómetro cinco tengo una pequeña anécdota: justo cuando voy a coger una botella de agua un corredor me adelanta y literalmente me la arrebata de las manos de la voluntaria, (no vi mala fe en ello, simplemente iba más rápido y saco la mano antes), pero al ser sólo un diez mil prefiero no parar y acabar sin beber. Unos metros más adelante un chica me toca en el brazo y me ofrece su botella: "te he visto que tenías intención de coger una botella y no has podido". Era una chica a la que recordaba haber adelantado algo antes, y que se descolgó nada más darme el agua, por lo que tuvo que sprintar para ofrecérmela. Muchísimas gracias amiga.

Encaro todavía con fuerzas la cuesta, (otra más), del kilómetro cinco. En todo momento voy pendiente de no pasarme de pulsaciones, para ello acorto algo el paso, procurando mantener una cadencia no muy baja. Creo que hago lo correcto, fuerzo, no a tope, cuesta abajo y regulo hacia arriba, manteniendo en todo momento la misma sensación de esfuerzo. En la rotonda del kilómetro seis después de otra cuesta abajo el gemelo derecho empieza a molestar. Ya lo hizo hace unos meses en forma de contractura que tuve que tratar con el fisio, y parece que se ha reproducido. El dolor aumenta rápidamente y me hace temer que me obligue a parar, aunque por suerte no fue así y se mantuvo el resto de la carrera en unos límites tolerables, sin que tuviera la sensación de estar arriesgando una lesión.

A pesar de las precauciones, la apuesta que he hecho es fuerte, y cuando llego a la cuesta del kilómetro siete el alma se me viene abajo: es mucho más larga de lo que la recordaba: de frente veo una hilera interminable de corredores marcando el camino a seguir. Recuerdo la afirmación de mi amigo Malagueta: "si sales vivo del kilómetro siete de esta carrera harás buena marca", pero hablar de llegar vivo arriba se me antoja exagerado. A lo más, llegaré aún con algún pequeño signo vital... Cuando corono y giro hacia la derecha veo que las pulsaciones están disparadas, tengo que recuperar algo de resuello y durante quinientos metros "me dejo caer". Como es de esperar las pulsaciones apenas se recuperan, pero la sensación de ahogo disminuye y mi respiración se hace más regular. Volvemos al tajo.

Kilómetro ocho, sigo con buena media. Hasta aquí, he ido sólo con unos pocos segundos de adelanto sobre mi mi anterior MMP, basta entonces con mantener el ritmo, y lo veo posible, pero si quiero darle un buen mordisco a esa marca es aquí donde hay que apretar. A partir de este momento intento aumentar paulatinamente el ritmo, buscando ese esquivo, y difícil de conseguir, equilibrio entre la distancia hasta meta y la utilización optimizada de las escasas fuerzas restantes. Modestamente creo que soy bueno en eso. Pocas veces mido mal y suelo tener la cabeza fría para analizar la situación, valorar mis fuerzas reales y saber qué decidir en cada momento con ellas. En el kilómetro nueve voy al límite, ya no hay cambios de ritmo posible salvo ese par de segundillos que siempre se pueden arañar a la vista del arco de meta y que se consiguen más por las ganas de acabar de una vez que por las fuerzas que a uno le quedan. Ahora es tiempo de mantener el paso y esperar no haberse equivocado. Veo un arco: "no es ese, Carlos", veo otro: "tampoco". "¡Aquel, el del fondo: ¿no ves el reloj?!". Con el escaso riego que aún me llega al cerebro atino a tocar un botón de mi pulsómetro: el del lap, en lugar de el stop, por lo que el crono sigue corriendo. Unos segundos después me doy cuenta del error y lo paro. A la espera de los resultados oficiales habrá que calcular la marca a ojo.

diploma_canillejas_2008

Tiempo de sobra nos da la organización para ello: más de veinte minutos parados, de pie derecho para recoger una bolsa espartana, con una camiseta de algodón, un trofeo de los que tenemos cientos y una coca-cola sin cafeína, de esas que no se venden y se regalan a las organizaciones de las carreras. Otro detalle indigno de la organización el hacernos sentir como borregos tanto tiempo. Suerte que ayer la temperatura fue agradable.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Credenciales para Canillejas

Romper1 Pues este domingo corro en Canillejas, a mayor gloria de don José Cano, impulsor y artífice de una de las más masificadas, y en mi opinión, caras carreras del calendario en cuanto a la relación calidad-precio que ofrece, si bien admito que cada uno es libre de ir donde le plazca y pagar el pastón que crea conveniente, y de hecho esta será la tercera vez que me "retrate" con Don José. Pero hoy no es momento de hacer sangre. Mis críticas, de haberlas, serán después de correr, pues para esta edición se han anunciado importantes mejoras en una organización que en años anteriores a mí me ha parecido indigna para el tamaño del evento y la recaudación obtenida. Y si este año esa organización ha mejorado, pues a envainársela y a reconocerlo. Nada me haría más feliz.

El tema de hoy es que a las buenas sensaciones del pasado domingo en la Media Maratón de Alcorcón se suma el "peaso" de entreno de ayer, cuya imagen podéis ver encabezando la entrada.

Describo. Un total de casi trece kilómetros así repartidos: más o menos tres de calentamiento suave. Sin solución de continuidad, unas rectas para estimular las fibras rápidas, (esto referido a mi musculatura tiene guasa), y de nuevo sin solución de continuidad, cuatro arreones de dos mil metros con un "descanso" entre ellos de doscientos metros al trote. Total, por no aburrir al personal, aparte de calentamientos y rectas me han salido ocho kilómetros más o menos a cuatro minutos cincuenta segundos, sin forzar en exceso y viendo como entre arreón y arreón, en esos escasos doscientos metros de trote que me llevaban casi minuto y medio, las pulsaciones bajaban a un ritmo más que aceptable.

Según volcaba los datos a mi ordenador recordaba un comentario de Yoku no hace mucho: "Carlos, es la hora de darle una buena lijada a esa marca en diez mil". Y a la vista de las sensaciones del pasado domingo, de las gráficas de pulso y los ritmos de ayer y de la sensación de "comodidad" en que me moví en unos y otros, la idea se fue abriendo paso en mi mente. Total, si servidor tiene acreditados cuarenta y nueve minutos cinco segundos, le valdría mantener durante diez kilómetros el ritmo de esos arreones, cosa que veo posible, para rebajar su marca en más de medio minuto. Teniendo en cuenta que el Maratón de San Sebastián no es un objetivo "per se", que simplemente vamos a acabarlo, y que el ritmo de seis minutos por kilómetro al que he quedado en salir en él con Lander creo modestamente que es bastante cómodo, a falta de quince días no creo que me perjudicara en exceso forzar más de lo inicialmente previsto este domingo.

Así que si nada se tuerce, el lunes tendré que modificar la parte izquierda de mi blog para hacerle sitio a una nueva MMP... O tendré que comerme el marrón de dar la cara para que me sacudais por fanfarrón, que todo es posible.

Solución: el lunes.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Media Maratón de Alcorcón

09112008490Para escribir, salvo que seas exigente, y no es el caso, se necesita realmente poco: una mínima dosis de inspiración, algo que contar y ganas de hacerlo. De lo primero nunca he estado sobrado. De lo segundo sí, pero últimamente tengo muy poco de lo tercero.

Y bien que lo siento, porque por el camino se me han quedado entradas jugosas, como ese rodaje de casi dos horas del pasado lunes a las seis de la mañana, con dos grados bajo cero y después de no dormir en dos días. O el segundo entrenamiento en pista de mi vida, el pasado jueves, con resultados tan distintos del primero. Quizá lo cuente un día de estos aunque se pierda la frescura de la inmediatez, o no. Dependerá de las ganas que tenga, que como digo, son escasas.

Pero hoy sí estoy casi obligado a escribir: ayer corrí en la mejor compañía posible y con mejores sensaciones de lo que intuía, la Media Maratón de Alcorcón, y aunque nada salió como estaba previsto, acabé muy contento. ¿Qué era lo previsto?, pues yo había hablado con Lander sobre cómo tomarnos este media. El pretendía hacer simplemente una tirada larga de cara al inminente Maratón de San Sebastián, incluso haciendo un calentamiento de unos cuantos kilómetros suaves para completar el total de los veinticinco prescritos por su míster, y empleando en la media propiamente dicha unas dos horas. Con esas intenciones me presento en Alcorcón, donde habíamos quedado una buena cantidad de paquetes del foro de ElAtleta.com. El día amanece fresco pero claro, lo que auguraba una excelente temperatura durante la carrera, como así fue. El dorsal me lo había recogido previamente Pedro, (Jordan en el foro), y la entrega de chips fue casi instantánea. Poco a poco llegamos todos, (Lander le pone algo de suspense al asunto), y entre risas y bromas se nos pasa el tiempo de hacer esos kilómetros "extra" que él pretendía. "Bueno, los hacemos al final", suelta alguien irónicamente... Total, que el calentamiento se reduce a un par de vueltas lentas a la pista, unos breves estiramientos y la simpática foto, (pirateada sin permiso a Jordan), en primera línea de salida que veis arriba: donde generalmente domina el color amarillo de los corredores del Menorca y el oscuro de los keniatas henos allí a casi todos los paquetillos en pose de comernos la carera, y de paso haciendo literalmente esperar a los buenos, pues apenas quedaban un par de minutos para la salida, el tiempo justo de volver a nuestro sitio real, el que nos hemos ganado duramente con nuestro esfuerzo en no mejorar: el fondo sur de la carrera. Esta está bien organizada, lo que tiene mérito pues es puramente urbana, con infinidad de cruces a vigilar, pero salvo un pequeño incidente con una conductora que decidió hacer caso omiso a un voluntario, no hubo, que yo sepa, ningún incidente.

El recorrido no es especialmente bonito, y en parte discurre por un polígo industrial. No hay demasiada gente, pero la que se acerca a ver la carrera es animosa, lo que se agradece mucho. Como decía, la idea es hacer sobre las dos horas. Los dos o tres primeros kilómetros más o menos salen a ese ritmo, pero pronto la cabeza del pelotón se acelera. Angela, (Angie en el foro), está muy fuerte de cara a Donosti y estira el grupo aumentando paulatinamente el ritmo sin que nadie se atreva a frenarla, antes al contrario, tal es su poder, que con un ligero giro de cabeza y un "vamos", nos pone a todos en fila sin atrevernos a chistar. Total, que lenta, pero inexorablemente el ritmo va subiendo casi kilómetro a kilómetro, lo que hace que el grupete pierda alguna unidad. Sólo entre el quince y el dieciséis, en el que hay una pequeña cuesta, baja un tanto..., para subir luego aún más...

En lo personal me sentí muy bien. Mucho mejor de lo que pensaba. Mi habitual anarcoplan había dejado paso en las últimas semanas a un rodar cuando, cómo y al ritmo que se pudiera. Ni fraccionados, ni tiradas largas, ni controlados... Sólo un par de días había hecho unos arreones con el fin de eliminar en parte la sensación de pesadez que tengo, mezcla de subir montañitas, como diría mi amigo Lander, y de no trabajar más que a ritmos lentos. Y no obstante, ahí estoy, rodando fácil, a cinco y poco, con las pulsaciones relativamente controladas y buenas sensaciones musculares. Aunque soy consciente de que vamos más rápido de lo previsto, al encontrarme bien apenas miro el Polar, y cuando lo hago sólo presto atención a las pulsaciones y me despreocupo del ritmo, por lo que hasta el kilómetro diecinueve no me percato de que estoy en tiempos de hacer una "buena marca". De hecho, estoy seguro que de haber salido ayer a disputar y no haber perdido ese par de minutos en los primeros kilómetros tranquilos y habiendo forzado un pelín en los últimos habría conseguido MMP con una cierta facilidad. Así que al entrar en meta entero, sin apenas haber sufrido, en una hora, cincuenta y dos minutos, veinticinco segundos, segunda mejor marca en media de mi vida, me hace sentir una tremendamente bien. Cierto que el día era propicio para correr, el circuito rápido, (aunque no ideal), y que el ir acompañado hace que los kilómetros pasen a veces sin darse cuenta, pero aún así mi moral ayer subió como la espuma de las cervecitas que nos tomamos después.

La organización, como ya he dicho, muy buena, nos obsequió en meta con una completa y útil bolsa del corredor que incluía agua, una bandeja de fruta, calcetines técnicos, camiseta, bollos, bolsa de hombreras... Además de las consabidas revistas y propaganda. También había avituallamiento líquido más que suficiente, puestos de fisioterapia... Al acabar en una pista de atletismo puedes relajarte tranquilamente en el campo interior de hierba, lo que es muy agradable. El único pero que le pongo a la organización es la falta de alfombrilla en la salida, aunque como esta era ancha y apenas éramos seiscientos corredores tampoco hubo mucho descuadre entre los tiempos netos y oficiales.

Después de comentar la carrera, de la que todos salimos muy satisfechos, y estirar tranquilamente, pues el día no se prestaba a prisas, y las que teníamos ya las habíamos dejado en el asfalto, nos relajamos en la terraza de la cafetería del propio polideportivo, al solecito, con una temperatura de lo más agradable y un tentempié a base de cerveza fresquita, choricitos fritos, alitas de pollo, calamares fritos, patatas bravas...

¿Se puede pedir más?

Sólo me queda agradeceros, una vez más, y no será suficiente, a tod@s los que compartís esos momentos conmigo el estar ahí, a veces incluso fuera de las carreras, donde más se agradece, y el ser como sois. Ayer fuistéis Pedro, (gracias por el dorsal paquetillo), Jorge, (gracias por aguantarnos a nuestro ritmo), Javi, (que no es tan fiero como quiere aparentar, cacho pan diría incluso), Carlos Srv, (gracias por las indicaciones y la llamada), Lander y Lola, (¡qué os voy a decir a vosotros!), Jesús, (mi compi de correrías montañeras, de cuya mano haré el Mam al año que viene), Carlos Darth, (al que dejamos tirado y aún así nos aprecia), y los Angeles, (Angel y Angela), un encantador matrimonio de corredores a los que debo una visita. Se os quiere.