viernes, 21 de diciembre de 2007

Ya está, ya se ha liado otra vez...

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Después de la estupenda experiencia de hacer los 50K Villa de Madrid y el Maratón de San Sebastián en sólo tres semanas, y de correr con muy buenas sensaciones la XXIV Carrera Popular de Aranjuez, era hora de plantear las líneas generales de la nueva temporada. Ya después de los 50K unos cuantos "ultrapacks", nos conjuramos para repetir la experiencia "ultra" en 2008, corriendo de nuevo los 50K Villa de Madrid, esta vez el 30 de marzo, y, al menos en mi caso, "doblar" de nuevo cuatro semanas después corriendo otro maratón, en este caso el Mapoma. El reto añadía algo de "picante" a la participación en el maratón y era de por sí bastante atractivo, pero he aquí que a Zerolito Correpoco se le ocurrió la idea de participar en los 100k/24 de Corricolari, a celebrar a primeros de junio. Cálculo rápido de semanas de recuperación, ramalazo de locura y una expresión tomada del fútbol que aparece en mi mente: "Triple Corona". Antes de darme cuenta, y de dejar de reír por lo atrevido de la empresa para un pobre paquete como yo, ya había dicho que sí

Aún de vez en cuando un pequeño resquicio de cordura pugna por entrar en mi desarbolada cabeza intentando en vano convencerme de que esa vuelta de tuerca más quizá sea excesiva: 100 kilómetros, si bien a ritmo extra-slow, no dejan de ser 100 kilómetros... Posible, es posible, me repito. Duro, porque todo se resolvería en tan solo diez semanas, pero posible. Tomada la decisión comienzo a planear la estrategia a seguir. Evidentemente me olvido de "disputar" ninguna de las tres carreras, intentar mejorar mi marca en maratón quedaría para el otoño, pero asumo que este próximo año el Mapoma forzosamente tiene que ser tranquilo. Desde ahí quedarían seis semanas hasta los 100k/24 de Corricolari, tiempo suficiente para descansar y hacerlos con una cierta garantía.

Pero hete aquí que Spanjaard I "El Liante" vuelve a hacer de las suyas, y nos comienza a inundar de nuevo nuestras bandejas de entrada con su cantos de sirena: ¿qué tal una prueba distinta?, ¿qué tal estar un día entero corriendo, sin distancia predefinida, en un circuito de kilómetro y medio al que puedes dar diez o cien vueltas?, ¿hasta donde estás dispuesto a llegar?. Aquí lo explica mejor.

Primer problema: las fechas elegidas son el 10 y 11 de mayo, ¡sólo dos semanas después del Mapoma!

Segundo problema: me lo estoy pensando...

domingo, 16 de diciembre de 2007

XXIV Carrera Popular Villa de Aranjuez

Búsquese un buen circuito, perfectamente medido, llano y bonito. Añádese el apoyo de las instituciones y patrocinadores. Aderécese con buen trato y cariño hacia el corredor. Mézclese todo con la ilusión que proporciona una ORGANIZACION con mayúsculas y tendremos una carrera como esta.

Poco me voy a extender en analizar esta estupenda carrera. Podría repetir lo que de ella dije el año pasado en esta entrada, pero sería injusto por mi parte, puesto que si el año pasado la organización rozó la perfección este año casi la ha conseguido, cuidando y modificando algún pequeño detalle, lo que dice mucho del Club Marathon Aranjuez, que lejos de dormirse en los laureles ha conseguido hacer de esta una edición dificilmente superable. A diferencia del año pasado, en este había alfombrillas de salida y carteles con la marca a buscar a fin de evitar en lo posible agobios y empujones en la salida. En su web se avisaba sobre los atascos en la entrada de la ciudad que retrasaron la salida en 2006 y se proponían itinerarios alternativos para entrar en Aranjuez. Aún previendo la demanda de dorsales, agotados en poco tiempo, no han caído en la tentación de masificarla en exceso, fijando el tope en 3.500 inscritos, cifra que en mi opinión es el límite para que esta carrera no pierda su encanto. No sólo se preocupan de los corredores "de pago", sino que desde dos horas antes hay carreras para todas las categorías. Siendo el precio de 10€, el valor de la bolsa del corredor fácilmente triplique esa cantidad. Según escribo esta crónica recibo un correo con mi clasificación y puestos generales y por categorías... No puedo por menos que comparar esta carrera con otras como la de Canillejas, (aquí va una sonrisa entre cínica y socarrona).

Un detalle positivo más, este ajeno, (supongo), a la organización: el año pasado leí quejas acerca de la poca implicación de la hostelería arancetana con la carrera cuando ella es una de las beneficiadas de la visita de corredores, amigos y familiares. Pues bien, ayer, al menos en El Rana Verde, donde quedamos a comer un buen puñado de foreros de ElAtleta.com, existía un "Menú de la Carrera", tan exquisito como económico.

Hecho el inciso, si además te acompañan la climatología y un buen puñado de amigos, y coincide que uno tiene el día de cara, pues todo se conjuga para pasar un estupendo día de atletismo y amistad.

Llegaba a Aranjuez sin un objetivo claro. Después del Maratón de San Sebastián apenas he corrido, por lo que mi estado de forma era toda una incógnita. No obstante, al manifestar Lander su intención de hacer sub-50', vi la manera de que me perdonara la dolorosísima derrota que le infligí en los pasados matracos, así que me apunté a ese carro con la duda de si podría mantener el ritmo hasta el final.

Por aquello de los imprevistos uno tiene la costumbre de salir temprano de casa, por lo que a las diez y cuarto ya tenía mi dorsal prendido en el pecho a la espera de la aparición de los amiguetes con los que iba a pasar un día delicioso. No tardaron en ir llegando poco a poco, aunque ya van siendo tantos que no voy a nombrarlos sopena de correr el riesgo de dejarme a alguien en el tintero, sí lo haré con Elmorea, totalmente camuflado, y que tuvo que quitarse alguna que otra capa para que pudiera reconocerlo... Hechos los pertinentes saludos y preguntas acerca de las intenciones de cada cual, (mira que somos mentirosos los corredores: que si qué poquito hemos entrenado esta semana, que si me duele el gemelo, que si apenas he dormido...), repartidos los grupos que íbamos a hacer y establecidas las estrategias era el momento de calentar. Diez metros de trote suave y ¡zas!, pinchazo en el adductor. En otras circunstancias lo hubiera achadado al frío, a las casi dos horas de coche..., pero esa ha sido la única lesión que he tenido este año y me tomé muy en serio el aviso, tanto que barajé no salir si la molestia persistía lo más mínimo. Afortunadamente con unos buenos estiramientos y un cuidadoso calentamiento la molestia desapareció.

La salida fue algo lenta. 3.500 corredores son muchos, y tardamos en cruzar la alfombrilla. El primer kilómetro es un contínuo culebreo entre codos y suelas de zapatilla que amenazan tus espinillas, cruces inesperados de gente que no sabe el riesgo que corre/provoca, pero muy buen ambiente en general. Es lo que tiene ser paquetillo: uno se mueve en una zona de carrera en la que las marcas se relativizan mucho y lo importante para la mayoría es pasarlo bien. No obstante Lander y yo decidimos salir de la calzada y correr por la acera paralela, en la que en vez de corredores tendremos que esquivar árboles y farolas que al menos suponemos que se estarán quietos, pero incluso esta está demasiado concurrida. Al menos podemos cumplir el objetivo: el primer kilómetro, codazos incluídos, cae en poco más de los 5' previstos. A partir de ahí, y gracias a la perfecta medición del circuito intentamos mantener el paso.

Mi cuerpo tarda siempre unos kilómetros en estabilizarse aún manteniendo el ritmo constante. Es una sensación que ya conocía y que incluso reflejan las gráficas de pulso, siempre irregular en esos primeros momentos, así que he aprendido a no hacerle mucho caso. En el kilómetro tres me da la sensación de que no voy a aguantar toda la carrera a ese paso, (aunque me encuentro mejor de lo que pensaba), pero se que eso va a ser temporal, así que simplemente me preocupo de comprobar si Lander me sigue. A la espera de esa estabilización intento tomarme mi "trabajo" en serio, manteniendo un ritmo constante, abriendo huecos y marcando el paso un metro por delante de Lander, al que oigo jadear, quizá demasiado fuerte. A partir del kilómetro cuatro o cinco mis piernas han cogido el ritmo y me encuentro sorprendentemente bien. Mi MMP en 10K es de 49'05'', apenas cinco segundos por kilómetro más rápido que ahora, y sin embargo la sensación es de correr fácil, sin forzar: una verdadera gozada. Disfruto del magnífico recorrido de la carrera, de sus bucólicos paisajes, cuajados de hojarasca otoñal, de la ribera del río, del sonido de las pisadas de cientos de zapatillas en el asfalto... La carrera se me hizo corta, cómoda y gratificante.

Periódicamente miro a Lander, intentando adivinar hasta qué punto su rictus se debía a puro cansancio y si podría apretar aún algo más, pero me da la sensación de que va al límite, así que procuro al menos no perder tiempo con la esperanza que el "efecto meta", nos haga recuperar esos segundos que a buen seguro perderemos en la pequeña cuesta del kilómetro ocho. Al coronar dicha cuesta y pasar por el kilómetro nueve veo que nos quedan sólo 4'40'' para cumplir el objetivo. Según veo a Lander vamos a estar justitos, justitos... Pero el "efecto meta" funciona, y en un sprint favorecido por la ligera pendiente a favor, conseguimos ese segundo sub-50' de Lander ¡por dos segundos!: 49'58'' marca su reloj nada más cruzar la meta.

Tardamos más tiempo en quitarnos el chip que en recoger las bolsas, que en este caso son unas estupendas y aprovechables mochilas dentro de las cuales hay una buena, (aunque algo cantosa), camiseta técnica, con posibilidad de elegir talla, y un estupendo y completo avituallamiento teniendo en cuenta que hablamos de un 10K. Desgraciadamente no llegamos a tiempo de recoger una maleta de Skip, sí, sí, el detergente, que sin embargo sí se llevan como premio los primeros cientos de corredores. Una lástima no habernos ido con parte de "la compra" hecha.

Hacía fresco, frío según algunos blandengues, así que después de una revitalizante y calentita ducha quedamos en el restaurante para tomar unas cañas. Cuando llego, los peques ya están comiendo acompañados de sus madres, mientras los corredores deliberamos y contamos nuestras batallitas mientras tomamos una cervecita. Pobres mujeres de corredores, arrastradas a una afición no siempre compartida, ocupándose de niños, bolsas, y ropa de calentamiento. Soportando las neuras de sus parejas... Santas, santas...

La comida de lo más agradable: como decía, un buen y abundante menú del que dimos oportuna cuenta sin titubeos. Una sobremesa que se demoró casi hasta que nos echaron y una despedida que siempre se antoja demasiado pronta. Por el camino queda la envidia de no poder compartir más de estos momentos: ¡los dientes largos se me ponían mientras oía a la gente quedar para la San Silvestre Vallecana!, por eso procuro aprovechar bien los que sí puedo compartir.

Ahora sí que la temporada ha terminado, pero eso será motivo y excusa para otra entrada.

martes, 11 de diciembre de 2007

II Edición de los Matracos "a muerte"



El domingo celebramos en San Agustín del Guadalix la II Edición de los Matracos "a muerte", continuación de la exitosa I Edición celebrada en julio.

Para los que no frecuentéis el hilo de Los Paquetes, en el foro de ElAtleta.com os aclaro que los "Matracos" son, como decirlo..., bueno, realmente no son más que una excusa para juntarnos unos cuantos amigos para tomarnos unas cervezas y comernos todo aquello que se nos ponga por delante, en esta ocasión una buena barbacoa rematada con un delicioso chuletón. Previamente, a medias porque también nos gusta esto del correr y por mantener a salvo nuestra conciencia por lo que ocurrirá después, nos hacemos un rodaje de 12 kilómetros por un paraje de ensueño: El Mesto, trepando por una pequeña carretera que al poco se convierte en camino que a su vez acaba en vereda apenas hollada y que discurre por las primeras estribaciones de la Sierra de Guadarrama, cubiertas de una tupida mezcla de encinas y arbustos. El rodaje es suave, y sirve de aperitivo para los Matracos propiamente dichos: un mil "a muerte" entre los asistentes al evento, organizados a la sazón en grupos de nivel lo más homogéneos posible y que se desarrolla en la magnífica pista de San Agustín del Guadalix.

Para rematar, organizamos una carrera de chupetines, con sus dorsales, bolsa del corredor... No faltó detalle.

La curiosa denominación de "Matracos" viene del nick de un forero de ElAtleta.com, especialista en la distancia, y que en esta ocasión tuvo el detalle de acompañarnos a fin de comprobar que la prueba a la que da nombre tuviera la suficiente enjundia como para permitirnos usarlo. Esperamos haber estado a la altura.

Lo que sí estuvo a la altura fue la comilona. Con Lander haciendo de perfecto anfitrión y maestro de ceremonias, Dani Blay se enfundó en el uniforme de cocinero y se dedicó a cuidar el fuego, preparar el rescoldo justo, darle la vuelta y aderezar la carne en el momento apropiado para que esta guardara todo su sabor y estar pendiente de ese "punto" exacto que realza ese sabor sin que se pierda jugosidad. El resto, a modo de apoyo moral, no les dejamos solos mientras trasegábamos cerveza tras cerveza.

La comida fue larga, (y convenientemente regada, os lo aseguro), y la sobremesa más. Nadie se fue antes de las siete, y dicen las malas lenguas que a alguno lo tuvieron que despegar con agua caliente cerca de la medianoche, que si no no se iba...

En resumen, atletismo bien entendido, mezcla de deporte, gastronomía y amistad que forzosamente hace las delicias de quien lo prueba. ¿Para cuando la III Edición?

P.D. En cuantito pueda, el vídeo.

martes, 4 de diciembre de 2007

Otra reflexión


Como continuación y complemento al pensamiento de ayer, y con el firme propósito de que a partir de mañana, y hasta nueva indignación por mi parte, esto vuelva a ser un blog de atletismo, os pego el enlace a una hermosa reflexión de Rosa Montero, en la edición digital de El País de hoy: Recuerda.

El delicioso artículo de Rosa Montero nos viene a "echar en cara" que solemos ser solidarios y generosos con aquella "pobre gente" que vemos asolada por desgracias y hambrunas en paises que a veces no sabemos situar en el mapa. La percepción de sus desgracias quedan tamizadas por la distancia y sus ecos nos llegan amortiguados como el lejano trueno de una tormenta lejana.

Pero no es necesario ir lejos para encontrar dramas humanos que frecuentemente nos pasan desapercibidos, cuando no rechazados, por el hecho de que se nos aparecen a la vuelta de la esquina, bajo un raído manto de pobreza y marginalidad que invade incómodamente la privilegiada y egocéntrica visión de nuestro particular "way of life". Miremos con atención más allá de prejuicios, colores y costumbres.

A partir de mañana, vuelta a lo prosaico. Prometo.


lunes, 3 de diciembre de 2007

Vergonzoso




Acabo de leer esta noticia en la edición digital del periódico El País: la Cibeles iluminada, y no salgo de una mezcla de asombro y vergüenza por permitir que se perpetren contínuamente crímenes similares. Quiero aclarar que no es mi intención hacer proselitismo ni partidismo alguno: circunstancialmente esta es la noticia que he leído esta mañana, pero podría referirse a otra administración regida por otro partido político. Ningún Ayuntamiento, Gobierno o Administración está libre de pecado en este tema. Tampoco voy a ser tan populista como para estar en contra de que existan partidas presupuestarias destinadas a festejos y celebraciones, pero todo tiene un límite, y estos gastos injustificados en fastos innecesarios, en autobombo de los ¿logros? propios, (cuando no en vídeos calumniando al oponente), o la propaganda aburrida que nadie lee y que empapela nuestras ciudades con cargo a nuestros bolsillos me parecen bochornosos e inmorales. No deberíamos permitir un despilfarro semejante cuando hay tantas formas mejores de gastar esas cantidades, y desde esta humilde tribuna así lo denuncio. Un ejemplo de destino para esos 400.000 €:



Siempre he dicho que somos el cáncer de este planeta, pero en realidad somos aún peores.